100 días de huelga de hambre: persecución mapuche hasta el límite en Chile
«Con varios casos de montaje policial demostrados, el pueblo mapuche sigue siendo criminalizado a través de la Ley Antiterrorista chilena
100 días después de iniciar su huelga de hambre en la cárcel de Temuco, en la región de la Araucanía del sur de Chile, el machi o médico tradicional del pueblo mapuche Celestino Córdoba anunció el pasado martes que iniciaba una huelga seca. Este miércoles por la tarde ya fue ingresado en el hospital regional donde la doctora Aylin Curihual aseguró que el machi “está en riesgo vital” y que “va a morir si continúa en las mismas condiciones”».
El territorio ancestral Mapuche viene siendo invadido. El conflicto específico en este caso tiene que ver con la imposición de monocultivos de eucalipto y pino y la instalación de plantas de celulosa. Megaproyectos que envenenan y destruyen el territorio, despojan y dividen a los pueblos y generan diversas formas de resistencia a ataques racistas y terroristas que incluyen asesinatos y montajes constantes. Esta guerra de invasión para la acumulación y ganancia contra el pueblo Mapuche no les deja más alternativa que luchar y defenderse. No hacerlo sería dejarse despojar y eliminar dócilmente. Al Machi Celestino le hacen un montaje para acusarlo falsamente de la muerte de dos terratenientes en la casa de su hacienda. La única paz posible es la libertad del territorio-Wallmapu- a través de la resistencia de su pueblo y la solidaridad de los pueblos del mundo. El Machi Celestino no está dispuesto a vivir si no es con justicia y en libertad. Su dignidad en la soledad de su cuerpo y espíritu, es ejemplo que desafía el poder del régimen asesino cuya fuerza aparece ridícula ante su voluntad libre que convoca y reclama la nuestra. Chile es un régimen criminal y genocida al servicio de la ganancia. ¡Así No! ¡No Más! Pueblos en Camino
Hace cinco años y tres meses que Córdoba está en prisión, condenado a 18 años por el caso Luchsinger-Mackay “con ninguna prueba que demuestre fehacientemente que él fue uno de los hechores del incendio donde murieron éstas dos personas”, afirma Gabriela Calfucoy, vocera de Córdoba. Desde un inicio, el acusado sostiene que es víctima de un montaje policial de los que hay múltiples precedentes en la región de la Araucanía. Según Calfucoy, ese 4 de enero de 2013 en que los terratenientes Werner Luchsinger y Vivianne Mackay murieron en el incendio que quemó su casa, Celestino Córdoba “estaba a tres quilómetros de los hechos, donde fue herido por una bala de la que se desconoce la procedencia hasta hoy, y cuando lo detuvieron lo corrieron a un quilómetro de la casa que se quemó”.
Con el inicio de la huelga seca del machi Celestino, de 32 años y padre de cuatro hijos de entre dos y nueve años, el riesgo de paro cardíaco es inminente. Sin embargo la gendarmería y el estado chileno no han autorizado la salida de prisión por un plazo de 48 horas que daría cumplimiento a la principal solicitud del preso: “poder ir a surewe, espacio espiritual del mapuche que para el machi en particular es imprescindible por ser el sitio donde nace su energía. En cinco años no ha ido y por eso se está debilitando”, explica Calfucoy. “La machi es una autoridad religiosa del Pueblo Mapuche. La machi nunca elige ser machi, es tomada por un espíritu de tal forma que si no se hace machi se enfermará, se agravará y a la larga entrará a morir de una enfermedad muy complicada”. De este modo explica el contador mapuche Juan Ñanculef la realidad de las machi en su libro Epistemología Mapuche.
Contexto: siglos de resistencia mapuche
El pueblo mapuche, hoy transfronterizo, es uno de los pueblos originarios de América Latina que más resistencia ha ofrecido a la conquista que atacó desde hace 500 años su territorio, el Wallmapu. En este caso, los estados-nación que nacieron de las guerras de independencia contra la colonia española, Argentina y Chile, han sido, según este pueblo, mucho más nocivos que la propia colonia que, en un caso bastante excepcional aunque no único, optó, después de décadas de guerra y resistencia opuestas por la rebeldía de los autóctonos, por reconocer un territorio autónomo indígena que existió durante más de 200 años. En consecuencia, la invasión y el genocidio más contundentes contra la nación mapuche se dan ya en el siglo XIX con las llamadas “Conquista del desierto” de Julio A. Roca en Argentina y la “Pacificación de la Araucanía” en Chile.
