El feminicidio es una herramienta del capital-patriarcado: “vivas y organizadas hasta derrotar el monstruo machista”

” (…) Cuando el estado feminicida cómplice de la misoginia estructural intente callar nuestro grito de ¡justicia!, nuestra voz se habrá propagado a través de nuestras movilizaciones, acciones y discursos. No vamos a confiar nuestra vida a instituciones que fortalecen la misoginia, vamos a quemarlas todas.

Convocamos a todas las mujeres que están hartas como nosotras a levantar la voz, accionar directamente contra este sistema de muerte, a no esperar que gobierno u otra figura paternalista nos salve: Las únicas que nos vamos a salvar somos nosotras, organizadas y aliadas para derrotar al monstruo machista.

Apelamos no a la simpatía con nuestra causa y movimiento, sino a la empatía sororaria por cada una de las silenciadas, por todas nosotras que padecemos violencias todos los días, porque no seremos más las “víctimas pasivas” que el estado necesita para crecer, porque accionamos combativas: Nos negamos a ser cifras o silencios.

¡Ni una asesinada más! ¡Ni una viva menos!

¡Vivas y organizadas nos queremos!” Así sí Carajo!!!

Pronunciamiento/Posicionamiento Movilización 24 de abril de 2016

MUJERES HABITANTES DEL ESTADO DE MÉXICO

Los contextos en los que luchamos por vivir en México son altamente peligrosos para las mujeres, producto de una escalada de violencias machistas-heteropatriarcales que cobran cada día la vida de al menos 7 compañeras, sumemos a este dato el número de mujeres violadas, asaltadas, acosadas, torturadas y desaparecidas; números que van en aumento cada día naturalizándose al grado de imponer olvido sobre nuestro nombre y dignidad, considerándonos sólo “cifras rojas”. La falta de políticas públicas o el fracaso de las mismas al no ejercer las leyes estipuladas para prevenir o castigar las violencias contra nosotras, se expresan a lo largo de todo el territorio mexicano, las mujeres que hemos sufrido violencia en cualquiera de sus expresiones hasta llegar al feminicidio, hemos sido históricamente criminalizadas por sociedad y gobierno, coludido éste con delincuentes que ostentan poder monetario, perpetuando así la impunidad y continuidad de estas violencias.

El Estado de México alberga al municipio con mayor número de feminicidios actualmente cometidos, Ecatepec es la tierra sin ley, las mujeres aquí y en el resto del estado, sobre todo en otros municipios como Nezahualcóyotl y Chimalhuacán, somos consideradas objetos de uso y deshecho. Vivimos en un Estado corrupto y fallido en donde casi diez mujeres son asesinadas diariamente por el hecho de ser mujeres. Ser mujer aquí significa caminar todos los días con miedo, vestirnos de cierta forma para evitar que nos violenten, significa no salir ni tarde, ni temprano, ni sola, ser esclava de un sistema machista y heteropatriarcal… estamos hartas, estamos cansadas, estamos indignadas, rabiosas, dolidas.

A raíz de la presión social, el gobierno mexiquense instauró en 11 de los 125 municipios que conforman el Estado, la Alerta de Violencia de Género desde hace nueve meses, fracaso rotundo en la praxis: más de 120 mujeres han sido asesinadas con dolo desde la emisión de la alerta. Las autoridades mexiquenses, gobierno y estado, continúan sin garantizarnos una vida digna con acceso a la justicia. Estas alertas, igual que otras muchas medidas federales, son medios de politización que usan los partidos políticos con efectos clientelares. Una alerta de género no basta.

Indignadas ante la impunidad y retrocesos de las instituciones públicas encargadas de prevenir violencias contra nosotras y sancionar agresores, decidimos denunciar hoy el carácter machista, misógino y heteropatriarcal del estado mexicano que minimiza la gravedad de las violencias hacia nosotras, que, para ocultar sus verdaderas dimensiones, distorsiona la información a través de medios de comunicación y cultura impuesta hereditaria de la que se nutre el pueblo, partícipes también de la perpetración de estas violencias a través de sus contenidos, apologizando la violencia constante contra nosotras, generando en el imaginario social  permisividad para ejercer cualquier forma de violencia sobre las mujeres.

