Tecumseh: presencia aquí y ahora
A propósito de la resistencia de las naciones indígenas desde la Isla de la Tortuga (EEUU y Canadá) frente al oleoducto Dakota, hoy 5 de octubre es necesario recordar el legado histórico que sembró Tecumseh a comienzos del siglo XIX. Justamente porque su palabra digna y sabia sigue siendo camino y desafío aquí y ahora para defender nuestro Abya Yala:
…“Delante de mi se paran los verdaderos dueños de esta hermosa tierra. El Gran Espíritu en su sabiduría les dio estas tierras a ustedes y a sus hijos para que las defiendan. Para eso les puso aquí. Pero la raza del invasor, como una inmensa serpiente, se enrosca cada vez más cerca en torno de ustedes. No le basta con rodearlos sin salida. Han construido en Chicago, en el corazón mismo de su territorio un fuerte militar con tropas, preparado y equipado para la guerra. Tan cierto como que los cielos están sobre ustedes, han decidido destruirlos, a ustedes y a sus hijos y ocupar para ellos estas buenas tierras. Luego destruirán estos bosques, cuyas ramas silban con los vientos sobre las tumbas de sus padres cantando melodías en su honor. Si dudan de lo que les digo vengan, acompáñenme al este o al sur. A pocas jornadas en sus caminos ancestrales, les mostraré tierras que ustedes alguna vez habitaron, totalmente desoladas. Allí, bosques de edades incalculables, han sido derribados y convertidos por el fuego en cenizas. Allí, el búfalo y el venado, los pájaros y los peces han desaparecido. Allí, las aves de los bosques, cuyos dulces cantos alguna vez alegraron sus oídos, han abandonado esas tierras para no regresar jamás. Y las flores silvestres con las que sus mujeres gustaban de adornarse, se pudrieron y han muerto. Deben tener presente que estos forasteros no son como ustedes- están privados de afecto natural, porque aman el oro y la ganancia más que unos a otros. Algunos de ellos les seguirán en sus huellas en silencio y con sigilo como el lobo persigue al venado, para matarlos como ustedes cazan y matan la pantera”…
El espíritu de Tecumseh constituye nuestra memoria viva y seguirá siendo camino hoy y siempre. Una muestra de ello es el reciente pacto entre más de 50 naciones que desde el norte han acordado defenderse conjuntamente de la “inmensa serpiente” y los múltiples mensajes de solidaridad (Solidaridad con Oceti Sakuwin – Standing Rock) y apoyo que siguen llegando de todos los rincones de Abya Yala (Apoyo desde el sur a resistencia contra Oleoducto Dakota). Así sí, Carajo!!! Pueblos en Camino. Las y los invitamos a leer una pequeña reseña sobre este hijo de la Madre Tierra.
Tecumseh, destello en la constelación de nuestras luchas
Una pantera atravesó el firmamento dándole nombre a Tecumseh, en Shawnee: cometa, estrella fugaz o pantera que pasa. Hoy ese territorio recibe el nombre de Ohio, uno de los Estados de la Confederación de los EEUU, establecida a sangre y fuego sobre tierras indígenas Shawnee el 5 de octubre de 1813.
Aunque la verdadera fecha de nacimiento de Tecumseh se desconozca -porque con la conquista llegó un tiempo de calendarios al servicio del trabajo explotado y del despojo que niega los ritmos de los pueblos en los territorios que dieron vida a Tecumseh- a orillas de un río, el almanaque del invasor fija la fecha de su nacimiento en marzo de 1768. Uno de los sabios, guerreros, oradores, luchadores más importantes en la historia de este continente, Tecumseh creció en medio de la guerra, del desplazamiento y del despojo. Europa se repartía los territorios ancestrales para la codicia y el nuevo imperio, Estados Unidos, libraba y ganaba su guerra de independencia contra el Imperio Británico precisamente para someter a su codicia insaciable tierras y pueblos de ese vasto territorio, sin impedimentos ni limitaciones. Una calle de Toronto, Ontario, lleva su nombre. Una calle pequeña. Un nombre ignorado. Una vida ahogada en relatos fragmentados de guerras y acontecimientos en los que no cabe un hombrepueblos- confederación cuya hermosa sabiduría y coherencia solamente se nombran en la belleza de estos territorios y en sus pueblos diversos y ahora sometidos. A caballo, recorrió primero la región de los grandes lagos y lo que se conoce como el Oeste Medio. Luego llegó al sureste del continente del norte. Su palabra, la lección aprendida de la tierra y de sus mayores tejió, contagió, consolidó una enorme Confederación de todos los pueblos Indígenas bajo una decisión: establecer todo ese vasto territorio que hoy ocupan Estados Unidos y Canadá, como una nación confederada de los pueblos indígenas diversos, “viviendo bajo nuestras propias leyes y costumbres”. La unidad respondía a un mandato, la defensa de la Madre Tierra. Desplazado aún antes de nacer y desde su infancia de varios territorios, esta era la palabra que nombraba su espíritu y orientaba su lucha como pueblo:
