Plan de muerte lanza señalamientos y falsedades poniendo en riesgo inminente a indígenas del Cauca

Siguiendo un libreto y un guión prefabricados en el mismo estilo y dando continuidad al programa “la Desarmonización, la flecha del conflicto” de Séptimo Día, Caracol TV  y comportándose como un sicario de la (des)información y, claramente con la intención de generar desprecio y de poner en riesgo inminente e inmediato las vidas de individuos, comunidades y procesos, Herbin Hoyos, en una reciente edición de su programa radial “A la carta”, dedica hora y media a una “entrevista” con un individuo que se identifica como indígena Nasa y ex-mando de las milicias del Sexto Frente de las FARC en el norte del Cauca. En realidad Hoyos y su “testigo” se ciñen meticulosamente a un guión prefabricado para presentar una serie de puntos de propaganda en una farsa evidente en un grotesco “formato periodístico”. Como ya es costumbre en Colombia con este tipo de señalamientos mal preparados y pobremente diseñados (no exclusivos pero sí característicos del señor Álvaro Uribe Vélez y sus cómplices), algunas verdades a medias sacadas de contexto se pronuncian en medio y al servicio de presentar como ciertas mentiras atroces. El programa está hecho desde y para quienes odian al movimiento indígena y desprecian a las Farc.

Uribe y su séquito, incluido Herbin Hoyos, a la extrema derecha

Entre las intenciones más evidentes destacamos:

La de denigrar de la Guardia Indígena, de su dignidad, consciencia, compromiso, valor, humildad y amor por el territorio, ejemplares. Pretenden quienes con Hoyos y su “testigo” fabricaron este atentado terrorista que Colombia acepte que se denigre no cualquiera, sino uno de los más hermosos y claros ejemplos de dignidad, vida, autonomía y resistencia en medio del horror.

El de hacer un señalamiento contra las autoridades indigenas del norte del Cauca en su conjunto poniendo énfasis contra Feliciano Valencia y contra un ex gobernador, entre otros. Aunque, de ninguna manera pretendemos plantear que estén libres de contracciones y errores, Hoyos y su cómplice no buscan señalar éstas contradicciones y faltas con el rigor mínimo del periodismo investigativo serio. A todas luces, se trata como en el ya sentenciado programa de Séptimo Día, del asesinato político y moral público de toda la dirigencia indígena de la ACIN y del CRIC y de retomar el odio contra Feliciano Valencia, justamente durante la campaña político electoral de éste al Senado.

De la misma forma, el “testigo” y su contraparte de esta farsa teatral, muestran su desprecio descomunal contra las Farc y contra la paz. Tampoco estamos defendiendo a ese movimiento que viene reconociendo y asumiendo sus faltas y crímenes de guerra cometidos y que son objeto de procesos de reparación, justicia y perdón pactadas (bien o mal) con el gobierno de Colombia (mientras que las contrapartes en la guerra se niegan sistemáticamente a asumir su responsabilidad y se arrogan el derecho de juzgar y señalar). Señalamos en cambio, que quienes prepararon el libreto al que Hoyos y su entrevistado se ciñen, presenta de manera tan grotesca y a todas luces exagerada asuntos como el abuso de las mujeres por parte de las FARC, que lo dicho logra a la escucha de cualquiera con un mínimo de respeto hacia las mujeres, la paz y la vida, el efecto contrario al que se proponen quienes diseñaron este horrible espectáculo desinformativo. Si lo que se proponían era señalar a las Farc por el maltrato a las mujeres, en realidad terminan, planteando y plasmando lo que cabe en sus mentes enfermas, señalándose por ello a sí mismos en su desprecio y perversidad misógina hacia las mujeres enmascarada como defensa de las mismas.

La “prueba” de fondo de este “testigo” y el propósito esencial de este señalamiento criminal en clave de testimonio y entrevista, es el de “demostrar” sin lugar a dudas el matrimonio entre las Farc y las autoridades indígenas (no sólo el de algunas en ciertas circunstancias). Ahora resulta que la actitud en general digna, autónoma, valiente, de este movimiento durante décadas a un costo en vidas, sufrimiento que no tiene como reconocerse y presentarse de manera suficiente, para hacer justicia a tanto sacrificio y dignidad; ahora todo esto pretenden transformarlo en una conspiración entre víctimas y victimarios. En realidad, lo que hubo fue una lucha constante y permanente desde el movimiento indígena y su liderazgo más reconocidos bajo el mandato y orientación de las asambleas y congresos, por transformar una guerra atroz en un camino de diálogo para la transformación social requerida y aún pendiente y lejana, respeto a la vida, defensa de la autonomía, justicia y reconocimiento de territorios y pueblos. Consecuencia de esta actitud y de la insistencia en el diálogo por el que muchos indígenas arriesgaron y sacrificaron sus vidas fue la firma de acuerdos de respeto mutuo que se ratificaron de cara al país y al mundo.

