Venezuela: 5 mitos en torno a Citgo
En este punto de la historia, los venezolanos no sabemos a ciencia cierta si venderán o no la filial de refinación de PDVSA en Estados Unidos: Citgo Petroleum. Sobre todo después de que el ministro Rafael Ramírez admitiera, poco antes de su partida a la Cancillería, que el Gobierno estaba escuchando ofertas.
En un discurso evasivo, el presidente Nicolás Maduro pareció sugerir esta semana desde el Bronx que los planes de venta quedarían congelados ante una nueva estrategia de “fortalecer” la filial. Pero no explicó nada más. Y tampoco dio garantías de que el proceso sería abortado. ¿Cómo Así?
La oferta de venta que PDVSA ordenó iniciar en agosto, utilizando a la firma Lazard como intermediaria, culmina el 30 de septiembre con el cierre del período estipulado para la recepción de propuestas.
Mientras tanto, desde el Gobierno y su partido, se han lanzado numerosos argumentos poco o nada sustentados sobre la necesidad de desprenderse de este activo que, al ser 100% poseído por el Estado venezolano, marcaría la primera gran privatización del gobierno socialista que inició Hugo Chávez.
En este contexto, revisemos los cinco mitos más frecuentes en torno a la operación de Citgo:
1. Citgo da pérdidas. Estados financieros de Citgo, difundidos por firmas calificadoras y bancas de inversión, revelan que la filial de PDVSA arrojó ganancias netas anuales de entre 533 y 778 millones de dólares de 2011 a 2013. El incremento registrado en la utilidad neta de la compañía el año pasado está relacionado con mayores márgenes de refinación, que es donde se originan las ganancias de las compañías refinadoras. Esto fue posible incluso en un ambiente de menores ingresos: en 2013 pasaron de 43.145 millones de dólares en 2011 a 42.254 millones. Sus inversiones también se incrementaron, así como sus activos. Y el porcentaje de uso de sus plantas subió a 91%, para acercarse al promedio de la industria estadounidense.
El año pasado, la deuda terminó en 1.556 millones de dólares, ligeramente por encima de los dos años anteriores. Pero en julio pasado la compañía culminó un plan de refinanciamiento que le permitió reducir los intereses de esa deuda. Sólo en 2013, Citgo entregó a PDVSA 888 millones de dólares en dividendos que sumaron un total acumulado de 9.300 millones de dólares en dividendos pagados a la casa matriz desde 1998, representando 11% de las ganancias netas consolidadas de PDVSA.
2. Citgo compra cada vez menos petróleo venezolano. Esto es una verdad a medias. Lo correcto sería decir que PDVSA está suministrándole a Citgo un volumen decreciente de petróleo venezolano, producto de tres factores. El primero es la creciente entrega de crudo y derivados a China National Petroleum Corporation (CNPC) y sus filiales, para el pago de más de 40.000 millones de dólares en préstamos concedidos desde 2007, lo que deja un excedente cada vez menor para suplir a Citgo. El segundo, la insuficiente producción de derivados petroleros, que en un porcentaje antes eran entregados a Citgo desde las refinerías venezolanas. Y el tercero: problemas internos de la casa matriz para preciar correctamente sus crudos diluidos con nafta, lo que ha hecho que desde septiembre hayan disminuido las entregas de este tipo de petróleo a Estados Unidos.
Este año PDVSA está llegando al punto de entregar un volumen mayor de crudo venezolano a otras empresas estadounidenses (como Valero Energy o Chevron) que a Citgo. En el primer semestre del año, Citgo sólo recibió 161,000 barriles por día (bpd) de manos de Venezuela, apenas 20% del total de petróleo exportado por PDVSA al país del norte y bastante por debajo de la cuota de 300.000 bpd estipulada en los contratos de suministro.
Eso obligó a la filial a adquirir en suelo estadounidense alrededor de 50% de sus requerimientos de crudo y, además, recurrir a proveedores como Colombia, México, Brasil, Ecuador, Argentina, Perú y Angola –en ese orden de importancia– para comprar crudos pesados.
