Pioyá corazón de la resistencia
Compartimos las reflexiones y recuerdos de algunos amigos del compañero Eider Arbey Campo Hurtado, asesinado el 5 de marzo del 2018, en el resguardo de Pioyá – Caldono. Eider un joven de 20 años, el ‘Chico’, guardia indígena, músico, comunicador, peluquero y amigo. Salió la madrugada del lunes a defender su territorio junto con su comunidad y allí fue impactado por balas de asesinos que le sirven a la guerra contra los pueblos. Porque “la guerra que estamos viviendo, eso no es paz, ¿cuál paz?, eso es pura mentira para mí, si hubiera paz no estaríamos con un compañero caído; quien es hermano, amigo del alma… y la verdad es muy triste que digan que hay paz, que hubo paz. Si hubiera paz no hubieran apuntado, no le hubieran disparado a él. Estoy muy triste por ese lado, que el gobierno haga esas cosas. Paz no hay. Si hubiera paz no estaríamos en esta tristeza. Con los acuerdos de paz si no estoy de acuerdo”. Así lo expresa uno de sus compañeros en medio del dolor que continúa invadiendo al pueblo Nasa y a todos los procesos en Colombia.
Porque como manifiestan desde El Colectivo de Comunicación Indígena Intercultural Pioyá Stereo “La voz de todos”: «Los acontecimientos sucedidos en el resguardo de Pioyá nos permiten concluir que no son hechos aislados sino que hacen parte de una estrategia de guerra que involucra a actores legales e ilegales. Las evidencias encontradas y los testimonios de los involucrados demuestran una sistemática persecución a la autonomía y a la resistencia indígena con la clara intención de destruir el proceso comunitario para que sea vulnerable. Todos los actores intentan lavarse las manos diciendo que los involucrados obedecen a intereses personales. Eso es una mentira descarada. Ellos se sirven de actores individuales para que trabajen al servicio de sus proyectos económicos, políticos y militares. Se sirven incluso de comuneros indígenas que engañados y empobrecidos se venden para matar a sus propios hermanos. Los utilizan para que a través de sus redes de informantes señalen a quienes son un estorbo a sus intereses codiciosos.
Ante eso, hoy más que nunca tenemos la claridad de señalar nuestro camino. No queremos más asesinatos, amenazas y desplazamientos. Nuestro territorio no es un corredor del narcotráfico. Nuestra comunidad no está al servicio de redes de informantes ni de ninguna infame estrategia de guerra. Nuestro pueblo no admite ni admitirá la presencia de cobardes armados que creen que nos pueden intimidar. No les tenemos miedo. Los actores armados deben salir de nuestros territorios y los controles territoriales de la guardia indígena continuarán para defender los territorios ancestrales, la resistencia, la autonomía y la Madre Tierra. La paz que queremos las comunidades no es la paz de las armas que protegen proyectos económicos al servicio de intereses multinacionales. La paz de los pueblos indígenas se construye con los bastones de autoridad al servicio de la autonomía de cada vereda, de cada resguardo, de cada territorio ancestral. Todos nosotros como comunidad somos guardias protectores de la vida. Por eso continuaremos el legado de Eider Arley para honrar su dignidad que es la dignidad de nuestro pueblo.» ¿Así No? Dominación y Despojo. Pueblos en Camino
Eider Arley Campo Hurtado, dignidad de nuestro pueblo Nasa
En el territorio ancestral de Pioyá, el rocío de la neblina cubre los rostros fuertes, las miradas serenas, los corazones valientes y las sonrisas amables del pueblo nasa. La comunidad se encuentra en Asamblea Permanente ante lo ocurrido el 5 de marzo, cuando un grupo armado sacó de la casa del Cabildo a un detenido-informante del ejército, como lo señala la investigación hecha por el Cabildo indígena de Pioyá.
La madrugada de ese día la bulla de la gente alteró a la comunidad para perseguir a los armados. La gente, movida por la dignidad, salió a defender su territorio. Los acontecimientos ocurridos en la madrugada despertaron a la comunidad indígena del Cauca y también la de otros pueblos. La guardia indígena de Jambaló, Pitayó, Quichaya y del mismo resguardo frenaron la huída de los armados. En la persecusión a los armados, Eider Arley Campo Hurtado iba adelante con otros dos comumeros, así lo narró Leider Pito: “Yo iba con una linterna bien buena, iba siguiendo los pasos de los armados, yo iba adelante y él quedó de tercero. Entonces yo iba con esa linterna y me los encontré como a los diez metros. Yo me retrocedo y le digo a los muchachos ¡están aquí, cuidado!. Ahí me tiré al suelo y al instante sonó el rafagazo, estuve tirado en el piso como dos minuticos, el muchacho sonaba quejándose, yo creo que lo hirieron, pensé, pero lastimosamente no lo hirieron, ya estaba sin vida. Yo me fui arrastrando poco a poco y llegué pero ya era demasiado tarde. Ahí quedamos con el finado y los otros siguieron el rastro y los capturaron”.
