«Pacificación» o revolución molecular en minga de esta «república invivible «
“A este país lo pacificamos a sangre y fuego”, anunció el ministro ante el congreso de la república de Colombia. Un gobierno ilegítimo, minoritario y rechazado por el pueblo, pero apoyado por élites, por jerarcas de la iglesia católica, por el poder imperial encabezado por Estados Unidos y por huestes serviles, enardecidas, manipuladas, entrenadas y armadas para defender y hacer respetar la decencia, el orden, las instituciones y la obediencia debida al poder de unos pocos. Convicción fanática e ignorante que permea y penetra desde el poder estatal y económico-moral hasta los padres de familia y “jefes del hogar” de ricos a empobrecidos temerosos de dios y del patrón. Exterminar la chusma de vándalos y terroristas, un deber justo y sagrado (y también remunerado) recibe el apoyo y la resonancia creativa de los medios de comunicación. La orden es presentar el caos, el desorden, el irrespeto y el abuso con rostro de indios, pobres, negros, ignorantes y desechables. Por el bien del país es hora de la cobardía envalentonada, justificada y armada: acabar a sangre y fuego con los que sobran y se han atrevido a reclamar justicia, sus derechos, sus autonomías, su libertad y otros absurdos como tierras, educación, salud, vivienda y respeto: ¡atrevidos!
…y proceden a pacificar a sangre mentira y fuego…
Esto, precisamente esto es lo que está sucediendo en la Colombia de siempre hoy. Las palabras fueron pronunciadas por José Antonio Montalvo, ministro de gobierno de Mariano Ospina Pérez ante el congreso en 1947. La masacre fue orquestada, organizadas las tropas, los discursos, ubicadas las víctimas, perfilados los líderes, diseñada la propaganda y el terror que paraliza y moviliza a cometer la masacre. Jorge Eliécer Gaitán, anti-oligarca, líder popular y cabeza del partido liberal es excluido de la primera conferencia panamericana que diera origen luego a la nefasta OEA, bajo el control y dominio de los EEUU. Durante la conferencia, es eliminado del todo, asesinado y el pretexto se da para que el anuncio del ministro convertido en orden se ejecute: “La violencia”. Entonces como hoy la policía asesina sale a masacrar y a violar con el apoyo de la gente decente, las élites, los jerarcas, el ejército y el pueblo sumiso, obediente, armado, enardecido y cobarde. Es el orden contra el caos. La autoridad contra la chusma. Tras 10 años de masacre y guerra y ante la resistencia organizada del pueblo, las élites se reúnen y firman un acuerdo, una alianza desde arriba. Un Frente Nacional que regresa todo al orden debido. La chusma ha sido derrotada. Quienes se acogen al acuerdo de los de arriba y se desmovilizan, son señalados, excluidos y asesinados. Ha vuelto la paz de Montalvo, de Mariano Ospina y de Laureano Gómez, los fascistas en coordinación y alianza con la paz de los liberales Lleras, Santos, López, Turbay. El país es de ellos. La chusma es masacrada o lucha para servirles y lo único posible, el estado, la autoridad se consolidan. Los cien años de soledad y olvido se prolongan, se legislan y los enriquecen desde el uso legítimo del poder y de la fuerza. El patriarca no ha muerto. No muere: mata y pacifica a sangre y fuego.
El campesino-congresista boyacense César Pachón presenta evidencia del proceso de pacificación a sangre y fuego en la masacre que debió ser del sur de Cali contra la Minga indígena. A Alison que apoya el paro, hija de policía la violan y la matan los policías por orden del estado. En Siloé se cometió una masacre. La policía (nadie olvida chulavitas, cóndores y los demás) ha recibido ordenes, ha sido entrenada, se coordina con paramilitares armados y entrenados y “hacen el trabajo” juntos. El ejército ocupa las ciudades y está listo. No comienza la pacificación con la insurrección del 28A. Ya se viene ejecutando desde hace meses, años, siglos…siempre. Las más de 6 mil víctimas reconocidas y documentadas de los falsos positivos ordenados por Uribe Vélez y ejecutadas por el ejército (entre muchas otras aún negadas y encubiertas, pero ciertas) ilustran la persistencia, sofisticación y extensión de esta maquinaria de pacificación sangrienta que hoy articula mejor (mucho peor) que nunca fuerzas públicas con el “uso privativo de la fuerza” y fuerzas paramilitares coordinadas con estas para el terror y la masacre. Todo al servicio de una obscena generación de tierras, mercados, poder y ganancias de origen legal e ilegal en un proceso de acumulación que articula los más poderosos intereses transnacionales con el gamonalismo-mafioso-decente-criminal-paramilitar de Colombia. En 1940, siendo presidente, Laureano Gómez Hurtado, abierto defensor del fascismo y nazismo (aunque luego lo ocultara para satisfacer a los EEUU) dijo: “¡…llegaremos hasta la acción intrépida y el atentado personal… y haremos invivible la república!”
