Venezuela: los que con hambre y sin miedo ponen el pecho contra el capital venga de donde venga

Compartimos la incertidumbre, el coraje y la indignación que habita a las y los venezolanos que desde siempre han luchado por la libertad de sus pueblos y han querido construir una América para los y las de abajo, ese es, desde el corazón y la tierra, el espíritu de Sabino Romero, el dirigente yukpa, humilde y digno que asesinaron sin que fuera noticia, luchando contra la conquista, contra el despojo, contra los terratenientes, contra los discursos de izquierda y las acciones calculadas de realpolitik que sacrifican tierras, pueblos, principios, a razones prácticas. Era el espíritu que llevó a Hugo Chávez Frías al corazón y a las calles de Venezuela y del mundo y al que muchas y muchos con dolor e impotencia, arrancados de una ilusión y de la lucha, han tenido que decirle adiós. Y no es para menos que en el contexto actual ad portas de una guerra contra sus pueblos para reactivar el capital en crisis, la derecha se siga aprovechando como siempre, de lo que sea y de las debilidades del gobierno bolivariano para atizar conflictos y rupturas que no auguran nada bueno para nuestro vecino país, para ese pueblo que es nuestroamericano. Sabemos que la guerra, venga de donde venga siempre victimiza y busca dominar la lucha de un pueblo que le pone el pecho, el cuerpo, la vida al capitalismo global por la dignidad y la libertad. El pecho, a pesar de la retórica vacía de opositores siempre vendidos y de gobernantes burgueses izquierdo parlantes, siempre lo ha puesto un pueblo que necesita hechos de libertad, de democracia real, de justicia. Necesita, exige y está dispuesto a dar la vida por el territorio, sin venderse, sin cansarse y sin engañarse ni dejarse engañar. Cuando no dejan más opciones, una vez más, que estar con las dos caras de lo que hoy es la misma moneda, derrotadas y vendidos de ante mano por inconvenientes y poco prácticos, le ponen también el pecho a esa muerte anunciada y no se dejan reclutar por conveniencia carajo! Se declaran anti-capitalistas y por eso, así se queden solas y solos como siempre, así nadie escuche y los señalen como a Sabino hasta morir empobrecido y rico en dignidad, están de pie hoy contra el sistema y por la libertad y así, confrontan a la derecha fascista y al oficialismo que perdió el rumbo y manoseó el sudor y la sangre del pueblo. Dirán que también están allí en la marcha que defiende al gobierno para que no vuelva el fascismo. Tal vez, pero no es de ellas y ellos de quienes hablamos, sino de quienes no calculan a la hora de la dignidad para arrimarse al discurso, porque siempre están del lado de la vida, cueste lo que cueste. En ese sentido, compartimos el grito que desde la semana pasada nos compartió el compañero José Ángel Quintero Weir, en el que nos explica lo que pasó recientemente en San Félix, Estado de Bolívar, donde gente con hambre y sin miedo actuó como actuó, le puso el pecho al «dictador» y al sistema porque Maduro y su séquito dice hacerlo pero se ha vendido y la oposición del Pentágono aprovecha esa pelea interna para negar a un pueblo que nunca ha aceptado al capital venga de donde venga y se disfrace de lo que se disfrace. Así que el rechazo es a esa burguesía corrupta izquierdo-parlante así como ha sido siempre y ahora más, a las burguesías imperiales del despojo, porque ni el gobierno ni esa oposición arrodillada y al servicio de las transnacionales son pueblos que buscan una América Libre. En Tiempo Real, ¿Dónde estamos? Pueblos en Camino

Todo dictador muere cuando la Libertad logra vivir en el corazón del pueblo:

Con hambre y sin miedo

Agresión a Maduro en San Félix, Venezuela.

San Felix, tal vez, una de las poblaciones más humildes de este país que, tanto la “derecha” como la “izquierda” nacional e internacional considera un “país inmensamente rico” (aunque todos sus pobladores hoy mueran de hambre). San Felix es un poblado del Estado Bolívar, gobernado por un General vinculado al llamado “Cartel de Los Soles” y que, casi como un pequeño “dictador” (apoyado por lo más ruin de la delincuencia organizada), ha gobernado y sometido a toda la población del estado más grande (territorialmente hablando), de toda la república. Su poder siempre ha sido entendido como indiscutible; tanto por la oposición, como por el gobierno.

De seguro, fue por ello que, para demostrar su supuesta fortaleza en estos momentos de crisis, el Presidente Nicolás Maduro fue hasta San Felix para, en Cadena Televisiva Nacional, demostrar la supuesta soledad de la “oposición terrorista”, y el “apoyo popular” a su gobierno y a su “ejército de la revolución bolivariana”.

Pero el pueblo venezolano muere de hambre y, la desfachatez y desvergüenza criminal de las Fuerzas Armadas Nacionales es tan burda, que ya nadie (ni siquiera los adeptos más fanáticos del gobierno), puede lograr asentar algún respeto por el Presidente de la República y, mucho menos, por todos sus militares que lo secundan en quienes, todos sólo vemos a unos vivianes, gorrones, proxenetas y narcotraficantes que, como “gusanos con rostro de gente” sin ningún valor humano sólo pueden ser considerados como parásitos de todos nosotros, los más desposeídos.

Así, la corrida de Maduro, su Gobernador y sus narcomilitares que lo acompañaban en un mitín en San Felix, con el que pretendían demostrar su dominio y control sobre la población como para terminar de convencer al enviado del Papa con el que, la Canciller, previamente se había reunido en función de reactivar un diálogo en el que sólo gana tiempo el gobierno (y el Papa), lo que hoy circula como noticia espectacular es que la población de San Felix, con hambre, pero sin miedo, fue capaz de hacer correr a piedras y a botellazos al mero Presidente de la República, a su Gobernador y a todos sus narcotraficantes Generales; porque, definitivamente, ya nadie les respeta; sólo aquellos que, como el Papa, las FARC, Evo Morales (por su propia deuda), y, cada vez menos, Rafael Correa (porque ha acompañado el féretro del Chavismo pero no está dispuesto a ser sepultado en la misma tumba de Maduro), siguen jugando a darle largas a la agonía de muerte de toda una nación que ya dijo: basta, y ha echado a andar, y su marcha de gigantes será capaz de morir las veces que sea necesario para enfrentar, condenar, y expulsar con la muerte, si fuera necesario, a los malditos que pretenden secuestrar a todo un pueblo en función de mantener las fuentes de su enriquecimiento a costa del hambre y la miseria de la gran mayoría.

En todo caso, el pueblo de San Felix ya nos señaló el camino, que el hambre en la que los malditos pretenden continuar sometiéndonos se constituya en nuestro mayor acicate para enfrentarlos en la calle. Si tienen cojones (como dice el maldito narco de Diosdado Cabello, o la palabra/mente del aún esclavo Aristóbulo Isturiz), que sus generales de mierda intenten matarnos a todos con los 150 mil AK y los millones de minas antipersonales que dicen poseer para matar al pueblo venezolano; entonces, que Diosdado, Aristóbulo, Elias Jaua, Tarek El Aisami, Tarek William Saab, Reverol, y todos los narcomilitares y los pranes de los “colectivos” le echen bolas; porque de este lado podrá haber hambre pero, definitivamente, ya no hay miedo, el pueblo de San Felix se los acaba de demostrar.

Autor: José Ángel Quintero Weir

Abril de 2017

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