Sarela Paz: “Se está produciendo una nueva geometría del poder en Bolivia”
Entrevista de Tomás Astelarra con Sarela Paz, antropóloga boliviana, cuyo análisis de procesos económicos y políticos en curso ayuda a entender La Bolivia de Evo Morales:
“Evo dice que hemos desatado nuestras relaciones con el Imperio y estamos creando nuevos socios, pero no se dice que estos socios tienen también visiones imperialistas, de nuevas formas de desarrollo capitalista en el mundo y de coacción al viejo estilo.”
Sarela Paz: “Se está produciendo una nueva geometría del poder en Bolivia”
Por Tomás Astelarra
Sarela Paz socióloga boliviana con doctorado en antropología, especializada en temas referentes a territorios indígenas, recursos naturales, interculturalidad y gestión política del territorio. En los últimos años se ha convertido en una de la intelectuales más militantes en defensa del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Secure (TIPNIS) donde el gobierno de Evo Morales plantea la construcción de una carretera que una la región del Trópico Cochabambino, el Chapare, con la región del Beni, San Ignacio de Moxos, y Brasil. Un proyecto que despertó la queja de poblaciones originarias de la región y quebró el apoyo de muchos movimientos sociales y ecologistas al “proceso de cambio” del MAS, sobre todo después de la represión de la octava “Marcha por la Dignidad, la Vida y el Territorio”.
Periodista.- A pesar de la justificación del gobierno en pos de un desarrollo de la región y la unión entre el Altiplano y la Amazonía, la carretera por el TIPNIS coincide sospechosamente con los proyectos de integración multinacional expresados en la Iniciativa de Integración Regional Sudamericana (IIRSA).
Yo creo que para ayudar a enmarcar los planes de desarrollo del gobierno necesitamos identificar algunos elementos que ubican a Bolivia en el contexto de sus relaciones regionales. Uno es la presencia de Petrobras en Bolivia y el rol que juega en la política energética de la región. Más que ver el programa de Evo Morales como parte del IIRSA, la lectura sería: cómo la política energética del gobierno de Evo Morales se muestra como una propuesta subordinada a la política energética del Brasil. Bolivia abastece de energía a un grande como Sao Pablo, por tanto, las decisiones que tome Bolivia en el tema energético impactan directamente a la industria paulista. El Subandino de Bolivia (cordillera oriental de los Andes) tiene un potencial significativo en energía fósil y para acceder a él requerimos de infraestructura. Es aquí cuando se combinan las dos variables: Infraestructura y Producción de energía fósil. A Petrobras le interesa controlar el acceso a la energía fósil del Subandino boliviano y ello engrana con los proyectos IIRSA porque se trata de construir infraestructura para comunicar regiones como el Acre o Rondonia al Pacífico; para ello se requiere atravesar el Subandino boliviano. La idea es entonces: ¡qué mejor que atravesar el Subandino con proyectos de infraestructura y ello, a su vez, permita acceder a las reservas de energía fósil que hay en la zona¡. En la región del Subandino del TIPNIS, el gobierno de Evo Morales ha dado una concesión hidrocarburífera a Petrobras en los años 2007-2008 y para que se haga realidad la sísmica en dicha concesión se requiere construir infraestructura. Brasil ha puesto el compás de las iniciativas en hidroeléctricas, minería, hidrocarburos, soja, en Sudamérica. El IIRSA forma parte de esos planes y la disputa por la carretera del TIPNIS tiene que ver con esos planes.