Después de colonizaciones, guerras y pacificaciones; despojos, genocidios y dictaduras, y estando en todo momento organizados a través de diferentes colectivos, a finales de la década de los 90 del siglo pasado varias comunidades mapuche enmarcadas en el sur del estado chileno se organizan a través de la Coordinadora de Comunidades en Conflicto Arauco-Malleco (CAM) para continuar con la reivindicación de la autodeterminación de su territorio ancestral. Según Juan Pichún, longko o autoridad política de la comunidad mapuche de Temulemu e hijo del reconocido longko Pascual Pichún quien fue condenado por Ley Antiterrorista a cinco años y un día en 2001, “otras organizaciones reivindicaban las tierras de una forma sobretodo simbólica y se analizó que eso desgastaba mucho la gente sin ningún avance, de modo que la CAM llega en el 97 con una postura más radical que añadía la resistencia, haciendo frente a los desalojos con control territorial.”
La CAM, cuyo brazo de acción directa son los llamados Órganos de Resistencia Territorial (ORT), es autora principalmente de atentados incendiarios contra propiedades privadas de empresas forestales y de terratenientes –generalmente quema de camiones cargados del pino y el eucalipto que ocupan actualmente gran parte del territorio de la Araucanía- y acciones de apoyo a procesos de recuperación territorial como el que, después de 15 años, logró ganar en 2011 la comunidad de Temulemu junto a Didaico y Pantano, con la anexión de 2.400 hectáreas de territorio que defendían como ancestral.
Respecto a la sentencia del caso del longko Pascual Pichún, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) interpuso una demanda contra el Estado chileno por falsa acusación que resultó en un Programa de Reparación Indígena que actualmente se está implementando. “En el primer juicio salieron absueltos y en el segundo, con las mismas pruebas pero con testigos protegidos anónimos, los condenaron a 5 años y un día”, recuerda Juan Pichún exaltando lo absurdo del proceso judicial. Otro caso en el que se demuestra la persecución al pueblo mapuche es el de la llamada Operación Huracán de la cual fue víctima Jaime Huenchullán, detenido en abril de 2017 por el presunto delito de “asociación ilícita terrorista”. “Crearon un montaje político y policial contra nosotros pero llegamos hasta la corte suprema y pudimos quedar entre comillas en “libertad” después de que el mismo Ministerio Publico denunciara que había irregularidades en la acusación personificada por la policía con pruebas manipuladas y falsificadas”, cuenta el líder mapuche.
El “carácter terrorista” que tiene la condena del machi Celestino Córdoba –por el que la fiscalía pidió cadena perpetua- se debe pues a esta polémica Ley Antiterrorista aprobada por el régimen de Augusto Pinochet el año 1984 y que hoy es aplicada principalmente contra actos políticos y acciones directas protagonizados por el pueblo mapuche en pro de la recuperación y la autodeterminación de su territorio ancestral. Entre 2010 y 2016 solo un 5,5% de las formalizaciones por delitos de “carácter terrorista” acabaron en una sentencia condenatoria según cifras del Poder Judicial chileno. Al 94,5% restante, los meses o años de cárcel preventiva exigida normalmente por la aplicación de esta ley hasta el día del juicio no se los devuelve nadie.
Al borde del paro cardíaco
Desde la cárcel de la capital de la Araucanía, hasta ahora el machi Celestino Córdoba no consumía ningún tipo de comida pero estaba aun ingiriendo líquidos. Debido a la falta de respuestas y a la urgencia de poder salir a un espacio espiritual de absoluta necesidad vital para él, ha decido pasar a la huelga seca, hecho que podría significar una muerte próxima para este joven mapuche. Y a tal situación límite estas fueron las declaraciones del gobierno chileno: “si cada vez que hay una huelga de hambre las autoridades se ponen a negociar sería el fin del funcionamiento de cárceles y del principio de autoridad”.
Con la huelga de hambre, el machi Celestino Córdoba también está exigiendo “cambios en el sistema penal con módulos exclusivos para personas de origen indígena, que se implemente el convenio 169 de la OIT que en Chile por hoy solo está en el papel y (se dé) solución a los procesos de recuperación territorial”, cuenta Gabriela Calfucoy quien denuncia que “un fuerte incremento de la represión y la persecución a la gente de origen mapuche con el nuevo gobierno de Sebastián Piñera”, que, a escasas semanas de su investidura, ya ha enunciado una reforma de Ley Antiterrorista para endurecerla. “El territorio mapuche ha sido militarizado a partir del gobierno de la concertación –el posterior a la dictadura de Pinochet-: en realidad, nunca ha terminado la guerra hacia el pueblo mapuche, estamos en una guerra permanente”, alerta Calfucoy como mensaje final.
Berta Camprubí
Cauca, Colombia
Abril de 2018