Bambamarca: encuentros de mujeres en lucha

Por: Danilo de Assis Clímaco*

La región de Cajamarca, en el Perú, es objeto de numerosos proyectos mineros que afectarían de forma agresiva sus más importantes fuentes de agua y, por lo tanto, la condición de vida de más de un millón de personas. La coyuntura actual gira alrededor del proyecto Minas-Conga (o simplemente “Conga”), impulsado por la empresa estadounidense Newmont y la peruana Buenaventura, ya aprobado por el gobierno peruano y que debió haberse iniciado con normalidad hace un año. Sin embargo, la resistencia de la población local, sobre todo de las zonas que serían más afectadas: Bambamarca y Celendín, fue contundente, provocó la caída de dos gabinetes ministeriales y logró la suspensión parcial del proyecto. Actualmente, la lucha sigue por la detención completa de Conga y por la declaración de su inviabilidad.

El espléndido intercambio de experiencias y energías sobre el cual se construyó el relato abajo tiene que ver con el nuevo impulso organizativo por parte de las mujeres en todo el Perú, en Bambamarca especialmente, y transborda por lo tanto la lucha específica contra Conga, sin dejar de ser parte crucial de ella.
En San Juan de Lacamaca, en el distrito de Bambamarca, se encontró el pasado 3 de septiembre un grupo heterogéneo de mujeres: las de la misma comunidad, algunas de ellas iletradas, otras regidoras del municipio; las líderes de la Central Única Provincial de Mujeres Ronderas de Bambamarca (la Central); Lourdes Huanca, moqueguana y presidenta de la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú (FEMUCARINAP); Rosa Cercado, profesora y Secretaria del Frente de Defensa de los Intereses Ambientales de Hualgayoc; además de Vilma Rodríguez Chihuán, activista limeña que se lanzó a Cajamarca a apoyar la lucha contra Conga; y una representante del Servicio Educativo Rural, SER. También el alcalde, algunos hombres de San Juan y este quien ahora les escribe, auto-invitado cariñosamente recibido.

El refortalecimiento de la Central Única Provincial de Mujeres Ronderas de Bambamarca

El encuentro fue impulsado por la Central, con el objetivo de incentivar a las mujeres de la zona de San Juan de Lacamaca a crear un Comité con participación formal en la Central. Fue un evento común en los últimos dos años de gestión de la Central que, bajo la presidencia de doña Clemencia Ruiz, ha buscado con bastante éxito restablecer la fuerza que la Central tuvo hasta los noventa y que había perdido en los años 2000, en parte porque había cumplido en larga medida su principal objetivo: detener los robos en las comunidades; pero también porque la participación de las entonces líderes en la política partidaria supuso su distanciamiento de las mujeres de base.

Este nuevo impulso de la organización, como luego me lo contaría una de las lideres de la actual gestión, doña Blanca Llamoctanta –persona fuerte como nadie, que sobrevivió a los ocho disparos que le propinó la policía en un desalojo de tierras en los años 90–, parte del principio de que la Central solo será fuerte si las mujeres que la componen lo son individual y colectivamente. El proceso organizativo, así, exige una forma democratizadora, que busca transcender los liderazgos personalizados.

El evento tuvo dos partes, en la primera, de capacitación, la representante del SER y Vilma Rodríguez expondrían sobre temas propios. En la segunda, de debate, las mujeres de San Juan de Lacamaca designarían un comité que se encargaría de realizar una asamblea interna, en la que designarían sus representantes para formar parte de la Central. La presencia de Lourdes Huanca fue una oportunidad de última hora, surgida por su participación en la ciudad de Cajamarca –a dos horas y algo de Bambamarca[1]– en un evento organizado por la ONG Grufides (Grupo de Formación e Intervención para el Desarrollo Sostenible).

El evento empieza con la realización de una mística, por parte de las mujeres de la Central y de Lourdes, es decir, un ritual de reconocimiento a la madre tierra con los productos que ella nos nutre. Tras ello, el alcalde pronuncia algunas y enseguida hay una breve charla de doña Blanca, quien arenga por la necesidad de que las mujeres estén informadas y organizadas, de modo que no puedan ser engañadas, utilizando para ello el ejemplo de aquellos que quisieron disuadir a las mujeres de no marchar contra Conga con el argumento de que por hacerlo dejarían de recibir los 100 soles del Programa Juntos[2]. Pero carga sobre todo contra quienes, incluidos los partidos políticos, buscan dividir a las rondas cooptando pequeños grupos que se arrogan representar a las demás mujeres.