“Ninguna tribu tiene el derecho de vender [tierra], ni siquiera a otra, mucho menos a extranjeros… ¡Vender un país? ¿Por qué no vender también el aire, las nubes y el gran mar con la tierra? ¿No los hizo el Gran Espíritu para uso de todos sus hijos” y “…la única manera de detener esta iniquidad [pérdida de tierra] es, para los hombres rojos, unirse y reclamar un común e igual derecho sobre la tierra, como era en un principio, y debería ser ahora, para que nunca sea dividida”
La Confederación se hizo realidad. En la batalla y en los debates, Tecumseh y la confederación derrotaron al invasor. En la “Isla de la Tortuga”, a través del liderazgo hecho vida en este líder tejido de voces múltiples, historias ancestrales y territorios diversos, se consolidaba una nación de naciones: una nación indígena. Pero, en 1809, cediendo al soborno, se firma el Tratado de Fort Wayne. Algunos indígenas entregan 12000kmts2 de tierra por dinero. Tecumseh rechaza esta traición y lucha ahora también contra indígenas vendidos y divididos por la codicia. El 5 de octubre de 1813 muere en la batalla en Moravianville, hoy Ontario, Canadá, peleando contra tropas del futuro Presidente Harrison de los EEUU. Nadie sabe exactamente cómo murió ni donde quedó su cuerpo, pero si que había manifestado una decisión: “Nuestras vidas están en las manos del Gran Espíritu. Estamos decididos a defender nuestras tierras, y si su voluntad así lo determina, deseamos dejar nuestros huesos en ellas.”
Tecumseh: La palabra y el camino de una verdad digna que levanta el puño, la voz y el camino en todas partes, porque sigue siendo verdad y vida. Al narrar la Masacre del Fuerte Dearborn en Chicago, el Gran Jefe Simón Pokagon de la Nación Pottawatomie recuerda la voz de Tekumseh en el año 1800, advirtiéndoles sobre la inminencia de la masacre así:
“Delante de mi se paran los verdaderos dueños de esta hermosa tierra. El Gran Espíritu en su sabiduría les dio estas tierras a ustedes y a sus hijos para que las defiendan. Para eso les puso aquí. Pero la raza del invasor, como una inmensa serpiente, se enrosca cada vez más cerca en torno de ustedes. No le basta con rodearlos sin salida. Han construido en Chicago, en el corazón mismo de su territorio un fuerte militar con tropas, preparado y equipado para la guerra. Tan cierto como que los cielos están sobre ustedes, han decidido destruirlos, a ustedes y a sus hijos y ocupar para ellos estas buenas tierras. Luego destruirán estos bosques, cuyas ramas silban con los vientos sobre las tumbas de sus padres cantando melodías en su honor. Si dudan de lo que les digo vengan, acompáñenme al este o al sur. A pocas jornadas en sus caminos ancestrales, les mostraré tierras que ustedes alguna vez habitaron, totalmente desoladas. Allí, bosques de edades incalculables, han sido derribados y convertidos por el fuego en cenizas. Allí, el búfalo y el venado, los pájaros y los peces han desaparecido. Allí, las aves de los bosques, cuyos dulces cantos alguna vez alegraron sus oídos, han abandonado esas tierras para no regresar jamás. Y las flores silvestres con las que sus mujeres gustaban de adornarse, se pudrieron y han muerto. Deben tener presente que estos forasteros no son como ustedes- están privados de afecto natural, porque aman el oro y la ganancia más que unos a otros. Algunos de ellos les seguirán en sus huellas en silencio y con sigilo como el lobo persigue al venado, para matarlos como ustedes cazan y matan la pantera.”
Esta estrella fugaz no ha desaparecido del firmamento de las luchas de todos los pueblos indígenas tejidos a los territorios de nuestra Madre Tierra. Tecumseh pertenece a una constelación cuya vida y lucha es el destello momentáneo de un camino digno y necesario que no cabe en el despojo del imperio que llega hasta nuestros días. No cupo en fechas ni eventos, aunque fuera obligado a ser su protagonista.
Tecumseh, la Pantera que Pasa, la estrella fugaz, es voz de la tierra y la de los pueblos y por ello es una entre muchas voces y vidas de la Madre Tierra y de sus pueblos. Cada estrella fugaz en el firmamento de los pueblos nos recuerda la Pantera que Pasa nombrando y luchando por amor a la tierra, de este Tecumseh.
Autor: Emmanuel Rozental
Isla de la Tortuga, 2014-11-26
Publicado el 24 de febrero de 2015 en Lucha Indígena
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