Reiterando sentipensares desde El Cauca: Si seguimos mendigando de qué autonomía estamos hablando
“Puntos para ir desafiando lo impuesto
“Si no entendemos que el control territorial, la autoorganización, la autogestión, el autocuidado…son la base fundamental para la autonomía, vamos a seguir esperando que los ejércitos nos protejan, los hospitales nos curen, las escuelas nos eduquen, las transnacionales nos alimenten… el estado nos incluya.
Si no entendemos que los poderes económicos y políticos globales necesitan de las guerras para despojarnos de todas nuestras territorialidades y así acumular ganancias, vamos a seguir cayendo en las trampas que nos imponen a nombre de la paz.
Si no entendemos que quienes nos someten al hambre y a la pobreza, son los mismos que nos arrebatan los territorios y luego nos ofrecen comida y dinero, vamos a seguir creyéndoles que quieren erradicar el hambre y la pobreza.
Si no entendemos que todo lo que nos ofrecen como ayuda estatal tiene una doble intención, vamos a seguir facilitando la contrainsurgencia, la cooptación y el extractivismo de los territorios.
Si no entendemos que la política estatal está al servicio de la acumulación patriarcal y que es urgente recuperar la política comunitaria de los pueblos, vamos a seguir exigiéndole nuestros derechos exclusivamente al gobierno mientras nuestros saberes y prácticas comunes se van a seguir erosionando.
Si no entendemos que la participación política que nos imponen nos incluye como mujeres dentro de la lógica y carácter del estado establecido, vamos a seguir reproduciendo el patriarcado. Por esto:
«Hay que definir de nuevo algunas palabras y algunas consignas también. No estamos luchando como mujeres por los derechos de las mujeres ¿Qué derechos? ¿Por qué vamos a pedir derechos al hombre? ¿Por qué pedimos nuestros derechos a una institución del estado? Lo que tenemos que hacer es recuperar nuestros derechos y ellos no van a darlos. Hay derechos humanos y eso es muy natural. Sabemos que vamos a perder la vida en esa lucha, y la perdemos, pero vamos a lograrlo. Los derechos son la vida que quieren armar las mujeres, una vida digna… ¿Cómo podemos hablar de una sociedad libre, con mujeres libres, si tenemos todavía como objetivo tener un estado nación que representa al patriarcado?» (Melike Yasar, 2019).
Si no cultivamos la Minga como proceso colectivo que debe moverse desde adentro enraizada a la tierra y como búsqueda permanente para emanciparnos, nos van a seguir sometiendo a las agendas estatales y a las coyunturas politiqueras que confunden nuestro hacer comunitario. Entonces,
«Más que una respuesta, lo que nos deja la Minga es un desafío que nos reclama auto-crítica, reconocer y despojados del régimen mafioso que nos habita, reproducimos y defendemos y acciones coherentes, diversas, colectivas, consecuentes entre todas y todos sin arribas, para que surja de allí un país de los pueblos sin dueños: o la asumimos y la extendemos por la democracia, la justicia, la vida, la paz y el territorio, o nos servimos de este discurso para mantener un orden mafioso y a la banda criminal de turno en el poder. No basta con gritar ¡Viva la Minga!. La Minga hay que vivirla, darle vida. Asumirla como resistencia consciente y transformación desde dentro y entre nos hacia afuera para que sea desafío y reclamo y no mercancía y símbolo vaciado de camino y cambio real. La respuesta depende de nuestro conocimiento, consciencia critica sobre este orden criminal y la agenda colectiva de alternativas diversas que de esto surja y se vayan tejiendo cambiándonos para cambiarlo todo y se convierta así en organización y acción. En camino. El camino de la Minga. Solamente en la medida que vayamos consolidándonos en esa dirección, crecerá nuestra vocación de libertad y fuerza. Sin consciencia ni agenda colectiva, reproduciremos el orden mafioso que nos somete y también nosotras y nosotros, aún a nombre de la Minga, seguiremos secuestrados para que ganen unos pocos. Una vez más, aún las palabras y acciones más dignas servirán al afán patriarcal de dominio de unos pocos de los que mandan de arriba para abajo» (Manuel Rozental, 2019).
Si no abordamos contradicciones dentro de nuestros movimientos vamos a seguir capturadas en las amarras patriarcales que nos niegan la libertad desde afuera y también desde adentro, en este sentido, vale la pena conocer y retomar el desafío que nos dejó la compañera Cristina Bautista Taquinás, masacrada en pleno ejercicio de control territorial contra el crimen organizado, el 29 de octubre junto a cuatro Kiwe Thegnas (guardianes del territorio). Y no es otra cosa que caminar su palabra (Almendra, 2019):
“Todos somos guardias, pero en la acción”
“ Si nos quedamos callados nos matan, y si hablamos también, entonces hablamos””
Este texto lo escribimos a finales del año pasado dando cuenta de algunas reflexiones que venimos caminando en pequeños espacios de diálogo desde el norte del Cauca y atendiendo a la invitación de la Revista Mopa Mopa, del Instituto Andino de Artes Populares (IADAP), de la Universidad de Nariño. Aquí intentamos sentipensar nuestro contexto, la guerra disfrazada de paz, nuestra política comunitaria, nuestro hacer femenino, la Minga del Suroccidente y algunas puntadas necesarias para procurar ver más allá del Estado, de lo establecido. Obviamente desde el año pasado hasta hoy han ocurrido muchos hechos de los cuales no haremos referencia, pero nos interesa compartir este texto porque todo su sentido sigue siendo vigente. Las y los invitamos a ver en PDF el texto «Reiterando sentipensares desde El Cauca: Si seguimos mendigando de qué autonomía estamos hablando» «¿Dónde estamos? Lectura de contexto. Pueblos en Camino
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