Hay una parte que tiene que ver con construir infraestructura para la explotación de recursos naturales, otra parte para resolver las necesidades de la industria extractiva y otra parte para la expansión de la frontera agrícola de soja. Todo eso engloba el IIRSA. En el caso de la soja, la expansión de su cultivo en un estado fronterizo con Bolivia como Rondonia, es más que evidente, sin embargo, más que ampliarse dicha frontera hacia Bolivia la tendencia muestra que es esa producción de soja la que requiere infraestructura que atraviese el Subandino boliviano para llegar al Pacífico, puesto que uno de los principales compradores de la soja Sudamericana es China. Las cifras muestran que nuestra región pone el 80 % de la comercialización mundial del grano, teniendo una participación diferenciada por país. Así, Brasil esta primero en el porcentaje, segundo Argentina, tercero Paraguay, cuarto Uruguay y quinto Bolivia. Estar en la cola no significa que no estemos en la tendencia, pero en todo caso la producción de soja en Bolivia no compromete el TIPNIS; su producción esta focalizada en el norte integrado del departamento de Santa Cruz. En ese sentido, el conflicto de la carretera por el TIPNIS tiene una relación con los planes de construcción de infraestructura para la circulación de productos hacia el pacífico y con el acceso a zonas que tienen reservas de energía fósil.
En todo esto hay un tema que se ha vuelto marginal, aunque, desde mi perspectiva, amerita ser analizado. En la Amazonía todavía hay zonas muy poco intervenidas, lugares con bosques que están en muy buen estado de conservación. No estoy diciendo bosques vírgenes, sino bosques bien conservados, lo que denota presencia de población en un marco de actividades productivas que han logrado establecer equilibrios con los ecosistemas de la Amazonía, muchas veces han contribuido a su biodiversidad, como lo demuestran varias investigaciones etnobotánicas. El TIPNIS es una de esas regiones, puesto que en el Subandino y Pie de Monte los bosques están muy bien conservados, siendo que han sido bosques usados por varios siglos por los pueblos que habitan dicho territorio. En ese sentido se puede decir que son enclaves donde la población indígena se ha refugiado, pero que a la luz de las dinámicas de desarrollo de la región, están recibiendo grandes presiones para ser controlados territorialmente por dinámicas productivas que acontecen en el mundo global. Lo mismo detectamos en el río Purús (frontera Perú Brasil), puesto que las dinámicas de construcción de caminos para permitir que madereros y explotadores de oro entren a la zona, se han acrecentado en el Perú; con el agravante que en la región del Purús se han refugiado pueblos amazónicos no contactados.
Periodista.- ¿Hay un cambio de socios? Se rompe con Estados Unidos, pero la nueva alianza es con Brasil y China.
Si, se está cambiando de socios en el capitalismo del siglo XXI o tal vez deberíamos decir: el capitalismo del siglo XXI se está desenvolviendo con actores nuevos, siendo China un actor muy importante en su dinámica. Acá encontramos el Talón de Aquiles del gobierno de Evo Morales. El presidente Evo considera que somos antiimperialistas porque ya no seguimos el camino que nos traza Estado Unidos, ergo, hay una asociación naturalizada Imperio y Estados Unidos, son lo mismo, al menos en América Latina. Sin negar el rol que jugó Estados Unidos en América Latina, para fines de análisis, no podemos tomar esta relación como naturalizada. El capitalismo es un hecho mundial y anida en actores que impulsan su desenvolvimiento; el capital no está casado con un actor social específico, todo lo contrario, se transforma y relocaliza de espacio social y territorial, hasta continental. Ciertamente, esto nos desafía en nuestros marcos interpretativos, nos desafía a que entendamos las nuevas situaciones del capitalismo global. El capitalismo no es un hecho estático en la sociedad, nos viene transformando hace dos siglos y, hoy día, China se muestra como un país que ha abrazado e instaurado nuevas dinámicas de capitalismo en el mundo, por tanto, somos socios del nuevo capitalismo en el mundo. Es aquí donde encuentro las grandes limitaciones de la política que impulsa el gobierno de Evo Morales, porque identifica al imperio desde los actores tradicionales y no así desde cómo se mueve y reacomoda el capital en el mundo. Las nuevas dinámicas de geopolítica mundial muestran reacomodos en las relaciones del capitalismo global, los países emergentes del Asia están jugando roles diferentes a los del pasado. Es aquí donde el Brasil tiene grandes ambiciones para remontar el lugar que tiene como economía desarrollada. Brasil tiene planes de crecimiento y desarrollo que implican nuevos despegues del capitalismo en nuestra región Sudamericana y el reacomodo geopolítico, con China al frente, es juego político que le permite hacer gambeta al Brasil, le permite llegar a lugares no ocupados en el pasado. Ciertamente, las dinámicas de desarrollo del capitalismo en la región Sudamericana deben leerse identificando los roles que están jugando Brasil y China en todo ello.
