Rossana Rossanda: “Me acuerdo bien del fascismo, por eso me da miedo”
Other News en Español publica la traducción de esta entrevista de Concetto Vecchio de LA REPUBBLICA a Rossana Rossanda. En estos tiempos en los que la dinámica totalizante se hace totalitaria, opinar, hacer y vivir por fuera de lo permitido resulta naturalmente insoportable y aún imposible. Es imposible no sólo entre quienes se encuentran en los ámbitos poderosos del poder reconocido sino que hoy, ahora mismo, acá mismo mientras escribo, el dominio abarca y somete a quienes lo resistimos. El pensamiento único nos incluye. Lo permitido y tolerable, la receta, lo prescrito nos censura, condiciona, enmarca. El dominio es (casi) una totalidad según la cual se ordena desde arriba y se critica «desde abajo», porque abajo también es adentro, tiene dueños y adentro está prescrito ¿Qué palabra y qué concepto usar? ¿Cómo organizarse? ¿Cual es la línea posible y correcta? ¿Qué debe decir y cómo debe actuar quien se opone al sistema y al poder? Todas quedan de este lado de la ecuación que nos incluye. De la equivalencia que nos enmarca. Del orden establecido. Al espejo (también ocupado y prescrito) mirémoslo de frente para reconocer esto: aún nuestros gestos anticipadamente deben someterse al molde de lo reconocido y reconocible de manera anticipada. Aún si quiero acá referirme al pensamiento único, a la concentración sin precedentes de riqueza y poder entre unos pocos sobre todo y todos los territorios (imaginarios, geográficos, corporales, recursos, técnicas…) a la masa que lo defiende, a la concentración de poderes, al fanatismo fervoroso que muere y mata para los que mandan, a la exigencia de consumismo prescrito y entretenimiento apasionado (y sus equivalentes críticos) y a sus formas permitidas de crítica, aún allí tengo que cuidarme, lo sé, de nombrarlo con algún concepto (in)aceptable para que no genere un debate sobre el concepto que nombra, de modo que lo nombrado se escabulla protegido tras el debate por el territorio de los conceptos correctos: ámbito del poder totalitario. Pues acá está alguien, Rossana, una partisana a quien hoy no le importa la valoración que le den y la corrección de sus posturas para la ecuación de lo correcto. Ella, tiene miedo del fascismo. Lo reconoce porque lo vivió. Alguien cuya palabra refresca porque viene del vivir, de haber vivido, de estar viviendo y de no querer presumir. Eso, querer y necesitar presumir: dispositivo supremo de captura en este orden que todo lo abarca y a todxs somete anticipadamente:
Rossana Rossanda, 94 años, periodista, escritora, partisana, “la muchacha del siglo pasado”, como tituló su famosa autobiografía, hojea los primeros números de la colección de Il Manifesto, el periódico fundado por ella en 1969. “Quiero volver a leer las crónicas de las luchas obreras de entonces, los trabajadores lucharon por sus derechos y ganaron”
Dónde Estamos. Lectura de Contexto. Pueblos en Camino
“En julio decidí volver a Italia, apremiada por la necesidad de entender. Seguía a Salvini en la televisión desde París, donde vivía desde hace doce años, y sentía vergüenza por lo que veía”.
“‘También es culpa mía, culpa de los nuestros’, me repetía a mí misma. Había pasado mi vida dedicándome a la política y consideraba mi lejanía como un abandono de la lucha”.
“Mi marido murió hace tres años, no tenía a nadie en París, mis compañeros de Roma ya no están, Lucio Magri, Luigi Pintor, Valentino Parlato están todos muertos, y también yo soy ya muy vieja…”.
Rossana Rossanda, 94 años, periodista, escritora, partisana, “la muchacha del siglo pasado”, como tituló su famosa autobiografía, hojea los primeros números de la colección de Il Manifesto, el periódico fundado por ella en 1969. “Quiero volver a leer las crónicas de las luchas obreras de entonces, los trabajadores lucharon por sus derechos y ganaron”.
¿Qué Italia ha encontrado?
Un país irreconocible, sin espina dorsal. Me da miedo ver en qué se está convirtiendo.
¿Le da más miedo Salvini o Di Maio?
Salvini, porque sabe lo que quiere. Di Maio es el que está siempre ahí riéndose.
¿Qué le asusta de Salvini?
La prepotencia. He estudiado a fondo el decreto sobre Seguridad y no entiendo cómo Mattarella [el presidente de la República] ha podido firmarlo.
¿Le parece racista?
Lo es. Al migrante lo ve solamente como a un criminal potencial.
¿Qué tipo de poder tenemos en el Gobierno?
Es la deriva racista del populismo. Di Maio y Salvini son los dos populistas, pero de forma distinta, porque en el Gobierno prevalecen las ideas del leghista. A los Cinco Estrellas no logro tomarlos en serio.
Han obtenido el 32%, de los votos ¿cómo puede decir que no hay que tomárselos en serio?
Quizá lo he expresado de forma equivocada. Lo que quiero decir es que no consigo entenderlos. Me dicen que mucha gente de izquierda les ha votado, pero los Cinquestelle no tienen nada de izquierdas.
