Colombia Indígena: La paz y la libertad de la Madre Tierra
Compartimos esta columna publicada hoy por el Correo Canadiense de Toronto, Canadá. Según se anuncia y se festeja, empieza el post conflicto en Colombia. Los Presidentes Obama y Santos se encuentran en Washington y el primero anuncia «Paz Colombia», con una inversión de por lo menos 450 millones de dólares para dar continuidad al que evalúan como exitoso «Plan Colombia» que trajo terror y muerte con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico a todo el país. El narcotráfico se fortaleció, las transnacionales y el capital ganan acceso a territorios plenos de riquezas y recursos para el extractivismo, el TLC se impuso a pesar de la resistencia indígena y popular y así, el país está sometido a un modelo de sumisión y empobrecimiento sin precedentes para la mayoría ¿Qué es la paz para los indígenas en este contexto? El pueblo Ixil en Guatemala, tras la masacre y el terror de la guerra y de la «paz» de allá lo sabe. Esa paz es la continuación de la guerra por otros medios ¿Es, a lo sumo, una tregua para organizarse sin combates y luchar por territorios de los pueblos sin dueños? ¿Cómo así? Lecciones aprendidas. Pueblos en Camino
Colombia Indígena: La paz y la libertad de la Madre Tierra
No hay cómo narrar o recordar la guerra en Guatemala. Pero el pueblo Ixil sabe y siente lo que esto significa. Masacres, pueblos enteros arrasados por ejércitos bien armados, entrenados y financiados por el Pentágono para cometer los peores horrores. En torno de los acuerdos de paz entre la insurgencia y el gobierno, el pueblo Ixil manifestó que la paz, esa paz que se negoció y se firmó era la continuación de esa guerra, de la misma guerra por otros medios. El tiempo les dio la razón. La guerra y esta paz que es la guerra de otros modos, es por los territorios, por las riquezas y para despojarlos. Ahí están las transnacionales, las mineras, las hidroeléctricas, los monocultivos, la privatización del agua y el narco-estado bajo el libre comercio. Pero también está regresando la guerra, porque los pueblos indígenas y el pueblo Ixil, siguen resistiendo el despojo y siguen defendiendo sus territorios y culturas: su ser. Su estar siendo.
Se firmará la paz entre el gobierno de Colombia y las FARC. Nunca fueron tan reconocidos y respetados los pueblos indígenas en este país como con las Mingas de resistencia social y comunitaria. 2002, 2004 y la más visible de todas: 2008. En medio del terror y de la guerra, su dignidad y valor avergonzaron a los actores armados. La Guardia Indígena rescató líderes secuestrados en la retaguardia de las FARC. Sacó al ejército de lugares sagrados, capturó, desarmó y entregó a la justicia propia, en asamblea, a guerrilleros que cometieron crímenes y mucho más. Caminaron una palabra digna y contagiosa: su agenda de 5 puntos. 1. El modelo de despojo del capital transnacional es el origen del despojo, del maltrato, de la guerra. Es un modelo de conquista que hay que resistir y superar. 2. El terror sirve a este modelo y es un instrumento del despojo. 3. Las políticas del régimen se hacen para entregar el territorio, las libertades y derechos a transnacionales. Esa legislación de despojo debe reemplazarse por las leyes de los pueblos para la vida. 4. Los derechos ganados por los pueblos son obligaciones de Estado y todos los gobiernos deben cumplirlas y 5. Un país de los pueblos sin dueños debe reemplazar este país de los dueños sin pueblos que somete desde la conquista. Esto se logra con un Congreso de los Pueblos que se organice para transformar desde abajo la realidad. Álvaro Uribe Vélez fue confrontado por esta agenda en el Cauca ante toda Colombia y se negó a respetarla. La Minga se validó ante su ilegitimidad. A la paz para los pueblos indígenas, para todas y todos en Colombia, según quedó claro, se llega por el camino de la Minga, del tejido de los pueblos de otro país que implique el fin del modelo de guerra.
Que salgan las trincheras de los pueblos, que no se dispare ni se bombardee más, que las escuelas no sean blanco de ataques, que unos y otros dejen de acusar y condenar a los indígenas de ser del otro bando y masacrarlos, perseguirlos, matarlos. Que este conflicto armado que le sirve a las transnacionales termine en un cese al fuego definitivo y permanente. No hay manera de describir la alegría que esto genera, la esperanza y la experiencia cotidiana de tranquilidad.
Pero no ha cesado el despojo. Por el contrario. Mientras avanzan las negociaciones, avanzan las transnacionales, el extractivismo, el terror contra quienes defiendan los territorios y la vida. Las organizaciones indígenas han intentado cambiar la agenda de la Minga para participar de los recursos del post-conflicto. Buscan insertarse en esa paz práctica del país con dueños, sin pueblos y en paz: en el régimen que se mantiene y se relegitima al servicio del capital. El régimen, bajo la prescripción y apoyo del capital global, del Pentágono, de los EEUU, consigue con la paz, lo que buscaba con la guerra y volverá a hacer la guerra si esta paz no basta o si los pueblos defienden su dignidad y sus territorios. Lo están haciendo. Desde diciembre de 2014, el pueblo Nasa en el norte del Cauca, de donde nació la agenda de la Minga, está “liberando la madre tierra” de manos de terratenientes y transnacionales que la someten a monocultivos y la están matando junto con quienes mueren de hambre por no tener acceso a trabajarla para comer. Siendo así, para las y los hijos de la Madre Tierra, esta paz del sistema es, como mucho, una tregua en la guerra del sistema contra los pueblos. Una tregua para resistir y liberar los territorios de quienes, como en Guatemala y en todo el mundo, contra los indígenas y contra la vida, siempre hacen la guerra para saciar su codicia insaciable. Que firmen los acuerdos, para que dejen de asesinar en combates, para seguir luchando por la paz de los pueblos sin dueños. Esa es la palabra indígena que se camina en Colombia, aunque confundidos, algunos líderes apoyen esa otra “paz” por la que se da continuidad a la guerra.
EMMANUEL ROZENTAL*
http://www.correocanadiense.com/2016/02/colombia-indigena-la-paz-y-la-libertad-de-la-madre-tierra/
Correo Canadiense
Febrero 7 de 2016
*Médico e investigador social de Pueblos en Camino, colombiano radicado en México.