“Defendemos la Vida toda y la Madre Tierra, no solamente los DDHH”
O giran su mirada a nuestras alternativas de vida y a nuestras propuestas políticas de transformación social, o el planeta se acaba, porque no sólo somos los pueblos indígenas los que estamos en peligro con toda la agresión transnacional, es la vida toda la que está en riesgo. Entonces, nuestro valor fundamental es vivir con el “Sistema Madre Tierra”, defender la vida toda. No sólo denunciar las violaciones de derechos humanos, sino la agresión integral a nuestra vida. Reducir la guerra y toda la agresión sistemática contra los pueblos a violaciones de derechos humanos, es un error; es distanciarnos de nuestra Mama Kiwe. Es un reflejo equivocado que no se comunica con la Madre Tierra. Nos separa de nuestra madre. Defender solamente los derechos de los humanos, es ser cómplice del saqueo y la muerte la vida toda y además confunde el robo a mano armada con el homicidio, dejando a los beneficiarios en la impunidad.
Buenos días compañeros y compañeras!
Reciban un abrazo lleno de armonía y resistencia de nuestro pueblo nasa en el norte del Cauca. Agradecemos la invitación y este espacio que nos abren desde la ciudad para socializar nuestras experiencias comunitarias, que anhelamos sean escuchadas, sentidas y ojalá tejidas a las voces e iniciativas de todos los aquí presentes.
Para compartir con ustedes cómo nuestro pueblo nasa se relaciona con los derechos humanos y educa en los mismos a través del proceso de comunicación indígena desde el norte del Cauca, es necesario decir que la Conquista no terminó. Que la identificamos en el Modelo Económico de Desarrollo que nos está matando, en el proyecto de muerte, y que como nuestros Planes de Vida son una alternativa que procura el equilibrio y armonía con la tierra, somos un obstáculo para el capital transnacional. Después sí contaremos del sentido de comunicar con medios de comunicación propios y apropiados, en medio de un contexto de agresión permanente que no sólo viola los derechos humanos, sino que pone a la vida toda en riesgo.
El Modelo Económico de Desarrollo implementa múltiples estrategias para acumular riquezas, para someter gobiernos y estados y para cercenar imaginarios colectivos. Es un sistema regido por la codicia, que sólo le interesa la explotación de la naturaleza y acumular dinero en nombre del desarrollo y el progreso. En ese sentido, identificamos al menos tres estrategias que se han agudizado en la última década: Terror y Guerra; Legislación de despojo y sometimiento ideológico.
Sabemos que el terror y la guerra los han incrustado en nuestro Cxhab Wala Kiwe (territorio del gran pueblo) para desplazarnos o someternos y facilitarle la entrada a las transnacionales que llegan a explotar los bienes comunes. Sabemos que nuestro territorio es rico en agua, minerales, oxígeno, biodiversidad y energía, bienes que las grandes potencias económicas han identificado como parte fundamental para su seguridad. Por eso, todos los pueblos y procesos indígenas y populares que vivimos en territorios ricos en estos bienes, sobramos para el llamado desarrollo y progreso. Somos una piedra en el zapato para el interés transnacional, porque defendemos nuestra Mama Kiwe (Madre Tierra), porque en medio de dificultades, errores y contradicciones naturales de todos los procesos políticos organizativos, intentamos mantener nuestro gobierno propio y luchamos por nuestra autonomía.
Entonces, el terror y la guerra, son una de las principales estrategias que implementan para despojarnos de nuestro territorio y adueñarse de los bienes comunes para privatizarlos. Así, todos los actores armados legales e ilegales directa e indirectamente cumplen un rol fundamental que facilita nuestro despojo. Tanto los militares del gobierno, como los paramilitares que ahora se denominan Bacrim y los grupos guerrilleros nos amenazan, nos asesinan, nos señalan, nos juzgan, y además, pretenden que tengamos alianzas con ellos. Todos nos persiguen, intimidan e irrespetan. Por eso desde siempre hemos denunciado vehementemente todas las violaciones cometidas por los señores de la guerra, vengan de donde vengan, porque todos tienen hambre de muerte, buscan someternos y controlar nuestro territorio. En primera instancia, independientemente del discurso, la guerra, venga de donde venga, siempre beneficia a los grandes intereses económicos y no sirve para defendernos sino, únicamente para despojarnos.
