Nuestro Hogar, Nuestro Derecho: Transformando la lucha por la vivienda a nivel global
Imposibilitada de pagar la hipoteca, Christina fue obligada a ocupar una casa. La policía la golpeo delante de su hija y la amenazó con la cárcel. Pero ella se quedó, ocupó otra casa, y ayudó a formar un grupo en Lanzarote que es parte del creciente movimiento contra el desalojo y la ejecución de hipotecas en España llamado «Plataforma de Afectados Por La Hipoteca» o PAH.
Fuertemente conectado a otros movimientos como el 15M, este es un movimiento que ejemplifica una organización diferente, sin jerarquías y por el cambio social , y que está ayudando a miles de personas, no sólo a defender su derecho a la vivienda, sino también a transformar la forma en que se ven a sí mismos.
“Uno se siente orgulloso de haber hecho algo bueno,” dice Christina, “especialmente después de haber visto y vivido tanto mal.”
Ella continúa el relato de su confrontación con la policía de la siguiente manera:
Salí y les dije que no era una criminal, que ser pobre no es un crimen. Fue entonces cuando me golpearon y fue entonces cuando mi hija menor les preguntó ¿cómo puede el cemento tener más valor que nuestras vidas? … Sigo ocupando una casa en Lanzarote.
Yo nací en el 15M. Mi hija y yo fuimos parte del campamento aquí, y para mí hubo un antes y un después. Y sí, yo lucho ahora por mi casa y el tema de la vivienda porque he participado en el 15M. Fue debido a esto que he luchado y tuve que llamar a la PAH y ver cómo organizar un grupo aquí en Lanzarote.
Cuando comenzamos a organizar, la gente del pueblo se acercaba a mí todo el tiempo, y decía: «nosotros no hacemos eso aquí, no protestamos», y, bueno, ahora lo hacemos.
En España hay más de 150 «Plataformas de Afectados por la Hipoteca» repartidos en pueblos, ciudades e incluso en las Islas Canarias como Lanzarote, en donde la organización local tiene más de un centenar de participantes. Ellos se han mantenido activos desde el 2011 con la ocupación de propiedades para crear un ambiente seguro para las familias que han sido desalojadas, y manteniendo o haciendo que regresen a sus hogares docenas de personas. Una de ellas, Kathy, nos cuenta su historia.
Me desalojaron el 20 de septiembre de 2013 porque no podía pagar mi hipoteca. Pero en realidad, se trataba de una hipoteca que había sido pagada en casi el doble.
Me enteré de la PAH por el marido de una amiga de mi madre. Había visto algo en internet y encontré el número y llamé. Me devolvieron la llamada y me dijeron que me iban a ayudar, pero entonces no fui porque, ya sabes, a veces no eres consciente hasta el último momento. Entonces, cuando estaba totalmente desesperada fui y gracias a Dios que estaban dispuestos a ayudarme. Y ahora, cada vez que hay alguien que necesita ayuda, estoy ahí para apoyarlos.
La situación era que yo había comprado mi casa por 36.000 euros (entonces en pesetas) hace quince años, y cuando esta situación comenzó yo ya había pagado 100 mil por la hipoteca con el transcurso de los años. Pero, en los últimos tres años he pasado por un momento difícil económicamente y no he sido capaz de pagar el monto total que se exigía cada mes. La PAH fue a un juez para detener el desalojo, pero se negaron. Así, que vinieron a defender la casa para mí y mis hijos. Cuando llegó la policía había un montón de gente de la PAH y algunos de mis vecinos en frente de la casa y rodeándola, pero la policía detuvo a las personas violentamente y me encerraron.
Más tarde volví, y con el apoyo de los vecinos y de la PAH ahora estoy ocupando de nuevo mi propia casa. Los vecinos realmente me ayudaron mucho, no sólo al ser arrastrados por la policía, por defender mi casa, pero también por darme la electricidad y las herramientas para volver. La mujer del departamento de abajo ahora tiene carteles de la PAH en su balcón.
La plataforma de Lanzarote es similar a otros grupos en toda España y esta compuesta en su mayoría por mujeres y personas directamente afectadas por la crisis inmobiliaria. Ellos se organizan horizontalmente y no creen en jerarquías. Toman decisiones a través de su asamblea semanal. Utilizan técnicas de acción directa y basan su organización en la confianza y el afecto.
