“No hay actores armados: hay capital”…y pueblos que combatiendo caminan y se dejan criar

A Camilo Catrillanca, Mapuche, nieto de un lonko, lo asesina el comando jungla de carabineros de chile, entrenado en colombia; de un tiro por la espalda y al servicio de Benetton. La guerra, la justicia, las palabras que envenenan y asesinan, la historia que niega, las negociaciones de paz que hacen posible y reproducen este despojo, transnacionales que hacen mapas y ocupan territorios, y una mentira, una ficción que olvida la memoria para convertir en mercancía el desprecio. Camilo Catrillanca es una espalda, un cuerpo para la muerte en el camino del desprecio y la mentira. Humberto Cárdenas Motta, exigiéndose el ver desde las semillas, el agua, los árboles, la tierra, señala, re-conoce el rumbo de desprecio del capital y nos reclama el otro, este otro, de pueblos que combatiendo caminan. Pero lo hace en concreto, con ejemplos específicos, datos, nombres, evidencias que acá presenta. La sabiduría que se hace camino y combate, permite desnudar, comprender, explicar y estar allí, mientras dispara el carabinero blindado, se apaga y se enciende la cinta en la que queda grabada, siguen grabando esta historia de guerra. Guerra, justicia, democracia, palabras, transnacionales, estados-nación…desnudándose desde la vocación del ver de las semillas ¡Así No! Dominación y Despojo. Pueblos en Camino

Funeral de Camilo Catrillanca. En https://argentina.indymedia.org/2018/11/19/camilo-catrillanka-ni-eluwun/

COMANDO JUNGLA – ESMAD – EJÉRCITO ISRAELÍ – MONSANTO –
… las institucionalidades del terror…

Escribo este documento para que sus letras escuchen la lluvia, y para que sus palabras puedan escuchar los pasos de la palabra de los pueblos del mundo que combatiendo caminan. ¿La escuchará la tierra y lo leerán las semillas? No he tenido otra pretensión que la de caminar al paso de las chacras, de los huertos, del agua, de la tierra que en lo profundo de su sabiduría ella nos cría.

Como hijos de la tierra, nos hemos levantado ante la injusticia que no cesa, y por esto no puede cesar este levantamiento. No existe otra realidad que diga que las injusticias han cesado, ni siquiera que han dejado de multiplicarse. Cada día la barbarie exhibe su rostro más feroz. Y nos lo recuerda asesinando a nuestros hermanos y hermanas y robando nuestras tierras. Otra realidad es la que debemos crear, escuchando con nuestras palabras las voces de la madre tierra. Es allí, en esta creación, donde debemos encontrarnos. Porque somos hermanos y hermanas de las semillas, y ellas caminan de muchísimas maneras y dan origen a tan diversos seres: algunas van por los aires, y son una danza de la vida en la ternura del viento; otras viajan en el vientre de las aves, y de esta manera vuelven al seno de la madre tierra para mirar un día con sus verdes hojas las estrellas del universo. Algunas caen directamente de las plantas a la tierra, pero en su sencillez se oculta la memoria del río que sueña con la ternura descomunal de nuestro silencio. Cada semilla ha creado la historia de su propio camino, su florecer y su nutrir nutriéndose, y no critica a las demás porque no la siguen, o porque espera las lluvias o porque crece donde nadie lo espera. Ellas saben que todos los caminos se tejen con una belleza que nos deja un resplandor de montañas en el corazón y la cabeza. Quienes caminan escuchando con sus palabras las voces de la madre tierra no ceden ante las amenazas y las ofensivas criminales de las transnacionales del progreso, como tampoco ante las vitrinas de ese supermercado monopólico al que llaman democracia.

Fotografía de gettyimagenes (https://www.gettyimages.com/videos/soy-bean-sprout?sort=mostpopular&offlinecontent=include&phrase=soy%20bean%20sprout) Ver Sólo para Germinar



Escribo este documento para que sus letras escuchen la lluvia, y para que sus palabras puedan escuchar los pasos de la palabra de los pueblos del mundo que combatiendo caminan.

