“Ármense, sobre todo de pensamientos y conocimientos con conciencia”
“He llegado a la convicción, por ser parte del clan de guerreros Mohawk, Royiscorbeguecte, y después de participar en la lucha armada, de que la conciencia de los pueblos es el camino de la lucha y es el que estoy recorriendo”.
“Atuwatchadugná, del Clan de los Lobos, que significa “Guardián del Territorio” es mi nombre Mohawk, es a la vez Dabuktesh en Mi´gmaq, el que “Viene de dos Fuegos” y Don Patrick Martin, mi nombre en inglés”. Indígena de padre Mi’gmaq y madre Mohawk, participó como miembro activo de la “Sociedad de Guerreros” Mohawk en Kahnawake, en la defensa armada de su territorio ancestral contra la agresión del gobierno de Canadá. Ahora, como indígena, periodista y artista político, comparte una reflexión sobre las luchas de su pueblo y envía un mensaje a los pueblos indígenas de Colombia. Escuchemos la voz de un Royiscorbeguecte, de un hombre, de un guerrero, de un hermano, de un indígena Mohawk:
“No conozco la realidad de Colombia. No estoy en condiciones de dar una opinión o sugerir una estrategia a seguir para la lucha allá. El contexto es tan diferente que yo tendría, por respeto, que estar allá al menos unos 20 años para comenzar a sentir a la gente, las relaciones y conecciones: comenzar a sentir ese dolor, las luchas de las familias, de la gente y de los pueblos. Lo que quiero ofrecer es un punto de vista personal y también general de la “Sociedad de Guerreros” Mohawk, de la que he sido miembro, aunque ya no esté activo en esta. Nuestro contexto es diferente. Este es, entonces, mi punto de vista desde nuestro contexto y realidad Mohawk.
Es decir que parto de asumirme como hombre, de lo que significa ser un hombre dentro de nuestra historia, cosmología, filosofía y enseñanza Mohawk: tengo un propósito, una responsabilidad y asumo una obligación como hombre Mohawk, que se encuentra contenida en nuestro lenguaje, en mi lengua. La palabra es Royiscorbeguecte. Traduce al inglés: “quienes asumimos el peso de ser portadores de la paz”. Entonces, como hombre Mohawk, mi primera y mayor responsabilidad es la paz y la tranquilidad. Debo asumir esta responsabilidad por encima de mis emociones, de lo que me diga mi mente, o de lo que las circunstancias me exijan. Debo ser un hombre para la paz y la tranquilidad. Esto es lo que subyace en el subconsciente profundo del ser emocional de lo que significa ser hombre desde la perspectiva de la cultura Mohawk.
Sinembargo hay ocasiones en las que hay que luchar para alcanzar esta tranquilidad y paz. A través de los tiempos, hemos peleado contra los ingleses, contra los franceses y contra los holandeses para proteger nuestro territorio y también para proteger nuestra cultura.
Donde nos quedamos cortos fue en comprender el carácter engañoso de la tecnología y del dinero. Carácter engañoso que no fue compartido con nosotros por los europeos. No se nos dieron iguales oportunidades frente a la tecnología y frente al dinero a la que tuvieron los europeos que vinieron a dominarnos. En consecuencia, nuestra sociedad se vió obligada a hibernar, a dormir durante 200 años en tanto cultura. Como decía Manuel Rozental: “soñar el sueño indígena estuvo ausente”, pero los principios, la filosofía y la ideología, seguían allí.
Entonces, en los años 1960 cuando el Movimiento Indígena empezó de nuevo a despertarse, a levantarse, cuando empezamos a soñar nuestros propios sueños, aquellos de autodeterminación, de soberanía, de independencia; nuestro idioma, nuestra cultura regresaron en menos de 5 años: Así de rápido! Lo único que sabíamos hacer en esas circunstancias, era pelear. No sabíamos de política, tampoco de democracia, de organización, inversiones, de la banca, o de estrategias.
Entonces, inicialmente nuestra única pasión era pelear. Lo primero que hicimos fue tomar las armas y tuvimos éxito en ello. En 1974 recuperamos un territorio nuestro en Kanianke y también en 1990 nos armamos para defender nuestra economía en Oka.
Pero el fracaso de esta estrategia es que impide conectarse en armonía con el pueblo, con la educación de nuestra gente. Impide establecer la conexión del amor por nuestra propia gente.Tampoco conocíamos ni contábamos con las estrategias económicas, las de crear nuestro propio gobierno, en consecuencia, la estrategia de la autodeterminación tampoco tuvo buenos resultados. Solamente ahora empezamos a aprender y a avanzar un poco en ese sentido. Además, no contábamos con una escuela para enseñarnos ni con ejemplos a seguir. Solamente teníamos la pasión para llevar a cabo lo que era justo. Acá (en lo que hoy se conoce como Canadá), desde mi contexto y desde la visión de mi pueblo, hasta hoy yo apoyo la lucha armada, aunque considero que hay otras cosas que deben tener precedente sobre esta forma de lucha, como son: concebir una estrategia económica, política, de gobierno, educar nuestra gente, pero también una estrategia del amor por nuestro pueblo. Siento que después de toda esa guerra con los europeos, quedamos atrofiados por haber dormido tantos años. Nos olvidamos de querernos a nosotros mismos y cuando nos despertamos de todo ese tiempo, lo hicimos desde la ira y eso no es bueno.
Si hay un mensaje que puedo compartir con la gente del Cauca, es decirles que se quieran unas y unos a otras y otros: que aprendan unas y unos de los otros y otras a respetarse para que a partir de allí surja la resistencia y lo que buscamos. La tara que nos dejó la larga opresión desde la conquista, es que el único medio inmediato a nuestro alcance para resistir, eran las armas, porque la conquista nos había impuesto la incapacidad de querernos y de conocernos unos a otros para construir una sociedad a nuestra manera. Acudimos a las armas y aprendimos triunfando en la lucha armada, que estas no son el camino, sino que el camino depende de contar con nuestra sabiduría convertida en estrategia para establecer nuestra auto-determinación. En nuestro idioma la misma palabra que utilizamos para decir Sol, significa, “sociedad de guerreros”. Ser guerreros es por ello mucho más que pelear con armas. Porque sobre los guerreros cae la responsabilidad, en una misma palabra, de lo que representa el peso de la paz que debemos asumir como camino, como nuestro mandato. Ármense, primero de información para alcanzar conciencia y sabiduría y utilicen la lucha armada como última instancia y únicamente como una estrategia entre muchas otras. La menor de todas las estrategias”.
El anterior relato es parte de una conversación con Vilma Almendra y Manuel Rozental en Listuguj, Isla de la Tortuga, noviembre 18 de 2011.