En carne propia hemos vivido toda la agresión de esos bandos y desde nuestra resistencia y alternativa tejida a otros procesos sociales y populares en el país y en el mundo conocemos que donde hay guerra, siempre hay intereses transnacionales, y así, históricamente algunos grupos armados se hayan creado para defender al pueblo, en la actualidad, podemos afirmar que todas sus acciones además de afectarnos física y sicológicamente, también rompen nuestras dinámicas culturales. Todos los actores alzados en armas son la amenaza y la muerte constante en nuestro territorio. Desarmonizan y desequilibran nuestra convivencia con Mama Kiwe. Por eso los rechazamos y les exigimos que se vayan todos. Nos negamos a abandonar nuestros Planes de Vida y nuestros territorios y vamos a seguir defendiéndolos con palabra y acción coherentes con nuestros mandatos ancestrales. En este sentido, damos la bienvenida a los diálogos para poner fin a la guerra entre la insurgencia armada y el gobierno. Acuerdos que deben servir para poner fin a una guerra de la que el sistema ha conseguido servirse para hacerla en contra de los pueblos. Pero el fin de la guerra es solamente un paso hacia la paz pues el conflicto que le da orígen la supera. La paz de los guerreros no basta para abordar un conflicto y unas transformaciones que los superan. Pretender incorporar en esa mesa de diálogos a todos los pueblos que hacen Colombia, podrían convertir a quienes participen en rehenes de los armados y sus acuerdos, aún si estos actúan desde sus mejores intenciones. “Hablan de paz, paz y paz, pero desafortunadamente el conflicto y la muerte se han incrementado en nuestro territorio”, asegura Mónica Yalanda, quien igual que nosotros siente el dolor de la guerra y de los recientes asesinatos de 3 niños y 2 guías espirituales. Por eso, nuestra exigencia y deseo es que el fin de la guerra a través de acuerdos se de prontamente y consiga abrir los espacios, fuera de las mesas, que la guerra y la institucionalidad han cerrado. A los pueblos nos queda trabajar exigiendo la paz y construyéndola desde abajo y afuera. Porque como dice la compañera Rigoberta Menchú: “La paz no es solamente la ausencia de la guerra; mientras haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión difícilmente podremos alcanzar un mundo de paz”.
Simultáneamente, la legislación del despojo, avanza con políticas y leyes que benefician a las transnacionales y a algunos grandes poderes económicos del país a través del “Libre Comercio” y de la “Confianza Inversionista”. Se consolida la concesión de territorios al extractivismo; se privatizan los derechos fundamentales del pueblo; se injuria, agrede y judicializa a nuestros representantes, la protesta y a los movimientos sociales; se profundizan formas denigrantes de asistencialismo focalizado y se condicionan los derechos de los pueblos para romper la autonomía; se garantiza perdón y olvido para los victimarios culpables de genocidios, entre muchos más. En todo caso, se reforma la legislación para beneficiar a las transnacionales y a los señores de la guerra, mientras los deberes y los acuerdos del gobierno con el pueblo se incumplen o se usan como chantaje para implementar megaproyectos en nuestros territorios. La legislación de despojo, tiene pues, como telón de fondo, la implementación del llamado “libre comercio”, puesto que mucho antes de aprobarse con EEUU, Canadá y otros, ya las leyes y reformas estaban abriendole camino para acabar con la producción nacional, particularmente la de alimentos y bienes vitales en los campos.
Como pueblo nasa ratificamos que no estamos de acuerdo con esos tratados (TLC) y que vamos a seguir trabajando por la soberanía de nuestros territorios, porque necesitamos tratados pero entre pueblos y para los pueblos y no entre transnacionales y gobiernos que trabajan juntos regidos por la misma codicia sin importarles las consecuencias para nuestra Madre Tierra y sus pueblos.
De otro lado, también somos blanco de la propaganda ideológica que invade nuestro territorio del imaginario para arrebatarnos nuestra cultura y convertirnos en soldados del consumo. En ese propósito, la educación cumple un papel fundamental, porque nos repite que no éramos nadie hasta 1492 cuando nos “descubrió” Cristóbal Colón. No hablan de invasiones ni genocidios contra pueblos organizados y con gobiernos autónomos, sino de civilización a indígenas incultos, salvajes y sin alma. Afortunadamente desde varias décadas atrás nuestro pueblo ha venido incidiendo políticamente en los procesos educativos para fortalecer nuestra memoria, nuestra cultura y nuestra lucha milenaria. Esto no quiere decir que en la actualidad hemos superado la invasión a nuestro imaginario colectivo, porque aún existen currículos que responden a contar la historia escrita por los dominantes y otros medios diversos y sofisticados que sirven para confundirnos y manipularnos. Entre estos se incluyen los medios y empresas de comunicación masivos para hacer propaganda mediática a través de realitis, novelas, “noticieros” y programas vacíos que nos inculcan los valores del proyecto de muerte, que se opone e intenta apagar nuestros Planes de Vida. Sumado a esto, cuando cansados de la guerra, el maltrato y el despojo, decidimos ejercer el control territorial en nuestro Cxhab Wala Kiwe (territorio del gran pueblo), esos mismos medios de comunicación exponen discursos racistas contra de nuestro derecho legítimo a defender nuestra Madre Tierra, para hegemonizar imaginarios de odio y rechazo contra nuestras comunidades.
