Paro ahora: Entre el fascismo popular y el camino de la liberación

Íbamos en un bus; el vocero del hospital anunció que Lucas Villa de 34 años no mostró ninguna respuesta neurológica. Su cerebro ha muerto. Lucas ha sido asesinado. 
Por la ventana se veía el Viaducto del paro, de la fiesta, de la dignidad, de la ira. 
Se veía el viaducto del sicariato, del fascismo, del homicidio cobarde. 
La hora se puso gris. Nos bajamos del bus sobre el viaducto y cayó un aguacero inclemente. 
De Lucas quedó su palabra la noche anterior al homicidio…»hay que asumir”.
¡Qué tristeza y qué rabia! Muerte cerebral. Homicidio cobarde. Una bala del poder.

Territorio y Minga: Daniel Mendoza escuchó al Tata Pedro Velazco del pueblo Misak y al Gobernador Jhoe Sauca del pueblo Coconuco. Escuchó y compartió desde el respeto, la humildad y la vergüenza. Ahora tenemos que escuchar todas y todos y asumir la vergüenza y la humildad que se hagan tierra y fuerza. El agua es memoria, la memoria es territorio y los pueblos hijas e hijos de la Madre Tierra lo gritan: “Recuperar la Tierra para Recuperarlo Todo”, “Unidad, Tierra, Cultura y Autonomía” y “Liberar la Madre Tierra”. 

“Las semillas germinan en la oscuridad”, nos recuerda Humberto Cárdenas Motta desde el destierro. Somos tierra o somos muerte, desprecio y despojo. Reivindicar derechos dentro de una estructura colonial basada en la codicia, el racismo, el autoritarismo y asumir la superioridad de unos sobre todxs y sobre la Madre Tierra, equivale a seguir intentando incorporar la vida dentro del proyecto que la desprecia, la explota, la mercantiliza y la convierte en propiedad privada, violencia, mentira y terror. Cuando la codicia es sagrada, robar es ley. Explorar, explotar, excluir y exterminar: ruta de la historia que nos niega como tejedorxs al y de territorios, que niega el único gobierno, el único poder, la única libertad: La Madre Tierra. 

Fuente: CasaFractal

Si el Paro se levanta para conseguir dentro del terricidio organizado conocido como Estado-capitalismo-patriarcado, ganamos para perder. Si consigue para liberarnos con la Tierra, como horizonte y compromiso, tiene sentido. Pase lo que pase, la dignidad está de pie gritándonos y presente. Tenemos que cuidarla, reconocerla, protegerla, alimentarla y seguirla haciendo camino. No podemos permitir que el fascismo nos reclute para el terror negando esta dignidad y nuestro rumbo.

Escuchar a los gobernadores. La Minga llegó a Cali convocada en solicitud de auxilio por el pueblo en paro en una ciudad en guerra. La Minga, la guardia indígena, respondieron y pusieron el cuerpo entre la “fuerza pública” y lxs jóvenes en paro. Tres días en los que el terror se redujo. El terror del fascismo. Del Estado. El alcalde ordena que salgan de Cali, del territorio ancestral, de apoyar la vida, la paz, la protesta digna. Los señala, los expulsa, sin señalar ni detener a los policías y paramilitares asesinos. ¡Un alcalde electo expulsa indígenas de un territorio! Impensable, vergonzoso, inaceptable y repugnante. No tiene derecho. Es su territorio y no les puede ser vedado, menos aún por levantarse y arriesgar la vida para detener la masacre cometida por fuerzas estatales. 

Minga: Palabra y acción colectiva, desde la memoria ancestral, como tierra y territorios, en asamblea, para volver a ser territorios y pueblos. 

Cuando se reprime gente, ciudadanía. Cuando se prometen cargos, recursos, proyectos. La trampa funciona porque la ciudadanía es egoísmo que gira frente y en torno al estado. El “carácter burgués” que señaló Hannah Arendt cuando explicó cómo los “padres de familia” normales fueron fácilmente contratados para obedecer como agentes de la Gestapo, de la SS y convertirse en genocidas. Lo fueron desde la banalidad del mal, solamente para garantizar la seguridad y el bienestar de sus familias. Los peores genocidas, ladrones, asesinos. Los más creativos impostores. Los más autoritarios represores. Los más creativos tiranos, surgen del afán de querer y de cuidar a sus familias y defender lo suyo, a sus hijas e hijos, del derecho de ser buenos padres y madres, de hacer lo normal, lo que la ley regula, el derecho a conseguir y a ser propietarios. Pero también se cometen cuando estos mismos ciudadanos y ciudadanas con derechos, bajo el imperio de la ley y del Estado, han sido obligadxs a nombre de lo colectivo, de la familia colectivizada, bajo la misma mentalidad y poder, a cumplir produciendo para el patriarca que ordena y define el bienestar y a nombre de la revolución somete masivamente desde comités y autoridades que montan enjambres de vigilancia y control donde la vida es sumisión y temor. Ordenes en los que la tierra es recurso lo mismo que el trabajo, y la codicia sigue en pie bajo poderes privados o pretendidamente públicos. Una mentalidad sin memoria. Arrancada de la tierra. 

