«Me pongo en huelga de hambre para despertar la rabia, despegar el vuelo y aniquilar el sueño»
La huelga de hambre ha sido, es y continúa siendo una herramienta de una lucha larga y justa que sólo terminará con el fin de la opresión. La palabra que titula, recoge la fuerza y es Juan Jerónimo Lemus desde Cherán quien nos da la voz en éste fragmento de su poema. En un excelente artículo publicado por Mapuexpress, Edgars Martínez recoge la historia de la represión del Estado Chileno y de la resistencia del Pueblo Mapuche. Con datos, análisis y conocimiento profundo de los hechos y de los actores, la lógica del invasor al servicio de intereses concretos queda expuesta, al igual que los mecanismos y dispositivos de que se sirve. Contrainsurgencia frente al «enemigo interno», terrorismo y biopolítica, etapas de una misma intención que sigue su curso. Esencial mirarnos al espejo que acá nos presentan desde el Wallmapu y que ayuda a comprender lo que hace Chile y a quienes sirve, así como el hecho de que lo mismo con especificidades avanza y se impone en todas partes.
Tras 163 días de huelga de hambre, los Prisioneros Políticos Mapuche del Estado Chileno racista e invasor, decidieron, conjuntamente con familiares y comunidades, suspender la huelga de hambre. Acá compartimos su comunicado en el que claramente anuncian la continuación de su lucha y asumen los logros alcanzados mientras reconocen abiertamente el largo camino que falta. Mientras tanto, el gobierno de Chile envía una «propuesta» de «diálogo» a la más vieja usanza de los regímenes coloniales con súbditos a quienes de ante mano se les niegan los derechos…empezando por el derecho de existir, pero siempre a nombre del diálogo y de la paz. Propone el gobierno crear una comisión con la casi absoluta ausencia de los propios voceros, prisioneros y comunidades Mapuche. Asigna a dedo a participantes negando de antemano toda legitimidad a este proceso. Acá publicamos la propuesta en la que queda retratado el repugnante régimen tiránico. Habla por sí misma. A ésta responden los PPM con una contra propuesta que también compartimos. Cuando un pueblo indígena exige al estado la aplicación de una ley y tratado internacional y cuando debe recurrir a la huelga de hambre para exigir que se aplique y que se dialogue, ¿qué autoridad tiene ese gobierno y el estado que se niegan a ese mínimo de su propio orden jurídico?
Los PPM de Lebu siguen en huelga. La contrapropuesta espera respuesta de un orden ilegítimo al que se ven obligados a resistir para pervivir. Mientras que esa misma agresión se ejecuta a lo largo y ancho de todo el continente, desde la Isla de la Tortuga hasta el Wallmapu pasando por territorio Zapatista. La fuerza ejemplar de las comunidades Mapuche, de sus dirigencias, vocerías y Prisioneros Políticos, se va tejiendo a la de los pueblos ancestrales en lucha de todo el mundo. Estos Estados Nación están cayendo. Es hora de tejernos en acciones globales por los pueblos y por la vida
¡Marichiwew!
¡Así No! Dominación y Despojo
Pueblos en Camino
De la lucha territorial a la lucha por la libertad.
La prisión política Mapuche como mecanismo contrainsurgente
A la violencia del Estado chileno, la represión policial y el asedio de los terratenientes y las multinacionales, los presos políticos Mapuche utilizan la huelga de hambre sólida y líquida como herramienta de resistencia en sus propios cuerpos. Tratados como “terroristas” y señalados como el “enemigo interno” por los medios del poder económico, los huelguistas entregan su newen (fuerza) para buscar la libertad de su pueblo.
Yo soñé que soñaba:
que fuimos sometidos
y nos gobernaban tiranos.
Me pongo en huelga de hambre
para despertar la rabia,
despegar el vuelo
y aniquilar el sueño.
Juan Jerónimo Lemus, Cherán, México.
Al momento de escribir estas líneas, los presos políticos Mapuche en huelga de hambre viven horas cruciales. Los comuneros en la cárcel de Lebu llevan 50 días sin comer y los de Angol suman 113 días, pero desde el 24 de agosto iniciaron el ayuno seco, quizá la medida de presión más extrema que un ser humano puede tomar encerrado en una prisión. Si bien los presos de Temuco no se han plegado aún a esta iniciativa, ellos ya llevan 42 días en huelga de hambre. Fue gracias a esta medida y a las distintas movilizaciones alrededor del mundo, que el machi Celestino Córdova pudo doblarle la mano a los poderosos y fijó ciertos acuerdos mínimos, a cambio de terminar su huelga.
