Venezuela ante la sin-salida: Aborrecer la corrupción y la burocracia no es apoyar a la derecha

El voto a favor de la MUD, no es un voto a favor de una alternativa neoliberal y de derecha, es el aborrecimiento generalizado que cualquiera de este pueblo sentimos ante una de las burocracias mas corruptas y mentirosas que han pasado por el poder del Estado.” dice Roland Denis en este texto reciente a partir de los resultados electorales en Venezuela. Termina el texto con cinco propuestas para la lucha popular en un contexto difícil ante el ascenso de la derecha y el rechazo popular a una burocracia corrupta que ha venido gobernando a nombre de y en contra del pueblo que depositó en ellos sus esperanzas. Por fin una reflexión desde abajo frente a las elecciones mientras nos arrasan ríos de vociferaciones y palabrerío en defensa a ultranza de un régimen rechazado por el propio pueblo que hasta hace tan poco señalaban como inseparable del mismo. Para estas sectas que viven de pensar con el deseo y sus beneficios diversos, el pueblo es sabio cuando apoya a quienes en el discurso los representa, hagan lo que hagan y engañado por la derecha cuando se cansa de que abusen de él y lo traicionen. Si no hay más opciones en Venezuela es porque la derecha siempre ha estado allí y la izquierda bolivariana progresista en el poder acabó con la paciencia de la gente robando y engañando. Adiós al Chavismo, sin duda, es lo que dice el pueblo, pero también dice y con propuestas, que viva la lucha contra el sistema y la revolución desde abajo que vuelve a las calles, a los campos y al pueblo. Así Sí. Pueblos en Camino

Frente al voto-rebelión: cinco propuestas a la multitud revolucionaria

Hemos pasado por unos de los grandes ejemplos que nos ha dado el pueblo como tal. Muchos años han pasado mientras las vanguardias y pequeñas direcciones que se mueven dentro los laberintos de la vida cotidiana, en su casi totalidad se convirtieron en lugar de extensión de las lógicas burocráticas del Estado. Poco a poco, distanciándose de las luchas reales que por una razón u otra ha de acometer el pueblo desde su contexto de vida, dejó de existir esa imbricación tan bella que existió hace diez o veinte años entre organización politizada de base y contextos comunitarios y clasistas. Años han pasado, y ninguna advertencia fue escuchada. Conclusión: esa masa contentiva de la clase trabajadora dejó de sentirse representada o expresada a través de los núcleos de organización en su inmensa mayoría chavistas. De alguna forma u otra estos se convirtieron en los canales de una opresión clarísima, que millones de seres de esta tierra la hemos percibido a través de la corrupción y el sostenimiento de la misma a través de los grupos que por mucho tiempo han monopolizado la condición de poder popular. Once años después, me refiero al momento en que toda el impulso revolucionario de base fue paulatinamente absorbido por una jerga gobernante totalmente corrompida (luego del referéndum revocatorio del 2004, momento en que se destruyen las unidades de batalla electoral que autónomamente se formaron por millones), la masa popular no encontró otro mecanismo de aborrecimiento que el voto por una oposición reaccionaria y sin ninguna presencia dentro de las comunidades empobrecidas. Cualquier persona en la calle o el metro de Caracas, le explicará esto mucho mejor que yo.

Maduro y Diosdado

El voto a favor de la MUD, no es un voto a favor de una alternativa neoliberal y de derecha, es el aborrecimiento generalizado que cualquiera de este pueblo sentimos ante una de las burocracias mas corruptas y mentirosas que han pasado por el poder de Estado. Bien estúpido puede ser aquel que todavía esta creyendo que este pueblo se dejó envilecer por el imperialismo y su manipulación chantajeado por la «guerra económica». Mas bien orgullosos debemos estar de ser el pueblo que somos que por mas sifrinos y modelajes sentimentales con la figura de Chávez, además del realero que soltaron a la calle en este último mes, ese mismo pueblo que una vez le dio todo el apoyo a Hugo Chávez para transformar este país, ya harto reventó a esa burocracia a través del único mecanismo que tenía en mano y es el derecho al voto. Votó por los enemigos de quienes han terminado siendo sus enemigos directos: esta desgraciada burocracia y ni siquiera burocracia, esa mal parida boliburguesía que junto a los viejos amos de este país que están intactos han desfalcado por entero este tierra. Votó por alguien que ni siquiera conocía porque nadie conocía dentro de esas comunidades pobres a los candidatos de oposición, ya que ni campaña hicieron, simplemente les dieron el voto, por lo asqueados que están de este gobierno que se llama «chavista».