Lamien en entierro de Camilo Catrillan. Ver https://argentina.indymedia.org/2018/11/19/camilo-catrillanka-ni-eluwun/

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El comando jungla de carabineros de chile asesina de un disparo por la espalda al comunero mapuche Camilo Catrillanca quien conducía un tractor. Un niño de 15 años que iba a su lado sobrevive y es detenido por el mismo comando. El comando jungla ha sido entrenado en colombia. La experiencia terrorista del estado colombiano se exporta… la experiencia terrorista del estado israelí se exporta… la experiencia terrorista del estado… se exporta: en el capitalismo, el terror es el referente de valor de toda mercancía. La producción capitalista es la marcha del terror. En el capitalismo, el terror regula el precio de las mercancías. Sin la guerra, el capitalismo no puede existir. La guerra es la vitrina de los supermercados, el pupitre de las universidades, la medicina de las farmacéuticas, los químicos con los que se mata a la madre tierra y se envenenan los alimentos. El terror cotiza en la bolsa de valores. Los estados no son más que organizaciones terroristas. En el capitalismo, la democracia es un poder genocida.

Camilo Catrillanca mirando desde una pared. Foto en https://pikstagram.com/media/Bsot9OODlqY


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El terrorismo es una mercancía, como lo es la coca cola, el glifosato, los transgénicos, las papas fritas… Cada una tiene su estrategia de mercado para la circulación del terror. Es por esto que coca cola ha matado trabajadores en colombia, chiquita brands (la antigua united fruit company), que ha colonizado cientos de miles de hectáreas de tierra desterrando comunidades campesinas a punta de golpes de estado, invasiones, masacres (masacre de las bananeras en 1928), paramilitarismo, hasta certificaciones por sus prácticas “ecológicas” (de Rainforest Alliance, Orgánico [USDA] y Global GAP), la misma chiquita brands que ha abastecido de fusiles y municiones a las bandas terroristas del estado, y Benetton, con el glamour del color, de la moda y del crimen, la cual avanza con su acumulación originaria del capital y por ello despoja de aproximadamente 900.000 hectáreas a los pueblos en la Patagonia. El poder del estado es la capacidad que tienen los terroristas para acumular riqueza bajo formas ilusorias de legalidad y de justicia. El poder es el poder de la producción de mercancías. La acumulación de capital es el arma de los terroristas.

Mapuche-Benetton en https://desinformemonos.org/pueblo-mapuche-reitera-resistencia-no-terrorismo-lucha-benetton/


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En el funeral de Camilo Catrillanca, Juan Catrillanca, su abuelo, expresa que no se deben aceptar las “ofertas” de diálogo propuestas por el estado. ¿Con quién dialogan las metrallas? ¿Acaso miran los fusiles? ¿Escuchan la canción del viento las púas de las alambradas? ¿Aspiran el perfume de las flores los chalecos antibalas? Cuando los estados “ofertan” mesas de “diálogo”, sus carniceros afilan los cuchillos y los banqueros elevan sus tazas de ganancia. La superficie de las mesas de negociación hace parte de la geografía de las guerras del capital en contra de los pueblos del mundo. La geografía de la guerra extiende allí la brutalidad de su horizonte, la invisibilidad visible de la brutalidad de sus ejércitos y de su economía, de sus derechos y de sus ideologías, de sus academias y de sus filantrópicas cavernas genocidas. La “oferta” de diálogo es la creación de un horizonte de consumo para las mercancías del terror: el terror de sus leyes, el terror de sus ejércitos, el terror de sus gobiernos, el terror de su economía. Para crear un horizonte de consumo, la producción capitalista mata el pensamiento y la capacidad de lucha de los pueblos del mundo.

Lonko Juan Catrillanca, abuelo de Camilo. Foto en https://pikstagram.com/tag/renunciachadwick

Mesa de negociación” es un eufemismo, o mejor, una forma hipócrita de decir que la opresión se puede dulcificar, cuando en realidad, en Nuestra América, las mesas de negociación siempre han sido la antesala sangrienta para nuevas formas de barbarie. El terror no vive en contra de la democracia: vive en ella (ver T. Adorno, 1998 pp. 15 y 19). El fascismo es la esencia del capitalismo. A las instituciones del terror, el fascismo asciende, usualmente, por la vía democrática materializando, una vez más, su capacidad para imponer el orden de las instituciones del capital a las poblaciones violentadas.

