El propósito de la propaganda racista. Segunda Víctima: Julio Tumbo y la Liberación de la Madre Tierra
El sábado 19 de septiembre de 2015 el Diario El País de la oligarquía terrateniente del Valle del Cauca publica una “noticia” en su sección Judicial con el titular: Indígenas del Cauca atacan a empresario para obligarlo a vender su finca. El montaje es grotesco y evidente. Lo respaldan con una grabación que interpretan manipulando al lector incauto o prejuicioso para poder justificar y proceder con la persecución a los indígenas Nasa. Basta leer la noticia y escuchar el audio tramposamente grabado y descontextualizado y conocer un mínimo de contexto e historia para develar que este es un segundo acto de un plan a gran escala de crímenes legalizados o legitimados contra los indígenas para servir intereses del capital sustentados en mentiras, codicia y racismo. Esto es lo que compartimos.
Este plan macabro es grande y tiene un guión que viene de muy arriba. Para descubrir a los guionistas basta con ver el “reportaje” de “Séptimo Día” e identificar al Uribismo, los vínculos militares y paramilitares del mismo, sus relaciones con terratenientes y narcotraficantes y, por encima de ellos, con la capacidad logística y estratégica para combinar estas “acciones psicológicas” de mentira y propaganda en horario estelar con manipulaciones y montajes como este de El País y con masacres y terror, fuerzas e instancias con experiencia nacional y transnacional para fabricar mentiras y ejecutar acciones legales e ilegales y alcanzar fines políticos y económicos combinados. No se necesita mucha inteligencia ni investigación para reconocer en esta maniobra de propaganda, persecución y terror al servicio de la acumulación capitalista, un patrón transnacional. Los 43 desaparecidos en Ayotzinapa o la judicialización y sentencia a la Policía Comunitaria Néstora Salgado en México, la sentencia al campesino Rubén Villalba en Paraguay por el caso de la Masacre de Curuguaty en contra de su comunidad, el encarcelamiento y sentencia de la Machi Mapuche Millaray Hui Chalaf por parte del Estado Chileno, la persecución, judicialización, guerra y masacre contra el pueblo Guaraní-Kaiowá en Brasil, la persecución y condena a Doña Máxima Acuña Chaupe por defender su territorio contra la transnacional minera Newmont en Cajamarca, Perú y cientos, miles, de casos más, como ahora el de Feliciano Valencia, demuestran que esta maquinaria de mentiras y terror existe y sirve a la acumulación del capital transnacional en todo el continente y el mundo. Hay que ubicar la “noticia” de El País en este contexto. En tiempo Real. Pueblos en Camino
Fotografía de la Minga Artistica por el Wët wët fxizenxi
El propósito de la propaganda racista. Segunda Víctima: Julio Tumbo y la Liberación de la Madre Tierra
El sábado 19 de septiembre de 2015 el Diario El País de la oligarquía terrateniente del Valle del Cauca publica una “noticia” en su sección Judicial con el titular: Indígenas del Cauca atacan a empresario para obligarlo a vender su finca. El montaje es tan grotesco y evidente como las tres horas de propaganda racista de “Séptimo Día” en horario especial de domingo en la noche, que sirviera como marco para la implementación de esta estrategia de persecución criminal contra los indígenas del Cauca.
El titular no corresponde para nada con la grabación que allí se presenta y que se hiciera sin autorización de la víctima, Julio Tumbo, ex-gobernador indígena Nasa de Corinto y uno de los voceros de la Liberación de la Madre Tierra. Para empezar, el terrateniente Álvaro José Saa es presentado como “empresario” para cualificar su status. Está claro que Saa y quienes lo acompañaron estaban preparados para recoger un audio que sirviera a los propósitos de la manipulación. Esta fue una trampa al ex-Gobernador y a los indígenas que luchan por un derecho indiscutible y a todas luces justo. Saa empieza a hablar en un tono amable. Julio Tumbo está respondiendo a sus preguntas. Saa solamente quiere información sobre el proceso de compra venta de tierras para retornarlas a los indígenas.
