Falso dilema del despojo: Referendos locales y el «Bien de la Nación»
La nación es el tejido de territorios que se defiende protegiendo tierras, producción local, culturas e historias que se recrean y se reproducen desde cada uno. Muerta la tierra y los pueblos, no queda nación ni hay otro bien común. Es esto lo que deciden los referendos de Piedras, Tauramena y los muchos que, sin duda vendrán hasta tejer esa nación otra de los pueblos.

En realidad, no hay control de daños posible. Lo que puede haber es un compartir de mínimos «beneficios» económicos o laborales temporales a cambio de permitir que se realicen los proyectos. Es decir que una comunidad «razonable» se vende por un «precio justo» a cambio del cual destruyen sus fuentes de agua, sus territorios, su cultura e historia y la comunidad misma. Es decir que se pone precio a su despojo y destrucción. El resultado es más desplazamiento eventual a centros urbanos en condiciones de miseria para las comunidades, aunque algunos, muy pocos, consigan algún dinero que pronto se evapora. Mientras tanto, donde había territorios, producción, reproducción de la vida, convivencia, historia y apego, queda destrucción, un recurso extraído a expensas de tierras fértiles transformadas en desiertos tóxicos e improductivas. No hay necesidad de insistir en esta verdad. La evidencia es exhaustiva e indiscutible. Quienes defienden estos proyectos no presentan argumentos sino, simple y llanamente propaganda que falsea la verdad.
En realidad se trata de confrontar, a nombre del beneficio de la nación presentado como un bien superior al egoísmo irracional de los locales, un negocio que permite la acumulación de capital a unas pocas empresas ligadas al capital especulativo y a la extracción destructiva y selectiva de recursos. La suma de proyecto tras proyecto ocupa la mayor parte y afecta la totalidad del territorio nacional. En otras palabras, La Nación es aquello que queda luego de que la mayor parte de los territorios del país y del continente y el mundo han sido concedidos a este tipo de Megaproyectos. La nación, comunidad por comunidad, ciudad por ciudad ha sido sacrificada por el bien de la Nación!! Parte a parte se destruye la totalidad, pero ninguna de las partes puede legalmente defender su territorio porque va en contra del todo! ¿Cómo resolver este asunto? Sencillamente reconociendo que no hay el beneficio general que el Estado y los gobiernos defienden del lado de la acumulación extractivista de las transnacionales. La nación es el tejido de territorios que se defiende protegiendo tierras, producción local, culturas e historias que se recrean y se reproducen desde cada uno. Muerta la tierra y los pueblos, no queda nación ni hay otro bien común.

No hay pues, un dilema entre las decisiones locales de los referendos y el beneficio de la nación. La Pura Democracia es el beneficio de la Nación, entendida como el tejido de comunidades y territorios. Que esto aparezca para muchos como poco práctico y difícil de realizar es síntoma de la profundidad de la confusión que nos amenaza y que ha convertido en razonable lo que amenaza la vida y en ilegal a quienes la protegen. Se trata de que en Piedras como en Tauramena, las comunidades han decidido de manera contundente y definitiva que el exterminio no es una alternativa. Lo es proteger fuentes de agua, producción de alimentos y tejerse en comunidad.
Pura democracia (Editorial de El Espectador de ayer 22 de diciembre de 2013)
Cero y van dos: a la población de Piedras (Tolima), que se opuso este año, a través de una consulta popular, a que se desarrollara un proyecto de minería de oro en su territorio, se le sumó la semana pasada la de Tauramena (Casanare): sus habitantes le dieron un no rotundo al petróleo.
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