TLC UE-EEUU:Conquista corporativa a expensas de la vida

GRAIN ofrece una síntesis de los impactos del TLC que negocian la UE y los EEUU. No se trata de aperturas comerciales para reducir aranceles, pues estos ya son bajos, sino de que las corporaciones transnacionales sometan desde Bruselas y Washington las políticas públicas a sus intereses comerciales. En el caso de la industria de alimentos ello implica una amenaza enorme a la salud de las poblaciones, no solamente en los dos mercados involucrados sino en el mundo entero. En síntesis, el propósito es levantar barreras sanitarias para que hormonas, transgénicos y otros venenos entren de manera irrestricta a los mercados. Una amenaza a la vida toda que pasa casi desapercibida. Pueblos en Camino

 
La sanidad alimentaria en el tratado de comercio Unión Europea – Estados Unidos: “saliéndose de los moldes”  
 
Estados Unidos y la Unión Europea – dos dinosaurios del comercio mundial – han iniciado una ronda de conversaciones para un acuerdo bilateral de libre comercio con el fin de incentivar el empleo y el crecimiento económico en sus economías seriamente deterioradas. Se espera que la mayoría de los incentivos se originen en normativas más armonizadas entre ambos mercados incluyendo aquellas sobre sanidad alimentaria.
 
Sin embargo, no hay nada en esas propuestas que favorezca a los consumidores o al interés público. Se trata de reducir las barreras a los agronegocios. Ello, no sólo dañaría a los europeos, cuyos estándares claramente más altos podrían disminuirse, sino que también afectaría a muchos otros países productores y consumidores de alimentos en la medida que cualquier acuerdo entre Washington y Bruselas creará un nuevo marco de referencia internacional. Por ello, la necesidad de proteger a la gente contra el sistema industrial de alimentos, impidiendo que se abran las puertas a la proliferación de productos como los organismos genéticamente modificados (OGMs) o el bisfenol A (BPA), se hace más urgente que nunca.
 
Las mayores divergencias en las relaciones comerciales bilaterales entre la UE y Estados Unidos se centran en el área de la sanidad alimentaria y de los consumidores, la protección ambiental y los subsidios.
 
— Laine Škoba, Parlamento Europeo 1
«No somos conejillos de Indias» dicen activistas europeos, mientras crece la resistencia al TLC transatlántico, también conocido como TAFTA (Foto: Les Engraineurs)
 
En Febrero de 2013, los Estados Unidos y la Unión Europea convinieron iniciar una negociación bilateral para un tratado de libre comercio (TLC) , lo que no es una idea nueva. La posibilidad de forjar un pacto comercial “privado” – fuera de la Organización Mundial del Comercio – entre los dos mercados más ricos del mundo ha estado dando vueltas entre políticos y organizaciones empresariales durante muchos años. Recién ahora, en que Estados Unidos y la UE están inmersos en una recesión económica post 2008 y con tasas de desempleo porfiadamente altas, un acuerdo bilateral parece valer la pena para sus líderes. A fines del 2011, se conformó un grupo de trabajo de alto nivel para empezar a elaborar los alcances de tal convenio. 2 Las negociaciones se iniciaron de manera efectiva en julio de 2013.3
 
Se ha derramado mucha tinta escribiendo sobre lo que este tratado pueda significar – algunas veces claramente como propaganda.4 Las cifras oficiales acerca del ingreso adicional disponible que se creará para los ciudadanos de la UE y Estados Unidos son muy exageradas y han sido desmentidas por expertos.
 
Los movimientos sociales que se oponen al TLC han denunciado acaloradamente las muchas amenazas que provoca este acuerdo. Con razón, perciben que, si se concreta, tendrá impactos significativos en la producción, el consumo y la vida de las personas en estos países. Las barreras arancelarias entre los dos países ya son bastante bajas, por lo que las negociaciones no son acerca de ellas. Se trata de librase de lo que la UE llama “fricciones comerciales”: diferencias en las normativas.
 