Cada año se registran miles de mujeres, en su mayoría entre 10 y 17 años, asesinadas a manos de una cultura machista, asesinadas bajo el silencio, indiferencia y complicidad de las autoridades incompetentes. A las cifras de feminicidios, se suman a las llamadas desapariciones, casi cinco mil en diez años, casi la mitad sin ser localizadas, otro considerable porcentaje de halladas en condición de cadáver. El Bordo de Xochiaca, el Río de los Remedios, albergan cuerpos de hermanas a quienes han borrado el nombre, “cadáveres de animales” dicen los gobiernos cuando drenan el canal. Ecatepec, Tecámac, Chimalhuacán y Nezahualcóyotl siguen encabezando éstas cifras, en las que no se considera la “desaparición” de mujeres de las que nadie habla, casos que no son denunciados por desconfianza en autoridades. “Desaparición forzada”, nombra el poder, ¿quién por voluntad “desaparece”? sólo ellos pueden llamar “desaparición” a un secuestro que terminará en tortura, violación, trata o feminicidio para niñas, adolescentes y mujeres jóvenes, blanco principal de los sicarios machistas. Las mexiquenses denunciamos la omisión del gobierno ante lo citado, al deslindarse de búsqueda e investigación efectiva de las compañeras denunciadas por desaparición, dando carpetazos o excusas que culpabilizan a la víctima. Luego de feminicidios y desapariciones, las violaciones sexuales a mujeres de todas edades, son delitos que van en aumento en el Estado de México, más de mil casos registrados en lo que va del año. Las agresiones físicas son también cotidianas en esta entidad, casi catorce mil casos de agresión física contra mujeres registrados en tres años. El acoso sexual callejero, laboral, etc., es un problema que vivimos todos los días en nuestros distintos contextos, uno de los tantos tipos de violencia habitual que se pasa por alto evidenciando así lo ya mencionado: falta de acción de las autoridades ante las violencias más cotidianas perpetradas por hijos sanos de una cultura patriarcal, violenta y machista.

Exponemos todo lo anterior para visibilizar algunas de las problemáticas más urgentes de erradicar en nuestra entidad, considerando que todas son producto de una violencia estructural que se ejerce desde el poder del estado hacia el pueblo. Habitamos barrios donde domina el miedo, mismo que nos hacía víctimas pasivas y que hoy nos da valor para volcar ese temor e inseguridad en la creación e implementación de estrategias propias para frenar las violencias que se perpetúan contra nosotras por declararnos mujeres. La Historia es testiga de que a las mujeres se nos ha impuesto una vida precarizada en donde ni siquiera nuestro cuerpo nos pertenece; la compra, venta y esclavitud moderna hoy se llama “tráfico o trata de mujeres”, prostitución obligada. En el Estado de México, mientras los hombres emigran, a nosotras nos trafican, todas somos víctimas en potencia. Denunciamos una vez más la omisión del estado, la inutilidad de sus instituciones, la incapacidad de las autoridades para identificar el delito de trata por falta de sensibilización, profesionalización y voluntad política. Estamos aquí para que ni una más sea víctima de trata, lenocinio, violaciones, mutilaciones, pornografía, embarazo y matrimonio forzados, mendicidad, servidumbre, esclavitud, explotación sexual y laboral, prostitución ajena, extracción de órganos, acoso en sus diferentes contextos, violencias domésticas, desapariciones, encarcelamientos injustos, criminalización por abortar, ni feminicidios, para que ni una más sea víctima pasiva de cualquier forma de violencia machista. Ni una más. Porque las mujeres no somos objetos de disfrute ajeno, ni propiedad de nadie. Dueñas de nosotras mismas, las mexiquenses, pugnamos por la prevención, sanción y tratamiento de los delitos que hoy nos convoca denunciar. Declaramos que no somos culpables de ninguna violencia machista hacia nosotras, nunca más permitiremos sus agresiones. Hoy llamamos a feministas organizadas, independientes y toda mujer que seguramente se identificará con lo que exponemos, a levantar la voz, a decir ni una más, a defender la vida hasta con los dientes, nos queremos vivas, sanas, libres. Sanas desde lo emocional hasta lo físico, ya que las enfermedades que afectan a mujeres de todas edades y que la herencia médica ha tenido a malnombrar “discapacidades”, trastornos y enfermedades mentales, son también un factor que nos hace vulnerables, que segrega a mujeres que las padecen siendo frecuentemente olvidadas como actoras políticas y vulneradas en sus derechos por partida triple, una por condición genérica, otra por condiciones de salud física o mental y otra por no ser parte de la élite capital. Nuestras compañeras están presentes en este discurso que es acción, las nombramos y denunciamos las violencias a las que se enfrentan dentro y fuera del hogar.

