Muere Chávez, pero el proceso revolucionario continúa vivo

Hugo Chávez Frías (Sabaneta, 28 de julio de 1954) ha sido, indiscutiblemente, el personaje que ha marcado más la historia contemporánea de Venezuela y, más ampliamente, de toda nuestra América Latina.

Chávez ha sido y seguirá siendo el nombre propio, en mayúsculas, del proceso histórico que empezara con el levantamiento popular que, en febrero de 1989, se extendiera de forma inmediata desde Guarenas hasta la capital venezolana: el conocido Caracazo. La respuesta de las mayorías más desfavorecidas a las criminales políticas neoliberales, que imponían los gobiernos del bipartidismo venezolano bajo órdenes del FMI, fueron reprimidas con fuego real dejando, en números oficiales, más de 300 víctimas mortales, aunque la cifra extraoficial de desaparecidos asciende hasta las 3500 personas.
 
 
El 4 de febrero de 1992 un grupo de militares sublevados lanzó un ataque al poder consiguiendo los objetivos militares en el interior, no así en la capital, donde el mismo comandante de la operación, el Teniente Coronel Hugo Chávez reconocería ante los medios la derrota, “por ahora”. Tras dos años en la cárcel, Chávez sería liberado el 27 de marzo de 1994 por el sobreseimiento que le otorgó el entonces presidente de la República, Rafael Caldera, como parte de un acuerdo político con sectores de la izquierda, como el MAS y el PCV, para lograr apoyo a su gobierno.
 
Desde entonces, Chávez se ocuparía de recoger el descontento popular con los principales partidos por sus políticas de recortes y corrupción. Con su propio partido, el Movimiento Quinta República (MVR), Chávez se presenta en diciembre de 1998 a las elecciones presidenciales y es elegido presidente con un 56,5% de los votos.
 
La revolución no será televisada
 
Desde que asumiera el cargo en 1999, la hegemonía mediática mundial de las grandes empresas de la información ha reducido la realidad venezolana a una simplificación básica: el gobierno del presidente Chávez es una dictadura que impone por la fuerza el comunismo en Venezuela. Esta línea, liderada por medios reaccionarios españoles como el ABC o El País, ha obviado los numerosos procesos electorales a los que se ha sometido el proceso venezolano, así como a la participación popular abierta en la redacción de la Constitución Bolivariana de 1999.
 
Con los EE.UU, el Vaticano, la reaccionaria derecha venezolana y, en general, el capitalismo mundial en contra, la tarea de Chávez no ha sido fácil. Aún así, se apunta importantes logros sociales como la reducción del analfabetismo, virtualmente a cero, la reducción de la pobreza y la extrema pobreza, llegando a ser Venezuela, según la ONU, el país con menos desigualdad de ingresos en la región. Los progresos del gobierno de Chávez se han sostenido sobre todo en la movilización masiva del pueblo venezolano, como la que desbarató el golpe de estado de la derecha en 2002.
 
A pesar de eso, el apoyo al gobierno de Chávez ha tenido altibajos tanto entre las clases medias como entre las populares. Esto se debe a problemas estructurales que el proceso revolucionario no ha podido todavía resolver, como la inseguridad y la violencia, la corrupción en el aparato del Estado, la escasez de algunos alimentos, la falta de democracia interna en el PSUV y, con ello, la verticalidad en la toma de decisiones.
 
Chávez ha muerto en Caracas a los 58 años de edad. Según ha anunciado el gobierno, el presidente falleció este martes 5 de marzo de 2013 a las 16:30h, hora local venezolana, por complicaciones médicas tras ser intervenido por cuarta vez tras habérsele diagnosticado un cáncer. Desde que se hiciera público el diagnóstico, los rumores y la manipulación política de la enfermedad de Chávez han sido una de las principales tácticas de la derecha venezolana en su intento por ganar terreno electoral.
 
Futuro del proceso
 
El futuro del proceso es incierto. En una de sus últimas apariciones públicas, Chávez pedía: “Si algo ocurriera, que me inhabilitara de alguna manera, Nicolás Maduro no solo debe concluir el periodo, como manda la Constitución, sino que mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que en ese escenario, que obligaría a convocar a elecciones presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente. Yo se los pido desde mi corazón”. Los medios españoles y venezolanos que demostraron en 2002 su apoyo al golpismo de la derecha por encima de la democracia, hablan ahora de “transición”. Desde hoy, la profundidad de los cambios que haya tras la muerte de Chávez estará determinada por la voluntad popular en las mismas calles venezolanas por las que se ha transitado desde el Caracazo y en las que se han forjado las victorias sociales conseguidas en la última década.
 
Las personas somos efímeras, las revoluciones han de ser permanentes.

 

Autor: Aligi Molina es miembro de En lluita / En lucha
Fuente: http://www.enlucha.org/site/?q=node%2F18419

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