¿Qué es el “Proyecto de Muerte”?. Es ese modelo de desarrollo que profundiza esas tres estrategias contra nuestros pueblos para acumular a través del extractivismo y la muerte de la vida toda. Lo hemos denominado así, porque sabemos que es la continuación de la Conquista, es el Modelo de Desarrollo Económico del “libre comercio”. A estas estrategias, le oponemos nuestros “Planes de Vida”, toda nuestra resistencia milenaria y nuestras alternativas tejidas a otros pueblos y procesos.
Los Planes de Vida son el Khsxaw, sueños colectivos que tenemos los nasa tejidos para la convivencia en equilibrio y armonía con nuestra Mama Kiwe. Esa vida en la que anhelamos fortalecer y regirnos por los principios de unidad, solidaridad, reciprocidad, multiculturalidad, hermandad y muchos otros que nos permitan vivir con la tierra, porque no somos sus dueños, sino parte de ella. Hugo Blanco, luchador indígena de Perú, menciona también colectividad, amor a la naturaleza, buen vivir, vestimenta, lenguaje y formas de sanación, como fundamentos de la vida indígena , con los cuales nos identificamos todos los pueblos hijos de la tierra. Principios y fundamentos que se oponen totalmente a la Conquista que hoy se refleja con el Modelo de Desarrollo Económico convertido en proyecto de muerte, el cual busca acumular y convertirnos a todos y todas en mercancía.
Los conquistadores buscan Ser para tener, ser para acumular, ser para homogenizar. Nosotros y nosotras tenemos para ser, para tejernos con otros, para colectivizar. Definitivamente, la muerte que impone la Conquista y la vida que defiende nuestro pueblo, son incompatibles. Desde 1492 nos están matando, desplazando, judicializando, catequizando, violando para robarnos. Por eso cada violación de Derechos Humanos es en realidad una estrategia para robarnos y acumular. La Conquista no ha cambiado hasta hoy, es para transformar territorios, bienes comunes y pueblos en mercancías. Unos pocos codiciosos nos matan para robarnos y acumular, y ese sistema de acumulación no sólo está matando a los seres humanos, sino a la vida toda. A nuestros planes de vida, a Mama Kiwe, al “Sistema Madre Tierra”.
O giran su mirada a nuestras alternativas de vida y a nuestras propuestas políticas de transformación social, o el planeta se acaba, porque no sólo somos los pueblos indígenas los que estamos en peligro con toda la agresión transnacional, es la vida toda la que está en riesgo. Entonces, nuestro valor fundamental es vivir con el “Sistema Madre Tierra”, defender la vida toda. No sólo denunciar las violaciones de derechos humanos, sino la agresión integral a nuestra vida. Reducir la guerra y toda la agresión sistemática contra los pueblos a violaciones de derechos humanos, es un error; es distanciarnos de nuestra Mama Kiwe. Es un reflejo equivocado que no se comunica con la Madre Tierra. Nos separa de nuestra madre. Defender solamente los derechos de los humanos, es ser cómplice del saqueo y la muerte la vida toda y además confunde el robo a mano armada con el homicidio, dejando a los beneficiarios en la impunidad.