FEMUCARINAP – todaslasluchasalmismotiempoahora.

FEMUCARINAP es consciente de que, al no saberse cuáles serán las luchas del futuro, mejor es meterse en todas las del presente. La intervención de Lourdes se pasea por todos los temas con increíble fluidez. Habla de las políticas económica, social y cultural y de cómo las mujeres deben comprenderlas todas. Habla de la tierra, el agua, las semillas que permiten a las mujeres subsistir y resistir, es decir, de la seguridad alimentaria[3]. Y habla de Bambamarca, Celendín y Cajamarca, del ejemplo de su lucha contra Conga, que es por ello que FEMUCARINAP está con ellas, porque es necesaria la cohesión y la organización de las mujeres. Dice que a las mujeres se les enseñó a cuidar el territorio y que ni falta recordar que lo hacen muy bien, pero que no les han hablado del territorio de su cuerpo, que deben comer tanto como sus maridos, porque como ellos trabajan y como ellos se cansan y con ellos deben dividir las tareas al final del día. Y es necesario también la felicidad y el amor, que son derechos. Hace bromas, todas nos reímos. Y habla del orgasmo ‘¿qué será eso?’: el calor y el amor que sienten y tienen el derecho de sentir por igual hombres y mujeres, la necesidad también de saber sobre salud sexual y reproductiva para enseñar a nuestras hijas e hijos. De ahí el tener que estar organizadas, no solo para participar de los programas del gobierno, sino más para resistir y asumir lugares políticos. E insiste con la organización, la cohesión, el sacrificio, la necesidad de hacer cuadros, sobre todo de jóvenes, que van a impedir que la organización se hunda. Y que la posibilidad de que las compañeras de la organización salgan a la política partidaria debe venir de un acuerdo dentro de la organización, el cual debe ser firmado por la compañera candidata. Pero la mujer no puede ser un adorno del hombre, como si fuera un florero: debe hacerse valer, tomar la palabra, intervenir, hablar. Igualmente importa la alianza con las ciudades para resistir. Y termina hablando de los encuentros de FEMUCARINAP: del de jóvenes que habrá en Lima en septiembre, para el cual espera a todas y del que se hará en octubre en Bambamarca. Las mujeres están contentas, entusiasmadas.

La imposible tarea de hablar tras Lourdes le tocó a Vilma, quien trabaja desde hace más de una década con mujeres indígenas. Habla y hace hablar a las mujeres sobre la cultura y lo indígena, sobre cómo se sienten con respecto a esta última palabra, sobre su importancia para las luchas contemporáneas. La representante del SER hablaría de los espacios instituciones en los cuales las mujeres campesinas pueden incidir políticamente. Entre una charla y otra, un descanso: Doña Blanca, conocida también como La Pastorita por sus dotes de cantante, jala cánticos que son alegremente respondidos, entre ellos el huayno “Serrano de Bambamarca” y un otro en alusión a la lucha contra Conga.

Y tras las charlas, doña Clemencia y sus demás compañeras de gestión en la Central arengan a las mujeres para que acepten conformar una junta de cuatro integrantes para que visiten a las distintas comunidades del centro poblado de San Juan de Lacamaca y conformen un comité zonal. Las mujeres aducen tener otras responsabilidades, buscan demorar el proceso, esperar una reunión más en la que haya más mujeres para solo entonces dar el paso. Hablan de las luchas recientes, de sus dificultades, del Programa Juntos, de la lucha contra Conga y su orgullo por ser parte de ella. Finalmente, cuando parecía que no se formaría la junta, se logra. No he podido saber quienes eran todas ellas, pero una era una joven regidora de Lacamaca y otra Yenni, una joven estudiante, muy amiga de Rosa del Frente de Defensa.

Dicha
Tras el evento, todas contentas. Sirven el almuerzo, conversamos sobre varias cosas, volvemos a Conga y al Programa Juntos. Tras el almuerzo, las mujeres del centro poblado en su gran mayoría se retiran, entre las que se quedan está la joven regidora, quien recuerda con emoción el evento de la FEMUNCARINAP en San Marcos (a cinco horas de Bambamarca), en el mes de junio, cuando casi mil mujeres tomaron la plaza de la ciudad. La conversación gira alrededor de Lourdes y de los tres eventos que la FEMUCARINAP ahora impulsa: el Encuentro Nacional de Mujeres Jóvenes de la FEMUCARINAP en Lima, al que Lourdes dice esperar por lo menos 15 jóvenes mujeres de Bambamarca –pero también hombres, así como las dirigentes ya no tan jóvenes[4] –; el 15 de octubre por el Día de la Mujer Campesina, un evento en la plaza de Bambamarca en el que pretenden ubicar entre 600 y 1000 mujeres de toda Cajamarca, además de por lo menos una de cada región del país que Lourdes y la dirección de FEMUCARINAP se encargarán de llevar. Y en noviembre el Encuentro Macro-regional Norte de la FEMUCARINAP, en Celendín, en donde nuevamente se congregarían centenas de mujeres.