3. Las refinerías de Citgo son unas “cafeteras”. Varios analistas coinciden en que las plantas de Citgo se han conservado para reinvertir menos capital de lo que normalmente un refinador retiene en Estados Unidos a la hora de acometer programas de mantenimiento y, especialmente, modernizaciones y expansiones. Sin embargo, la tasas de accidentalidad y siniestralidad de Citgo no son mayores al promedio del país del norte (y bastante menores que los estándares de la casa matriz).
Por su localización geográfica y el tipo de crudo que utilizan, las refinerías de Citgo tienen un valor muy diferente entre sí. Por ejemplo: el incremento acelerado de la producción local de crudos livianos y ultra livianos en Estados Unidos, así como una mayor importación de crudo pesado canadiense, hacen que la refinería de Lemont, en Illinois, sea muchísimo más apetecible que las de Lake Charles y Corpus Christi, ubicadas en la costa estadounidense del Golfo de México. Sin embargo, el Golfo también tiene el potencial de fortalecerse ante el abaratamiento de los crudos pesados importados por una mayor oferta. Y eso a un comprador inteligente le permitiría prescindir de un contrato de suministro con Venezuela.
En definitiva, el valor estratégico que las refinerías de Citgo tienen para PDVSA probablemente no lo tenga para más ningún otro propietario, al menos en las circunstancias actuales de oferta y demanda. la razón es que el suministro que hoy reciben estas plantas de crudo venezolano podría ser reemplazado por otros, desplazando aun más rápido a Venezuela del mercado estadounidense.
4. Éste es el mejor momento para vender. El valor de las refinerías en Estados Unidos apenas está comenzando a recuperarse de la gran depresión que sufrió hasta 2011. Ante márgenes de refinación en caída y una demanda de derivados decreciente, el valor de los activos se había minimizado a niveles asombrosos, permitiendo incluso a empresas de aviación adquirir sus propias refinerías para producir el combustible que surte a su flota de aeronaves. Estos valores comenzaron a repuntar en 2012, pero todavía se encuentran lejos de los niveles exhibidos a principios de la década pasada.
Y en todo esto las refinerías de crudo pesado han llevado la peor parte. Ante la abundancia de crudos ligeros locales, los decrecientes diferenciales de precio entre el crudo pesado y ligero hacen cada vez más difícil justificar el mantenimiento de costosas unidades de conversión profunda para procesar un petróleo como el venezolano.
Algo más: hay que recordar que sea cual sea el precio de venta que PDVSA aceptara por Citgo, de esa cantidad tendría que deducirse la deuda circulante de la filial y los impuestos que se queda el fisco estadounidense, lo que según algunos analistas dejaría a la casa matriz con unos 2.000 millones de dólares menos en el bolsillo si logra vender todas las refinerías en este momento.
5. Citgo no emplea personal venezolano. La mayor parte del personal de Citgo es estadounidense. Al tratarse de una empresa de refinación, su plantilla de obreros y operarios es típicamente local. Sin embargo, la nómina ejecutiva ha incorporado cada vez más venezolanos, una estrategia que comenzó a aplicarse hace más de una década por órdenes del entonces presidente Hugo Chávez.
De esta manera, las directrices de la filial están guiadas completamente por los criterios de la casa matriz, lo que queda demostrado con la maximización de la entrega de dividendos, el endeudamiento a nombre de PDVSA y el sostenimiento de programas sociales ideados desde Caracas.
Citgo paga impuestos en Estados Unidos, tal como las filiales de refinación de PDVSA en Cuba, Jamaica y República Dominicana pagan impuestos a los gobiernos de esos países por obligatoriedad legal. Sin embargo, se calcula que (tras impuestos) Citgo ha generado en años recientes un retorno cercano a 35%, mientras que PDVSA no ha declarado el ingreso de un solo dólar en dividendos proveniente de sus filiales de refinación en el Caribe.
Por Marianna Párraga | 27 de septiembre, 2014 1
Fuente: Prodavinci