La guardia indígena capturó a 8 de los perseguidos en dos puntos diferentes, en el mismo resguardo de Pioyá a cuatro de ellos y a los otros en límites entre Jambaló y Pioyá. Estas acciones dignas permitieron convocar a las comunidades del Cauca, despertaron conciencias y corazones en ese momento. Se volvió a sentir la unidad que se vivió en los años 70 como lo manifestó la mayora Blanca Andrade.
Alber Menza otro comunero Nasa, recuerda a su amigo Eider Arley con mucho dolor, reiterando uno de los mandatos colectivos: “Estamos en Asamblea Permanente, porque estamos en una situación muy difícil por los actores armados. Estamos defendiendo el territorio como guardia indígena. La guardia solamente carga el bastón, la pañoleta, eso no más. Eider Arley fue un compañero, un amigo, familiar, músico más que un amigo, era un hermano para nosotros”.
Frente al mal llamado posconflicto que sigue insertando la guerrra en nuestros territorios, nosotros como comunidades indígenas decimos una vez más que no estamos de acuerdo con la paz institucional. Así también lo manifestó Alber Menza, porque: “ya no queremos más muertes, no más grupos armados en nuestros territorios, no más violencia. Que respeten al pueblo indígena”.
También su amiga Francy Edith Caso Liz lo recuerda como “una persona de bien, muy divertido y extrovertido”, porque él participaba en diferentes actividades comunitarias y le gustaba mucho la música: “el tocaba la zampoña y lo hacía hermoso desde el grupo musical de la escuela”. Francy con su corto caminar hoy hace parte del cabildo de su resguardo y comenta que esta lucha se lleva en la sangre, que desde pequeños se les inculca en las familias la valentía de enfrentarse a los grupos armados que quieren desarmonizar la Madre Tierra. Además nos comparte que ahora que es tiempo de política sí se acuerdan de las comunidades por el voto, pero que la comunidad no ha permitido el ingreso de políticos “porque no falta el débil que se deje comprar por una libra de arroz o una hoja de eternit como siempre ha pasado cada cuatro años”.
Por último la compañera nos deja el siguiente mensaje a los pueblos: “No tengamos miedo, porque tal vez cuando estamos en la casa se siente esto, pero cuando uno sale encuentra toda la gente y se siente la fuerza. Puesto que la unidad da fuerza y es mejor estar unidos, sin olvidar a los que caen, porque el compañero Eider va a vivir en cada uno de nuestros corazones”.
Didier Menza, integrante del grupo musical Los Vibrantes de Colombia, con dolor también habló del comunero asesinado. “Arley es un amigo, un hermano. Con ese ‘man’ crecí en la niñez, estudiamos juntos, la recocha. Es muy duro recordar esos momentos, al él lo recuerdo como si fuera ayer. Un compañero muy alegre, muy activo, le gustaba mucho el fútbol, la música, bailar. Él me dijo: ‘Nosotros tenemos que ser algún día grandes como compañeros, como hermanos’. Él me decía tomando, ‘yo quiero ser alguien importante, quiero ser un gran artista’. Él cantaba, tocaba el bajo, estuvo con el grupo Los Vibrantes. Estar ahí es el arte de la vida, no lo es empuñar un fusil”.
Eider Arley como muchos otros y otras nasas se han ido del territorio pero han regresado de nuevo al resguardo. “Arley prestó servicio en la comunidad cuando regresó, él portó el bastón de la guardia indígena y siendo jóvenes orientamos a la comunidad. Él era verraco para hablar, él era franco en decir las palabras, no le dolía nada”, expresó Didier. La palabra, uno de los valores más significativos para el pueblo Nasa, pervive en nuestras memorias por eso ese legado lo debemos seguir caminando con dignidad.
