Múltiples Cuchilladas
30 activistas de Greenpeace, hermanas y hermanos de todas y todos nosotros, son los que corrieron hacia el Océano Ártico para denunciar los planes de las petroleras. Allí, donde los fluidos de la vida, sangre o agua, ya son graves hemorragias, han sido arrestados. Por estar donde tenían que estar, donde tenemos que estar. Pegados a nuestra Madre asediada.
Cuando descubrieron que existían planes que amenazaban la vida de su madre, corrieron en su defensa, claro, ni tiempo les quedó para despedirse de sus amigos. Desperdigados por diferentes países aquellas chicas y chicos sabían que era a su lado donde tenían que estar. Pegados a ella.
La información que consiguieron era escalofriante pues, como recogían los informes forenses, el modus operandi de quienes querían acabar con ella era siempre idéntico: múltiples cuchilladas, tan hondas como fuera posible, siendo la causa de la muerte el desangramiento. Qué dolor les creció al observar fotos que se conservan de muchos de los crímenes de esa banda que la perseguía, un grupo muy bien organizado.
Son las petroleras que, sin compasión, en Ecuador, Nigeria o bajo mares y océanos perforan la piel, atraviesan los músculos, fracturan los huesos, taladran las vísceras y finalmente revientan el corazón de la Madre Tierra.
30 activistas de Greenpeace, hermanas y hermanos de todas y todos nosotros, son los que corrieron hacia el Océano Ártico para denunciar los planes de las petroleras. Allí, donde los fluidos de la vida, sangre o agua, ya son graves hemorragias, han sido arrestados. Por estar donde tenían que estar, donde tenemos que estar. Pegados a nuestra Madre asediada.