La izquierda y el impuesto a las herencias

«¿Cuál es el interés de destruir la empresa familiar? ¿Será que en la destrucción de esta forma de capital familiar se alimenta el gran capital transnacional de las grandes corporaciones? Si parte del capital familiar va a ser confiscado por el Estado, que dicho sea de paso es una instancia de acumulación de capital, es mejor invertirlo en acciones de una gran empresa transnacional.  ¿No es así como funciona la acumulación de capital en los países centrales, lo cual engorda y concentra los capitales de las grandes corporaciones, sobre todo financieras?…» ¿Cómo Así?

En varios ámbitos, el que parece un inocente impuesto de Estado correísta puede significar un amplio descalabro de la sociedad, la economía y la cultura nacionales. ¿Es conciente cierta izquierda de los alcances de una reforma como esta? En este análisis, algunos elementos para el debate.

El último proyecto de ley de impuestos a las herencias, legados y donaciones que el  Ejecutivo ha enviado a la Asamblea Nacional, con el muy bien calculado nombre de Ley Orgánica para la Redistribución de la Riqueza, ha generado expectativas, sino de respaldo en algunos sectores de la izquierda. Sectores que no solo que se apartaron del gobierno sino que ha levantado procesos de cuestionamiento y de resistencia al proyecto de modernización capitalista  que ejecuta en el país la llamada Revolución Ciudadana. 

No es necesario en este texto referir todas las políticas económicas, sociales y culturales abiertamente reaccionarias que ha caracterizado al gobierno de Alianza País, y que han sido lo bastante analizadas por los movimientos sociales y la izquierda crítica, incluso más allá de las fronteras ecuatorianas.

En atención a lo dicho, sorprende como ciertas voces de esa misma izquierda crítica respaldan la última ley por considerarla “redistributiva” y otras se mantienen al margen del debate. Dos actitudes que, desde nuestro punto de vista, solo favorecen a la derecha en el gobierno y a la derecha fuera de él, liderada por Lasso, Nebot  y Rodas. A nombre de que es una medida redistributiva -lo cual habría que revisar si ciertamente es así, lo dudamos – y que por lo tanto  es la “clase media rica” la que sale a protestar por la defensa de la “propiedad privada” algunos compañeros de la  izquierda, en el mejor de los casos, se ponen al margen y en el peor alzan su voz para respaldar al gobierno.

Ante esta situación que ha creado ruido en los movimientos populares y la izquierda ponemos a debate algunas ideas, que se exponen en las próximas líneas a manera de interrogantes.  

Por una Ley supuestamente redistributiva, que según el mismo gobierno no afecta a más del 2% de la población y por la que se recaudará alrededor de 50 millones de dólares, lo que no representa nada para el presupuesto fiscal, se olvidan del proyecto de modernización capitalista que ha ejecutado el gobierno durante estos ocho años.

Un proyecto caracterizado, nivel económico, por la profundización del modelo extractivista reprimarizador de la economía, con todas las consecuencias devastadoras que éste tiene para la naturaleza y la sociedad; la ampliación de la deuda externa  a un mayor interés al negociado por los gobiernos neoliberales; el abandono de la economía popular y solidaria, sobre todo campesina, a favor de la agroindustria; la estimulación del consumo mercantil tanto a nivel de las inversiones públicas como domésticas, política funcional a la circulación, acumulación y concentración  del capital nacional e internacional, entre lo más importante.

A nivel político, se caracteriza  por la implementación de un Estado autoritario encargado de contener y controlar la movilización popular para abrir paso al capital; una política de criminalización de la protesta social que se ha efectivizado en la persecución, enjuiciamiento y encarcelamiento de dirigentes sociales; la censura de la comunicación social en general, no solo de los medios masivos de información y el  sistemático acecho (amenazas, cooptación, chantaje, formación de organizaciones paralelas etc.) a la organización política de la sociedad y principalmente de las organizaciones populares como la indígena, la campesina, la sindical, la de mujeres  y la estudiantil.      

A nivel cultural e ideológico, el correísmo es la reedición de una ideología racista con la que se ha querido descalificar la histórica lucha de los pueblos ancestrales; la implementación de una política patriarcal y machista que empieza desde las relaciones estatales (humillación a sus propias asambleístas que terminan aceptando públicamente su sumisión) hasta políticas públicas claramente conservadoras como la no despenalización del aborto por violación, la destrucción del ENIPLA a favor del conservador Plan Familia Ecuador y la restricción de los derechos de las diversidades sexuales; el ejercicio de un poder autoritario y castigador que busca disciplinar la sociedad y volverla sumisa, expresado con obscena claridad en la última “reprimenda” que el primer funcionario  hizo a un adolescente de 16 años.

