Notas sobre institutos de descolonización, “decoloniales” y colonialismo interno en Venezuela
ESTUDIOS DECOLONIALES PARA LA COLONIALIDAD DEL PODER
Riza Altun, el comandante del PKK, en su bien conocida entrevista con AFN publicada con el título «Libertad y estado no pueden coexistir», señaló de manera valiente, crítica y por ello respetuosa, la intolerable contradicción recurrente en la que caen sectores de la izquierda, particularmente gobernantes con poder de señalar el imperialismo de, por ejemplo, los EEUU, pero ignorar simultáneamente el de China, Rusia, Turquía, etc. Emiliano Terán Mantovani, en este punteado directo de evidencias con un corto epílogo señala la estrategia institucional de descolonización del gobierno de Venezuela lanzada en ceremonia frente a una red de prestigiosos académicos de los estudios decoloniales quienes con su presencia la avalan. Algo así como abrir un programa, una oficina con funcionarios y funciones, para que desde allí, a lo sumo, hagan un poquito en contra o diferente a todo lo otro que hace el gobierno Venezolano (que además está en el listado y falta más). En otras palabras y para decir la verdad, un dispositivo para encubrir y maquillar hechos que la realidad grita abiertamente. Encubrimiento insostenible que anuncia el Presidente Maduro muy apoyado por quienes a toda costa y contra toda evidencia siguen defendiendo el discurso de un gobierno que en la práctica lo contradice.
La «colonialidad del poder» es un concepto que se asocia con Aníbal Quijano y como lo saben muy bien quienes desde la academia «crítica» y «decolonial» en abierta complicidad con este engaño apoyan al gobierno, no se refiere únicamente a las contradicciones de los gobiernos progresistas sino, justamente a que el poder es la colonialidad y sus estructuras y ejecución lo imponen. Grave, gravísimo que hoy, mientras se hace visible la marcha de migrantes al norte desde Centro América. Hoy, forzados por la dictadura del capitalismo, por la destrucción imperial de territorios, oportunidades y derechos como consecuencia de políticas económicas extractivas y de libre comercio, millones que llevan ya décadas migrando hacia el norte con la ilusión de ser explotadas y explotados, pero por lo menos no morir, o morir intentando defenderse y llegar, hoy, cuando se niegan a esconderse de lo que les obliga a hacer quién los persigue. Hoy mismo, en Venezuela, como consecuencia de estas mismas políticas y sus fracasos en versión progresista, quienes migran por la miseria son perseguidxs y maltratadxs en el exilio y tildadxs como traidorxs por el gobierno Venezolano, nos obligan a recoger desde lo que señala Emiliano mucho más de lo que señala, pero gracias a eso mismo que pone en evidencia.
1. La gente que migra desde Centro América al norte en la «Caravana de Migrantes» es en realidad la misma caravana de refugiadxs de una guerra integral del capitalismo contra todo el globo para eliminar excedentes de capital y población y apropiarse de territorios y riquezas.
2. Lo extraño no es que se hayan organizado ahora justamente para hacerlo ni que sea tan excepcional lo que hacen, para que haya que buscar quiénes les organizaron. Lo extraño es que no hubiera sucedido ya antes, mucho antes cuando a diario deben irse y dejarlo todo y generalmente no lograrlo, sufrir, morir y desaparecer de todos los modos en el intento. La pregunta, para quienes no los observan cómodamente distantes de esta realidad y conocen la suya es, ¿apenas ahora se movilizan contra el imperio que los desprecia y despoja?
3. Que Venezuela y las «izquierdas» pretendan aprovecharse de este «camino verde» de búsqueda forzada de supervivencia con dignidad para señalar al otro y adjudicarse lo que nació espontáneamente, no sólo es falso sino errado. Si quieren darle elementos a Trump para nutrir su locura y su odio racista anti-inmigrante, fabríquenle desde estos oportunismo evidencias inexistentes de apoyos y maniobras. No migran porque Venezuela y la izquierda les apoya. Migran en marcha visible porque su dignidad se ha hecho camino colectivo y no el «sálvese quien pueda» que les impuso el capital (buen negocio en todo sentido).
4. Extractivismo, dependencia del rentismo económico, concentración de las riquezas en pocas manos, estados inevitable y necesariamente jerárquicos, autoritarios y al servicio del capital, misóginos, racistas, patriarcales y políticas coherentes con todo lo anterior bajo discursos mayormente de derecha pero también progresistas son la «institución colonial» que nos destruye y que arranca a la gente de la tierra en todas partes. Las y los millones que buscan refugio fuera de Venezuela y sus pares de África, Centro y Sur-América responden al mismo mundo, a la misma ingeniería demográfica que transforma territorios enteros, regiones enteras en baldíos sin gente que allí pueda vivir y a esa gente en «migrantes» sin raíces, es decir, material desechable
5. El «Instituto de Descolonización» de Venezuela y la amenaza de ataque militar a la Caravana Migrante digna desde Centro América son dos respuestas institucionales del mismo régimen capitalista con dos discursos aparentemente opuestos frente a la misma problemática.
6. Por detrás de las máscaras están los beneficiarios. Los territorios se entregan a los mismos en uno y otro lado, bajo uno u otro discurso, sea el Arco Minero o sea la Mega-Minería global y el largo etc. extractivista, agua, oxígeno, petróleo y fuentes de energía, biodiversidad, minería y mercados para resolver la crisis: Lo coyuntural encubre la guerra contra los pueblos por los territorios y las caravanas dignas exponen la verdad si la vemos.
Emiliano la señala desde Venezuela, no sólo para ese país y sus víctimas. Los beneficiarios nos permiten entender más allá y más acá del discurso. Los beneficiarios, claro, pero también los hechos que esconden unos y otros, pero que basta reconocer en quienes por negárseles la existencia, buscan refugio despreciadxs por todos.
¿Dónde Estamos? En tiempo real. Pueblos en Camino
Neolengua y colonialidad del poder
Notas sobre institutos de descolonización, “decoloniales” y colonialismo interno en Venezuela
Luego de la creación del Ministerio de Minería Ecológica, el Gobierno de los oxímoron ha anunciado que se creará el “Instituto Nacional de Descolonización de Venezuela”.
Se ha declarado pues, que vamos hacia la “descolonización definitiva e integral” de Venezuela, un propósito que parece plausible, sino fuese porque en realidad nos encontramos en el contexto de un brutal proceso de re-colonización del país en el cual, para rematar, el ejercicio de la violencia está jugando un rol cada vez más determinante.
A decir verdad, si quisiéramos iniciar pasos a la “descolonización definitiva e integral” del país, tendríamos que crearle competencias políticas a este Instituto Nacional de Descolonización para:
- Derogar el proyecto más racista que tiene este país que se llama “Arco Minero del Orinoco”
- Terminar de demarcar y titular las tierras para los pueblos indígenas
- Eliminar los operativos policiales en los barrios populares del país (tipo OLP) con trágico saldo en muertos en la población pobre, claramente racializada
- Derogar el decreto 1.425, que formaliza las zonas económicas especiales y permite una colonización express y radical de nuestros territorios
- Dejar de promover insistentemente la vieja cultura neocolonial del petróleo, pero ahora con el sello “revolucionario” y su respectivo Made in China
- En vez de exonerarlas, cobrarle impuestos a las corporaciones transnacionales, sobre todo por devastar nuestros territorios y ecosistemas
- Derogar la creación de la empresa mixta Carboturven y cualquier forma de colonización de la Sierra de Perijá
- Que PDVSA deje de crear y mantener zonas de sacrificio
- Condenar las burlas de diversos voceros oficiales para con los migrantes venezolanos, que sufren diversas formas de xenofobia y racismo fuera del país, mientras que son acusados de traidores a la patria adentro
- Permitir una auditoría de la deuda pública externa, a ver cuál es deuda odiosa y evitar arrodillar al pueblo ante el neocolonialismo financiero internacional
- Investigar sobre los asesinos intelectuales del cacique Sabino Romero
- Suspender el estado de excepción bajo el que nos encontramos desde hace casi tres años, y en fin, evitar controlar, cooptar y reprimir la irrupción de la subalternidad ante esta agobiante situación
Todo esto, sin cesar en el rechazo firme al agresivo intervencionismo estadounidense.
No hay otra forma de impulsar procesos de descolonización. Estas demandas son parte de sus principios ineludibles, por la que tantos pueblos del Sur Global han luchado por décadas.
Breve epílogo. No se puede ser “decolonial” eximiendo al colonialismo interno
Asumir la crítica decolonial en realidad no es fácil, porque no se trata sólo de epistemologías, de escuelas de pensamiento y patrones de conocimiento. Frantz Fanon lo explicó muy bien: la colonialidad es un hecho eminentemente violento. En todas sus escalas. Tanto en las sanciones de Donald Trump como en el Arco Minero del Orinoco.
No se puede ser “decolonial” eximiendo al colonialismo interno. Resistir al imperio estadounidense, imperio criminal, no puede representar una carta blanca para una política de reformas neoliberales, para el estado de excepción y la militarización de la vida, para la expansión de la devastadora corrupción gubernamental –que se ha devorado los fondos públicos–, o para agresiones contra organizaciones campesinas y comuneros, y contra protestas de trabajadores precarizados por la situación actual.
Y si no, ¿cuál es la diferencia entre esto y la idea de “daños colaterales” que usa el imperialismo cuando bombardea países?
Muy al contrario, ha sido el cercenamiento de la crítica uno de los factores que posibilitó la emergencia y consolidación de los nuevos colonos que surgieron en el seno del proceso bolivariano. El nuevo colonialismo interno no es otra cosa que la nueva forma de articulación de las élites nacionales con los grandes capitales foráneos y toda la operación de extracción y expolio del pueblo y la naturaleza. De ahí que no nos sirve de mucho la vocería de una “decolonialidad” que reivindica un antiimperialismo chucuto, que sólo quiere ver hacia afuera lo que en realidad también se articula hacia adentro. O bien que prefiere invisibilizar el rol de China, tal vez la fuerza más dinámica en el reforzamiento mundial de los patrones coloniales/imperiales, y uno de los varios responsables de la crisis que se vive en el país.
¿Qué sentido de ser, qué rol tienen las izquierdas, ante esta situación? ¿Cuál es el límite, el ¡ya basta!, el punto de honor? ¿Cuáles son sus principios irrenunciables?
Algunos hablan de evitar el derrocamiento del Gobierno actual a toda costa y lo que están derrocando es la reserva ética de la izquierda.
Por: Emiliano Teran Mantovani
Martes, 30/10/2018 08:39 PM
Aporrea
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*Emiliano Teran Mantovani es sociólogo de la Universidad Central de Venezuela, miembro del Observatorio de Ecología Política de Venezuela y mención honorífica al Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2015.