Circo, regreso de la «interculturalidad»: un chancro, una herida viva.
Aura Cumes reacciona indignada frente a la celebración del Año Internacional de las Lenguas Indígenas (2019) en Guatemala. Indignación justa que convoca y reclama desde el asco por el abuso, por el manoseo de máscaras alegres, el espectáculo que encima de denigrar…aplasta; hurga en la herida. Hay quienes, indígenas, afro-descendientes, celebran la interculturalidad – estrategia de denigración que incluye la gratitud y la reconciliación gratuita entre verdugos y víctimas – con los estrategas del despojo que convierten en disfraz una cultura despreciada y en feria de sonrisas y juegos para el turismo a «nuestros indios y negros» permitidos para el folclor y negados en vida para la dignidad y la libertad. Compartimos lo que señala Aura y queremos gritarlo; manifestarlo, proclamarlo y que se escuche ahora mismo en todas partes…en todas partes. Por eso, para eso, citamos un fragmento de Achille Mbembe, sabiendo que dice lo mismo que Aura, lo profundiza, lo arraiga y hace que nos mire, nos señale y nos impida evadirnos. Costra, chancro, llaga, herida…nos han embutido dentro de una apariencia que fabricaron y que nos somete. La de quienes la fabricaron y la de quienes nos encontramos encerrados por ella. Y ahora, a celebrar eso, la interculturalidad. El baile de apariencias que señalan como realidad. Cada cual con su máscara y todxs felices en esta asquerosa danza del olvido que les permite dominar y poseer la memoria. La libertad empieza como lo grita Aura al señalar que «por desgracia siempre hay indígenas (y negros) que no quieren saber de su historia, que no tienen memoria, que no tienen vergüenza, que no tienen dignidad al vender a su Pueblo.» !Así No! Ya Basta. Pueblos en Camino
La realidad de las apariencias, las apariencias de la realidad
A través de un proceso de diseminación y, sobre todo, de inculpación que ha sido objeto de numerosos estudios, esta enorme ganga de tonterías, mentiras y fantasías se transformó en una suerte de envoltorio exterior cuya función ha sido, desde entonces, sustituir el ser, la vida, el trabajo y el lenguaje del negro. En el origen tan sólo revestimiento exterior, con el paso del tiempo ese envoltorio se estratificó, se transformó en una membrana y terminó por convertirse en una cáscara calcificada -una segunda ontología- y en un chancro – una herida viva que corroe, devora y destruye a aquél o a aquélla que la debe soportar-. De esta herida y de las condiciones necesarias para su curación se ocupa Franz Fanon en Piel Negra, Máscaras Blancas.James Baldwin, por su parte, compara esta herida con un veneno del que considera necesario preguntarse por los efectos que produce tanto en la persona que lo fabrica y lo destila, como en la persona a quien se le administra sistemáticamente.
A partir del siglo XIX, esta cáscara y este chancro adoptan una existencia casi autónoma, al funcionar indistintamente como un motivo ornamental, un doble o, de manera más siniestra aún, como una carcaza – lo que queda del cuerpo después de ser descuartizado o vaciado -. Entonces, desde un punto de vista estrictamente histórico, la palabra «negro» remite en primer lugar a una fantasmagoría. El interés por estudiar esta fantasmagoría reside no solamente en lo que ésta dice a propósito de aquéllos que lo fabricaron, sino también sobre la problemática, ciertamente antigua, del status de las apariencias y del comercio que las apariencias entablan con la realidad; la realidad de las apariencias y las apariencias de la realidad: la simbología de los colores. El proceso de transformación de la gente de origen africano en «negros», es decir, en cuerpos de extracción y en sujetos de raza, obedece, en muchos sentidos, a una triple lógica de osificación, envenenamiento y calcificación. El negro no sólo es el prototipo del sujeto envenenado y carbonizado. El negro es aquel cuya vida está hecha de restos calcinados.
Achille Mbembe
Crítica de la Razón Negra
Ensayo sobre el racismo contemporáneo
Ediciones NED
Páginas 84, 85.
“Lo indígena” como circo en el regreso de la interculturalidad
En el Año Internacional de las Lenguas Indígenas (2019) resucitó con fuerza algo que pensé que habíamos dejado en el pasado, la famosa “interculturalidad”, entendida como neo-folklor, un mecanismo usado cómodamente desde el poder para pacificarnos a los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes, generando la percepción de que se nos está “incluyendo” en un mundo hecho a su medida. Una pequeña muestra de lo ridículamente evidente es que el Organismo Judicial celebrará el año internacional de las Lenguas Indígenas con la “Primera Feria Intercultural” que incluye: “Muestras gastronómicas”, “Danzas Interculturales”, “Exposición de Productos Tradicionales” y Juego de Pelota Maya. Vaya creatividad la de estos letrados, al estilo actividad de escuelita primaria-colonial. Pero dejemos el asunto de la creatividad y enfoquémonos en el provecho que el poder saca de ello.
Por desgracia, basta un poco de circo, para que algunos indígenas se olviden que les están devorando lentamente hasta la dignidad. Así vemos a nuestra gente adornando las mesas de sus devoradores antes de que sus colmillos se ensarten en sus cuerpos. Y es que ahora, después de mucho pataleo, los patrones han aceptado que ya no se puede “excluir a sus sirvientas y a sus mozos indígenas”, porque el mundo moderno es “intercultural”. Ahora, hay que “incluirlos” y aceptar que hacen ricas comidas, que bailan curioso y que sus coloridas ropas siguen siendo un buen negocio.
No puedo entender que pasa por la cabeza y el corazón de esos funcionarios indígenas que usan a otros indígenas y afrodescendientes como personajes de circo para divertir a los patrones. Me imagino a las funcionarias y funcionarios kaxlanes en primera fila y a los “negros” e “indios” bailando enfrente para divertirlos. Me imagino a nuestra gente ofreciéndoles nuestra comida a los kaxlanes y a éstos haciendo muecas de condescendencia y de asco a la vez antes de comérsela.
Los saqueadores están urgidos de mecanismos de pacificación para poder seguir robando y haciendo negocios con nuestras vidas y con nuestros bienes sin encontrar oposición. Y por desgracia siempre hay indígenas que no quieren saber de su historia, que no tienen memoria, que no tienen vergüenza, que no tienen dignidad al vender a su Pueblo.
El folklor ya no es exclusivo del Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT), del Ministerio de Cultura y Deportes y de los empresarios oportunistas; líneas similares a las del Organismo Judicial y la Corte Suprema de Justicia siguen la Defensoría de la Mujer Indígena (DEMI), el Fondo Indígena Guatemala (FODIGUA), por mencionar algunos entes indígenas, que con sus tristísimas agendas evidencian el éxito de estas instancias para reforzar al Estado colonial. Seguro y por desgracia tendremos más circo para este “Gran año Internacional de las Lenguas Indígenas”, y esto no sería posible sin el apoyo de la cooperación internacional que favorece la agenda de pacificación de los Pueblos Indígenas.
18 de julio del 2019.
Autora: Aura Cumes
Fuente: Tujaal.org
Guatemala y toda América de polo a polo …