Periodista.- Volviendo al tema del TIPNIS, más allá del panorama internacional, también hay una problema de avance de la frontera agrícola de parte de los cocaleros del Chapare. Eso es un problema local.
La producción de hoja de coca en la región del TIPNIS tiene un circuito muy específico que es el circuito del narcotráfico; mercado de estupefacientes donde se acomoda pasta base y cocaína. Lo que pasa en la región del TIPNIS no es extrapolable a otras regiones donde se produce hoja de coca. Los yungas de La Paz, o determinados lugares del Chapare, son lugares donde se produce hoja de coca pero dicha producción no tiene un circuito directo hacia el narcotráfico. Por este detalle, que es muy importante, la ocupación del TIPNIS por productores de hoja de coca en su parte sur (Polígono 7), adquiere una dinámica de ampliación de la frontera agrícola ligada a las dinámicas de mercado de estupefacientes, o sea, una dinámica que está fuera de Bolivia. Por tanto, la ampliación de la frontera agrícola no responde solo a una dinámica local (necesidades de los productores de hoja de coca) sino también a la demanda de los mercados de estupefacientes. Acá hay una variable muy importante que se debe mencionar. Brasil se ha convertido en el segundo consumidor de cocaína en el mundo, según los datos que nos da NNUU, y Bolivia es un país que produce la materia prima, ergo, hay un incentivo muy grande que viene de afuera para producir más hoja de coca, máxime, si como en el caso boliviano, se comparte una frontera tan grande con el Brasil. Ambas situaciones, segundo consumidor de cocina en el mundo y frontera que compromete cerca al 60% de la frontera boliviana, se constituyen en grandes incentivos para la ampliación de la frontera agrícola que involucra la producción de hoja de coca. No obstante aquello, Bolivia no maneja carteles, está en relación con ellos, cierto, pero el hecho de no manejar carteles le da también un lugar específico en el rol que juega en el mercado global de estupefacientes. Pensando desde la economía política, Bolivia es un abastecedor de materia prima en el rubro, materia prima transformada o semi transformada. Un buen ejemplo es cuando se descubrió el 2012 una mega fábrica en el río Isiboro, en la comunidad de Santa Rosa; esta fábrica operaba con carteles colombianos, pero el manejo que se hacía estaba fuera de Bolivia. El narcotráfico opera con carteles que son como transnacionales en el negocio; ellos se quedan con la principal ganancia y los productores de hoja de coca, ganan, pero no se quedan con la principal ganancia. Siendo la ocupación de la zona sur del TIPNIS una historia ligada a la producción de hoja de coca y la colonización que fue vehiculizada por un camino que se abrió en los años 60, es difícil pensar, para las comunidades indígenas, en carretera sin que ésta no devenga en colonización, ocupación de los bosques y conversión de éstos en áreas agrícolas para la producción de hoja de coca. Por ello, si en general no es posible afirmar que carretera es igual a colonización y ocupación del bosque, en la experiencia específica de las comunidades indígenas del TIPNIS, camino o carretera es igual a colonización, ocupación de bosque y producción de hoja de coca. Esta gran preocupación de los pobladores indígenas no fue abordada ni analizada con seriedad por la propuesta de carretera del gobierno de Evo Morales.
Periodista.- También hay un proceso de empoderamiento económico de los cocaleros que están empezando a tejer alianzas con el sector agroindustrial de Santa Cruz. Estando en el Chapare muchos me comentaban que hay cocaleros que ya tienen plantaciones de soja en el Oriente.
