Peña Nieto: ¡Qué viva la muerte!
Dawn Paley, autora de El Capitalismo de la Guerra contra las Drogas (Drug War Capitalism-AK Press Nov de 2014) enfoca su análisis sobre un aspecto de un discurso de Enrique Peña Nieto: su más reciente decálogo de políticas en torno de la crisis desatada por la masacre y desaparición de normalistas de Ayotzinapa. Peña Nieto habla de “dos Méxicos” que se propone unificar insertando el México “pobre” (realmente empobrecido), con “rezagos ancestrales que no han podido resolverse por generaciones” (indígena-campesino-popular) en el de la economía globalizada, con mayores índices de ingreso, desarrollo y bienestar. Embutir a México en el ámbito del Capital transnacional, cueste lo que cueste, es para lo que, anuncia Peña Nieto con medidas consecuentes y concretas, ha de servir esta crisis. Indispensable esto que señala Dawn para reconocer la distorsión y abierta desvergüenza del régimen que gobierna a México en la palabra de su Presidente. No es un análisis de algunos en torno de teorías conspirativas. Como queda en evidencia en este texto, ¡Qué viva la muerte!, título que nos recuerda la perversa y bien conocida frase del militar fascista-franquista José Millán-Astray y Terreros, es la política del régimen mexicano. Es el grito de su Presidente. Pueblos en Camino
Peña Nieto: ¡Qué viva la muerte!
Encubriéndose en el terror estatal desplegado en Iguala, Guerrero, el presidente Enrique Peña Nieto (EPN) dio su Mensaje a la Nación. A dos años de asumir el poder y en medio de una intensa crisis, hizo un llamado a profundizar la violencia estructural y la desigualdad en el sur del país. Aseguró que enviaría más Policías Federales a Guerrero y Michoacán, cuando la llegada de federales y militares es un factor clave para disparar y ratificar la violencia. Pero hay otro componente en el discurso de Peña Nieto. Éste se evidencia casi al final de su mensaje, y toca directamente el tema que abordo en mi libro reciente, Drug War Capitalism (AK Press, Oakland): la expansión capitalista que subyace bajo la estrategia estatal de terror y control social disfrazado de guerra anti-narco.
Fuente: Policía Universal
Cito a Peña Nieto (utilizo itálicas para enfatizar): “Sin embargo, los trágicos acontecimientos en Iguala también revelan una dimensión social y económica detrás de la violencia y la debilidad institucional. La justicia que queremos va más allá del ámbito legal. Incluye también la reducción de la pobreza, la marginación y la desigualdad que padecen los estados del Sur del país. Hoy existen dos Méxicos: Uno. Inserto en la economía global, con crecientes índices de ingreso, desarrollo y bienestar. Y por el otro lado, hay un México más pobre, con rezagos ancestrales que no han podido resolverse por generaciones.”
Las sugerencias planteadas aquí por Peña Nieto son variadas: 1) las partes del país más cercanas al capitalismo global son aquéllas donde hay paz y seguridad. Pero esto es falso, basta considerar, por ejemplo, los altos niveles de violencia en Ciudad Juárez u otros lugares de la frontera norte de México. 2) La pobreza no existe en zonas de México insertas a la economía global, cuestión que es también falsa si consideramos que el salario para los trabajadores de maquilas está alrededor de 5 dólares por jornada laboral. 3) La pobreza material que existe en algunas zonas del sur de México es a raíz de “rezagos ancestrales” y no procesos de colonización, despojo y capitalismo salvaje.
Sin evidencia alguna, Peña Nieto concluye que: “La mayoría de los conflictos sociales y políticos más graves del país, tienen su origen, precisamente, en la falta de desarrollo en los estados de Chiapas, Guerrero y Oaxaca.” Esta frase devela una parte clave del discurso oficial, la que no reconoce que la guerra contra el pueblo, desplegada con el pretexto de combatir al narco, representa conflictividad social y política. En realidad, el mensaje de Peña Nieto es que la organización social gestada en Chiapas, Guerrero y Oaxaca ha sido conflictiva para el capital. Por otro lado, el discurso oficial no considera que la violencia en el norte del país es fuente de conflicto social y político, pues la matanza hecha contra pueblos en el norte (por ejemplo en Tamaulipas, Chihuahua, Nuevo León, Coahuila, etc) casi no ha tocado los intereses de los grandes capitales transnacionales.
Fuente: Papel revolución
En este contexto, ceder más territorio a las empresas transnacionales aparece como la solución a la desigualdad económica planteada por Peña Nieto. Propone nuevas inversiones en carreteras, hospitales y gasoductos: “[…] Por primera vez en nuestra historia, propongo que se establezcan tres zonas económicas especiales en la región más atrasada del país. Éstas serán: el Corredor Industrial Interoceánico, en el Istmo de Tehuantepec, que conectará al Pacífico con el Golfo de México; la segunda, en Puerto Chiapas; y la tercera, en los municipios colindantes al Puerto de Lázaro Cárdenas, tanto de Michoacán, como de Guerrero. Una zona económica especial, es un área en la que se ofrece un marco regulatorio e incentivos especiales para atraer a empresas y generar empleos de calidad.”
Ya sabemos que inversiones económicas, especialmente en las industrias extractivas, hechas por empresas ligadas al capital global no disminuirán la desigualdad, sino contribuyen a la violencia estructural. La propuesta actual de las élites mexicanas y el capital transnacional, a través de su vocero en Los Pinos, reafirma que están dispuestos a aprovechar una crisis nacional, como la que hoy acontece en Guerrero, para impulsar cambios estructurales que favorezcan al capital.
Al final de su discurso, Peña Nieto dijo: “El grito de: Todos somos Ayotzinapa, es un llamado a seguir transformando a México.” Lo que deja en claro que su noción de transformación es seguir alimentando la conflictividad y el despojo en el sur del país.
Dawn Paley es escritora y investigadora. Su libro Drug War Capitalism salió en noviembre, 2014.
http://www.akpress.org/drug-war-capitalism.html