Nos pueden y nos van a someter y a exterminar: MonBayer

No creamos medicamentos para indios, sino para quienes puedan pagarlos declaró descaradamente Marijn Dekkers Consejero Delegado y vocero de la transnacional Bayer recientemente. Siguen siendo nazis, como nos lo recordó un compañero al leer esta noticia. No sólo no producen medicamentos para indios y pobres sino que se roban el saber, las plantas, los territorios de los indios para eliminarlos y hacer negocio “curando” a los seres superiores que sí merecen sus productos. Pero ahora, asistiremos, como lo dice Gustavo Duch en la nota que compartimos, a la fusión de Monsanto y Bayer el año próximo. Solamente producirán para los ricos y para enriquecerse, pero además, para eliminar activamente a quienes sobran y estorban al negocio de unos pocos y a su codicia insaciable. Transgénicos, venenos para guerra química, desde el “agente naranja” hasta el “glifosato”entre otras toxinas y agentes biológicos. Marie Monique Robin en su “Mundo según Monsanto” lo documentó con una claridad y evidencias incontrovertibles: Monsanto ha sido un enemigo de la humanidad, de la vida, de la Madre Tierra y un agente de acumulación insaciable al servicio del despojo. Bayer igualmente, produciendo lo que necesitan unos pocos que pueden pagar y excluyendo desde la producción hasta el acceso a quienes enferman y mueren pero no entran en el rango de quienes pueden consumir medicamentos como privilegio. Bayer, desde la aspirina, hasta el Zyklon B, el gas utilizado en las cámaras nazis y el gas mostaza, nunca ha dejado de servir al exterminio y al racismo. Se unen dos transnacionales cuya historia de racismo, terror, muerte, codicia y guerra son incontrovertibles. Al fusionarse, respaldados por una legislación transnacional de despojo global que les da todas las ventajas, país por país (excepto, por ejemplo, Guatemala donde el pueblo se levantó e hizo derogar la ley Monsanto), se consolida el hecho de que no dejarse despojar, enfermar, desplazar, intoxicar, eliminar masivamente por efecto de los productos e intereses de este monstruo equivale a ser enemigos del progreso y del bienestar colectivo (de la raza superior del capital que viene por todo). Era necesario levantarse contra Monsanto y contra Bayer, para defender la vida. Ahora es indispensable hacerlo contra MonBayer. El proyecto fascista tiene nombre propio hoy mismo y amenaza abiertamente con someter y eliminar a la mayor parte de la humanidad. No es una posibilidad: es un ataque, es un riesgo inminente, concreto y abierto!. La vida es lo que está en riesgo. Un dinosaurio, dice Gustavo Duch, que tal vez sea más fácil de eliminar por su tamaño, peso e insaciable apetito si nos ponemos de pie. Pero nada indica que lo haremos! Contra MonBayer ya o frente al exterminio como borregos. Así No! Pueblos en Camino

MonBayer, la debilidad del dinosaurio

Si los tribunales de la competencia no lo echan para atrás, el próximo año asistiremos al estreno de una nueva supermultinacional, MonBayer, o como decidan llamar a la fusión, entre Bayer y Monsanto después de que la primera haya comprado a la segunda. Y bien, ¿qué puede suponer esto?

Una primera respuesta se sitúa en la lógica habitual de lo que puede representar una empresa tan poderosa como indestructible. Encontramos a quienes lo valoran como un paso natural en el devenir de nuestro modelo económico, afirmando que con empresas así, con su «tecnología infinita», con su «capacidad de llegar a cualquier lugar», con su «eficiencia», todo será inmejorable. MonBayer, con sus semillas mágicas y pesticidas infalibles, será el dios que acabará con el hambre en el mundo y un sueño será cada vez más cercano: pedir comida vía Google desde nuestro apple, que sea servida pocos segundos después por un dron de Amazon y ser felices comiendo perdices MonBayer.

