Es el Estado…Arde Chiapas en Guerra contra el zapatismo

La guerra en Chiapas: Es el Estado, es el gobierno de Morena, de AMLO. Están provocando una guerra en Chiapas para justificar un ataque integral contra el zapatismo. El brutal ataque en curso contra las comunidades zapatistas de Chiapas, contra el Zapatismo, es aterrador. Ahora mismo (compartimos textos de Luis Hernández Navarro, Gilberto López y Rivas) un despliegue paramilitar de terror incendia, asesina, destruye y amenaza. Las imágenes del Fotoreportaje de Luis Enrique Aguilar publicado el 24 de agosto en DesInformémonos relatan lo que viven las comunidades desplazadas por el terror planificado. Se coordinan (y confrontan, según un libreto perverso) con la Guardia Nacional y, claro, con el Cartel Jalisco Nueva Generación, con el ERPI, el ERI …también se intercambian brazaletes para que, como ya es una táctica reconocida, no se sepa quién es quién. Un día son guerrillas de izquierda (que seguramente las habrá), otro paras (que los hay y son del poder), otro, Guardia Nacional y fuerza pública (que tiene complicidades y se sirve de todas las anteriores), o lo que sea. El Estado mexicano en coordinación y complicidad (siempre la ha habido) con narcos, terratenientes y gremios económicos, genera, promueve y orquesta conflictos y confrontaciones para desatar una guerra total en Chiapas, para legitimar un ataque integral contra el zapatismo que incluye el terror y la guerra, la propaganda (ver textos y entrevistas abajo) y la conquista de mentes y corazones para legitimar su presencia y extenderla a nombre de «restablecer el orden». La guerra tiene un componente de propaganda y propagandistas que se presentan como ¨objetivos» y bien informados. La versión de una guerra contra AMLO desde el narco y los zapatistas la están fabricando con una perversión de datos aterradora que involucra al EZLN («guerrilleros») con el Cartel Jalisco Nueva generación. Es absolutamente repugnante y burdo. El gobierno, que impulsa ésta propaganda de la guerra empieza a promover su versión de víctima. AMLO, el agresor, es la víctima! Se va a defender y el clamor para que lo haga, está siendo fabricado.

Era de esperarse. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se inició con un ataque ideológico y la implementación de una burda estrategia de descrédito y mentiras contra el EZLN que logró reclutar a gran parte de la (siempre dispuesta y disponible) «izquierda progre». A pesar y en contra de toda evidencia, ésta izquierda de bolsillo se enamoró de la 4T (la Cuarta Transformación) de AMLO, de su manejo de medios y de ese ya bien conocido y recurrente contagio voluntario: «es de izquierda, es nuestro, hay que darle tiempo, haga lo que haga está bien y quienes se opongan son enemigos del pueblo» (y el pueblo son ellxs, claro!). Por ejemplo, AMLO puso como Secretario de Ambiente (Ministro) de su Gabinete a Victor Toledo. Un recalcitrante y agresivo anti-zapatista (seguramente esa fue una de las principales razones para ubicarlo en ese cargo). Toledo es uno de los ideólogos y principales propagandistas del ataque de la «izquierda» contra el zapatismo y un hombre capaz de estar en todas partes, según convenga y al mismo tiempo. Es fácil de entender. AMLO y su gobierno tienen la función de restaurar a fuerza de imagen y discurso transformador, la legitimidad del putrefacto Estado Mexicano. Hacerlo y a la vez, aún más importante, impulsar e implementar, a nombre de esa transformación, como proyecto revolucionario y de izquierda, todo el modelo extractivista, modernizador de acumulación y despojo. Con el derrumbe de la legitimidad del PRI, PAN, Partido Verde, PRD (del que viene AMLO), AMLO y Morena aparecen como redentores para que todo cambie y todo siga igual…¡NO! mucho peor. Ya lo está demostrando.

Bajo la administración de AMLO se puede y se está haciendo todo lo que los demás desde la derecha no pudieron alcanzar. El país se entrega a manos llenas a las élites corruptas, a la institucionalidad mafiosa, a los megaproyectos destructivos, a las transnacionales, a los carteles del narco, que privatizan territorios y bienes a costa de pueblos, culturas y luchas… Sin la menor duda, en esta fase del capitalismo, el narcotráfico es una fuente de todo: finanzas, terror, pretexto de militarización, despojo territorial, represión y ganancias incalculables para todos los socios. El Megaproyecto es el denominado bajo el eufemismo repugnante: «Tren Maya». AMLO fue aprobado y electo por la maquinaria político-electoral mexicana para implementar éste proyecto. No es tren y penetra para destruir y someter territorios, pueblos y organizaciones Maya.