Yo no tengo datos de que los colonos del Chapare estén participando en la producción de la soja del norte integrado del departamento de Santa Cruz, pero si puedo pensar, razonar algunas variables. La dinámica de la colonización es una dinámica bien amplia en Bolivia que viene con el Estado del 52, compromete sobre todo los yungas o la ceja de selva de la cordillera oriental de los Andes; quienes participan en la producción de soja, sobre todo en el norte integrado, son una combinación entre agroindustriales e interculturales, los últimos campesinos colonizadores de los Andes de Bolivia. En ese sentido, los colonizadores (hoy día interculturales) no sólo producen hoja de coca, también producen arroz, frutas tropicales, productos alternativos como el palmito, combinan actividades agrícolas con ganadería, o entran en sociedad con agroindustriales para producir soja; en otras palabras, son economías complejas ligadas al mercado interno y otras veces al mercado externo, como es con el caso de la soja o el banano de exportación. La categoría que engloba a este actor no es productor de hoja de coca sino colonizador (reitero hoy día intercultural según la Constitución) y es posible que colonizadores del sector de Ivirgarzama (Chapare) estén intentando participar en la producción de soja del norte integrado, pues territorialmente les queda cerca y es posible que muchos de ellos tengan parientes que estén comprometidos con la producción de soja, sobre todo en los lugares de Cuatro Cañadas, Mineros, incluso San Julián, que forman parte del norte integrado. Básicamente, lo que estaría mostrándose con ello es que los colonizadores tienen un economía dinámica, compleja y con índices de obtención de riqueza que les permite invertir en varios rubros. De lo que sí tengo dato es de cómo en estas zonas de colonización se ha empezado a producir una dinámica de concentración de tierras. Los colonizadores antiguos adquieren más ventajas en la distribución de la tierra porque normalmente controlan los sindicatos que agrupa por igual a colonizadores antiguos y nuevos, ello está produciendo diferencias económicas significativas que muchas veces son amortiguadas por la política sindical. Las Federaciones del Trópico de Cochabamba (origen político sindical del presidente Evo Morales) pertenecen a este sector, fueron los colonizadores del pasado y son los interculturales de hoy día, con un énfasis especial en la producción de hoja de coca. Todos ellos, los interculturales, forman parte de un cuerpo orgánico que está presente en los diagramas de poder del gobierno de Evo Morales.
Periodista.- Hay, como en el caso de los comerciantes aymaras de La Paz, de la Uyustus o la Eloy Salmón, una forma de acumulación muy silenciosa pero que de repente aparece con grandes negocios de informática o electrodomésticos con China y Brasil.
Una ganancia que forma parte de los procesos del capitalismo en Bolivia pero que se comporta de forma no tradicional. Los aymaras de la Uyustus o la Eloy Salmón no son casas importadoras tradicionales que manejan capital comercial en vínculos con la banca, son comerciantes que mueven capital e imprimen lógicas de ganancia, inspirados en un sistema de comercio andino. La ciudad de La Paz en el periodo temprano de la colonia ya estaba conformada por prósperos comerciantes de hoja de coca que podían abastecer mercados andinos no solo en el Alto Perú. Estos sedimentos de la experiencia comercial están contemporanizados y han engranado con formas de capitalismo en tanto y en cuanto abren procesos de circulación ampliada de mercancías en Bolivia y fuera de Bolivia. El Programa de Investigaciones Estratégicas en Bolivia (PIEB) ha apoyado investigaciones sobre la temática y lo que nos plantean dicha investigaciones es el desarrollo de una perspectiva de capitalismo incrustada en una lógica andina de comercio. Lo más interesante de las investigaciones que apoyó el PIEB es que China es uno de los grandes nexos de los comerciantes aymaras de la ciudad de La Paz y que además China ha logrado acomodarse a una lógica de comercialización muy propia de los aymaras. Un análisis más profundo sobre el tema nos llevaría a pensar cómo el desarrollo del capitalismo en Bolivia hoy en día está produciendo hechos subjetivos en sectores que tradicionalmente no eran aliados del capital. De ser así, estamos ante una condición sociológica nueva en Bolivia porque los estudios sociales bolivianos sistemáticamente han señalado que los cambios que se produjeron con las distintas versiones de capitalismo, desde la formación de la república, han carecido de crear condiciones subjetivas para esos cambios, así, en Bolivia, estando articulados a dinámicas de capitalismo mundial con la minería, un porcentaje muy alto de la población no comulgaba ni compartía horizontes de vida vinculados a la modernidad que trae el capitalismo. Este postulado se reproducía sobre todo en las poblaciones indígenas. Él desplazamiento de sectores aymaras hacia la lógica mercantil con carácter capitalista, supone una transformación de la subjetividad étnica y puede estar consolidando condiciones subjetivas de modernidad en Bolivia. En mi opinión, ese es uno de los cambios sociológicos más importantes en todo esto que se llama “Proceso de Cambio”.