Si las negociaciones son exitosas y se firma un convenio, habrá graves repercusiones en el resto de mundo. Por un lado, sin duda, en algunas áreas aumentarán las relaciones de negocios entre las dos economías en desmedro de otros socios comerciales. Pero, más importante, creará nuevos estándares internacionales sobre comercio agrícola, internet, poder corporativo para redactar políticas públicas, etc., que tanto Washington como Bruselas impondrán al resto del mundo a través de canales bilaterales y multilaterales
 
Sistemas incompatibles
 
La sanidad de los alimentos es uno de los temas polémicos claves sobre la mesa. Esto sucede porque Estados Unidos y la UE tienen políticas y prácticas completamente distintas en cuanto a cómo lograrla y una historia de furiosas peleas acerca de ella. Las implicancias para la salud pública son importantes5. En Estados Unidos, cada año 48 millones de personas (es decir 1 de cada 6 habitantes) enferman por ingerir alimentos contaminados y 3.000 mueren a consecuencia de ello 6. En la Unión Europea en el año 2011, 70.000 personas enfermaron por ingerir alimentos contaminados y 93 de ellas murieron. 7 Fuera de las enfermedades de origen alimentario, también hay amenazas invisibles derivadas del sistema alimentario industrial dominante en Europa y Estados Unidos, como los residuos de pesticidas que se acumulan en el cuerpo de la gente, el consumo de productos animales y vegetales modificados genéticamente, y las sustancias con efectos endocrinos que pasan hacia los alimentos desde los materiales de empaque como el plástico. Esto sin mencionar las preocupaciones sobre la sanidad de los alimentos que surgen de las nuevas tecnologías que no están reguladas, como la nanotecnología y la biología sintética.
 
Obviamente, las autoridades de Estados Unidos y la UE desean minimizar los riesgos a la salud de las personas derivados del suministro de alimentos. Sin embargo, sus enfoques son diametralmente opuestos. La Unión Europea practica la filosofía de “desde la granja al tenedor”, donde cada etapa del proceso es monitoreada y trazable. El sistema estadounidense sólo verifica la sanidad del producto final. Por otra parte, la Unión Europea suscribe plenamente el principio precautorio el cual es parte de su constitución política. Esto significa que, en ausencia de claridad acerca de la sanidad de algo, debe ejercerse la caución. Estados Unidos, en cambio, no permite esto, sino que exige “evidencia científica” que justifique cualquier caución o restricción. En el área de los productos químicos que se incorporan a los alimentos procesados y a los envases, la brecha es aún mayor. La legislación de la UE pone el peso de la prueba en las empresas para demostrar que los productos químicos que usan son seguros. La estadounidense, en cambio, requiere que el gobierno pruebe que un producto químico es inseguro.
 
Como resultado de todo esto, las empresas han debido adaptarse a cada mercado de manera diferente y la gente está mejor en Europa. Esto es lo que el TLC busca cambiar.
 
¿Qué es lo que desea la industria de alimentos?
 
Washington y Bruselas han estado por años librando una guerra comercial acerca de la sanidad de los alimentos y otros asuntos relacionados. La batalla más conocida ha sido acerca del uso de hormonas en vacunos para carne, la enfermedad de las vacas locas, los organismos genéticamente modificados (OGMs) y aves lavadas con cloro. Hasta ahora, estas peleas se han dado en el seno de la Organización Mundial del Comercio, la cual regula el comercio mundial en cuanto a estándares sanitarios y barreras técnicas relacionadas (p. ej. etiquetado de los alimentos). Algunas de las disputas han sido resueltas, otras están sin solución. Ahora, por primera vez, el TLC entre Estados Unidos y la Unión Europea crea una gran oportunidad para resolver estas diferencias. Esto puede significar nivelar el campo de juego a través de alguna forma de convergencia reglamentaria (armonizando o reconociendo los estándares de cada uno). Y es probable que incluya una herramienta de solución de conflictos entre inversores y Estado (las empresas de cada lado del Atlántico tendrán el derecho de demandar a los gobiernos del otro lado).
 
Examinando los documentos corporativos no es difícil encontrar los principales puntos de discordia.8
 
Tabla 1: Las disputas en torno a la sanidad alimentaria en el TTIP (Ver tabla en el texto original)
 
Estos temas son bien conocidos y demuestran por qué los estándares más exigentes de la UE son los que están amenazados en este tratado comercial. Lo que no se evidencia en este cuadro es que las cosas ya están cambiando, aún antes de que se realicen las negociaciones del TLC.
 
Rompiendo los moldes
 
Diversas preocupaciones comerciales de la industria de alimentos, no relacionadas con temas de aranceles transatlánticos, están siendo ya discutidas por fuera de las negociaciones formales del TLC. Por ejemplo, esto le resultará muy familiar a los coreanos y taiwaneses, quienes han visto a Washington exigir apertura del mercado para la carne de vacuno de Estados Unidos como una condición previa a las negociaciones comerciales y sobre inversión. Algunos cambios provienen de Bruselas, pero algunos también provienen de Washington. Esto puede significar que los grupos empresariales estén preocupados de que las conversaciones sobre el TLC se topen con problemas en temas de sanidad alimentaria, por la oposición de grupos de interés público.
 