Sin olvidar lo expuesto en las líneas anteriores, que es el marco en el que se tiene que ubicar la última ley de las herencias, pensemos el sentido mismo  de la ley.

El impacto económico

1. En el capitalismo tardío y globalizado la acumulación de capital no se articula principalmente en las empresas familiares, ni siquiera las grandes, menos las medianas y la pequeñas, sino en la forma de la corporación capitalista compuesta por accionistas anónimos. ¿Cuál es el interés de destruir la empresa familiar? ¿Será que en la destrucción de esta forma de capital familiar se alimenta el gran capital transnacional de las grandes corporaciones? Si parte del capital familiar va a ser confiscado por el Estado, que dicho sea de paso es una instancia de acumulación de capital, es mejor invertirlo en acciones de una gran empresa transnacional.  ¿No es así como funciona la acumulación de capital en los países centrales, lo cual engorda y concentra los capitales de las grandes corporaciones, sobre todo financieras?

 En las corporaciones no hay padres que hereden a sus hijos cuando mueren, simplemente mueren y sus hijos son parte de los grandes accionistas de la mega-empresa, así ésta  continua acumulado en forma de acciones.  Además el capitalismo tardío es el capitalismo de los individuos individualizados, sin lazos territoriales, ni culturales, menos familiares, todos son depredadores individuales. Solo pensemos en el multimillonario Bill Gates.

2. La sociedad ecuatoriana, capitalismo periférico, no ha desarrollado los niveles de la acumulación capitalista basada en el individuo accionista de la gran corporación moderna. Después de la reforma agraria de los años 60, lo que se extendió es un estructura de la propiedad basada justamente en la mediana y pequeña empresa familiar, sin decir con esto que no exista la gran empresa familiar, seguro hoy convertida en gran corporación con expansiones transnacionales como por ejemplo el grupo El Juri, Nirsa, La Favorita, Banco Pichincha, Banco Guayaquil, etc., beneficiarios principales de este gobierno.

En lo que se refiere a la producción de alimento han sido las pequeñas y medianas propiedades campesinas familiares las que han alimentado al país, pues las grandes se han dedicado principalmente a la exportación. Así también, se han desarrollado medianas y pequeñas manufacturas familiares que ha ofrecido otros servicios, como calzado, textiles, comida, etc. Son estas economías familiares medianas y pequeñas, las que en el marco del capitalismo periférico, que caracteriza al país, han generado empleo. Tomando como base esta realidad socioeconómica del país, ¿no hubiese sido mejor profundizar y ampliar la economía familiar mediana y pequeña y los proyectos productivos colectivos y comunitarios, que también tienen una base familiar, como medida frente a la concentración de la riqueza?  Además hay que tomar en cuenta que en nuestro país la forma familiar predominante en términos no solo reales sino subjetivo  es la ampliada, no la nuclear.

3. Otro de talle importantísimo es ¿qué va a suceder con la propiedad comunitaria presente en el mundo indígena? ¿Cómo se conoce, jurídicamente el Estado solo registra dos formas de propiedad, la pública y la privada. ¿Qué pasa con la propiedad comunitaria en el contexto de esta nueva ley? ¿Se la va a considerar como pública o como privada? Si este gobierno fuese revolucionario y quisiera redistribuir la riqueza tenía que hace tiempo haber hecho una profunda reforma agraria y repartir la tierra para las comunidades y garantizar la producción comunitaria, esa es una política de transformación de carácter estructural que termina por la concentración de capital.  

4. Una real política redistributiva dentro del marco capitalista no sería, quizá, elevar el 1% del impuesto a la renta a los grupos económicos más grandes del país, o nacionalizar las telefónicas u otras grandes trasnacionales de servicios que operan en el Ecuador. Al contrario de esto, el gobierno “revolucionario” condona los intereses por  mora de los deudores del Fisco, beneficiando a los que ahora dice son los pelucones que le quieren destituir, como Guillermo Lasso.

5. ¿Por qué el gobierno reposiciona a la familia como centro de la planificación de la  sexualidad de los jóvenes y la quiere destruir como posibilidad económica? ¿Será porque en el primer caso está pensando en la familia como  núcleo del resguardo de la moral conservadora que profesa el primer mandatario y en el segundo caso está pensando en la familia como límite a la nueva acumulación transnacional del capital?   