La guerra contra las mujeres no conoce fronteras, sabemos que nuestra cuerpa, nuestra tierra, son la primera trinchera de lucha, estamos hartas de la explotación hacia ambas territorialidades que por derecho inalienable nos pertenecen, históricamente explotadas y saqueadas por los voraces intereses del sistema capitalista del Estado. Anunciamos que defenderemos nuestros bosques, nuestra agua, nuestra tierra, con la digna rabia que hoy nos ha unido, defenderemos nuestra cuerpa, nuestra vida, nuestro placer y nuestra alegría. Las mexiquenses reconocemos y acompañamos la lucha de las mujeres de todos los pueblos que se encuentran hoy resistiendo en defensa de sus territorios, que se unen a nuestra voz para enfrentar juntas los embates de este mal gobierno. A ellas, las guerreras, las de Atenco, Coyotepec, Apaxco, San Francisco Magú, Xochicuautla, Huitzizilapan, Ayotuxco, Tecamac, las de la periferia urbana que luchan ante la gentrificación, agradecemos su muestra de valor, lucha y resistencia y nos unimos porque, como todas, hemos enfrentado discriminación, acoso, violencia, criminalización, tortura, el despojo en triple medida y, no obstante, permanecemos en resistencia y lucha, pese a medidas tan inhumanas de criminalización de la protesta como la “ley Eruviel”, ordenamiento que estipula que los esbirros policiacos están capacitados para determinar subjetivamente cuándo se considera ilegal una manifestación o protesta y pueden ejercer la fuerza a través de armas letales. Las autoridades del Estado de México deberían promover la iniciativa de decreto y abrogación de la ley antes de que lo resuelva la Suprema Corte de Justicia, misma que debe declararla inconstitucional por criminalizar la libertad de expresión, reuniones públicas y libertad de manifestación previo a los noventa días de su entrada en vigor, no obstante, el mismo presidente del estado es quien ha propuesto y promovido dicha legislación.

Esta ley y todo el clima de violencia en nuestra entidad claro que nos atemoriza, pero no nos detiene, antes bien nos da valor para salir unidas, para defender nuestro derecho no sólo a vivir sino a una vida digna, hemos decidido tomar las calles para decir ¡basta ya de todas las violencias contra las mujeres! Respeten nuestra humanidad, dignidad e integridad, nuestras cuerpas y territorios. Exigimos y tomamos nuestro derecho a vivir sin violencia, con justicia y libertad.

No hemos venido a esperar a que figuras masculinas o instituciones gubernamentales nos salven, pues son quienes reproducen y legitiman las violencias machistas contra las mujeres: ¡Lo haremos nosotras!. Convocamos a la consciencia de cada persona, a la gente solidaria que el día de hoy reconoce el alto nivel de riesgo que vivimos las mujeres en México y, que igual que nosotras, desean colaborar activamente en el cambio nacional de vida y prácticas de convivencia que permitan a niñas, adolescentes, jóvenes, adultas y adultas mayores vivir una vida armoniosa, justa y libre de toda violencia machista. Esta acción surge del hartazgo que mantenemos por las omisiones y complicidades del gobierno y la indiferencia social a estas violencias. Estamos manifestando nuestro enojo, descontento y rabia por todos los atropellos a nuestros derechos como personas. Hacemos un llamamiento y nos unimos a esta movilización nacional, no para pedir, sino para exigir y construir un cambio definitivo en la estructura social y gobierno de este país feminicida: Ante un narco-estado que nos oprime doblemente, ante un gobierno que nos somete y asesina, ante la ineptitud de las instituciones burguesas, hacemos un llamado para levantar nuestra voz, la voz de las mujeres proletarias mexicanas que ha de ser escuchada porque ya no pide permiso para nacer, nuestro grito al unísono reventará los muros de la ceguera social, la nuestra es una palabra viva que no sólo se dice sino que acciona combativa. Exigimos nuestro legítimo derecho a la vida como seres humanas, nos negamos a seguir siendo “víctimas  pasivas” de la violencia sistemática en cualquiera de sus expresiones, repudiamos absolutamente toda acción estatal en contra de la lucha popular ¡alto a este sistema de muerte!