Cuando pregunté a Kathy, Christina y las otras mujeres que conocí sobre lo que significan estas cosas en la práctica, parecía la cosa más obvia del mundo – las relaciones horizontales y de democracia directa son naturales. ¿Qué otra cosa podía ser? Christina lo puso en palabras:
No hay jerarquías. Ellas no existen. Pero no es que no existen porque alguien lo sugirió, sino porque este es un espacio donde cada persona se convierte en el dueño de su vida y todo el mundo tiene la toda la oportunidad. Si todos estamos en control de nuestras vidas y tenemos todas las oportunidades entonces no hay necesidad de que alguien venga y te diga qué hacer. El objetivo es que tu tengas todas las herramientas, toda la capacidad y la oportunidad de buscar la libertad y la libertad de todos – así que por supuesto, la jerarquía no encaja, y nosotros no la sentimos o queremos nunca.
Cada una de las mujeres reflexiona que no son las únicas que alojan estos sentimientos. La importancia de la PAH es que no sólo trata de mantener a todos alojados con un poco de dignidad, sino que cambia la forma en que se sienten sobre sí mismos. Cada una habló de sentirse más digna, y no estar avergonzada.
Estoy muy agradecida por la PAH, dijo Kathy casi llorando, es como una familia, me siento tan sensible que no puedo hablar de ello. Sin ellos no sé qué hubiera pasado. Y ahora estoy mucho más consciente de los problemas que la gente tiene – que tengo – y me siento mucho más fuerte. Te da mucho más fuerza saber que somos tantos, te empuja – somos más que una sola persona. Tengo un montón de sentimientos
Muchos otros países tienen movimientos similares a la PAH, también con raíces en experiencias anteriores de organización. En Italia, por ejemplo, en noviembre de 2013 cientos de familias sin hogar se hicieron cargo al mismo tiempo de las escuelas vacías y otros edificios en los pueblos y ciudades como Roma, Palermo, Nápoles, Milán y Turín.
En zonas urbanas de Alemania, como Berlín, los vecinos no sólo están organizándose para ayudar a prevenir los desalojos, pero si no tienen éxito se aseguran -a través de la acción. directa- de que las viviendas afectadas no sean alquiladas a otros. Las tácticas incluyen la prevención del ofrecimiento de las casas a los futuros inquilinos, y poniendo pegamento en las cerraduras de las puertas. Si aún así no funciona y un hogar se alquila, los activistas usan la presión social y política, como explicar a los potenciales inquilinos que el vecindario se opone a su traslado.
En los Estados Unidos, decenas de grupos también se están organizando en torno a la vivienda. Algunos, como Occupy Home, provienen directamente del movimiento Occupy. Los vecinos se están organizando para defender las casas que están en riesgo de ejecución física. Generalmente, esto da como resultado que los bancos involucrados no vayan adelante con el desalojo, y que los grupos puedan ayudar a las familias afectadas a renegociar sus hipotecas. Otros, como los grupos comunitarios de base de los barrios pobres de Chicago, hacen declaraciones públicas sobre las casas abandonadas y el trabajo con las familias que todavía viven en los barrios para avanzar en conjunto con las familias sin hogar.
Desde Nueva York hasta el área de la bahía en San Francisco, son numerosos los grupos de activistas que han interrumpido las subastas de las casas que están a punto de ser embargadas por medio de acciones que van desde intervenciones con cantos en los juzgados. Esto generalmente implica meses de retrasos en las ventas, lo que permite contar con más tiempo para que las personas se movilicen en defensa de sus hogares.
La palabra clave aquí es «hogares» – es decir, algo que va más allá del ladrillo y el cemento. Las acciones de todos estos grupos van mucho más allá de la protección de los derechos a la vivienda de las personas afectadas. También construyen nuevas relaciones y un sentido diferente de uno mismo y de la comunidad que está basada en la fuerza y la solidaridad de la acción colectiva.
Milagros, otra participante de la plataforma de Lanzarote, dice: «como la mayoría de las personas que participan en la PAH, siento que no tenemos miedo, y eso es fundamental.»
Autora: Marina Sitrin(1)
Publicado oroginamente en: Open Democracy
Traducido al español por: Marcela Olivera
(1)Marina Sitrin es una activista, escritora y profesora, y actualmente es una profesora visitante en el Center for Place, Culture and Politics del centro de graduados de CUNY en Nueva York. Sus libros incluyen Everyday Revolutions: Horizontalism and Autonomy in Argentina y de pronta publicación They Can’t Represent Us! Reinventing Democracy from Greece to Occupy con Dario Azzellini, de donde las citas de este articulo fueron tomadas. Su sitio web es: www.marinasitrin.com