6. Es curioso por no decir sintomático que la propuesta de la  Ley Orgánica para la Redistribución de la Riqueza se enmarque, de alguna manera, en la nueva “gran” iniciativa y recomendación del FMI para la zona euro.  En su último informe, el FMI recoge la posibilidad de aplicar una quita al patrimonio de los hogares para reducir la deuda pública a niveles de 2007. Lo que sugiere el organismo es: imponer un tributo especial ‘sobre el capital’. Es decir, una especie de quita «excepcional» sobre la riqueza de las familias que se tendría que aplicar de una sola vez, garantizando, además, que no se va a volver repetir para no desincentivar la inversión y provocar una intensa fuga de capitales. La medida consistiría en gravar la riqueza neta de las familias y destinar el dinero recaudado a amortizar deuda estatal”1. ¿Será que el FMI se volvió redistributivo y socialista?

7. Otra coincidencia extraña es el repentino pedido de Rajoy para que se elimine la visa a Europa para los ecuatorianos, “concesión” hecha para Colombia y Perú en el marco de la firma del acuerdo comercial con la Unión Europea. ¿No será  que como parte del TLC con Europa, el gobierno ecuatoriano se compromete a despejar el camino para que ingrese la  gran producción europea en el ámbito agrícola y de servicios? ¿Acaso el golpe que el impuesto a la herencia puede provocar en la mediana y pequeña empresa nacional, basada en la estructura familiar, puede ayudar mucho al ingreso de las grandes corporaciones europeas en el mercado ecuatoriano?   ¿Qué va a pasar cuando los herederos de un pequeña propiedad agrícola estén obligados a venderla?, lo más seguro es que desaparezca y que la tierra así como su producción vaya a engordar los capitales de las agroindustrias nacionales o transnacionales, o “mejor aún” que esa producción desaparezca y sea rápidamente reemplazada por producción europea.

Lo propio puede suceder con pequeñas manufacturas de vestido, calzado, etc.  o empresas de servicios, ambas con base en la estructura familiar.  Si se destruye la pequeña y mediana propiedad familiar, ampliamente desarrollada en el país, el proceso consecuente es que esos capitales fluyan hacia el gran capital transnacional y que más cantidad de personas terminen convertidos en trabajadores precarizados contratados por las grandes corporaciones que operan en el país en remplazo de la empresa familiar.

 8. Sería bueno que se discuta la diferencia entre propiedad privada, propiedad estatal, propiedad personal y propiedad comunitaria, pues no se puede meter todo en un solo saco. Un proceso de transformación social en beneficio de los seres humanos y la naturaleza y en contra del capital es consolidar y ampliar la propiedad comunitaria de los medios de producción que promueva una real equidad económica, en la medida en que establece las condiciones para la reproducción de la vida humana, en sus articulaciones familiares y personales.    

9. Las últimas reformas legales y autorizaciones para implementar mega proyectos hoteleros en las islas Galápagos y eliminar los límites del Parque Nacional Galápagos y de la Reserva Marina de las islas, ¿acaso no están encaminadas a permitir la explotación pesquera industrial transnacional  en sus aguas? ¿O para favorecer la implantación de los capitales turísticos transnacionales, con sus nuevos socios nacionales en áreas que dejan de ser protegidas?

10. ¿La venta de las empresas públicas como el ingenio ECUDOS, la Cemento Chimborazo, las empresas Guapan  a los capitales transnacionales peruanos del Grupo Gloria son procesos de redistribución de la tierra? ¿Se olvidaron de que ofrecieron entregar acciones a los trabajadores? ¿O la reciente apertura de licitación para el Puerto de  Machala no favorecen el modelo corporativo transnacional?

La renovación de la concesión de agua a la transnacional Veolia –Interagua por 20 años mas (con arbitraje en Miami) realizada en el 2010, ¿no es entregar al capital transnacional el manejo del servicio público del agua? A lo que se suma la elaboración de la Ley y reglamento del agua que hace viable la entrega al sector privado de la administración de los sistemas de agua potable, las redes de alcantarillado y los sistemas de tratamiento de aguas servidas; además de que se abre la posibilidad de la disolución de las juntas de agua comunitarias que han venido manejando los sistemas de agua ante la ausencia del Estado.