Didier también nos comentó que “la guerra que estamos viviendo eso no es paz, ¿cuál paz?, eso es pura mentira para mí, si hubiera paz no estaríamos con un compañero caído, quién es hermano, amigo del alma, y la verdad es muy triste que digan que hay paz, que hubo paz. Si hubiera paz no hubieran apuntado, no hubieran disparado a él. Estoy muy triste por ese lado, que el gobierno haga esas cosas, paz no hay. Si hubiera paz no estaríamos en esta tristeza. Con los acuerdos de paz si no estoy de acuerdo”.
Finalizó Didier nombrando sus sueños: “A la memoria de él, quiero que mi grupo crezca. No portar armas sino ahora coger más fuerza con un micrófono, con los instrumentos musicales. No con un fusil, no empuñando un fusil en la mano, si empuñamos un fusil siendo jóvenes no estamos en nada, mire las consecuencias”.
En diálogo con José Evelio Hurtado, tío de Eider Arley, nos recordaba que lo vio crecer con esa picardía, con ese chiste y con muchas travesuras: “le llamamos ‘Chico’ porque era chiquitico, bien simpático. Se fue pero seguiremos recordando su sabiduría y talento. Su legado al partir, es que tenemos que integrarnos en lo comunitario bajo la orientación de los mayores sin perder el rumbo. El anhelo de Eider era seguir trabajando y estudiando para llegar a ser gobernador. La paz debe existir desde la familia, porque al estar armonizada, está tranquila y en unidad toda la comunidad, no la paz que se impone desde afuera porque eso para nosotros no sirve”.
El 8 de marzo, luego de la Audiencia Pública realizada el día anterior, se aplicó remedio y se destruyó las armas decomisadas. La comunidad se dirigió a acompañar a la familia de la vereda El Carmen en Pioyá, de donde era oriundo el compañero Eider Arley. Sus amigos músicos, de la guardia indígena, de futbol, de las recochas, sus familiares y la comunidad de Pioyá lo devolvieron a la Madre Tierra con homenajes. Le cantaron, rezaron, presentaron videos y dedicaron mensajes; le brindaron comidas, velas y flores. Durante la noche cada que alguien quería ver a Eider Arley, le encendía una vela y se la colocaba en sus manos para que alumbre su camino de regreso al seno de la Madre Tierra. También Eider Arley quedó sembrado en la huerta de su casa. Así como lo hicieron nuestros ancestros.
Los acontecimientos sucedidos en el resguardo de Pioyá nos permiten concluir que no son hechos aislados sino que hacen parte de una estrategia de guerra que involucra a actores legales e ilegales. Las evidencias encontradas y los testimonios de los involucrados demuestran una sistemática persecución a la autonomía y a la resistencia indígena con la clara intención de destruir el proceso comunitario para que sea vulnerable. Todos los actores intentan lavarse las manos diciendo que los involucrados obedecen a intereses personales. Eso es una mentira descarada. Ellos se sirven de actores individuales para que trabajen al servicio de sus proyectos económicos, políticos y militares. Se sirven incluso de comuneros indígenas que engañados y empobrecidos se venden para matar a sus propios hermanos. Los utilizan para que a través de sus redes de informantes señalen a quienes son un estorbo a sus intereses codiciosos.
Ante eso, hoy más que nunca tenemos la claridad de señalar nuestro camino. No queremos más asesinatos, amenazas y desplazamientos. Nuestro territorio no es un corredor del narcotráfico. Nuestra comunidad no está al servicio de redes de informantes ni de ninguna infame estrategia de guerra. Nuestro pueblo no admite ni admitirá la presencia de cobardes armados que creen que nos pueden intimidar. No les tenemos miedo. Los actores armados deben salir de nuestros territorios y los controles territoriales de la guardia indígena continuarán para defender los territorios ancestrales, la resistencia, la autonomía y la Madre Tierra. La paz que queremos las comunidades no es la paz de las armas que protegen proyectos económicos al servicio de intereses multinacionales. La paz de los pueblos indígenas se construye con los bastones de autoridad al servicio de la autonomía de cada vereda, de cada resguardo, de cada territorio ancestral. Todos nosotros como comunidad somos guardias protectores de la vida. Por eso continuaremos el legado de Eider Arley para honrar su dignidad que es la dignidad de nuestro pueblo.
Colectivo de comunicación indígena intercultural Pioyá Stereo “La voz de todos”
“Morir en este proceso atrae gente y fuerza. Matan uno pero no somos uno”.
Eider Arley Campo Hurtado, dignidad de nuestro pueblo Nasa.
A continuación un fotoreportaje en memoria de Eider Arbey: