Una mirada a la tragedia kurda
Rojava, en el norte de Siria, es una región compuesta por Afrin, Kobane y Cezire. En medio de la horrible guerra siria, bajo la persecución y el ataque directo de todas las facciones y naciones-estado de la región, el pueblo kurdo ha conseguido al menos dos logros ejemplares: una revolución liderada por mujeres (dentro de una brutal sociedad feudal patriarcal), y el confederalismo democrático, una forma asamblearia de gobierno territorial basada en colectivos, dirigida desde la base y orientada hacia la protección y preservación ecológica de sus territorios. En Tiempo Real Pueblos en Camino
El mundo llegó a conocer y reconocer esta lucha y estos logros tras la derrota militar de ISIS en Kobane y la presencia de las YPJ (Unidades Femeninas de Protección), las fuerzas de defensa kurdas formada por mujeres.
Aunque esta fuerza autónoma liderada por mujeres merece tales elogios y reconocimientos, estas mujeres han explicado que la labor defensiva, aunque crucial, es probablemente solo un 10% de lo que hacen realmente. La mayoría de sus actividades están relacionadas con la efectiva consolidación de una nueva sociedad autónoma. ‘A women’s revolution’ (“Una revolución femenina”) es un documental que muestra en la práctica una parte de lo que realmente ocurre sobre el terreno.
El pueblo kurdo vive en el territorio de sus ancestros (en Siria, Turquía, Irak e Irán) y le ha sido denegado el derecho de su autonomía. La revolución de Rojava se ha extendido a todo el Kurdistán. Podría alcanzar el final del patriarcado, paz, autonomía, justicia social y una alternativa a los regímenes y religiones autoritarios.
Esto amenaza a todas las naciones-estado de la región, así como a los países más poderosos del mundo y a los intereses del capitalismo global.
Si las mujeres del Oriente Medio deciden terminar con su esclavitud y construir una nueva sociedad con verdadera democracia y más allá de las naciones-estado, cuando lo hagan, se dejarán atrás los intereses de clase, el racismo y el patriarcado: un acontecimiento intolerable para las potencias que promueven la guerra y la opresión en la región y en el mundo.
El PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán), bajo el liderazgo de Abdullah Öcalan, ha sido la fuerza inspiradora de esta revolución en Rojava y más allá. Öcalan fue capturado ilegalmente el 15 de febrero de 1998 en África, en una operación conjunta estadounidense, israelí y británica, y trasladado a la isla de Imrali, en Turquía, donde ha sido encerrado en aislamiento a pesar de haber liderado una propuesta y un proceso de paz en conversaciones con el gobierno turco. Öcalan escribió varios libros en prisión, promoviendo la revolución femenina, el confederalismo democrático y la paz. Como resultado de su influencia, ha sido confinado en solitario desde 2015
Turquía, bajo el régimen autoritario de Erdogan, siente esta amenaza más que otros. El régimen turco ha oprimido siempre al pueblo kurdo, particularmente al PKK, que ha sido injustamente etiquetado como terrorista.
Turquía es un aliado de la OTAN, con el segundo ejército más grande dentro de la alianza. El chovinismo de Erdogan y su deseo nacionalista de hacer grande de nuevo a Turquía han hecho que ganara un referéndum que le ha proporcionado excepcional poder. El ejército turco ha atacado ciudades y comunidades kurdas en el sur de Turquía para aislarlas de Kobane y Rojava, crímenes que no han recibido ninguna atención.
Hace dos meses, con el apoyo de Rusia, comenzó a bombardear Afrin y, la semana pasada, con el apoyo de ISIS y otras milicias similares, sus fuerzas invadieron la ciudad de Afrin, matando a cientos de civiles y enfrentándose a la resistencia de las fuerzas de defensa kurdas (mujeres y hombres), que sufrieron más de 800 bajas. Ha sido un uso brutal de la fuerza. Erdogan trata de justificar esta agresión argumentando que los kurdos son terroristas y que los territorios invadidos por Turquía son antiguas tierras turcas, aunque siempre han sido territorios kurdos.
Erdogan ha anunciado ahora que ocupará el resto de Rojava (Kobane y Cezire), aplastando la revolución de las mujeres. La ocupación incluye el traslado inmediato de la población a Afrin, con la intención de expulsar a los kurdos.
Aunque las Naciones Unidas aprobaron una resolución condenando el ataque de Turquía en territorio sirio, y aunque Turquía es miembro de la OTAN, todos los estados de la OTAN han cerrado los ojos ante la invasión. Como muchos analistas han afirmado, todas las superpotencias están interesadas en la destrucción de las mujeres de Rojava y la revolución kurda, ya que amenaza sus intereses y planes en la región y más allá. De hecho, al hacer la vista gorda ante la invasión, todas las superpotencias son cómplices de este acto de guerra y de crímenes contra la humanidad.
El discurso y la actitud de Erdogan son un recordatorio del genocidio armenio. La invasión de Afrin y la inminente ocupación e invasión de toda la región de Rojava no solo amenaza con la destrucción de un proceso trascendental para el beneficio de Oriente Medio, sino que también representa un riesgo inminente de genocidio de la población kurda. El ataque del ejército turco sobre civiles kurdos, en su mayoría mujeres y niños, primero en Turquía y ahora en Afrin, son una prueba de que tal preocupación tiene una sólida base en la realidad.
En estas circunstancias, el silencio equivale a complicidad. Es imperativo que se alcen inmediatamente voces respetadas en los países aliados de la OTAN para denunciar los actos de guerra criminales del régimen turco y demandar su cese, así como la retirada de Turquía del norte de Siria.
Voces de individuos, organizaciones y sociedades que exijan a sus gobiernos que terminen con su tácita y activa complicidad con esta agresión hacia Rojava y el pueblo kurdo.
Voces que muestren no solo su preocupación, sino también su interés por entender y defender una revolución por la paz y por una sociedad viable que está venciendo al patriarcado, el abuso, el racismo, la codicia y la destrucción.
Como han afirmado conocidos académicos y analistas, esta invasión turca de Siria, en las circunstancias actuales, en Oriente Medio y a nivel global, podría ser el equivalente de la invasión nazi de Polonia e 1939: el preludio de una guerra más grande.
El inaceptable uso directo de la fuerza para invadir territorios, las políticas racistas, los intereses geopolíticos que implican a todas las superpotencias y la consecuente activación de los mayores ejércitos del mundo, y la alianza, encubierta o pública, con fuerzas terroristas sobre el terreno, amenazan con generar graves consecuencias para todas las regiones del mundo. Lo que está sucediendo debe ser denunciado por voces creíbles y respetadas, y deben tomarse medidas para frenarlo. El silencio y la inacción no son opciones aceptables.
Dada la violencia y el sufrimiento generalizados en Siria, que podría extenderse a través de la región, no parece exagerado que los extranjeros estén pendientes de la situación…
Por: Manuel Rozental
Abril 3, 2018
(Traducido por Mario Lugilde – Email: tricobezoar@gmail.com)
Texto original: A look at the Kurdish tragedy
Fuente: The Prisma
Para más información, ver Şoreşa Jin/Women’s Revolution. Y Revolution in Rojava. Para más información actualizada en inglés, ver ANF | Kurdistan