El antecedente que la “noticia” oculta y encubre intencionalmente para descontextualizar y señalar es que estos territorios indígenas usurpados a sangre y fuego desde la Conquista hasta nuestros días, llegaron a manos de “empresarios” como Juan José Saa como consecuencia de esa cadena de ilegalidades, trampas y argucias legales, de modo que aún sus propietarios “legales” actuales, son víctimas de títulos falsos o malhabidos. Los indígenas pobladores y dueños de este territorio no tienen la culpa de esta situación de la que son víctimas y, en el mejor de los casos, los propietarios que compraron estas tierras legalmente, adquirieron territorios usurpados. Son dueños de tierras obtenidas con sangre y mentiras. Un daño que el Estado y la sociedad tienen la obligación de reparar y que, al no hacerlo, al no cumplir con esta obligación, encierran a los Nasa en territorios improductivos e insuficientes a que mueran de hambre mientras sus tierras más fértiles están en manos de terratenientes y del agro-negocio de la caña de azúcar. Cada hectárea de tierra indígena se ha recuperado con movilizaciones y luchas a las que los ha obligado este despojo permanente y la falta de respuesta a la exigencia de un derecho.
Entonces, el “empresario” Saa está en tierras usurpadas y su interlocutor, está reclamando no de el, sino del estado y de Colombia que se haga justicia. Según lo explica Julio Tumbo con tranquilidad, la “Liberación de la Madre Tierra” en curso, reclama 7 fincas para ponerlas a producir alimentos y no morir de hambre mientras los mono-cultivos destruyen el territorio manteniendo una injusticia. El titular de El País debería informar “Indígenas del Cauca se defienden del Régimen que los despoja de sus territorios y los mata de hambre y Represión”. esta es la verdad. Julio Tumbo, a nombre del pueblo Nasa no amenaza a Saa, simplemente le informa que el procedimiento justo y establecido es que oferte sus tierras para que le sean compradas por el Estado en un procedimiento reconocido y reiterado. Es el Estado colombiano el que tiene que adquirir y pagar por tierras de las que despojaron a los Nasa y que les pertenecen. El Estado tiene la obligación de corregir un despojo que promovió, protegió y respalda a sangre y fuego hasta hoy. Como lo explica Tumbo, una vez ofertadas las tierras por el “propietario” actual, la negociación no es entre indígenas y terratenientes sino entre el Estado y los terratenientes. Es con el Estado que tiene que vérselas Saa y los demás “empresarios” que se han beneficiado hasta hoy de un proceso de despojo sangriento y tramposo.
Los indígenas no atacan a Saa. El Estado no se acerca a los terratenientes para corregir en justicia este mal histórico racista y destructivo que les negó su territorio. El Estado se esconde. Espera y prepara propaganda, racismo y represión. En lugar de que un funcionario del gobierno visite al “empresario” Juan José Saa y a los demás y les informe con la evidencia acumulada e incontrovertible que, como consecuencia de un proceso histórico de robo de tierras, se encuentran sobre territorio ajeno y sus títulos no tienen validez, pero, en la medida en que ellos pueden no ser responsables directos de este crimen, el Estado les compra sus tierras para devolvérselas a sus dueños, los indígenas Nasa. El Estado no cumple con este su deber, porque sirve a la guerra, al despojo y a los intereses de terratenientes y su función es atacar a los indígenas. El titular de la noticia en El País debería entonces ser aún más claro e informar: “El Estado Colombiano ataca de nuevo a los indígenas del Cauca para despojarlos de sus tierras y fomenta un conflicto entre ellos y los terratenientes”. Esta es la verdad, pero si la verdad fuera informada, no se conseguirían los objetivos de la propaganda y del racismo.