No obstante, en todo este tiempo el gobierno de Chile ha dado escasas señales para destrabar el conflicto con el resto de los huelguistas, cuestión irrisoria porque el petitorio de estos, que básicamente busca reglamentar la prisión vinculada a causas indígenas bajo los criterios de la legislación internacional, se encuentra enmarcado en el Convenio 169 de la OIT adoptado por Chile hace más de una década.
Para comprender esta situación es necesario explicar las razones de fondo que motivaron el encarcelamiento político de algunos comuneros. La madrugada del 29 de enero, más de un centenar de efectivos policiales allanó violentamente cinco viviendas en el Valle de Elicura, territorio lavkenche del Wallmapu. Entre golpes, forcejeos y vulneraciones a sus familias, se llevaron en calidad de detenidos a Matías Leviqueo, Eliseo Raiman, Guillermo Camus, Esteban Huichacura, Carlos Huichacura y Manuel Huichacura. Aquella misma tarde, todos los imputados quedaron en prisión preventiva bajo la presunta participación en la muerte de un vecino de la zona.
En la audiencia de formalización se pudo constatar que las únicas pruebas en su contra eran declaraciones brindadas por testigos protegidos. Además de ser contradictorios entre sí, los supuestos testigos no lograron establecer un vínculo entre los imputados y el delito. Ignorando estos vacíos jurídicos, los peñi del Valle de Elikura fueron trasladados a la cárcel de Lebu, en la provincia de Arauco, donde se encuentran realizando actualmente su huelga de hambre.
El weichan, la construcción del enemigo interno y la contrainsurgencia
Durante la década del ‘90, la emergencia del movimiento mapuche, en general, y su línea autonomista, en particular, pusieron en crisis por primera vez el carácter monocultural que el Estado – Nación chileno reprodujo a lo largo de su historia moderna. El prolongado tiempo de la chilenización criolla, impuesta a sangre, fuego y ley, y cristalizada con la frase de Augusto Pinochet “ya no existen mapuches, porque todos somos chilenos” fue rotundamente cuestionada por un pueblo dispuesto a transformar su realidad. Las viciadas promesas culturales del gobierno no pudieron contener la autodeterminación mapuche en la vuelta de siglo.
Las recuperaciones territoriales tomaron fuerza, proliferaron las organizaciones políticas y el weichan, tradición histórica del antagonismo mapuche, se convirtió en la praxis de los sectores que comenzaron a desconfiar de la institucionalidad neoliberal. La zona lavkenche cobijó a las primeras manifestaciones de insubordinación colectiva de este periodo: parió a la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) y, con esta, todo un legado de rebeldía que se ramificó hasta la actualidad. Los procesos de reivindicación territorial en el Valle de Elikura, por ejemplo, son producto de toda una generación lavkenche criada y formada en este ciclo de insurrección.
En este contexto, viendo amenazados sus intereses en pleno ascenso del “milagro chileno”, las clases dominantes reacomodaron sus estructuras de poder para hacer frente al resurgimiento de un nuevo “enemigo interno”. El Mapuche en lucha pasó a ocupar el lugar predilecto del terrorista racializado. La criminalización pareció ser la vía más efectiva para hacer frente a esta amenaza “innovadora”. Así, se inaugura lo que podríamos caracterizar como un nuevo ciclo de “Conflicto de Baja Intensidad”, es decir, un escenario de contrainsurgencia basado en mecanismos pasivos y coercitivos de sometimiento, cooptación, explotación y persecución a los enemigos del modelo.
Un conflicto de baja intensidad que encubre una arremetida contrainsurgente y neocolonial sobre el pueblo Mapuche en weichan y que se desarrolla en tres niveles interconectados. En primer lugar, a través de una amplia maquinaria creada por los sectores de poder para arrinconar la resistencia, posibilitando la acumulación por desposesión y la reproducción ampliada de capital. A nivel continental esto se plasma en la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) y el Tratado Transpacífico (TPP-11), entre otras. Y a nivel nacional, en el Plan Araucanía, en los intentos de modificación de la Ley Indígena y en el proyecto de Modernización y Ampliación de la Planta Arauco (MAPA). Estas iniciativas económico-políticas tienen tres objetivos: la apertura definitiva del Wallmapu a las corporaciones transnacionales, el saqueo y la expoliación de los recursos naturales y el sometimiento de la protesta territorial. En definitiva: la subsunción real de la naturaleza, las tramas espirituales y las capacidades políticas de la resistencia mapuche ante el capital.