Por eso, el EZLN anunció «Nos defenderemos«, con firmeza. Por eso y en silencio, el territorio zapatista procedió a extenderse y a consolidarse…»y rompimos el cerco». Por eso el gobierno y el Estado Mexicano hacen que arda Chiapas y están en proceso de implementar un plan de guerra integral contra el zapatismo encubierto (burdamente) como conflictos internos, narcotráfico y guerra entre toda clase de actores. Es la guerra de AMLO para el poder del capital mafioso-fascista-transnacional y progresista, contra el zapatismo. Seguramente la mayor promesa de AMLO al poder para que le permitieran llegar a Presidente, aún más grande que el Tren Maya, es acabar con el zapatismo aparentando que eso no es lo que quiere (a veces). Habrá todavía muchxs, demasiadxs, en México y fuera, que apoyen a AMLO a ultranza como el intocable e incuestionable líder de izquierda. Acá lo decimos con quienes lo vienen advirtiendo y señalando con todos los argumentos y evidencias desde hace mucho tiempo. AMLO y la 4T son la guerra a muerte del capitalismo mafioso desde el establecimiento mexicano contra la tierra, contra las autonomías de los pueblos y contra los pueblos zapatistas y el EZLN. Las traiciones a Emiliano Zapata las encabezaron personajes de los que AMLO y su séquito son herederos. Francisco Madero encabezó y se aprovechó de la Revolución Mexicana para derrocar a Porfirio Díaz y llegar al poder prometiéndole a los más ricos terratenientes de siempre que no entregaría tierras a indios y campesinos que dieron sus vidas y sacrificios para recuperarlas. Lo prometió a los embajadores de EEUU, de Francia y de España. Fue, a nombre de la revolución, el Presidente de las oligarquías de los imperios. Ésta traición logró que la revolución se entregara a los que el pueblo derrotó, contra quienes luchó Emiliano Zapata. Hoy, el EZLN y los pueblos zapatistas de Chiapas están sufriendo la traición anunciada con el terror, la guerra y la mentira. El Tren Maya, la 4T, AMLO y sus progres, son enemigos de los pueblos y de la tierra, con máscaras de revolucionarios. Hoy más que nunca, hay que apoyar al zapatismo que tanto nos ha inspirado, enseñado y apoyado en las luchas de los pueblos desde Chiapas.
¡Viva el Zapatismo!, ¡Viva el EZLN!
Pueblos en Camino.
¡Así No! Dominación y Despojo

Arde Chiapas

Arde Chiapas. Los dueños de los paramilitares les soltaron la rienda y, envalentonados, hacen de las suyas. Atacan con armas de fuego a las comunidades rebeldes, se dan el lujo, como en Santa Martha, de exhibirse con armas y uniformes y desarmar agentes de la policía estatal preventiva.

Apenas este 22 de agosto, un grupo de transportistas pertenecientes a la Organización Regional de Cafeticultores de Ocosingo (Orcao) que viven en el municipio de Oxchuc, encabezado por Tomás Santiz Gómez, disparó, saqueó e incendió dos bodegas de café de bases de apoyo del Ejército de Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en la comunidad de Cuxuljá, municipio rebelde de Moisés Gandhi (Ocosingo, en la nomenclatura oficial).

Cuxuljá es un pueblito a pie de la carretera que une San Cristóbal y Ocosingo. Está rodeado de ocho municipios autónomos zapatistas y es cruce de diversas comunidades. Estuvo ocupado por el Ejército hasta 2001. Los uniformados se retiraron de esa posición para cumplir con las tres señales que el EZLN exigió al gobierno de Vicente Fox para restablecer el diálogo.

El retiro de las tropas no pacificó la zona. Tan pronto como el diálogo fracasó, por la aprobación de la reforma constitucional sobre derechos y cultura indígenas que incumplió los acuerdos de Andrés, comenzaron las agresiones del grupo paramilitar Orcao contra las bases rebeldes de esa comunidad. Su objetivo fue ocupar el territorio dejado por la tropa.

La Orcao no siempre fue así. Durante algunos años tuvo una estrecha relación con el zapatismo. Sin embargo, rompió este vínculo entre 1997 y 1999, y su dirección comenzó a disputar la base social rebelde, con apoyos económicos y puestos en el gobierno para sus dirigentes. Con la llegada al gobierno del estado de Pablo Salazar (2000-06), el conflicto escaló. En 2002, las agresiones de la organización de caficultores contra las bases zapatistas se intensificaron dramáticamente, al punto de destruir un mural insurgente. Se convirtió en fuerza paramilitar.

La Orcao se formó en 1988, con 12 comunidades de Sibacjá, en el municipio de Ocosingo. Al poco tiempo se sumaron a ella otros poblados, hasta casi sumar 90. Sus demandas originales consistieron tanto en la búsqueda de mejores precios para el café (en 1989 se desplomaron drásticamente) como en la solución del rezago agrario. Influida por el trabajo pastoral progresista, en 1992, en el contexto de la conmemoración de los 500 años de resistencia indígena, negra y popular, reivindicó la autodeterminación indígena, se opuso a la reforma al artículo 27 constitucional y exigió libertad, justicia y democracia (https://bit.ly/3goUvWS).