El impacto cultural

Más allá del tema  económico y de las herencias, la familia en el país – enraizada, por un lado, en la estructura familiar de ayllu propia del mundo andino y, por otro, en la estructura familiar de la República colonial cristiana que, para bien o para mal, ha organizado la vida de este país- constituye quizá el eje fundamental de la formación cultural y de la identidad de estos pueblos. Nuestra sociedad no es la sociedad del individuo burgués moderno, menos del individualismo capitalista posmoderno. Somos sociedades que hemos permanecido, de una u otra manera, ancladas a la comunidad campesina vía estructura de la familia ampliada. Esta característica en su lado positivo ha brindado el soporte para la resistencia y la lucha de nuestros pueblos, basta recordar la forma familiar presente en los grandes levantamientos indígenas-populares de este país.  Hace menos de una década, el movimiento de los forajidos, que tanto reivindica el gobierno, se estructuró en gran medida en torno a la familia.

Querer acabar la familia en su dimensión estructural tiene una afectación muy grave en su dimensión simbólica. Es querer acabar con la base subjetiva de la construcción de nuestra identidad en función de la modernización cultural capitalista, cuyo eje de identidad es el individuo individualista, competitivo, egoísta, depredador y solitario, subjetividad absolutamente  funcional  a la actual reproducción del capital. El ser humano sin identidad, sin familia, sin territorio lanzado al mercado y enfrentado en absoluta debilidad al Estado y al gran capital, tienen dos opciones obligadas: la generalizada, se convierte en trabajador asalariado de alguna corporación de la cual desconoce el rostro del “explotador”  o, la excepcional, se convierte en accionista de una de ellas, es decir en el rostro anónimo de la explotación.

Una política revolucionaria  va en contra de las exigencias de la acumulación del capital, que en los momentos actuales se caracterizan por una depredadora violencia  en contra de todas las formas de humanización del humano entre ellas la familia y la comunidad. En este sentido, lo que se exige de procesos de transformación social es afianzar los lazos sociales comunitarios, presentes en la familia. Lo que se debía hacer es aprovechar la estructura familiar de la pequeña y mediana empresa para en un proceso revolucionarlo transformarla en propiedad comunitaria. Habría que releer a Mariátegui, al cual parecen conocer los “revolucionarios” de PAIS.

El impacto  político

Con decir que esta ley es una ley redistributiva que va a quitar a los ricos para dar a los pobres, el gobierno intenta que la sociedad y sobre todo la izquierda crítica y los movimientos sociales olviden su proyecto capitalista y lo defiendan contra la “burguesía que sale a protestar a las calle para defender la propiedad privada”. No es posible caer en semejante engaño. Sabemos que el Grupo Banco de Guayaquil, es decir Guillermo Lasso, ha sido uno de los mayores beneficiarios a nivel económico de este gobierno, así que es claro que su pelea con A.P. es puro interés político electoral. No es posible que la izquierda caiga en la ingenuidad de creer que las clases son homogéneas y no registre la complejidad de su fraccionamiento. No vamos a repetir el error de decir que los campesinos, los indígenas porque no son obreros son enemigos de la revolución; lo propio ocurre con los sectores medios.

De lo contrario, la idea sería que hay que pelear contra la clase media –fracción de clase a la cual, dicho sea de paso, socialmente una buena parte de colectivos y personas de izquierda nos adscribimos- a nombre de defender a un gobierno que ha trabajado para el gran capital. No puede ser que el enemigo sea la familia y la clase media y los aliados las grandes corporaciones capitalistas, tengan la bandera que tengan. No puede ser que a nombre de no hacerle el juego a la derecha –chantaje correista- dejemos que  Lasso capitalice el descontento social y los procesos de resistencia que venimos construyendo desde hace algunos años.

Capitalización que al final le hace el juego al gobierno, pues no es más que peleas internas de las fracciones de la burguesía que desvían la atención del proceso económico, social y político que se implementa en el país desde hace 8 años.

Por último, es por decir lo menos cínico que la supuesta “izquierda” en el gobierno llame a la izquierda crítica a defender su “revolución”. Dónde estuvieron ellos todas las veces en que se ejecutaron políticas adversas a los intereses populares, solo para mencionar algunas: No aparecieron para defendiendo el Yasuní, ni para protestar en contra de la firma  del TLC con Europa,  ni para defender los derechos de las mujeres cuando lo de la despenalización del aborto, ni los derechos de los trabajadores cuando recortaron el 40% del aporte estatal al Seguro Social. No vengan ahora a querer que se defienda un Gobierno que traicionó las luchas populares, que lo llevaron al poder del Estado. 

No defender su Ley tramposa no es estar con la derecha ni la burguesía, ni la que está dentro ni la que está afuera del gobierno. Somos autónomos respecto a las peleas políticas de la burguesía nacional, somos autónomos de las guerras entre la hegemonía norteamericana y la china.

 

Autores: NATALIA SIERRA Y RICARDO BUITRÓN

Fuente: Plan V

12 de junio del 2015

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