El objetivo del colonialismo, el objetivo de la opresión es habitar en los cuerpos. Por esto Franz Fanon escribió Piel negra máscaras blancas. Por esto Malcom X escribió no te pongas los lentes color rosa. La “oferta” de diálogo no dejará de ser jamás una oferta del capital en el mundo del mercado para la acumulación de riqueza. La paz capitalista en colombia (el Israel de Latinoamérica), por ejemplo, mata más pueblos que la guerra que el mismo estado ejecuta de manera sistemática y que nunca declara. Gobiernan los asesinos: no te pongas los lentes color rosa. Legislan los asesinos: no te pongas los lentes color rosa. Educan los asesinos: no te pongas los lentes color rosa. Ofertan los asesinos: no te pongas los lentes color rosa. En el funeral de Camilo Catrillanca la tierra escucha en el pecho de sus hijos e hijas el latido de las palabras:

Héctor Llaitul en el funeral de Camilo Catrillan. En https://argentina.indymedia.org/2018/11/19/camilo-catrillanka-ni-eluwun/


Nosotros no planteamos desarrollar y hacernos cargo de la violencia política a través de la resistencia mapuche, para después terminar negociando con el Estado opresor y reinstalar las técnicas del mercadeo capitalista que oprimen a nuestro pueblo; por eso reivindicamos con mucha fuerza la figura de nuestro peñi Matías Catrileo. Lo hacemos en el control territorial y en la lucha decidida de los weichafe de la CAM por frenar procesos capitalistas en contra de nuestro pueblo.” (Héctor Llaitul, vocero de la CAM. https://radio.uchile.cl)

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Las empresas forestales, las hidroeléctricas, “la institucionalidad opresora” (CAM), el extractivismo, la anglo gold ashanti, los ingenios de la caña de azúcar, el mundo ficticio de la legislación y su materialización brutal sobre la vida de los pueblos, las cadenas productivas (o corporaciones fascistas de benito mussolini), el mercado de tierras de las naciones unidas, la seguridad alimentaria como otro de los escenarios del mercado; todos son dispositivos, maquinarias de muerte, maquinarias para la muerte cósmica, maquinarias para implantar el terror del capital. ¿El desarrollo? ¿El subdesarrollo? ¿La pobreza? ¿El atraso? ¿La ignorancia? El desarrollo es el horno crematorio en el que se arroja a los pueblos del mundo en los campos de concentración del capital. Syngenta, condenada en Brasil por el asesinato de Valmir Mota de Oliveira “Keno”, del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra; la empresa automotriz Ford, en cuyos terrenos funcionó un centro de torturas y de desaparición de personas durante la dictadura en Argentina; Benetton (ya se sabe), Monsanto (guerra en Vietnam, Plan Colombia, ya se sabe)… la industria, el desarrollo, el capital (ya se sabe… ya se sabe… ya se sabe…). La identidad del capital es la guerra en contra de los pueblos para la acumulación de riqueza. La realidad es que actuamos como si no lo supiéramos. Lo real es que el capital hace la guerra y dispone de sutiles y brutales dispositivos que funcionan cotidianamente matando las consciencias y los cuerpos. La realidad es que aún hay quienes piensan que la guerra es un asunto de grupos armados, de mercenarios, de ejércitos. La historia de la acumulación de capital es una historia sangrienta.

Guayasamin


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El lenguaje del capital es una factoría de muerte. Se acumula capital produciendo en línea (invención del señor Ford) fusiles, lapiceros, enlatados, cañones. Se acumula capital asesinando en línea a mujeres, campesinos, estudiantes, periodistas, homosexuales, culturas, niños y niñas, como también asesinando las variedades propias de maíz, de papa, de fríjol, o esterilizando y mutilando las semillas, o arrancando de sus tierras a poblaciones enteras o legislando sobre ellas. La producción de la guerra es la manera más rápida que tiene el capital para acumular riqueza. Después de tantos procesos de “paz”, de tantos “diálogos”, de tantas “amnistías”, en colombia la guerra continúa, la concentración de la tierra continúa, la democracia del capital continúa, el glifosato continúa, la producción de la miseria continúa, la legislación continúa, los transgénicos continúan. Ningún proceso de “paz” ha cambiado las dinámicas de guerra para la acumulación de capital: la guerra es la condición sin la cual el capital no podría dinamizar los procesos de acumulación de riqueza. Las semillas saben que el glifosato no tiene el sonido de los disparos, pero también saben que los disparos no son el único criterio que define la existencia de la guerra.