No obstante, si bien la lógica coercitiva de estos planes proviene de una matriz transnacional movilizada por los intereses del imperialismo contemporáneo, su capacidad operativa reside en el despliegue de una multiplicidad de pivotes nacionales encargados de afirmar la doctrina chilena de “seguridad nacional” contra este nuevo “enemigo interno”. En este segundo nivel se encuentran los numerosos planes de persecución y criminalización que ha impulsado el Estado durante las dos últimas décadas para debilitar al movimiento Mapuche autonomista y acusarlo de “terrorismo”. La “Operación Paciencia” (2002 – 2004) dirigida a desarticular a la CAM, la irrisoria “Operación Huracán” articulada mediáticamente para “descabezar” a Weichan Auka Mapu y nuevamente a la CAM y la Operación Andes (2017), parte de la anterior, con la cual se pretendía vincular a las organizaciones del weichan Mapuche con el tráfico de armas y con estructuras político-militares de diversos territorios. Estos son sólo algunos de los planes conocidos de este nivel de contrainsurgencia.
La construcción de la figura del terrorismo como estrategia de los terratenientes
Pero la “lucha contra el terrorismo” es también la finalidad obstinada de los terratenientes, empresarios forestales y gremios de agricultores de la ultraderecha regional que hoy habitan el Wallmapu. Los herederos del settler colonialism, colonialismo de colonos o de asentamiento, beneficiados por el despojo territorial, el desplazamiento y la subordinación racial del Mapuche, persisten en justificar su presencia histórica, sus propiedades y sus inversiones bajo la defensa de una presunta supremacía blanca nacionalista asociada a una especie de Estado de derecho. Para esto, además de construir la idea del “mapuche terrorista”, se han organizado en grupos de autodefensa paramilitar que amenazan con recrudecer la violencia engendrada por ellos mismos y sus antepasados.
Específicamente para el Lavkenmapu, y para el Valle de Elikura, este plano de la contrainsurgencia se evidencia en la sistematización de datos que sacó a la luz el medio de prensa Mapuche Aukin bajo el titular “El nuevo plan represivo para la franja lavkenche”. En este documento se sintetizan las medidas que el gobierno, en diálogo con los “principales” sectores productivos de la zona, destinarían al sur de la provincia de Arauco con el fin de mitigar los índices de “violencia rural”, categoría mediática a través de la cual se hace referencia a la resistencia lavkenche. La creación de nuevas subcomisarías, la llegada de 100 efectivos a la zona, la presencia permanente de retenes policiales, el arribo de 16 carros blindados todo terreno, un helicóptero y la donación de drones de última generación serían solo una parte del plan represivo con el que se perseguirá a los lov y comunidades que defienden el Lavkenmapu.
El nivel más específico de este conflicto de baja intensidad está relacionado con la prisión política Mapuche. No es un secreto que las cárceles de América Latina tienen color, como señala la antropóloga Rita Segato (2007). Pero no es tan solo eso: la judicialización de la protesta indígena también tiene color. Durante las últimas tres décadas, en Chile se ha sometido de forma sistemática a militantes, dirigentes y autoridades culturales del pueblo Mapuche a largos procesos judiciales que generalmente concluyen en absoluciones o sobreseimientos por falta de pruebas.
Sin embargo, estas causas, famosas por sus inconsistencias técnicas y sus vacíos legales, no tienen necesariamente la finalidad de condenar. Más bien, se busca neutralizar a los combatientes Mapuche, fatigar el movimiento de resistencia y forzarlo a disputar la agenda del gobierno.
Por lo anterior, podemos observar que la prisión política, si bien genera cohesión y ciertos niveles de aglutinamiento socio-comunitario inclusive entre sectores orgánicamente disímiles, presiona al movimiento de apoyo a concentrarse en objetivos inmediatos, descuidando generalmente los fines estratégicos. En este contexto, la liberación de los presos o el mejoramiento de sus condiciones carcelarias pasan a ser, con toda razón, prioridades indiscutibles. Quienes reditúan políticamente de tal situación son las clases dominantes al “mantener” los niveles de insubordinación Mapuche atomizados a un objetivo, aparentemente efímero, pero que requiere del despliegue de un amplio repertorio de alianzas, negociaciones y prácticas contestatarias. A su vez, las acciones en apoyo a los presos políticos y, particularmente, en torno a las huelgas de hambre son procesos emocional y materialmente desgastantes para un movimiento que no se caracteriza por tener extensas redes de solidaridad más allá del Wallmapu o recursos en abundancia.