Muchos ex miembros de la izquierda extraparlamentaria han votado al Movimiento 5 Estrellas. ¿Cómo lo explica? ¿Por una propuesta radical que la izquierda reformista ya no ofrecía?
Parece evidente. Han buscado un cambio de protesta, al ver que sus esperanzas fueron echadas por la borda.
¿Qué nos dice esto de la izquierda italiana?
Millones de personas votaban a la izquierda porque en su ADN estaba la defensa de los más débiles. Esto ya no lo defiende nadie.
¿Cuándo tuvo lugar esa mutación?
Diría que comienza con el cambio de nombre decidido por Achille Occhetto [último secretario general del Partido Comunista italiano]. Cambiar de nombre significa cambiar de identidad. Desde entonces han cambiado de nombre tres o cuatro veces y, en cada cambio, iban alejándose un poco más de sus bases. Veltroni llegó a decir que nunca había sido comunista.
¿Usted sigue siendo comunista?
Yo sí.
Y hoy, ¿a quién votaría?
No lo sé. Mire los candidatos para liderar el PD: Zingaretti, Minniti, Martina, Boccia, Richetti. No los distingo. Me dicen que Delrio es capaz. No lo discuto. ¿Pero cuál es su visión del mundo? Cuando era joven, en Milán conocí bien a la izquierda democristiana, la de Marcora y Granelli: sus voces se distinguían netamente de las opiniones de las otras corrientes. Como la del democristiano Fiorentino Sullo, sus batallas contra la especulación inmobiliaria se recuerdan todavía.
¿Le sorprende que los obreros voten a la Lega?
Esto es otra historia, más vieja. Ocurría ya hace 15 años. Carné de la CGIL (sindicato comunista) y voto a la Liga.
¿Por qué sucedió?
La Liga ofrecía argumentos simples. ‘Si pierdes el trabajo, te lo ha quitado un inmigrante, o mejor uno del sur, el terun. No es culpa tuya. No es culpa del sistema’. Eso ofrece al mismo tiempo un enemigo y un consuelo.
¿Le preocupa la prima de riesgo?
No creo que sea una indicación de ruina en sí, me parece más grave hacer unos Presupuestos que no traigan crecimiento ni trabajo.
¿Está a favor de la renta ciudadana?
En principio sí, está bien mantener a los pobres pero luego, ¿qué nos quedará? Hay que crear trabajo. Y en esto estoy de acuerdo con ese proverbio chino que dice: dale un pez a un hombre y comerá hoy. Dale una caña y enséñale a pescar y comerá siempre.
¿Por quién se decantará en las europeas?
Votaré a favor de Europa, contra el peligro fascista que veo alrededor. Me acuerdo bien del fascismo, así que me da miedo.
¿Qué caminos le quedan a la izquierda acorralada entre el populismo y la austeridad?
A los que dicen que no hay alternativas les digo que miren a Sánchez y a Podemos en España o al pequeño Portugal: hagan como ellos.
¿Está sorprendida por la simplificación del debate político?
Estoy sorprendida por la vulgaridad. El otro día vi en la televisión un programa donde todos decían “no me importa una mierda”; si yo le hubiese hablado así a mi padre, como mínimo me hubiera dado una bofetada.
¿Se arrepiente de no haber tenido hijos?
Sí. Ahora estaría menos sola y, sobre todo, tendría la percepción de haber dejado un legado.
¿Por qué no los tuvo?
Tenía muchas cosas que hacer.
¿Cómo fueron sus dos matrimonios?
Grandes amores. Eran los dos muy simpáticos. Siempre teníamos ganas de estar juntos, no hay nada más bonito que eso, ¿no cree?
¿Cómo mira al futuro?
Sé que no me queda mucho, y en el fondo no me da pena. He tenido una vida muy afortunada, y he conocido a gente interesante.
¿Los personajes más importantes?
Mi suegro, el maestro Antonio Banfi, Sartre.
¿Cómo era Sartre?
Un raro caso de francés atento, abierto. Venía a Roma todos los años, amaba Italia, era curioso. De Beauvoir era más rígida.
¿Cuál es el último libro que ha leído?
Le assaggiatrici, de Rossella Postorino, interesante. Me gustaría leer Scurati sobre Mussolini.
¿Frecuenta las redes sociales?
Las detesto. Quiero pasar al otro mundo sin haber dado un solo euro a Zuckerberg.
Haciendo un balance de su vida, ¿tienen más peso los aciertos o los errores?
He intentado que prevalezcan los aciertos, pero he cometido grandes errores. Al fin y al cabo, ¿quién puede negar haberlos cometido?
¿Cuál fue el error más grande?
No se lo voy a decir. Me cuesta decírmelo incluso a mí misma.
Noviembre 2018
Por Concetto Vecchio – LA REPUBBLICA
Publicado: 14/11/2018 by admin
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Voces en Contra de la Corriente
http://www.other-news.info/noticias/2018/11/rossana-rossanda-me-acuerdo-bien-del-fascismo-por-eso-me-da-miedo/
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Traducción: Elisa Mora. Este artículo se publicó originalmente en La Repubblica, que ha cedido a CTXT los derechos para la traducción al español.