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El lenguaje del capital ha saqueado el sentido de las palabras. Del mismo modo que ha roto las relaciones de los pueblos con la vida, las palabras han perdido sus relaciones con la existencia, con la tierra, con el agua, con los árboles. La democracia capitalista es el “derecho” de los pueblos para “elegir” a sus verdugos. Debo usar comillas porque le han vaciado las vísceras a las palabras.

En el capitalismo, la historia es el acto mediante el cual se arranca de la entraña de los pueblos el significado de lo vivido; el vacío que queda persigue la muerte de nuestra memoria, pero también exige la muerte de nuestra consciencia: no hay pueblos que luchan por su autonomía sino terroristas; no hay mujeres sino objetos; no hay hombres sino verdugos; no hay jóvenes sino delincuentes. El vacío de las palabras es el vacío de la consciencia. La producción capitalista se encarga de llenar ese vacío: no solo se produce la mercancía como objeto; se produce la necesidad del consumo de esas mercancías en las que se materializan las relaciones sociales de explotación y de dominio. Con cada mercancía se consume la dominación, la explotación, el terror capitalista: comestibles que envenenan los cuerpos, que rompen la relación de los alimentos con la tierra, o que la envenenan y envenenan sus frutos. No se produce para saciar el hambre: se produce para insertar los cuerpos en la línea de producción de los adictos al glutamato, de los enfermos por la desnutrición, por el sobrepeso, por los ideales mercantiles de belleza. El capitalismo no produce para saciar el hambre de los pueblos; el capitalismo produce para saciar su hambre de acumulación de riqueza. La necesidad que se satisface con cada producto lanzado al mercado es la necesidad del capital para satisfacer cada vez más sus dinámicas de acumulación. El capital saquea el mundo saqueando, al mismo tiempo, el sentido de las palabras.

No tiene memoria. Toda mercancía es espejismo.” Las ciudades narrativa, espejismo, mercancía, guerra…



7
La producción capitalista no tiene memoria. Lo que debe ser recordado se registra en la bolsa de valores como capital acumulado, en los inventarios de las trasnacionales, en el balance financiero de los bancos. La producción capitalista no tiene memoria. El camino que va de la realidad de los pueblos explotados a la historia narrada por el capitalismo tiene el carácter de todo acto de explotación: la violencia que ejerce el capital expropiando a las poblaciones y explotando su mano de obra, es parte de la violencia que ejerce para expropiar matando la memoria de los pueblos. De la misma manera que se matan las relaciones de los pueblos con la tierra, se pretende matar las relaciones de los pueblos con su consciencia. Es por esto que el asesinato de Camilo Catrillanca ejecutado por el comando jungla que ha sido entrenado en colombia, expone dos caras: la guerra de los estados chileno y argentino contra el pueblo mapuche les permite expropiar y acumular riqueza en manos de la transnacional Benetton, así como producir otras mercancías: los relatos lanzados a través de los medios de comunicación oficiales y de los tribunales de “justicia” del estado chileno como si fuesen la memoria de lo que ha sucedido. La democracia que los estados capitalistas proclaman es una negación que se realiza mediante la guerra sin la cual el estado no podría sostenerse ni el capital acumularse. Y es, al mismo tiempo, una negación de la memoria al someter la palabra de los pueblos violentados a la violencia de las instituciones que efectúan el simulacro de la “justicia”. Esto tiene el carácter de toda mercancía: pareciera responder a las necesidades de justicia de los pueblos perseguidos, cuando en realidad es un mecanismo para la reproducción del sistema capitalista, su respuesta a la necesidad de la acumulación de riqueza. Junto al balance financiero de los bancos; junto al inventario de las transnacionales; junto al juego bursátil en la bolsa de valores, los expedientes y los fallos judiciales no son más que uno de los modos como el capital se acumula matando la memoria de los pueblos del mundo y tratando de asesinar la consciencia.