No obstante, existen momentos de ruptura en los que el movimiento Mapuche marca el ritmo de la agenda y obliga al gobierno a negociar, tal como ha ocurrido durante las últimas semanas donde se han incrementado las acciones de sabotaje, las ocupaciones de espacios públicos y otras medidas de presión que han doblegado la indiferencia gubernamental.
La crueldad como
dispositivo biopolítico contrainsurgente
La cárcel y las huelgas de hambre constituyen mecanismos disciplinarios sobre el sujeto y su cuerpo, que se extienden como un dispositivo de dolor a las familias y círculos cercanos que acompañan este proceso. A los ayunos líquido y seco que dejan secuelas crónicas en el organismo de quien la realiza, se suma el sufrimiento producido por las detenciones, los allanamientos y los largos procesos judiciales que derivan en la prisión.
En las últimas tres décadas, cientos de mujeres, hombres, ancianos, ancianas, niños y niñas han sufrido la violencia de estos mecanismos biopolíticos contrainsurgentes, que dejan huellas imborrables en sus vidas. A sus cortas edades, muchos pichikeche (niños y niñas) han pasado sus infancias en territorios militarizados, entre el hostigamiento policial y los lúgubres pasillos de los Tribunales de Justicia. En esta misma lógica, y sin desconocer la ayuda comunitaria que suele activarse, es importante mencionar que son generalmente las mujeres quienes cargan gran parte del esfuerzo en estos contextos, ya que además de cumplir jornada completa en los campamentos levantados rudimentariamente fuera de las cárceles, deben hacerse cargo del trabajo cotidiano en sus hogares y de las múltiples labores en sus respectivos lov y territorios.
A pesar de todo esto, la acción coercitiva de la estructura de poder conformada por las elites chilenas y transnacionales no logran doblegar la voluntad colectiva de los huelguistas. Los presos políticos Mapuche no están luchando por una demanda individual: la huelga de hambre con la que arriesgan sus vidas, busca reglamentar un marco jurídico mínimo para que la prisión política indígena en Chile deje de ser invisibilizada.
Desde sus celdas, los presos políticos Mapuche enfrentan todas las acciones represivas y niveles de la contrainsurgencia. A la violencia de los consorcios económicos, estructuras políticas, poderes judiciales y aparatos represivos, la combaten con afafanes (gritos de aliento), ceremonias y pequeñas muestras de solidaridad. Es una contienda desigual, sin lugar a dudas, pero dentro de todo lo desgarrador de este proceso, los presos políticos Mapuche encarnan la mayor expresión de dignidad humana posible: entregan su vitalidad y su newen (fuerza) para buscar la libertad de su pueblo.
Edgars Martínez Navarrete,
03 de septiembre de 2020
Integrante de AUKIN y candidato a doctor en Antropología por el CIESAS-CDMX
Fotos de Julio Parra
Mapuexpress
3 de septiembre de 2020
https://www.mapuexpress.org/2020/09/03/de-la-lucha-territorial-a-la-lucha-por-la-libertad-la-prision-politica-mapuche-como-mecanismo-contrainsurgente/
Texto en honor a la digna resistencia de los presos políticos Mapuche en huelga de hambre de la cárcel de Lebu: Matías Leviqueo, Eliseo Raiman, Tomás Antihuen, Guillermo Camus, Esteban Huichacura, Carlos Huichacura, Manuel Huichacura, Cesar Millanao, Orlando Saez, Damian Saez, Robison Parra, Oscar Pilquiman. A la vez, lo dedico con cariño a Kelüray y Külapañgi, semillas de rebeldía en el Lavkenmapu.
COMUNICADO PÚBLICO DE LOS PRESOS POLÍTICOS MAPUCHE DEL MÓDULO DE COMUNEROS DE LA CÁRCEL DE TEMUCO
A la opinión pública en general y a nuestra Nación Mapuche:
Los PPM del módulo comuneros de la cárcel de Temuco comunicamos la decisión de CONTINUAR con la huelga de hambre en vista que los Peñi de Lebu continúan movilizados. Nuestras demandas aún no son cumplidas, las cuales hemos puesto de manifiesto en comunicado anterior, de lo cual lo más importante es el echo político en esta movilización que pone de manifiesto las grandes contradicciones entre el Estado Opresor Capitalista y nuestro pueblo oprimido.