Partimos de la digna rabia contra una sociedad sin cultura de la defensa cuando nos agreden, violentan o despojan, nos indigna que esta sociedad a la que pertenecemos y cambiaremos, inculque la equívoca idea de que las violencias machistas serán siempre culpa nuestra. No queremos que, siendo tantas, nos sigan individualizando, nos sigan diciendo que somos casos aislados. No, señores. Nosotras no somos una minoría, la violencia que ejercen hacia nosotras no es tema de unas cuantas. Reiteramos en función de la evidencia: Las mujeres no somos cifras, somos personas con dignidad, nombre y voz. Sí, tenemos voz que a través de acuerdos entre el poder gubernamental o decretos culturales machistas implícitos y explícitos, pretenden negar, violentando gravemente nuestros derechos sociales y humanos, nuestros derechos como mujeres mexiquenses.

En todos los estados, particularmente en el Estado de México, las mujeres sobrevivimos bajo un clima de violencia ya intolerable que nos ha orillado a tomar acciones para autodefendernos, organizarnos y salir a las calles a visibilizar lo que está ocurriendo y que a toda luz pretende ser ocultado por autoridades del poder quienes, de acuerdo a sus leyes, tendrían que garantizar nuestros derechos elementales y, como hemos expuesto, no lo han conseguido, más bien son cómplices de quienes nos violentan hasta asesinarnos con saña. Es por ello apostamos e invitamos al “si te defiendes nos defiendes a todas y todas te defendemos”, porque queremos decir una vez más que estamos juntas, que somos muchas, que no nos van a callar ni nos vamos a detener. Nos pronunciamos a favor de las maternidades libres y diversas, nosotras pariremos la vida y justicia que necesitamos a través de nuestra rabia e indignación, de nuestro dolor ante tantas violencias solapadas por el estado. Aclaramos que sólo en nosotras está la decisión de parir o no, y no aceptaremos ser criminalizadas por eso. No nos cansaremos de defendernos, de buscarlas, de exigir justicia, de gritar y demostrar que nuestras cuerpas no son de otros y para otros, que somos libres de decidir sobre nosotras, estamos construyendo otros mundos en donde nosotras, las mujeres, seamos libres sujetas combativas: ¡ninguna agresión sin respuesta!

Responsabilizamos de los deplorables contextos violentos en el Estado de México a la estructura socioeconómica política cultural capitalista que todo lo trastoca artículo de consumo, incluyendo nuestras cuerpas, imponiéndonos un destino de golpes, discriminación, vejaciones y cualquier otro tipo de violencia que nos lleva a la muerte. No más. Renunciamos a esas imposiciones, construimos nuestro mundo violeta, diverso. Nos pronunciamos repudiando cualquier forma de violencia hacia quienes nos encontramos en una posición de existencia que nos identifica como mujeres, más allá del sexo fisiológico. Nos pronunciamos en contra de la “Ley Eruviel”, en contra de los despojos de territorio, de las desapariciones, de la violencia doméstica, laboral, acoso, discriminación de toda índole, nos pronunciamos en contra de todas las formas de violencia machista que nos convierten en víctimas y blanco de feminicidios impunes.

Exigimos que la trata de mujeres se tipifique desde la perspectiva de género, que los tratados y convenios a los que el gobierno mexicano se ha sumado dejen de ser letra muerta. Que la sociedad en la que nos desarrollamos cese su adultocentrismo, misoginia, machismo, paternalismo evidenciados en medidas como la alerta de género y todas las violencias machistas sociales.