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Después de los disparos con los que el estado chileno mata a Camilo Catrillanca, uno de los carabineros del comando jungla pregunta: “¿La cámara está encendida?”. La sangre de Camilo Catrillanca cae sobre el tractor azul de la comunidad mapuche y gotea sobre la Madre Tierra.
El tractor de la comunidad queda detenido sobre la cuneta de la angosta carretera. En la grabación se ve al comunero Camilo Catrillanca sentado en el tractor, con el torso doblado hacia el lado derecho, sangrando. Las tanquetas de los carabineros que han disparado se han detenido; algunos carabineros del comando jungla rodean el cuerpo de Camilo Catrillanca. Otros están de pie, sobre la misma tierra que no es la misma tierra, en ese tiempo que no es el mismo tiempo. Los cuerpos de los carabineros están cubiertos por chalecos antibalas. Sus cuerpos blindados, sus cabezas blindadas, sus ojos blindados; miran por las cámaras que llevan en sus cascos. ¿Cómo es la mirada de aquello que está hecho para la guerra, hecho para la tierra usurpada por Benetton, hecho para la moda de Benetton, para las ovejas de Benetton, para la muerte mapuche? ¿Cómo es la mirada de la Chiquita Brands, hecha para la masacre de las bananeras, para la entrega de fusiles a sus tropas paramilitares, para los golpes de estado, para la explotación de los pueblos? La economía de las transnacionales dibuja infatigable los mapas de la guerra. No hay actores armados: hay capital. El discurso del desarrollo llegó con sus filibusteros y todos se llaman William Walker. Y todos cazan pueblos como quien caza venados o conejos. Estoy parafraseando un texto del poeta Rubén Darío. Y todos cazan pueblos… pueblos… pueblos… todos vivimos nuestra guerra de Vietnam. Todos vivimos nuestra guerra del 36. Todos vivimos en el vecindario de los campos de concentración. ¿Dónde estaba Dios en Auschwitz? Preguntó alguien cuyo nombre ahora no recuerdo. ¿Dónde están las Naciones Unidas con su mercado de tierras en las masacres que se ejecutan sistemáticamente en el Israel de Latinoamérica? La pregunta es para el capital: guardianes de la propiedad privada, acumulando capital. Con narcotráfico se financió la contra nicaragüense.

Chiquita Brands en https://analisisurbano.org/no-solo-fue-a-los-paramilitares-chiquita-brands-tambien-financio-a-las-guerrillas-en-colombia/

Con bananos de la chiquita brands se ha financiado y armado a los paramilitares en colombia, y también con narcotráfico, con capital de ganaderos, de industriales, con senado, con presidencia de la república, etcétera, etcétera, etcétera. ¿Dónde están los actores armados? Sin capital no hay democracia, no hay fascismo, no hay concentración de la tierra, no hay procesos de paz. En sus manos, los fusiles. ¿Qué es lo que ve la tierra, las semillas, los árboles, el agua, que nosotros no podemos aún ver? Ver como la madre tierra, ver como nuestras hermanas las semillas, como nuestros hermanos los árboles. Dejarnos criar para criarnos. Dejarnos criar para saber criar. La política de los pueblos es dejarse criar. Los árboles han de ponerse en fila para que no pase el gigante de las siete leguas en las botas, escribió Martí (cito de memoria). La ignorancia dice todo lo que piensa, dijo Quintín Lame, pero la sabiduría dice lo justo y necesario, concluyó (cito de memoria). ¿Cuándo ha dicho la semilla que las cadenas productivas son parte de su memoria? ¿Cuándo han dicho los árboles que el desarrollo, que mata al paisaje, es parte de su corazón?

Manuel Quintín Lame


Luego [de asesinar a Camilo Catrillanca] me tiran al suelo y me subieron a la tanqueta. Ahí adentro un carabinero se sacó la cinta de grabación. La guardó. Puso otra cinta en la cámara y comenzó a grabar.

Toda mercancía es un espejismo. El capital nos empuja de espejismo en espejismo; de fetiche en fetiche. Syngenta, Monsanto, Bayer, son espejismos. El desarrollo, el progreso, la democracia, son espejismos. Lo que ves es su apariencia. Por dentro encontrarás la guerra para la acumulación de capital. La realidad de la mercancía, como espejismo, como fetiche, es lo que es. Desvertebra el corazón de los pueblos, contamina su política y destruye las culturas porque ciega las palabras y clausura nuestra conversación. Siempre pondrán otra cinta en la cámara; siempre pueden comenzar a grabar.

Siempre pondrán otra cinta en la cámara; siempre pueden comenzar a grabar.

Humberto Cárdenas Motta
Diciembre 28 de 2018
Pueblos en Camino

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