Tú ves la emergencia de unos sectores sociales que tradicionalmente estaban identificados como mano de obra para el capital. Ellos están consolidando circuitos del mercado interno y acomodando mercancías chinas en diversos lugares de Bolivia y fuera de Bolivia. Por ejemplo, la ciudad de Cobija, fronteriza con Brasil, es un punto de entrada para la circulación ampliada de mercancías hacia el centro del Amazonas (Cobija-Rio Branco-Boca du Acre). Un hecho de tal naturaleza está dinamizando y transformado la economía y la sociedad boliviana. La democratización de una sociedad, sobre todo en sus factores de consumo, es también una agenda del capitalismo. Esto no significa revolución, ni socialismo, sino un nuevo pulso de capitalismo donde hay renovación de actores sociales. Como hipótesis podríamos decir: sectores no tradicionales en Bolivia están anidando lógicas de capitalismo, dándole al comportamiento universal del capital, compases locales que permiten crear las mejores condiciones para un despegue generalizado del capitalismo en Bolivia. Cuando uno revisa los textos de la revolución industrial, uno encuentra que el gran acierto del capitalismo fue producir mayores valores de uso de menor valor, lo que implicaba necesariamente ampliar, masificar consumo en la sociedad. Por eso cuando el capitalismo se desarrolla en una sociedad, la clase media crece y se convierte en el sector de dinamiza la vida en las grandes urbes. Los chinos están abriendo un nuevo momento al poner productos como los celulares con todo tipo de valor y hacer que ellos sean consumidos en cualquier lugar o región del mundo, por diversos tipos de actores. La idea es que básicamente puedan consumir todos. Los que no pueden pagar demasiado, tendrán un celular de tecnología más barata y los que quieren un celular de alta tecnología y pueden acceder a ella, también tendrán su nicho de mercado. Desde la lógica de ganancia no es tan difícil resolver el tema.
Si hay una dinámica económica que viene transformando la economía y la sociedad boliviana, es lógico que esto se refleje en el devenir político. Los de la Uyustsus, que tienen poca relación con los productores de hoja de coca del TIPNIS o de soja en el norte integrado o los productores de quinua en el Altiplano centro de Bolivia, o los cooperativistas mineros que han conseguido grandes prerrogativas para su sector a través de la reciente Ley de Minería y Metalurgia aprobada en Bolivia, están siendo sintonizados por el gobierno del MAS, y su gran coincidencia, aunque no todos graviten por igual en la estructura de poder, es que todos estos sectores están pugnado, peleando para que el capitalismo se desarrolle en Bolivia.
Periodista.- En ese proceso hay un cambio de alianzas en el MAS, de por ejemplo los sectores indígenas tradicionales como la Conamaq (Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qollasuyu) o la Cidob (Conferederación Indígena del Oriente Boliviano) a los empresarios cruceños.