Exigimos alto a los feminicidios ¡Castigaremos a los culpables!

No a los carpetazos a las denuncias de nuestras hermanas desaparecidas. Sí a la creación y efectiva aplicación de protocolos de búsqueda de desaparecidas.

Protección a los derechos de la niñez y juventudes.

Exigimos que nuestras compañeras etiquetadas con alguna discapacidad o trastorno físico o mental, sean incluidas en los espacios laborales y no sean relegadas a la marginación y pobreza, exigimos el pleno acceso a nuestros derechos como humanas, exigimos ser visibles y nombradas.

Queda prohibida toda discriminación motivada por género, origen étnico, edad  preferencias sexuales, condición social u opiniones, queremos ser libres de expresar y desarrollar nuestra diversidad sexual. Alto a la violencia contra mujeres lesbianas, trans y personas no binarias.

Alto al acoso sexual, callejero laboral y de todos los tipos. No más cosificación cultural de las mujeres como estrategia de guerra para deshumanizarnos y así negarnos los derechos que en calidad de humanas nos corresponden.

No más complicidad entre estado, gobierno y sus personeros, y quienes perpetran violencias contra mujeres Si no tenemos justicia, la haremos nosotras. Exigimos tener acceso a la justicia y no quedar en la indefensión.

Exigimos no ser violentadas sexualmente y exigimos no ser asesinadas.

Exigimos detener la naturalización de la violencia hacia mujeres en medios de comunicación.

Nos unimos a las exigencias de las compañeras que resisten en los pueblos originarios.

Llamamos a la rebeldía, a la organización a la articulación entre movimientos, sólo así terminaremos con el sistema capitalista y patriarcal. Alzamos la voz por todas las compañeras que han callado, a quienes existen sin nombre: Nosotras no cabemos en un etcétera y nos vamos a nombrar, somos todas esas mujeres etiquetadas como vulnerables que han querido silenciar. Estamos hartas de que nos violenten y asesinen por no pertenecer a su modelo hegemónico de mujer o por haber sido socializadas con un género que no queremos reivindicar. No vamos a permitir que nos dicten las formas de asumirnos como mujeres. Vamos a seguir amando a otras mujeres, y no permitiremos que nos agredan, ni asesinen por ello, las violaciones “correctivas” van a parar, porque nosotras no queremos ni tenemos que corregir nada. Nos vamos a defender de leyes que nos castigan e ignoran por vivir en la precariedad, en las calles, somos sujetas vejadas en todos sus derechos fundamentales, consideradas como humanas de segunda clase, olvidadas, ignoradas, violentadas.

Reivindicamos en discurso y hecho: no permitiremos más ninguna expresión de violencia machista, no vamos a poner buena cara, no volveremos a pretender encajar en sus cánones de femineidad o ser mujer. Somos feministas, somos humanas, las incorrectas, las desviadas, hoy organizamos toda nuestra rabia para defender nuestra vida, libertad, justicia y alegría, salimos a tomar las calles, dejamos atrás el miedo, reivindicamos nuestra violencia positiva, nuestra sororidad y nos aferramos a la vida. Cuando el estado feminicida cómplice de la misoginia estructural intente callar nuestro grito de ¡justicia!, nuestra voz se habrá propagado a través de nuestras movilizaciones, acciones y discursos. No vamos a confiar nuestra vida a instituciones que fortalecen la misoginia, vamos a quemarlas todas.

Convocamos a todas las mujeres que están hartas como nosotras a levantar la voz, accionar directamente contra este sistema de muerte, a no esperar que gobierno u otra figura paternalista nos salve: Las únicas que nos vamos a salvar somos nosotras, organizadas y aliadas para derrotar al monstruo machista.

Apelamos no a la simpatía con nuestra causa y movimiento, sino a la empatía sororaria por cada una de las silenciadas, por todas nosotras que padecemos violencias todos los días, porque no seremos más las “víctimas pasivas” que el estado necesita para crecer, porque accionamos combativas: Nos negamos a ser cifras o silencios.

¡Ni una asesinada más! ¡Ni una viva menos!

¡Vivas y organizadas nos queremos!

Abril 24 de 2016, México.

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