Justamente estos acuerdos son presentados por el “testigo” y por su co-guionista Hoyos, como pruebas de la complicidad entre las Farc y el movimiento indígena. Para quienes no lo saben y quieran creer esta distorsión de la verdad, en medio de la guerra, la dirigencia indígena optó e impuso el diálogo a las Farc, logrando superar la lógica fundamental de este movimiento insurgente en el sentido de que el único camino para transformar una realidad injusta era el de tomarse el poder a través de una revolución armada, rechazando y atacando a quienes no compartieran esta postura. Más allá de posturas y actuaciones individuales, el movimiento indígena como tal y las autoridades, respondiendo al mandato de las bases, defendieron siempre una salida a través del diálogo sin sacrificar jamás el respeto a la autonomía, al territorio y a su dignidad.

En síntesis, el libreto de este acto criminal con consecuencias potencialmente letales en un país en el que están asesinando luchadores y luchadoras sociales, tiene autores y beneficiarios evidentes en el contexto político electoral actual. Los mismos que estaban detrás del mencionado programa de Séptimo Día, también de Caracol. Los mismos que heredando el racismo colonial reactivado pretenden despojar, masacrar y someter a los pueblos indígenas a partir de su odio y desprecio incontenibles. Para ellos y ellas, los pueblos indigenas merecen ser esclavos y son un estorbo para el progreso y la civilización. Buscan además retomar el camino de la guerra y lo están logrando. Son intolerantes respecto de cualquier salida negociada al conflicto armado, así ésta no modifique de hecho nada de la estructura de poder ni del modelo económico que les garantiza sus privilegios. Esa es la derecha fascista de Colombia. Este programa sigue el libreto de esta derecha fascista de manera detallada. Ante todo, reitera su agenda, sus odios y sus propósitos. Para no mencionar más, basta con que el lector digno y respetuoso busque en los archivos periodísticos los discursos de por ejemplo: Juan José Cháux Mosquera, ex gobernador del Cauca, ideólogo y comandante paramilitar; la irresponsable y siempre irracional Maria Fernanda Cabal; el condenado y corrupto ex ministro del Interior Fernando Londoño Hoyos y, común denominador, líder e inspiración de estos personajes nefastos y de muchos otros, el expresidente y coordinador de odio, corrupción, terror y guerra, Álvaro Uribe Vélez.

El contexto en el que se prepara y se hace público este falso positivo propagandístico seguramente enmarcado en un macabro plan de terror y muerte que es urgente denunciar y detener, es el de un país que se hunde en una crisis social, política, económica, causada por quienes se han beneficiado de sus privilegios adquiridos y protegidos a sangre y fuego. Privilegiados y élites con poderosas contrapartes transnacionales que ejecutan un plan de terror y guerra durante la actual campaña electoral para generar el terror que necesitan y fomentar así el camino de un orden autoritario, militarista y fascista que les permita acumular ganancias enormes, conservar y ensanchar sus riquezas y mal habidas propiedades (tierras por encima de todo), asumir un poder total incuestionable al servicio de sus ganancias, sustentado en una ocupación militar y paramilitar de todo el país con el respaldo enardecido de masas confundidas y manipuladas por el odio, el orden y el fervor hacia sus líderes.

Al interior del movimiento y proceso indígenas del Cauca, el contexto no es menos difícil y exigente. Se trata de retomar el control territorial ahora debilitado y cuestionado, fortalecer la Guardia Indígena, restaurar y restablecer el carácter asambleario, deliberativo y participativo de todo el proceso a partir de bases y comunidades conscientes, organizadas y actuando en consecuencia. Se trata también de realizar la difícil tarea de poner en su justo lugar lo político electoral frente a la defensa del territorio y de la dignidad. Ello exige reconocer errores y contradicciones de manera franca y abierta y de realizar los cambios que se necesiten para no seguir cayendo en las manipulaciones de este post-acuerdo que encubre confunde, promueve ambiciones personales y captura con dineros, proyectos y promesas. Se trata en síntesis de retomar el camino que le ha permitido a estos pueblos pervivir durante siglos frente al odio y al desprecio que se expresan en este acto de propaganda asesina que denunciamos y rechazamos. Al señor Hoyos y a su “testigo” Nasa, lo mismo que a Caracol y a quienes prepararon y pretenden beneficiarse y actuar a partir de este acto vandálico, les manifestamos con pleno conocimiento de causa que estos hechos que señalan y pretenden argumentar con verdades a medias son fabricaciones de su imaginación enferma, al servicio de quienes han llevado a este país por el camino del desangre, la miseria, la injusticia y la guerra. Ojalá la palabra y la acción en el espíritu de la comunidad y tejidos a la Madre Tierra señalen hoy un camino diferente. El programa “A la carta”, con este acto delincuencial, ha cometido un delito contra la vida, la dignidad, la humanidad, el territorio, la paz y los pueblos. La única justicia posible es la condena de quienes esto perpetraron y planearon y de quienes de esto pretenden beneficiarse. La justicia de un país de los pueblos sin dueños. Sin estos dueños de siempre en su afán de seguirlo siendo.

 

Vilma Almendra  y Manuel Rozental

Ex-integrantes del Tejido de Comunicación ACIN

 Pueblos en Camino

Febrero 6 de 2018

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