También encontramos a quienes, como muchos de mis colegas, explican que la aparición de esta corporación puede suponer resultados bastante trágicos. Después de la fusión entre Dow AgroSciencies y Dupont, y la fusión entre Syngenta y la empresa paraestatal ChemChina el pasado febrero, la operación entre Monsanto y Bayer deja el sector agrícola -el que nos da de comer- en manos de solo tres imperios, todos ellos, por cierto, vinculados desde su nacimiento no con la alimentación o la sanidad, sino con el sector químico (que bien supo encontrar sinergias con la industria de la guerra).

En concreto, en el negocio de las semillas, entre los tres controlan el 60% de las convencionales y casi el 100% de las transgénicas, y aseguran más del 65% de toda la producción de pesticidas. Como dice la investigadora Silvia Ribeiro de ETC, «nos tiene que preocupar la fuerza de estos gigantes industriales para moldear a su favor acuerdos de comercio agrícola, subvenciones y programas rurales, leyes laborales, de semillas y patentes, normativas de uso del suelo, de uso de agroquímicos y hasta gastos públicos en infraestructuras, todo a favor de sus negocios». Es la pérdida total de la capacidad de decidir respecto a nuestra agricultura y alimentación. Solo las abejas y otros insectos polinizadores pueden estar más preocupados que las personas que defendemos este derecho.

DOS MONSTRUOS

Pero, ¿hay algún resquicio que nos permita suponer que sumar dos monstruos en uno haga del nuevo Frankestéin algo tan enorme como frágil, patoso y débil? O, ¿puede ocurrir que estos tres dinosaurios, en su juego de tronos particular, peleen a muerte y el resultado final sea su total extinción?

Bien sabemos que el metabolismo de estas empresas funciona en base a un crecimiento continuo, entre otras cosas porque la devolución de los créditos con los que trabajan les obliga a ello. Hasta ahora buena parte del crecimiento lo han logrado ingiriendo a otras empresas, pero ese alimento se agota y ya se zamparon a las 7.000 pequeñas empresas de semillas que existían hace apenas 30 años. ¿Les queda canibalismo?

De la misma manera, se les acaba la facilidad de disponer a precio barato del ingrediente clave en todos los eslabones del negocio de la agricultura industrial: el petróleo. Pero también el producto por el que apuestan fuerte, los transgénicos, está encontrando techos que hacen que peligre el pago que la deuda de la nueva empresa va a tener que gestionar, unos 60.000 millones de euros. El glifosato, herbicida estrella que forma parte del paquete tecnológico de los cultivos transgénicos, está dejando de ser eficaz y ya se contabilizan 24 ‘malezas’ que lo resisten.

LA APUESTA TRANSGÉNICA

Tampoco le ha hecho ningún bien a sus ventas que haya sido declarado por la OMS como probable cancerígeno. Muchos de estos cultivos, por ejemplo el maíz en EEUU o Aragón, están dando productividades menores de lo esperado. Y desde luego la sociedad civil sigue marcando distancia con estos productos, de hecho la mayoría de países europeos no los autorizan. ¿Se juegan todo a la carta de que el TTIP permita nuevos cultivos transgénicos en Europa o a la entrada de estos desde EEUU?

En cualquier caso, como estamos hablando de lo más esencial, de la alimentación de todos, de la tierra que la permite, de la salud, de respetar el territorio y la cultura que nos acoge, requerimos de un esfuerzo colectivo y creativo para no esperar que los dinosaurios se arruinen en sus éxitos y sea con movilizaciones, boicots y el compromiso con la agricultura campesina, cercana y a pequeña escala, con lo que logremos que esta ocupe el espacio que le corresponde. Generar medios de vida que alimentan y cuidan el mundo.

Gustavo Duch
PALABRE-ANDO
Septiembre 21 de 2016
https://gustavoduch.wordpress.com/2016/09/21/monbayer-la-debilidad-del-dinosaurio/

Nunca se fueron y están de vuelta con todo el poder…

EL MUNDO SEGÚN MONSANTO (Documental)

5 CORPORACIONES TRANSNACIONALES CON PASADO NAZI EMPEZANDO POR BAYER

EDWIN BLACK: IBM Y EL HOLOCAUSTO. 

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