Por supuesto después de este acto electoral se torna mas que complejo ya que los elegidos no son precisamente los amantes de las causas justas e igualitarias, la oposición desde el año 2002 es hegemonizada por los segmentos más reaccionarios del ser político nuestro. El «Adios al Chavismo», -siguiendo los argumentos de un texto muy leído- por parte de esa inmensa masa popular, ahora nos pone al filo de perder por completo la causa revolucionaria, que nada tiene que ver con el Estado ni adulancias míticas, sino con la esperada consecución de una vida libre y digna… La reacción «representando al pueblo» buscará enjuiciar y sacar del poder a quienes a estas alturas son aborrecidos, y de allí imponer sus estrategias imperiales y conservadoras, propias de un puñado muy reducido de seres mediáticos que han recibido el favor de los amos del mundo, y de allí su hegemonía política nacional.

La ecuación política por tanto se vuelve nítida: la única forma de salvar la causa revolucionaria es que quienes son sus actores verídicos, en la vida concreta en pueblos; comunidades, fábricas y campos, asuman para sí la inmensa rebelión del voto. Tiren a la basura lo que muchos grupos querrán aún reproducir en un apoyo desesperado a un gobierno que les favorece solo a ellos, y permitan el nacimiento por primera vez en todos estos años de un auténtico poder popular.

El pueblo de Venezuela no votó por la derecha sino contra la corrupción

Se trata de una visión de momento, que como cualquier otro en condiciones semejantes, son claves al destino de un pueblo, y que afortunadamente ya hemos podido percibir que se multiplica, pero aún sin horizontes claros. Proponemos para acortar este escrito simplemente cinco propuestas a discutir en próximas asambleas en todo el territorio nacional:

Disolución de todos los gabinetes nacionales y regionales: configuración de nuevos gobiernos de ancha base progresisista sobre la aprobación de políticas y personajes por parte de los sectores populares organizados.

Enjuiciamiento de todos los principales personajes responsables de las políticas de finanzas, tierras, industrias, Cadivi, Banco Central. PDVSA, familiares de mandatarios, y en general de todos y todas los grandes responsables del desfalco nacional, públicos y privados.

Constitución del Consejo Nacional de Gobierno Popular que prepare un programa de gobierno para el ejercicio directo del autogobierno de pueblo, produciendo las condiciones políticas necesarias para la existencia de una dualidad equivalente de poderes, cuales sean los nuevos gobernantes de Estado.

Mantener el impulso a favor de una auditoría pública cuidadana de todas la instituciones de Estado.

Asumir de lleno de ser necesario, la línea por la revocatoria del mandato presidencial, exigiendo la desaparición de la dirección nacional del PSUV del escenario político nacional, sustituido por una nueva plataforma de unidad revolucionaria que proponga un candidato (a) a la presidencia de la república.

¡Que se vayan todos!

Por: Roland Denis (1)
Aporrea
Jueves, 10/12/2015 06:56 AM
http://www.aporrea.org/actualidad/a218896.html

1. Luchador popular revolucionario de larga trayectoria en la izquierda venezolana. Graduado en Filosofía en la UCV. Fue viceministro de Planificación y Desarrollo entre 2002 y 2003. En lo 80s militó en el movimiento La Desobediencia y luego en el Proyecto Nuestramerica / Movimiento 13 de Abril. Es autor de los libros Los Fabricantes de la Rebelión (2001) y Las Tres Repúblicas (2012).

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