La patraña del “empresario” Saa y de quienes lo acompañan queda en evidencia cuando, siguiendo el guión de este falso positivo contra Julio Tumbo, una vez obtiene las explicaciones pertinentes sobre la transferencia de tierras que es un negocio entre el Estado y él sin mediación de los indígenas, habiendo obtenido la respuesta, pasa a provocar. Cambia de tono, grita y amenaza a Tumbo y lo señala. Acá el hecho es que la Comunidad Nasa que participa en la Liberación de la Madre Tierra busca tanto rescatar su territorio ancestral para comer y vivir como, según lo han explicado una y otra vez, para liberar la tierra de monocultivos, agroquímicos y pesticidas que la mata y mata de hambre a la gente. No los motiva entonces solamente su necesidad (lo que sería suficiente y justo). Los motiva la defensa de tierras que están siendo exterminadas para la acumulación de unos pocos en la producción de mercancías que, en la mayor parte de los casos, ni siquiera alimentan. Mientras los pobladores de la zona se mueren de hambre, los “empresarios” que explotan sus tierras acumulan de manera desmedida e impiden que puedan pervivir. En este contexto y ante la complicidad del estado con los”empresarios” y el fomento por parte de la alianza terrateniente-estado de un conflicto territorial entre indígenas y usurpadores (incautos o responsables), los indígenas se ven obligados a presionar a los terratenientes y, a través de ellos al Estado para que los primeros oferten tierras que no son suyas en justicia aunque lo sean en derecho y para que el Estado las compre, pague sus mejoras y las devuelva a sus legítimos propietarios.
Una vez más, el titular de El País, si su propósito fuera el de informar diría “El Estado Colombiano fomenta una confrontación entre indígenas y terratenientes en alianza con estos últimos, para legitimar el despojo de tierras indígenas y justificar masacres, judicializaciones, violencia y racismo contra estos pueblos”. Eso, en lugar de respetar un derecho y garantizar la paz beneficiando tanto a terratenientes como a indígenas, es el estado el que fomenta la violencia en alianza con los terratenientes. Como desde hace más de 500 años, para los conquistadores es normal y más fácil señalar y matar indígenas que respetar sus derechos y convivir con ellas y ellos.
En esta etapa, el diálogo está roto y resulta evidente que el”empresario” Saa vino a recoger un testimonio descontentextualizado. Quiere que Tumbo y los Nasa le digan que van a seguir luchando por sus tierras, que los van a seguir presionando hasta cuando vendan, así deban cortarles el agua o quemarles tractores. Con el contexto claro, lo que Tumbo explica y los fabricantes de montajes manipulan es que, una vez obligados por el despojo, el estado y los terratenientes a presionar a los propietarios actuales a que oferten sus tierras (cosa que no hace el gobierno), no pueden ceder, porque esta es la única manera en la que no mueran de hambre, recuperen sus tierras y las liberen del proceso destructivo. Eso, anunciar que van a seguir presionando en este contexto y obligados por la injusticia y el despojo es lo que señala este vergonzoso trozo de propaganda con grabación a bordo que pretenden presentar como noticia y evidencia de ataque de los indígenas. “A las buenas o a las malas nos vamos a tomar las siete fincas” dice Don Julio Tumbo, porque es la única manera, el único camino que les deja la injusticia terrateniente estatal para no morir en el desprecio y el despojo. Decirlo, ahora, sirve, según el plan premeditado, para señalar como criminales a las víctimas y como víctimas al criminal “empresario” que se presta para esta persecución racista.
Pero además de descontextualizar y manipular mienten señalando, por ejemplo, que el “delincuente” Feliciano Valencia hoy encarcelado y sentenciado como consecuencia del primer acto de este proyecto de persecución orquestado a partir de Séptimo Día, encabezó la “ocupación” de estas haciendas. Feliciano Valencia no es un delincuente, aunque quieran presentarlo de este modo con mentiras, pero además, no encabezó este proceso de Liberación de la Madre Tierra que surge desde las comunidades de Corinto y de Caloto sin su participación ni la de ningún dirigente indígena del ámbito zonal, regional o nacional. Es más, durante algún tiempo, las y los comuneros y comuneras que iniciaron y persisten en el proceso de Liberación de la Madre Tierra en referencia, no fueron respaldados por las organizaciones indígenas. Como queda claro en la grabación para el montaje, la conexión entre estas provocaciones y Séptimo Día resultó obvia para los indígenas Nasa presentes allí.