Ahora mismo, en estos días como desde hace siglos desafiada por los pueblos de la tierra, por la Minga donde liberarnos con la tierra impide y protege colectivamente de la captura del obediente fascista que nos habita en la normalidad de las reivindicaciones.

Saber que pensamos y entendemos el mundo desde el orden estatal patriarcal-capitalista y racista es difícil. Requiere de una incomodidad no con aspectos de la normalidad sino con la normalidad que somos y exigimos. 

El fascismo siempre ha sido una fuerza popular. Mientras no lo sea, son algunos fascistas buscando crearlo. Esa transición al fascismo se viene dando y es un riesgo en este momento. Es lo que llaman “poner a la gente a matarse entre sí”. La falta de abastecimientos generada desde el poder de gremios económicos y el Estado o este lo aprovecha, el discurso incendiario explicativo que logra señalar el paro, la insurrección como culpable del hambre, de la falta de gasolina y de toda incomodidad y el racismo instrumental que señala negros, indígenas en Minga, mujeres o pobres como responsables de todo se articula siempre con la acción táctica organizada de fuerzas militares y paramilitares que arman o incitan a armarse a “ciudadanos” no sólo ricos sino de “clases medias” (el carácter burgués no es sólo de ricos). Luego la urgencia de la acción. La explicación simplista y la añoranza de la normalidad reclaman eliminar el obstáculo: salir a matar indios, negros, pobres, jóvenes y gente en paro. Señalar e identificar a quienes estorban y aplastarles es todo lo que se requiere para garantizar el orden y la estabilidad. Cansar a la gente del paro e incitar a quienes luchan y bloquean a reclutarse en la guerra. Convertir en guerra el levantamiento. Enterrar los motivos, el sentido. El problema es la mentalidad sumisa y obediente, el orden estatal, el egoísmo establecido, el orden legal, el derecho a cuidar de mi familia. Bajo esta dinámica, guerra y exterminio o se proponen salidas negociadas y prácticas: un pliego de peticiones, dialogar con el gobierno, con el presidente asesino, aceptar la realidad. 

Se trata de un levantamiento del cansancio y de la dignidad frente al abuso ante al orden fascista ciudadano. Se trata de la tierra y los pueblos que buscan regresar a casa, a los territorios, o de quienes reivindicamos derechos, privilegios y seguridades. 

De acá sale el fascismo y la guerra que promueve el nazismo uribista que se populariza contra la “revolución molecular disipada” o de la Minga de los pueblos con los Territorios para Liberarnos como pueblos con la Madre Tierra. Se trata de la economía de la acumulación bajo el orden Fascista-mafioso nutrido por el narco-extractivismo-financiero-agronegociante, o de hacernos pueblos-comunidad en Minga con la tierra. Aprender a escucharnos en colectivo para cambiarnos críticamente liberándonos del patriarcado.

Hay que resolver lo de suministros y abastecimientos para que no nos recluten al fascismo.

La auto-crítica reclama ahora mismo que el propio movimiento indígena haga una Minga hacia Adentro, la reclaman ellas y ellos, porque la mentalidad mercantil y colonial les ha penetrado con el narco, el estado, la mafiosidad, lo político electoral, la guerra y los proyectos y los ha dividido. Ellas y ellos convocan la Minga para proteger lo que les ha permitido como territorio y Minga-Nunachak, pervivir siglos de agresión y terror y que se encuentra amenazando desde dentro. 

También y mientras las contradicciones reclaman el espejo crítico exigente, responden al llamado del paro y hacen Minga hacia afuera. 

Acá estamos hoy, aún de pie ante el espejo de hijas e hijos de la Madre Tierra, frente a la tentación fascista que avanza y nos hace guerra con la trampa y el manoseo. Acá estamos tentadxs a proteger lo nuestro que nos reclute a los peores horrores a nombre del orden o hacerle Minga a regresar a ser Tierra. En las calles y en las marchas, este es, lo veamos o no el desafío que nos convoca desde el vuelo digno del Paro.

Emmanuel Rozental
Pueblos en Camino
11 de mayo de 2021
Día 14 del Paro Nacional

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