Llamamos a nuestras Organizaciones, Lof y al conjunto de Movimientos Mapuche Autonomista a seguir movilizados en la lucha por la conquista de nuestros derechos y demandas históricas contra este sistema antinatural e inhumano.
Libertad inmediata a todos los PPM.
Fuera latifundistas y Transaccionales de Wallmapu.
Territorio y Autonomía a la Nación Mapuche.
Resistencia, Reconstrucción y Liberación Nacional Mapuche.
Marrichiwev!!
Daniel Canio
José Cáceres Salamanca
Facundo Jones Huala
04 Septiembre, 2020
En Aukin
PPM DE LEBU DAN PLAZO HASTA MAÑANA PARA QUE GOBIERNO RESPONDA PETITORIO PARA DESTRABAR LA HUELGA DE HAMBRE
(Hoy cumplen 65 días en huelga de hambre)
El sábado el subsecretario de Justicia, Sebastián Valenzuela, hizo llegar a los voceros de los PPM de Lebu la propuesta del gobierno para destrabar la huelga de hambre que hoy 7 de septiembre de 2020) cumple 64 días en demanda de la aplicación efectiva del Convenio 169. La propuesta emanada desde Justicia se traduce en la conformación de un “Grupo de Trabajo” en el marco de los Diálogos Interculturales que el ministerio inició en julio con la finalidad supuesta de reglamentar el Convenio 169 en materia penitenciaria. El Grupo de Trabajo, según desprende la carta enviada por el subsecretario Valenzuela, estaría conformada por ex ministros de la Corte Suprema, representantes del Ministerio Público, Defensoría Penal Pública, INDH, Gendarmería, representantes de los pueblos originarios y académicos expertos en la materia, todos escogidos a dedo por la cartera de Justicia. Su misión, según explicita el documento, será “estudiar y proponer la forma de adecuar el sistema de justicia procesal penal y penitenciario del país a los estándares internacionales recogidos principalmente en el Convenio 169”. El gobierno propone desarrollar el Grupo de Trabajo durante el mes de septiembre el cual deberá “emitir un informe dentro de 3 meses formulando propuestas al Poder Judicial, al Ministerio Público y al Presidente para que estos, en el ejercicio de sus atribuciones, definan el camino a seguir al respecto”.La propuesta, tal cual presentada, no resuelve el fondo de la demanda planteada por los presos políticos mapuche movilizados que exigen una mesa de alto nivel político en igualdad de condiciones entre las partes involucradas, es decir el gobierno y el pueblo mapuche, que discuta la reglamentación del Convenio 169 en materia penal y penitenciaria. Sumado a que la propuesta entrega la exclusividad al Ministerio de Justicia de designar a sus integrantes.
Frente a esto, la vocería de los presos políticos mapuche de Lebu respondió hoy al gobierno entregando una contrapropuesta y dando plazo hasta mañana martes para que el ministro de Justicia, Hernán Larraín responda a sus demandas. La contrapropuesta exige que el Grupo de Trabajo sea conformado en un 50% por representantes de los Lov y Comunidades Mapuche en Resistencia, incidir en la elección de los académicos expertos en la materia y que el acuerdo sea de carácter vinculante tal como lo estipula el Convenio 169.
Para el éxito de este Grupo de Trabajo los huelguistas exigen “suspender la fecha de inicio del mismo (previsto para septiembre según la propuesta del gobierno) hasta garantizar el piso mínimo de representatividad y su carácter vinculante expuestos los acápites uno y dos de nuestra propuesta. Proponemos que en el mes de septiembre queden definidos estos puntos para dar inicio en octubre al diálogo, previa firma de ambas partes que garanticen el cumplimiento del acuerdo en cuanto al fondo y forma del Grupo de Trabajo. Estos argumentos son los únicos que pueden garantizar un diálogo de buena fe y de carácter bilateral como lo hemos exigido desde el inicio de la huelga de hambre, y dar respuesta mínima a los estándares que exigen el Convenio 169 de la OIT, el cual ustedes dicen estar llanos y con voluntad política de reglamentar en materia penal y penitenciaria”, concluye el documento firmado por los voceros Patricia Tromelao, Auka Castro y Miguel Maliqueo.
