Asesinatos en el Cauca y política de Estado

Según nos informan, pasadas las 11:00 de la noche de ayer 11 de noviembre de 2018, llegaron encapuchados al Balneario “Santa Lucía” ubicado a las afueras de Santander de Quilichao, asesinando a Julio Cesar Zapata y Yeferson Zapata, afrodescendientes de 21 años de edad y habitantes del sector conocido como el Toro, jurisdicción del resguardo Indígena de Canoas. También le cegaron la vida al joven nasa Ovidio Pazu Taquinás, oriundo de Jambaló y quien se dedicaba a oficios varios. En medio del tiroteo también resultó gravemente herida una joven nasa de quien aún desconocemos su identidad.

No sabemos a que se debió este ataque sicarial, ni a que se dedicaban quienes fueron objeto de este atentado. Al parecer, el hombre y la mujer Nasa no eran objetivos de este atentado y son, en consecuencia víctimas inocentes. Como siempre en el contexto de un país en el que la “justicia” es todo menos justa o eficiente, los rumores ya empiezan a circular señalando a uno de los Zapata como “jalador de motos”. Esto podría explicar, pero nunca justificar una ejecución sumaria, una más de las que se han convertido en rutina a lo largo y ancho del Cauca y del país.

La situación en estos territorios se pone cada vez peor, no solamente porque hay más gente empobrecida que termina empujada a la delincuencia como consecuencia de las políticas de estado, sino que también cada vez más la guerra se profundiza y el dolor por la pérdida de nuestros hermanxs, primxs, vecinxs, amigoxs, parientes y familiares en los territorios no cesa. No estamos concluyendo que un delincuente sea inocente porque ha sido empujado al crimen por falta de oportunidades. Lo que sí estamos diciendo es que la carencia de oportunidades de educación, empleo, salud, bienestar básico y el incremento de los impuestos y costos de lo bienes y servicios que constituyen necesidades básicas influyen. Esto, sumando a la corrupción connatural al estado, junto con toda la institucionalidad que lo convierte en un dispositivo, ese sí eficiente y eficaz para producir simultámentamente pobreza, desesperación, desempleo para la mayoría y riqueza y poder concentrados en quienes dirigen el estado, tienen como consecuencia que la delincuencia en diversas formas sea hoy en día la manera más fácil y razonable de “ganarse la vida” para la mucha gente. En otras palabras, toda las políticas de estado empujan a la gente al crimen y al rebusque, es decir, los convierten en un enemigo que justifica y legitima una guerra abierta contra los pueblos.

Ninguna de las políticas de Uribe-Duque reconoce y aborda esta realidad. Al contrario, todo el discurso y las políticas de Uribe-Duque fomentan y profundizan la criminalización activa de toda la sociedad, unos por corruptxs y codiciosxs y los demás por rebuscar y verse forzadxs o señaladxs como criminales. Esta ecuación de políticas y discursos para generar la guerra queda en evidencia con el aumento de impuestos, con la negación de la consulta previa, con la criminalizacion de la protesta social (si unos infiltrados en marchas estudiantiles cometen excepcionales actos de violencia, para Uribe-Duque se trata no de una movilización justa sino de vandalismo), la ilegalización de las consultas populares, el desmantelamiento y suspensión de la restitución de tierras malhabidas, el apoyo y financiación al agronegocio destructivo e improductivo y la asfixia a la pequeña producción indígena y campesina y un largo etcétera.

Duque le dice a los estudiantes que no puede financiar la educación superior porque tendría que “quitarle la plata a los viejitos”. Es decir que no hay manera de tocar la injusticia social que activamente roba para entregarle a unos pocos. Eso no se toca. Para cambiar la realidad solamente según el presidente se puede echar mano de la limosna que dejan los ladrones para distribuirla entre empobrecidos empujados a la delincuencia.

Este no es un país de asesinos y ladrones que se toman la justicia en sus manos. Por el contrario, este es un país de asesinos y ladrones que gobiernan para empobrecernos y matarnos negándonos la justicia y la libertad. Uribe-Duque ya los conocemos, no basta con señalar delincuentes, hay que reconocer la guerra que ustedes fomentan contra Colombia. Así no!!!

Noviembre de 2018
Pueblos en Camino

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