No se repite la historia. No son iguales los contextos ni los personajes, ni la insurrección. Pero el recurso al terror y a la masacre. La justificación enardecida de la misma. La propaganda convertida en verdad inapelable. El racismo y el derecho indiscutible al privilegio, al orden y al poder persisten y se profundizan actualizándose. Los que nos desprecian para enriquecerse se sienten otra vez ofendidxs.
Es necesario señalar esta realidad hoy 16 de mayo de 2021, día 18 del paro nacional porque el fascismo y la masacre, lo mismo que las negociaciones y los pactos que nos someten y pacifican a sangre y fuego y también con la máscara de la civilidad y la ley son recursos para someternos y negarnos. No podemos avanzar hacia nuestra liberación desde la insurrección y el paro si no reconocemos aquí y ahora que la pacificación a sangre y fuego está siendo desatada y resistida y también que los acuerdos que refuerzan el orden de antes, de siempre, no cambian absolutamente nada ¿Están haciendo invivible la república para asfixiar la insurrección y restaurar el orden? ¿Cómo enfrentar esta amenaza aquí y ahora en Minga y desde lo que hemos aprendido?
El 15 de mayo, día 17 del paro, la policía siguió vandalizando y quemando para culpar a las movilizaciones con ayuda de los medios comerciales de propaganda del régimen. Ya el 29 de abril el comandante de la policía nacional felicitaba al ESMAD para tapar con mentiras su rol asesino. Con una granada aturdidora le destrozan el cuello y la vida a un joven en Popayán, ciudad que estalla por la violación y suicidio de Alison mientras el gobierno anuncia la militarización de esta. Enardecido el ministro Molano de la pacificación anuncia que va tras quienes incendiaron la URI donde fue violentada Alison y tras quienes quemaron Medicina Legal, donde se iba a hacer la autopsia que esclarecería la evidencia de violación policial. El primer acto fue la ira justa del pueblo contra una institución criminal, el segundo, un montaje institucional para encubrir como lo hicieron, por ejemplo, con el Palacio de Justicia. Ibagué estalló día y noche. Bogotá salió a la calle y la fuerza crece, desborda, estalla. Así por todo el país mientras las máquinas de masacre y destrucción de cuerpos y vidas son adquiridas y usadas por la policía de la pacificación (ver el texto de Zibechi en Desinformémonos). En medio de esto, un Frente de la guerrilla hostiga anoche a Jambaló, corazón de la Minga en el norte del Cauca. No hubo heridos ni muertos, pero los pacificadores agradecen ahora mismo esta acción que legitima su intervención de terror como respuesta al ataque.
Pero hay que levantar la frente de las movilizaciones para mirar horizontes y ello impone llegar lejos para entender y estar cerca. Un reportaje maravilloso le da la palabra a campesinas y campesinos que defienden desde hace años y sin comandos y vanguardias el agua y el territorio desde Valparaíso, Caquetá enfrentando la soledad, a Pacific Rubiales, a Emerald Oil, las leyes, los gobiernos, la policía, la propaganda de medios, los disparos del ejército por la espalda, la persecución judicial, las cárceles. No estaban en paro ni eran más de 15 millones como los somos ahora y todo esto enfrentaron y así lucharon. Siguen luchando. Pacifican para eso, para vender y regalar por una parte del negocio ríos, tierras, riquezas, trabajo, ahorros…todo. El paro no empezó el 28A. Eso sería negar las luchas. Ayudarles a enterrar en el olvido lo de tanto tiempo, todos los días. Todo eso debe recordarse, reconocerse, hacerse ira, inspiración, agenda, experiencia. Hay que escuchar a un pueblo que no ha parado de luchar y no negarlo con la lucha de ahora.
Sí se trata de una revolución molecular disipada. Una profesora habla a un auditorio lleno en la Universidad de Antioquia. Una mujer con la camiseta de la selección Colombia se graba sola en un vehículo que va conduciendo. Unos muchachos afro cantan tomando turnos mientras un celular los graba en un lugar de la costa. La gente habla en las marchas, en las casas. Ahora mismo mientras escribo, pienso ante el espejo de este computador. Los discursos no se transmiten (o sí), no se comparten (pero también) y esta rabia, estas opiniones, este hartazgo, estas dudas por cómo seguir desde la decisión de no parar de parar, esta primera línea que va hasta la última va asumiendo una fuerza que aunque haya existido siempre, ahora se vuelve (tal vez) camino.