Es difícil transmitir el ambiente de entonces, pero cierto es que el encuentro entre las mujeres era sentido por todas como una gran dicha, la cual arriesgo a decir, vendría de la perspectiva de un futuro próximo que se avecina como verdaderamente nuevo, en el cual ellas se encontrarán varias veces, trabarán batallas y descubrirán entre sí muchas fuerzas.

La violencia de la “democracia representativa”

Tras regresar a la ciudad de Bambamarca –donde viven algunas de las integrantes de la actual gestión de la Central– tomamos café en casa de doña Blanca. Las ronderas informaron a Lourdes sobre los intentos de cooptación de las mujeres ronderas por partidos políticos de la región. Algunas de las allí presentes habían recibo propuestas al respecto. Se negaron porque aceptarlo es considerado necesariamente división de las mujeres, por lo cual quien lo haga es vista automáticamente como enemiga de la Central. Su preocupación es saber que no todo está en sus manos, es decir, que hay ya la conformación de organizaciones de mujeres que, bajo diferentes denominaciones, sirven al objetivo de diferentes partidos políticos y que tales organizaciones buscarán romper las bases de la Central.
Como para tantas(os) teóricas(os) y militantes mundo afuera, para las ronderas de Bambamarca la democracia formal es ante todo un modo de expropiar a las gentes del poder concreto que tienen en las organizaciones que han tejido según sus necesidades prácticas.

La respuesta a ello es la intensificación de los compromisos. Como decía Jorge Camacho de Grufides, el compromiso de las ronderas es íntimo y profundo, como una misión. Una misión democrática: se trata de que las mujeres se organicen, se reúnan, se fortalezcan y tomen juntas las decisiones sobre su vida y la de sus comunidades. No hay nada más bonito que luchar, dice doña Barbarita.

Un poquito del día después

Al día siguiente Doña Blanca me contó de cierta vez se encontró con Gregorio Santos–el presidente regional de Cajamarca– y le hizo recordar cómo los y las ronderas punen a quienes les traicionan. Es aún poco probable que hoy por hoy las rondas tengan la capacidad de tratar a los líderes formalizados –alcaldes, gobernadores, etc.– como si fuera un ciudadano más. Pero el hecho de que doña Blanca se atreva a hablarle así al presidente regional no es cualquier cosa. Expresa un deseo cada vez más legitimado de reabsorber a los líderes en una ciudadanía normal y corriente. Y habrá algún momento aparentemente súbito en el que esto ocurra. Cruzo los dedos para que sea ayer.
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* Agradezco a Bethsabé Huaman, Vilma Rodríguez Chihuán y Carolina Ortíz por sus amicales lecturas y comentarios que me permitieron enriquecer el texto.
[1] Lourdes y yo (que también estaba en el evento de Grufides) salimos a las 5:30 de Cajamarca para llegar a las 8 a Bambamarca y de ahí casi inmediatamente subirnos – y agarrarnos – a la parte de atrás de una camioneta junto a las líderes de la Central, por otros cuarenta minutos, hasta San Juan de Lacamaca. La Central, además, llevaba algunos de los insumos para el almuerzo, que sería complementado por las mujeres de Lacamaca. Lourdes se marchó de Bambamarca a las 4a.m. del día siguiente, una vez que debía regresar a Lima para irse –en 24 horas de viaje– a participar de un evento en Pucallpa, ciudad amazónica.
[2] El Programa Juntos otorga 100 soles a cada familia en situación de pobreza que tenga un hijo en edad escolar
[3] De entre todas las luchas, me decía Lourdes la noche anterior en Cajamarca, la por la seguridad alimentaria ocupa un lugar especial en el corazoncito de la FEMUCARINAP.
[4] Como se habrá notado, los eventos sean de jóvenes, sean de mujeres, no son exclusivos de los respectivos grupos, de ahí que los hombres hayamos estados en esta reunión en San Juan de Lacamaca y que estemos invitados junto a las mujeres mayores a estar en evento de jóvenes.
 

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