Cómo de defender la vida se trata, desde el movimiento indígena del Cauca venimos caminando diversas iniciativas forjadas desde nuestro gobierno propio que tiene la asamblea como autoridad máxima. De igual forma, tiene varias instancias político organizativas en todos los niveles horizontales que en su mayoría mandan obedeciendo, como dicen los zapatistas desde México. Y también tenemos instancias técnico operativas que responden a la estructura de nuestros gobiernos y se llaman Tejidos de Vida: Económico Ambiental, entendido como la tierra que arraiga nuestras raíces y nos brinda los bienes materiales para vivir con ella (soberanía alimentaria, economía solidaria). Pueblo y Cultura, es el árbol de la vida nasa espiritual y físico, sembrado en la tierra, que sostiene los frutos de nuestras luchas en educación, salud, mujeres, juventudes. Defensa de la vida, simboliza una mano que protege la tierra y el árbol de vida nasa, a través de los Kiwe Tegnas, guardia indígena alzada en chontas de autoridad. Justicia y armonía, es otra mano que armoniza las relaciones en nuestro territorio por medio de la aplicación de remedio y la armonización según usos y costumbres. Y Comunicación para la Verdad y la Vida, es el agua que fluye dentro y fuera del territorio, entre los tejidos de vida y las comunidades, con el árbol y las dos manos, para mantener comunidades informadas, conscientes y movilizadas para la transformación social que necesitamos.
En esa oportunidad compartiremos un poco más acerca de nuestro proceso de comunicación indígena que usa formas de comunicar propias y medios de comunicación apropiados, para in-formarnos, reflexionar sobre el contexto local y global, decidir sobre acciones internas y externas y actuar para fortalecer, proteger y visibilizar nuestros Planes de Vida. Caminamos una comunicación que parte de “Ver, pensar y actuar”, como decía nuestro Nasa Pal Álvaro Ulcué Chocué. Nos escuchamos, recogemos, sentimos y vivimos la realidad de nuestro pueblo para tejerla con otras luchas en el país y en el mundo. Intentamos caminar el pensamiento nasa que nos dice: “La palabra sin acción es vacía. La acción sin palabra es ciega. La palabra y la acción por fuera del espíritu de la comunidad son la muerte”. Desde el Tejido de Comunicación también con debilidades, carencias y contradicciones, creemos que la palabra no tiene dueños y tiene que ser libre. No puede ser mercancía que se fabrica y se vende para invadir los territorios del imaginario, convirtiéndonos en consumidores masivos de lo que nos mata junto con la tierra.
La memoria de nuestras mayoras y mayores cuenta que el proceso de resistencia en sí mismo es una fuerza comunicativa y que tenemos el compromiso en cuidarlo si queremos que nuestros Planes de Vida sobrevivan a la agresión de la Conquista, que hasta hoy llega con nuevas y mejores estrategias de exterminio. Para cumplir con ese legado venimos fortaleciendo nuestro proceso y contamos con el Tejido de Comunicación.
En el que simbólica y prácticamente hablamos de nudos, hilos y huecos: nudos, son las personas y organizaciones dentro y fuera de la comunidad que caminan la palabra para la verdad y la vida con el pueblo nasa; hilos, son los mecanismos y espacios como radio, internet, impresos, video, asambleas, mingas a través de los cuales se informa y reflexiona sobre las realidades para resistir y transformar; y huecos, son los contenidos de nuestra comunicación, los temas de fondo que nos convocan según nuestro contexto a tomar decisiones y actuar.
“Aquí no se centra la atención en los medios tecnológicos, que no desconocemos y que por el contrario acogemos, sino en la fuerza y la riqueza de los saberes culturales, de los sentidos comunitarios, los rituales y los diversos eventos en los que se expresa la alegría de vivir y desde donde nace la resistencia para seguir viviendo” (Tejido de Comunicación, 2009)
De este modo, en el 2001 terminamos la primera etapa de nuestra escuela de comunicación “El Camino de la Palabra Digna”, en la que 80 indígenas, campesinos, negros y urbanos de 7 departamentos del país recibieron reconocimiento como Comunicadores Comunitarios. Ellos y ellas trabajaron formación política y técnica desde mingas de pensamiento escuchándose con guías espirituales, autoridades indígenas, campesinas, negras y urbanas, líderes sociales del continente y académicos.
“Se hizo minga en un espacio colectivo en el que nadie tiene poder sobre el otro; en el que ninguno de los colaboradores ha terminado de aprender; en el que valen las sensibilidades y las vivencias individuales y colectivas; en el que la autoridad no la tiene quien domina desde un escritorio; en el que todas y todos reconocen sus experiencias y su saberes populares; en el que la intención es discutir, criticar, proyectar y apropiar conocimientos de la academia que sirvan al contexto territorial; en el que se aprende reconociendo, haciendo y debatiendo; en el que nada está terminado y todo está por hacer en medio de las dificultades, agresiones y contradicciones internas que todo proceso vive; en el que la intención es aprender con el otro; en el que la escuela es solo un pretexto para tejer resistencias.” (Almendra, 2012)
Teniendo en cuenta cómo nuestro pueblo nasa reconoce la Conquista detrás del antifaz del Modelo Desarrollo Económico; cómo identifica, fortalece y defiende sus planes de vida; cómo comunica para la verdad y la vida desde los espacios propios de reflexión internos y externos, queremos citar algunas de las voces visibilizadas desde los medios de comunicación apropiados durante julio de este año, cuando decidimos ejercer el control territorial para defender la vida toda desde el norte del Cauca:
¿Qué pasó en el cerro El Berlín, resguardo indígena de Toribío?