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Los empresarios del Oriente boliviano no han desalojado las estructuras de poder, siguen activando los dispositivos de poder que secularmente fueron construidos en el Estado boliviano, pero lo que puede estar pasando es que los nuevos procesos de desarrollo de capitalismo en Bolivia ya no lo expresan ellos, ¡ya no son la clase predestinada a instaurar la modernidad en Bolivia¡. De repente por tener visiones de economía y sociedad muy tradicionales, el capitalismo ha dejado de anidar solo en ellos, se está desplazando hacia sectores que están mostrando más pujanza y más emprendimiento para los hechos económicos de un capitalismo del siglo XXI. El capital, como hecho económico propiamente dicho, para desarrollarse no busca taxonomía social, aunque las ideologías racistas forman parte de sus narrativas de dominación. Aún así, creo que algo que está caracterizando al capitalismo del siglo XXI es que justamente sectores que tradicionalmente han sido marginados por el capitalismo, hoy en día pueden estar siendo sus aliados. Negros de Simbawe o aymaras de la Uyustos en La Paz, están produciendo unos circuitos comerciales que las élites tradicionales no lo han hecho. En esa línea de razonamiento debemos entender las pugnas políticas de Bolivia, sectores diferenciados socialmente están luchando por manejar las instituciones del Estado, pero, y aquí posiblemente se destaca la habilidad del MAS, se han desarrollado coaliciones, diagramas de poder donde los empresarios del Oriente boliviano (que es más que los empresarios cruceños) están pactando por su lugar en las rutas de poder y el MAS le abre espacio para producir esa amalgama. Sectores tradicionales y sectores nuevos están produciendo nuevas geometrías de poder en Bolivia, lo que nos dice que hay una recomposición orgánica de las clases que tradicionalmente ocuparon el Estado boliviano. Los empresarios del Oriente boliviano no han desalojado el poder, lo que están haciendo es compartir el poder con sectores que no formaban parte de las rutas del poder del Estado boliviano. Más que amplitud, es pues una situación de relaciones de fuerza.
El quiebre del Pacto Unidad (entre los movimientos indígenas y campesinos) debemos leerlo en esta lógica de coaliciones que son definidas por las relaciones de fuerza. El MAS llega al poder en una figura de coalición con el movimiento popular, no con las oligarquías. Pero el mismo Pacto de Unidad al ser una coalición campesino indígena, se convierte en una arena política que va siendo definida en base a las relaciones de fuerza. Mi opinión es que los indígenas de tierras bajas no habían cuajado una estrategia de poder en relación al Estado, como lo hicieron los sectores campesinos de la CSUTCB, las Bartolinas o los Interculturales. A ello debemos sumar las dinámicas económicas que hemos anotado a lo largo de la entrevista, dinámicas que sobre todo han sido impulsadas por sectores de campesinos originarios de los Andes; manejo de mercados locales y mercados globales, son variables que los indígenas de la CIDOB no conocen, aunque pueden estarse desplazando en ellos. Si asumimos que el Pacto de Unidad fue una coalición, entonces deberemos también asumir que distintas figuras de interés en la política se pusieron en juego, entraron en relación, pugnaron por su tendencia. En otras palabras, hubo relaciones de fuerza que se decantaron a favor de los sectores campesinos, muchos de ellos vinculados a procesos mercantiles globales.
El quiebre de la coalición que tuvo como eje discursivo lo indígena campesino en Bolivia, permitió o abrió espacio para que el MAS, como gobierno, pacte con el sector empresarial del Oriente boliviano y se produzca un diagrama de poder diferente al tradicionalmente manejado por la institucionalidad estatal en Bolivia pero distinto a la figura de coalición popular con la que llegó el MAS al poder.
Esta entrevista es parte de una serie de charlas sobre el “proceso de cambio” que vive Bolivia y que forman parte de la investigación para el libro “La Bolivia de Evo Morales (crónica del país de las mamitas)” que se editará se editará este año como parte de la colección Cuadernos de Sudestada.
Tomás Astelarra