Nos han obligado a ser todas y todos a fuerza de señalarnos, de escogernos, de querer comprarnos, de matarnos, de darnos un empleo, de reconocer a unxs y hacerles famosxs para negarnxs a todxs. Nos han empujado a no obedecer, a aprender a no seguir a ciegas, a tratar de entender, a voltearnos hacia las memorias del olvido…y eso está lleno de fuerza que no es de nadie porque es de cada quien en individual, en colectivo, en Minga, en paro. Una revolución Molecular Disipada. Cierto: lo que Alexis López señala como amenaza y Uribe el matarife como pretexto para pacificar sin límites es en realidad una fuerza incontenible en ciernes. Nos estamos acordando de lo que nos han hecho olvidar. Estamos dejando de ser lo que quieren que seamos y por eso nos matan (dice Arturo Escobar).
Asumir el desafío. Habitar el olvido. Ni protagonismos, ni silencio. Ni avanzar, porque el progreso roba y mata, ni mirar hacia arriba porque no podemos reconocernos acá y más abajo. Ni trepar para ser importantes, o líderes, o famosxs, ni agacharnos. Minga: esto es de todas y de todos. Ni negociar para tener precio que nos compren con un poquito, ni creer que cada quien sabe y puede solx para seguir compitiendo y no escuchando. Decir esto antes, hace poco, muy poco, era absurdo, ridículo. Lo absurdo ahora sería no reconocerlo. La vigencia de esta palabra tiene un nombre: Estamos en todas partes. Cuando a Melike Yasar del Movimiento de mujeres de Kurdistán le preguntaron durante el Encuentro Nacional de Mujeres en la Argentina por el rol de las mujeres en la revolución desde Kurdistán y Rojava, ella explicó: “No compañera, la pregunta es ¿cual es el rol de los hombres? porque ésta es una revolución de las mujeres”. La liberación de las mujeres, del patriarcado milenario, es LA revolución. Somos todas y todos o vamos siendo en la medida en que nos asumimos ¿Quién lidera esto? Pues lo que queremos y tenemos que lograr. Lo lidera la madre tierra que todo lo da y todo lo ha parido. Aquí estamos, entre escuchar arrasadxs el himno nacional con el fervor que nos provoca y sin querer, ponernos la mano en el corazón para seguir adulando hasta las lágrimas el estado, lo que está, o deconstruir el himno como acá se escucha debatiéndose entre el pueblo unido y el entusiasmo que recluta a lo de siempre. La Madre tierra que es, ha sido y podrá seguir siendo Revolución Molecular Disipada, si a los dueños del poder se les acaba su tiempo y sus estados. Ya hicieron invivible esta república, por eso nos levantamos y no podrán pacificarla si cada quien y en todas partes entre todas y todos, con sabiduría y en colectivo, echando mano de saberes y memorias para reconocer y enfrentar prioridades nos dedicamos a tejer sin dueños.
Convoquemos desde este lugar de la Madre Tierra en paro a una Minga global por la vida y la libertad. Invitemos a todas las fuerzas revolucionarias, moleculares, disipadas a compartir experiencias y saberes que nos cuenten y nos muestren cómo se han organizado para su seguridad y protección sin policía ni ejército. Cómo se han equivocado. Cómo han fracasado y empezado o no de nuevo. Cómo han generado sistemas de auto-gobierno participativo y confederado. Cómo ejercen justicia que restaure el equilibrio y la armonía y repare. Cómo se alimentan con soberanía con la tierra y los territorios con saberes y sabores propios dejando atrás la chatarra y el veneno. Cómo aprenden y saben y no se dejan domesticar por escuelas y universidades del privilegio para el dominio y la mentira. Cómo han transformado la vivienda de propiedad mercantil del espacio y por ello de la normalidad de destechadxs al derecho diverso, creativo y compartido. A la pregunta con sorna y desprecio ¿cómo se va a poder sin Estado, sin poder, sin capitalismo? Le hacemos minga para responderla como siempre de hecho siempre y ahora ha tocado hacerlo. En cambio, ya sabemos la respuesta a ¿cómo se puede vivir bajo los estados, el capitalismo y el poder? No se puede.
Cantaora negra, madre linda, canta ese alabao que acá resuena y con-mueve, himno desatando cadenas…
Emmanuel Rozental
Pueblos en Camino
16 de mayo de 2021
Día 19 del Paro Nacional