El Mercurio de Edwards y el Sistema de ocupación del imaginario para el despojo

El neoliberalismo llegó en las botas del General Pinochet y se consolidó con los helicópteros del Plan Colombia”, explica el economista, activista, analista y luchador Héctor Mondragón Baez. Indispensable a esta maquinaria de terror y su “Doctrina de Choque”, según la explicara Naomi Klein,  en el propósito de imponer políticas de despojo globales para reactivar la acumulación capitalista y establecer un modelo corporativo transnacional, era y es la propaganda: una maquinaria global y globalizada que, además de promover como inevitables las mentiras oficiales en tanto actores protagónicos de la invasión del capital transnacional (y no solamente cómplice o apoyo al proyecto ajeno de modo que con el “yo solamente obedecía órdenes” pudieran escudarse como víctimas), hacían, hicieron y hacen negocio con la ocupación y sometimiento del territorio del imaginario de los pueblos del mundo. Hoy cuando, Agustín Edwards Eastman, dueño de El Mercurio, es finalmente expulsado del Colegio de Periodistas de Chile por aceptar un soborno de 200 millones de dólares para apoyar el golpe de Pinochet, lejos de celebrar este hecho como un triunfo, todo el empeño debería ponerse en señalar que Edwards Eastman expone una práctica generalizada del sistema y de la conquista transnacional del neoliberalismo. En otras palabras, la condena de este propagandista del terror para la acumulación tendría que generar la expulsión y castigo en derecho de todos los y las que por lo menos desde Septiembre de 1973 en todo el continente (y desde más allá encadenados hasta el centro del poder criminal) pusieron la maquinaria de la mentira y de la propaganda lucrativa al servicio de la muerte para la acumulación en el modelo neoliberal. Si la expulsión de Edwards Eastman sirve para hacernos creer y sentir que se ha hecho justicia, este acto será otra acción de propaganda para encubrir al sistema que se establece con criminales como este que lucran mintiendo y se consolida con la expulsión de uno para salvar el sistema de engaños. Así como han sacrificado dictadores (como el propio Pinochet) para salvar el modelo, que no terminen ahora sacrificando únicamente al dueño de El Mercurio para que la propaganda quede intacta e intocada. El dispositivo de propaganda lucrativa ocupa el territorio del imaginario de los pueblos para matarlos en el sometimiento y la estupidez. El Mercurio es solamente un ejemplo. Mientras no sean expulsados y expuestos todos. Mientras no se conozca abiertamente la verdad de estas “operaciones psicológicas” de control social y mientras no se garantice que nunca más se repitan mientras los recursos de indemnizaciones no se utilicen para corregir el rumbo de la mentira a las verdades apoyando medios colectivos, comunitarios abiertos y libres, la expulsión de Agustín Edwards Eastman del Colegio de Periodistas de Chile, será un acto más de propaganda y pretendida justicia donde perdura establecida la mentira y el engaño del régimen como negocio. ¿Cómo Así? Pueblos en Camino

 

Crimen y castigo de Edwards

 

 

La expulsión de Agustín Edwards Eastman del Colegio de Periodistas de Chile por su confabulación con la CIA para derrocar al presidente Salvador Allende es merecida y aleccionadora. Esa sanción moral condena al dueño de El Mercurio, el diario más antiguo de Chile, quien, gracias al soborno de 200 millones de dólares, se prestó para la conjura que instaló en el poder a un general asesino y ladrón que mató, torturó y lanzó al destierro a miles de chilenos.

 

 

La noticia mueve a reflexión. En primer lugar, el golpe de Augusto Pinochet contra Salvador Allende instaló el primer régimen neoliberal de América. He recordado, por esto, las documentadas páginas de La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre, el libro de Naomi Klein, que en el 2007 pronóstico la crisis mundial que iba a estallar en el 2008.

 

El aclamado libro de la joven –y bella– economista canadiense contiene páginas reveladoras sobre el papel de Milton Friedman y los Chicago Boys en los preparativos intelectuales para el golpe fascista en Chile. Relata así cómo, antes del cuartelazo, se crea en Santiago un grupo que se reunía en secreto para elaborar un plan de economía alternativa, neoliberal, comandado por Sergio de Castro, graduado en la Universidad de Chicago.

 

“Para los Chicago Boys”, dice la autora, “el 11 de setiembre (de 1973, el día del golpe) fue un día vertiginoso”. Sergio de Castro había estado trabajando en contacto con la Marina para elaborar el Plan de gobierno de la Junta militar. El texto se imprimió en los talleres de El Mercurio.

 

“Antes del mediodía del 12 de setiembre de 1973, los Oficiales Generales de las Fuerzas Armadas que ejercieron funciones gubernamentales tenían el Plan en sus escritorios”, expresa Naomi Klein. (Página 94 del texto en inglés, que una persona desconocida me obsequió desde los Estados Unidos).

 

 

Y agrega: “Las propuestas del documento final tienen una asombrosa semejanza con los que hay en Capitalismo y Libertad de Friedman: privatización, desregulación y cortes en el gasto social”.

 

El mercado libre se instalaba. Las libres matanzas habían comenzado ya en las calles y el Estadio Nacional de Santiago.

 

Sabido es que el programa neoliberal arruinó a Chile, generó desempleo, hambre y prostitución de menores. El economista y filósofo peruano José Herrera Zavaleta escribe en su notable libro Naomi Klein. Símbolo de la antiglobalización (Lima, 2010):

 

“El país (Chile) se convulsionaba y como moría mucha gente, esto también era un negocio para el libre cambio, así que privatizaron también los cementerios”.

 

Pedro Pablo Kuczynski, muy vivo, compró acciones.

 

Por Diario UNO el abril 29, 2015  

http://diariouno.pe/columna/crimen-y-castigo-de-edwards/

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