Sin embargo, sufrió una imparable descomposición. Prácticamente fue expulsada de Unorca en 2015. Dividida internamente, dos grupos pelean su dirección, el de José Pérez, ligado a los Verdes y al control de transporte de pasajeros, y el de Juan Vázquez, comisionado para la reconciliación en el gobierno de Juan Sabines, más orientado a lo productivo. Aliados a los gobiernos en turno, sus líderes han disfrutado, para su beneficio personal, de puestos en la administración pública. Muchos de ellos fueron parte del PRD, del PVEM y ahora de Morena.

Existe una larga historia de agresiones de la Orcao contra Cuxuljá. Como resultado del levantamiento armado, las bases de apoyo del EZLN (un grupo colectivo de 539 campesinos) fueron beneficiadas con mil 433 hectáreas expropiadas a finqueros. Cuentan con un acta de entrega-recepción de tierras de la Secretaría de la Reforma Agraria.

Los zapatistas trabajan la tierra en colectivo y se niegan a parcelarla individualmente. Aseguran que hacerlo sería como volver a 1994. Sin embargo, un pequeño grupo de la Orcao, que abandonó la comunidad y vendió sus casas, apoyado originalmente por el Ejército y la policía, insiste desde hace 19 años en fraccionar el predio, sacar certificados y vender individualmente lo que es producto de una lucha en común.

Los ataques contra las bases de apoyo del EZLN por la Orcao han sido una constante. No se limitan a Cuxuljá, sino que abarcan varios municipios. El último se efectuó el pasado 23 de febrero en Chilón, cuando la misma Orcao, los Chinchulines e integrantes de Morena violentaron y secuestraron a representantes comunitarios, como represalia por participar en las Jornadas en Defensa del Territorio y la Madre Tierra Samir Somos Todas y Todos (https://bit.ly/3leg3cs).

Estas agresiones se han efectuado, regularmente, en el marco de ofensivas gubernamentales para tratar de debilitar al zapatismo y contener su avance. No son producto de pugnas intercomunitarias, sino resultado de una estrategia de fabricación de conflictos internos por parte del Estado. Los gobiernos en turno (aun el actual) apoyan a la Orcao con recursos económicos, proyectos productivos (muchos de ellos ganaderos), cobertura política e impunidad policial, para tratar de erosionar y desgastar al EZLN.

Apenas hace un año, los rebeldes anunciaron la creación de siete nuevos caracoles adicionales a los cinco existentes, con lo que en total cuentan con 43 instancias de autogobierno, sin relación con los órganos de gobierno oficiales. Adicionalmente, ha anunciado su rechazo al Tren Maya y al Corredor Interoceánico. La nueva batalla de Cuxuljá y la imparable guerra de los paramilitares de Chenalhó son parte de una estrategia de contención contra ese avance del zapatismo. Una estrategia que no parece preocuparse por incendiar el estado.

Luis Hernández Navarro
La Jornada
Agosto 25 de 2020
https://www.jornada.com.mx/2020/08/25/opinion/017a1pol?fbclid=IwAR1dEn2jx5ANJibpVB3_6qw75RWmcGeDF1eRlaxu-yBXUPgwf5RegS5AA_E
Twitter: @lhan55

Alto a la guerra
contra las comunidades zapatistas


El pasado sábado 22 de agosto del año en curso, paramilitares de la Organización Regional de Cafeticultores de Ocosingo (ORCAO), robaron e incendiaron casas de Bases de Apoyo Zapatistas en la comunidad rebelde de Moisés Ghandi, en el municipio de Ocosingo, Chiapas. Hay que recordar que en febrero pasado, esta misma organización junto al grupo los “Chinchulines” e integrantes del partido MORENA en la región, violentaron y secuestraron a integrantes del Congreso Nacional Indígena (CNI) cuando realizaban acciones para conmemorar un año del asesinato de nuestro compañero Samir Flores Soberanes.

Los nuevos ataques contra las Bases de Apoyo Zapatistas son parte de una escalada de guerra en la región, marcada por la intensificación de acciones de grupos paramilitares y del crimen organizado, así como una campaña de desinformación y guerra mediática contra el EZLN; todo lo anterior en medio de la lucha en defensa del territorio ante megaproyectos como el mal llamado Tren Maya y la propia emergencia sanitaria por el coronavirus.

Desde el Colectivo Paso Doble, llamamos a las organizaciones de la sociedad civil nacional e internacional, a las Redes de Resistencia y Rebeldía y a todas las organizaciones hermanas, a estar atentos, pronunciarse y realizar acciones de solidaridad ante esta nueva etapa de la guerra.

Al EZLN y al CNI – CIG les manifestamos nuestra total solidaridad.

Colectivo Paso Doble de Apoyo a la CNI CIG
Gilberto López y Rivas
https://www.facebook.com/gilberto.lopezrivas.7
Agosto 25 de 2020

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