Aukin
Prisioneros Políticos Mapuche
Cárcel de Lebu
Lavkenche, Wallmapu
Septiembre 7 de 2020
en Aukin
COMUNICADO PÚBLICO PRESOS POLITICOS DE LA CÁRCEL DE ANGOL
Los Prisioneros Politicos Mapuche de la cárcel de Angol a través de este comunicado nos dirigimos a nuestro pueblo nación Mapuche, pu Lonco, Machi, werkenes, pu weichafe, pu wekeche, lamgenes, peñis y todas las organizaciones sociales, estudiantiles, trabajadores, a todos quienes se identifican con nuestras justas demandas territoriales y políticas.
Kiñe: Mediante este escrito, damos nuestro amplio agradecimiento a quienes apoyaron, aportaron y se manifestaron de diferentes formas en la huelga de hambre líquida y seca iniciada el 04 de mayo de 2020 y finalizada el pasado 03 de septiembre del presente año en la cárcel de Angol. Y a la vez respaldamos todas las acciones de sabotaje dirigidas a las grandes empresas forestales y al poder económico.
Epü: Damos a conocer que el día jueves 03 de septiembre del 2020 junto a nuestro lonko, werkenes, lof en resistencia y Familiares, se tomó la decisión de deponer la huelga de hambre líquida y seca. Dejando de manifiesto nuevamente la incapacidad del gobierno de abordar y resolver una mesa política con nuestras autoridades quienes nos representan. Sin embargo, dejamos claro, que no hubo acuerdo con el gobierno ya que estos se negaron a aplicar de forma efectiva el convenio 169 de la OIT en la jurisdicción chilena, esté convenio fue firmado hace más de 12 años, y actualmente no es aplicado por los tribunales de justicia del estado chileno en favor de los pueblos originarios.
En esta movilización bajamos la huelga, pero no nuestra lucha, y tampoco hubo derrota, todo lo contrario, hemos avanzado una vez más estando dentro de esta cárcel. Si bien el gobierno ofreció medidas cautelares a todos los peñi imputados y cambio de prisión a condenados a un centro de estudio y trabajo (CET), el cuál no quisimos aceptar pues nuestro objetivo es más vinculante, y no un beneficio personal: en la aplicación del convenio 169 para todos nuestros peñi y lagmien en materia penal, por lo tanto, nuestra dignidad de lucha es intransable.
Küla: Denunciamos la manipulación del gobierno a las instituciones como: INDH, defensoría penal pública regional y parte del colegio médico en querer intervenir en la huelga de hambre con el propósito de desviar su responsabilidad política en nuestras demandas. Denunciamos además el llamado de distintas organizaciones gremiales instando al odio, violencia y racismo en contra de nuestro pueblo, como ocurrido en Curacautín, Victoria, Traiguén, Collipulli. Además del actuar represivo de carabineros en contra de nuestros peñi y lagmien en distintas manifestaciones ocurrido en los Sauces, Puren, Lumaco, en el intento de asesinato en contra de los peñi, también las detenciones y golpizas en las distintas marchas.
Meli: Es ineludible no hacer presente ante nuestra sociedad Mapuche, que como prisioneros políticos Mapuche, nos sorprendió el silencio cómplice de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con oficina en Chile, que teniendo en su poder suficientes antecedentes respecto de la falta de garantías de la aplicación del convenio 169 en Chile, y en particular del actual gobierno mantuvieron su distanciamiento político durante los 123 días de huelga hambre, actitud que lamentamos profundamente si se tiene en cuenta que nuestros derechos fundamentales quedaron sin ser garantizados en la institucionalidad del Estado Chileno.
Kechü: Por último, de igual forma hacemos un amplio llamado a continuar con las movilizaciones de manera firme y haciendo uso de todos los medios disponibles, para defender nuestros derechos fundamentales como Mapuche, Manifestar nuestro apoyo y agradecimiento a nuestros hermanos Prisioneros Políticos Mapuche de la Cárcel de Lebu, quienes aún mantienen la movilización de huelga de hambre, esperamos puedan conseguir avanzar con la fuerza que hasta ahora han demostrado con dignidad y firmeza.
Libertad a los Prisioneros Políticos Mapuche!
Fuera las empresas forestales del territorio Mapuche!
Wallmapu: Cárcel de Angol
Prisioneros Políticos Mapuche
8 de septiembre de 2020
en Aukin