Cansados de tanta guerra el pueblo nasa decidió retirar a todos los actores armados de nuestro territorio. Ejerciendo el control territorial mujeres, hombres y jóvenes de la Guardia Indígena y de todo el proceso político organizativo llegaron a nuestro cerro sagrado, para pedirles a los militares que desalojaran el sitio. Como no escucharon y se tiraron al piso, la comunidad los cargó y los sacó a empujones del cerro. Escuchemos el testimonio del Marcos Yule, gobernador indígena del reguardo de Toribío: audio
Esta acción autónoma fue tergiversada y usada por los medios masivos para criminalizarnos. Por eso, rechazamos la propaganda mediática a través de nuestro sitio web expresando que:
“Los medios masivos promovieron el odio y el racismo contra nuestra Guardia Indígena diciendo que somos salvajes y terroristas. La imagen del sargento llorando humillado conmovió a los ignorantes de la realidad en rechazo al ejercicio autónomo del pueblo Nasa. ¿Cómo es posible que se indignen porque sacamos a empujones al ejército de nuestro territorio y no protesten cuándo estos asesinan, masacran, violan e inundan de violencia nuestro país en defensa del régimen? Nosotros llevamos siglos llorando nuestro dolor y la humillación de la codicia en nuestros territorios.
A través de los medios masivos nos acusan de guerrilleros y sólo dan amplia y tergiversada difusión al desalojo de la fuerza pública, pero poco informan de nuestras acciones para retirar a la guerrilla. Por favor busquemos la información, ya hay suficiente, pues hemos sido coherentes con nuestra palabra y estamos sacando a todos los armados de nuestra casa. Estamos en pie de lucha y continuamos desmontando los retenes de la guerrilla, así como lo hicimos la semana pasada en El Tierrero.
Por favor, hermanos y hermanas cooptados por la propaganda mediática, no se conformen con los extractos criminales de los medios masivos. Visiten nuestra página web www.nasaacin.org y los demás medios alternativos para acercarse a la realidad. Así como miles lo hicieron ayer, entraron a leer, sentir y escuchar nuestra palabra…”
Al mismo tiempo, logramos captar imágenes del momento del desalojo en El Berlín, para decirle al país y al mundo, que no somos guerrilleros ni narcotraficantes, sino un pueblo que arriesga su vida decidido a cuidar el territorio. Eso lo podemos observar en el video “lo que no mostraron los medios masivos de comunicación” . Además de expresar palabra y acción comunitaria a través de nuestra página web, de videoclips y cubrimiento radial, todo el tiempo nuestro Tejido de Comunicación acompañó y comunicó en el espíritu de la comunidad desde el territorio. Siempre con la claridad política de los Planes de vida y partiendo de saber para qué hacen guerra en nuestro territorio y quiénes se benefician con estas acciones. De este modo, ratificamos en otro editorial:
“La lucha de los Nasa no es un proyecto separatista, es una lucha por el derecho al ejercicio autónomo de control territorial y no es un levantamiento reciente sino un proceso ancestral. La defensa de la vida y la armonía de la Madre Tierra no es una lucha sólo para los Nasa, o para los pueblos indígenas que la defienden, sino para todos y todas. Esta lucha no es sólo para sacar a los uniformados que se matan y nos matan en nuestra casa, es para sacar la guerra, las locomotoras minero energéticas que avala el gobierno y las empresas extractivas para las que envían ejércitos a reprimir a los pueblos que son un estorbo en su macro-negocio. Ya estamos cansados de que todos vengan a hablarnos de paz, ¿cuál paz? Hay muchas paces según cada interés. La única paz que queremos es la de nuestros territorios libres de empresas extractivas y concesiones mineras. ¡Fuera las transnacionales de nuestra Madre Tierra!”
Cxute pay, gracias por escucharnos!!!
Por: Vilma Almendra y Abel Coicué del Tejido de Comunicación ACIN para Universidad Central, Bogotá- Colombia, octubre de 2012, en el marco del Foro de Educación y Derechos Humanos
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