Yuderkys Espinosa: “Lo siento Oprah pero no te creo”

Oprah Winfrey hace un discurso, o mejor, hace suyo un discurso de muchas y muchos racializados, patriarcalizados, empobrecidos, sometidas. Pronuncia un discurso ajeno. Expropia un discurso. Lo que dice es cierto y vale, pero se lo apropia. Asume y usufructúa una representación. Como si no sólo lo que dice sino la representación de quienes son nombradas y nombrados le hubiera sido delegada. Como si tuviera el derecho, la designación para hablar así y a nombre de quienes habla. Pero ella ni representa, ni fue delegada ni es-vive aquello que nombra. Oprah habla desde el poder del capital en el que se insertó, al que representa y dentro del cual se ha convertido en símbolo y personalización del poder del capitalismo patriarcal e imperial. Es la cuota racializada de la mercancía famosa que legitima el despojo. Desde allí habla Oprah. Es eso lo que habla a través de Oprah expropiando el discurso. ¿No? ¿Si lo mismo lo dice cualquiera de los millones de mujeres afros empobrecidas, explotadas, olvidadas, alguien escucha? NO. Nos identificamos completamente con la palabra necesaria que comparte Yuderkys Espinosa, frente al renombrado y circulado mundialmente como “empoderador y emotivo” discurso de Oprah Winfrey, en medio de tanta imagen fetichizante, de tanto flash que oculta y de tanto aplauso que silencia la misma opresión. “…Este es el grave peligro de la política de identidad, creer que porque habla una mujer, una travesti, una lesbiana… una negra, hay que celebrar. Que hable una de nosotras, es importante, pero no es suficiente. Importa la que habla e importa el discurso que enuncia, importa la política a la que adhiere y a qué intereses sirven. Uno sin el otro no cambia nada, sigue sirviendo a los mismos de siempre. ”¿Cómo Así?. Los y las invitamos a tratar de sentipensar y palabrandar más allá de lo que nos permite e impone el sistema y a seguir en la lucha decolonizante día a día sembrando, alimentando y cultivando relaciones matriarcales para la vida en donde quiera que nos toque vivirla y donde seamos más que el adorno o la voz que legitima el poder establecido. ¿Cómo Así?. Pueblos en Camino

Qué show mediático el de Hollywood con sus mega estrellas tan políticamente correctas. Pero lo más triste, lo que sigue sin dejar de asombrarme, es tanta gente cercana cayendo en su relato

 

Discúlpenme ser la agua fiesta de siempre, pero el discurso de Oprah donde equipara a la profesional, la policía/militar, la científica, la estrella de cine… con la obrera super explotada o con la sirvienta negra o racializada- esa que, disculpe que se los recuerde, les lava la ropa, les cuida les niñas y les limpia la mugre-… es de verdad deprimente, sino patético. Entiendo que mis queridas feministas blancas burguesas se sientan emocionadas con semejante lealtad a la razón feminista por parte de una mujer negra -rica y negra debería decir: después de todo esta reproducción de los enunciados producidos por sus congéneres vale más cuando vienen en voz de una negra de renombre. Pero que quienes se nombran así mismas como feministas negras, antirracistas o decoloniales caigan en la trampa de ese discursito “de la misma opresión“ que nos cae a todas las mujeres por igual o con diferencias tan pequeñas que parece que pueden ser dejadas a una lado para reconstruir ese “nosotros las mujeres oprimidas”, la verdad que sigue mostrando la dificultad de abandonar un tratamiento fragmentado de la dominación.

Este es el grave peligro de la política de identidad, creer que porque habla una mujer, una travesti, una lesbiana… una negra, hay que celebrar. Que hable una de nosotras, es importante, pero no es suficiente. Importa la que habla e importa el discurso que enuncia, importa la política a la que adhiere y a qué intereses sirven. Uno sin el otro no cambia nada, sigue sirviendo a los mismos de siempre.

 

Lo siento Oprah pero no re creo, ni creo en todas estas divas que se emocionaron, pararon y levantaron ayer ante tu discurso. No creo en ninguna de estas mujeres con vida de derroche y riqueza que se vuelven políticas una vez al año en una ceremonia televisiva a donde siendo “parte de la traición” lucen vestidos “preciosísimos” que valen más que la vida de la machi Francisca o que la de miles de personas (mujeres-varones) que mueren día a día para extraer las piedras preciosas que les acompañan. No me convencen que vengan vestidas de negro (justo!!!) a nombre de todas las mujeres.

Como dije una vez en un encuentro feminista en el Estado español donde las blancas se emocionaban y aplaudían estrepitosamente a las feministas racializadas que se organizaron una mesa en un encuentro absolutamente blanco y donde resultamos ser “la diferencia” aceptada para lavar la culpa: que las blancas burguesas se emocionen con nuestros discursos es signo de que aún estamos presas de sus utopías y de sus sueños. El rechazo espontáneo a lo que decimos es el síntoma de que la tierra se remueve bajo sus pies… solo de allí puede surgir algún cambio.

Escribo esto no porque espere algo más que lo que vimos ayer en el escenario, son porque me aterra que nosotras, las racializadas, las que sufrimos día a día las consecuencias las de este razonamiento feminista basado en la unidad de la opresión de las mujeres, caigamos en la trampa de la identificación con un discurso que, como diría Silvia Riera Cusicanqui, “oculta más lo que muestra”.

Yuderkys Espinosa
8 de enero de 2018
Fuente: https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=2177919045555161&id=100000112618001

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