España: Ganó el TTIP. La soberanía no reside en el pueblo
Gustavo Duch analiza y concluye sin necesidad de muchas vueltas sobre los resultados electorales en España. Le es fácil hacerlo así, en breve y claro porque piensa desde un referente que, hasta hace muy poco, y aún para muchos, resulta absurdo, utópico, imposible: el del tejido de autonomías de los pueblos que deje atrás al sistema. A eso, deducimos, lo llama Gustavo soberanía e incluye que “la gobernanza de los territorios vuelva a las personas para que en pequeñas comunidades, pueblos o barrios puedan gestionar en común sus bienes colectivos que desde economías de los cuidados son garantía de alimentación, vivienda, energía, salud y un entorno sano”. Pues bien, aunque le haya ido relativamente bien a Podemos apoyado a pesar suyo sobre la base de las agendas de Indignados, 15M, autonomistas y defensores de territorios y pueblos, el verdadero ganador es el Libre Comercio: el imperio del capital puro y duro en cuya cima jerárquica y articulada a la más poderosa y penetrante burocracia global nunca imaginada, se encuentra el poder fascista corporativo-financiero transnacional. Burocracia que no es solamente de funcionarios en cargos allá arriba sino ustedes, nosotras y nosotros que, en todas partes y a toda hora estamos al servicio del despojo, de la acumulación y del comercio intra-corporativo, es decir, de la corporación privada Planeta Tierra, en rumbo de extinción bajo el capital. En este ámbito hubo elecciones en España y en otros lugares y pasan muchas otras cosas que pueden analizarse en muchos detalles y bajo diversas perspectivas, pero todo en síntesis culmina con un hecho: La soberanía no está en el Pueblo. Mientras no lo esté, ganan ellos y los sometemos y alimentamos todas y todos. Así No. Pueblos en Camino
Las siglas que nos gobernarán
Otra vez, Luz María, el reto de intentar explicarte los resultados de unos comicios aquí en el Estado español, esta vez los de las elecciones generales, me viene de fábula para ordenar mis pensamientos. Y de nuevo, ya me conoces, me pongo las gafas de las soberanías. ¿Son los resultados favorables para quienes pensamos que es necesario que la gobernanza de los territorios vuelva a las personas para que en pequeñas comunidades, pueblos o barrios puedan gestionar en común sus bienes colectivos que desde economías de los cuidados son garantía de alimentación, vivienda, energía, salud y un entorno sano?
De hecho, para quienes pensamos así, no deja de ser una contradicción las esperanzas y esfuerzos que ponemos en las votaciones a las que nos llaman cada cuatro años, pues este mecanismo de democracia representativa nos aleja mucho de nuestras aspiraciones. Con nuestro voto, por radical que sea, ¿no legitimamos un sistema impuesto y que nos arrincona e invisibiliza hasta las próximas elecciones?
Pero en fin, con esta salvaguarda y como bien sé que ya conoces los resultados, creo que vale la pena centrarse, en primer lugar, en el resultado de Podemos y sus confluencias. Sus resultados -muy buenos- nos indican que mayoritariamente su electorado, en mayor o menor grado, han sido personas con anhelos de alcanzar más cuotas de soberanías. Soberanías desde el punto de vista social pues muchas de las propuestas recogidas en su programa emanan en buena parte de los planteamientos surgidos del movimiento del 15M o los indignados así como de otros movimientos sociales de largo recorrido. La presencia activa en la campaña de Ada Colau vinculada a la Plataforma contra los Desahucios es una buena muestra. Y también, como indican los resultados, soberanías desde el punto de vista territorial. De los 69 escaños obtenidos 36 proceden de las diferentes formaciones con las que han gestado alianzas en los Països Catalans, Euskal Herria i Galiza. Para todas ellas, y para Podemos en genérico, el derecho a decidir y la aceptación del referéndum de autodeterminación son puntos centrales de su programa.
Es decir, tenemos un resultado muy notorio que, juntamente con el fracaso de las fuerzas más reaccionarias del PP y Ciudadanos, nos podrían hacer pensar que desde esta concepción de “retomar el control de los mandos” las cosas han ido bien y que llegan nuevos tiempos. Pero las matemáticas, me temo, nos llevarán a un escenario del todo diferente y por siempre conocido.
De todas las combinaciones de pactos posibles sólo hay dos factibles. Una gran coalición del PP con el PSOE o bien que, gracias a la abstención del PSOE, el PP pueda gobernar en minoría. Y esto que se presentará como un gran debate y que nos llevará semanas de tertulias y tiras y aflojas es una nimiedad. Es el juego al que quienes administran sus decisiones les dejarán jugar. Porque no nos engañemos, si cuestionamos este sistema de softdemocracia representativa es precisamente porque la Soberanía, diga lo que diga la Constitución, no reside en el Pueblo; ni en sus representantes elegidos, ni en el Rey, ni el Jefe del Estado si estuviéramos en una República. Al final, la soberanía la ejerce el Mercado y sus fuerzas que siempre le acompañan, como dirían los héroes globalizados de la Guerra de las Galaxias, léase: el poder financiero y las grandes corporaciones, también globalizadas.
Y en el Imperio de los Mercados están tranquilos, sus números les cuadran muy bien. Su precioso bebé, del que tanto esperan, duerme plácidamente. Sólo sumando los escaños de estas fuerzas, PP y PSOE, quien realmente gana por goleada estas elecciones es el TTIP, el Tratado de Libre Comercio entre EEUU y Europa, que obtiene una mayoría demoledora, como demoledora será su aplicación. Los ahora distantes Rajoy y Sánchez cuando oigan la voz de su amo no tardarán en declinar a dúo y cogidos de la mano: Yo aprobaré el TTIP, tú aprobarás el TTIP, nosotros aprobaremos el TTIP.
Las siglas del TTIP, las siglas del mayor mercado imaginado, son las vencedoras de estas elecciones.
¿Un análisis simple? Sí. Y espero que equivocado
Gustavo Duch
Cartas AméricaLatina-Catalunya (II)
La Jornada de México, 23 de diciembre de 2015
https://gustavoduch.wordpress.com/2015/12/22/las-siglas-que-nos-gobernaran/