Uribe Vélez y Ardila Lulle
Es evidente que en este segundo paso de maniobras y montajes contra el pueblo Nasa, luego de sentenciar ilegal e inconstitucionalmente a Feliciano Valencia, proceden ahora a señalar como agresores a Julio Tumbo y a quienes Liberan la Madre Tierra desde el 14 de diciembre de 2014 en el Norte del Cauca. El hecho de que ésta ha sido una acción de presión pacífica. De que quienes así han actuado en justicia han recuperado y liberado tierras de monocultivos de caña para sembrar comida. Que se han tenido que defender del uso desproporcionado del terror y de la fuerza por parte del Estado y de los terratenientes y agro-negociantes en cabeza del “empresario” Ardila Lulle, quienes además les destruyeron cultivos de pan-coger que sembraron en estas tierras, cuando ya iban a recoger los frutos de su trabajo. El hecho de que hayan valido más las exigencias y el poder de unos pocos terratenientes que el de miles de indígenas cuyos derechos son evidentes, es negado tajantemente por esta repugnante pieza de propaganda racista que, sin duda alguna, por la manera en que señala y agradece la cercanía de las fuerzas militares, cuyos crímenes contra los indígenas son ya incontables y que el “empresario” Saa repite el motto según el cual los indios recuperan tierras y no las trabajan (lo cual presentó Séptimo Día” distorsionando a propósito la realidad) y toda la maniobra que empieza por fomentar el racismo desinformando al país para luego proceder a cumplir con objetivos específicos, pone en evidencia que este es un paso más en el camino del odio para despojar, insultar, perseguir, encarcelar y asesinar indígenas en curso.
Masacre de El Nilo, diciembre de 1991
Este plan macabro es grande y tiene un guión que viene de muy arriba. Para descubrir a los guionistas basta con ver el “reportaje” de “Séptimo Día” e identificar al Uribismo, los vínculos militares y paramilitares del mismo, sus relaciones con terratenientes y narcotraficantes y, por encima de ellos, con la capacidad logística y estratégica para combinar estas “acciones psicológicas” de mentira y propaganda en horario estelar con manipulaciones y montajes como este de El País y con masacres y terror, fuerzas e instancias con experiencia nacional y transnacional para fabricar mentiras y ejecutar acciones legales e ilegales y alcanzar fines políticos y económicos combinados. No se necesita mucha inteligencia ni investigación para reconocer en esta maniobra de propaganda, persecución y terror al servicio de la acumulación capitalista, un patrón transnacional. Los 43 desaparecidos en Ayotzinapa o la judicialización y sentencia a la Policía Comunitaria Néstora Salgado en México, la sentencia al campesino Rubén Villalba en Paraguay por el caso de la Masacre de Curuguaty en contra de su comunidad, el encarcelamiento y sentencia de la Machi Mapuche Millaray Hui Chalaf por parte del Estado Chileno, la persecución, judicialización, guerra y masacre contra el pueblo Guaraní-Kaiowá en Brasil, la persecución y condena a Doña Máxima Acuña Chaupe por defender su territorio contra la transnacional minera Newmont en Cajamarca, Perú y cientos, miles, de casos más, como ahora el de Feliciano Valencia, demuestran que esta maquinaria de mentiras y terror existe y sirve a la acumulación del capital transnacional en todo el continente y el mundo. Hay que ubicar la “noticia” de El País en este contexto.
La segunda acción a partir de la propaganda racista pone en peligro a Julio Tumbo, a las comunidades de Corinto y Caloto, y al proceso de Liberación de la Madre Tierra. Este acto de justicia por la vida y la Madre Tierra es ahora un delito contra la codicia insaciable de quienes se presentan como empresarios y víctimas una vez más, para despojar, destruir y matar.
Pero, en una mentira siempre hacen falta dos partes. Quienes la fabrican, burdamente, como es el caso ahora y también quienes están dispuestos a creerla por su racismo y egoísmo al servicio de los peores criminales. Hay un terreno abonado para los criminales que mienten para consolidar su poder destructivo y es el de los siervos que prefieren arrodillarse ante el que está arriba que abrazar a quienes desde abajo y desde la Tierra luchan por la justicia y la libertad de todas y de todos. Ya estará listo el tercer acto. Si corre sangre serán los poderosos, Uribe y todo el poder decrépito de Colombia y del Cauca los responsables y también quienes ante esto esperen observando sin decir nada o aceptando como hasta ahora estos montajes.
Pueblos en Camino
Septiembre 19 de 2015