Estados Unidos exigió el derecho a enviar carne bovina lavada con ácido láctico como una condición previa a las negociaciones del TTIP – y obtuvo lo que quería. (Foto: Academic Abattoir)
Carne lavada con ácido láctico. Poca gente está informada de que, desde febrero de 2013, la UE abrió su mercado a la carne fumigada con ácido láctico. Esta medida fue una concesión a Estados Unidos como resultado de la decisión de la UE de cerrar su mercado a la carne estadounidense debido a la enfermedad de las vacas locas presente en el ganado de Estados Unidos. Aunque es verdad que esta es una concesión originada en un acuerdo de hace años atrás , los políticos y legisladores europeos habían continuado resistiéndose a implementarla.
 
No existe nada necesariamente dañino en el ácido láctico per se. El problema es aceptar que sea usado para limpiar las carcasas que puedan tener Salmonella o E. coli provenientes de fecas u otros contaminantes . Los legisladores europeos e incluso los estados miembros, no están convencidos que esta sea una buena forma de asegurar la sanidad de los alimentos en la UE,9 ya que básicamente es aceptar bajos estándares de manejo animal hasta que llegan al matadero y luego “bombardear” cualquier problema para hacerlo desaparecer. Esta medida fue una de las condiciones previas puestas por la administración de Obama para acceder a negociar un TLC con Bruselas.10 Y equivale a una degradación de los estándares de la UE.
 
Etiquetado de los OGM: La industria biotecnológica de Estados Unidos se ha opuesto a las demandas de los consumidores por etiquetar los alimentos transgénicos desde que la tecnología fue inventada. Por lo mismo, se opone rotundamente a la legislación de la UE que exige etiquetado. De hecho, Monsanto y otros han utilizado fuertemente las negociaciones bilaterales de libre comercio para trata de obligar a otros países, desde Tailandia hasta Australia , a que desistan y dejen de etiquetar los alimentos transgénicos.
 
Pero las estrategias podrían cambiar. Cuando se le preguntó qué deseaba del TLC entre Estados Unidos y la UE a principios de año, la industria norteamericana de la soya sugirió que podría aceptar el etiquetado si la UE cambiaba su norma de etiquetar alimentos que contengan OGMs a etiquetar alimentos libres de transgénicos .11 De hecho, el gobierno de Estados Unidos comenzó a promover el etiquetado de alimentos libres de transgénicos en enero de este año. 12 Éste es voluntario y se basa en estándares privados, pero es una nueva iniciativa del gobierno federal. A nivel estatal se están realizando y ganando importantes campañas por lograr el etiquetado de transgénicos en varias partes del país.
 
Esto significa que las cosas están cambiando, aunque muy levemente, y la propuesta de la industria norteamericana de aceptar el etiquetado de alimentos libres de transgénicos en el comercio transatlántico probablemente sea un truco para crear una falsa sensación de consenso y socavar calladamente los estándares de la UE. El etiquetado obligatorio de la presencia de OGMs es un compromiso político duramente ganado en Europa, muy apreciado por los consumidores. El etiquetado de alimentos libres de transgénicos, por otra parte, es voluntario e impulsado por las corporaciones, principalmente utilizado por las empresas comercializadoras. La UE está en este momento trabajando en una propuesta de legislación que armonice los estándares sobre etiquetado de alimentos libres de transgénicos en la Comunidad, pero ello es entendido por los consumidores como un complemento a la obligación del etiquetado de transgénicos y no como un sustituto. 13 Lo que es preocupante en esto es que Bruselas acepte fomentar el espejismo de consenso y acepte este cambio de estándares, pasando de etiquetar los OGMs a etiquetar los productos libres de transgénicos, especialmente con el fin de usarlo como moneda de cambio para otra cosa. Desde ya hay observadores que indican que Washington puede aceptar incorporar los servicios financieros a las conversaciones del TLC a cambio de medidas en la agricultura, donde el tema de los transgénicos es fundamental..14
 
¿Retrocediendo respecto a promotores de crecimiento? El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) ha confirmado recientemente la relación existente entre el uso rutinario de antibióticos como promotores de crecimiento en la producción de carne y el aumento de la resistencia a los antibióticos. La CDC señala que las bacterias resistentes a antibióticos están matando a 23.000 personas e infectando a otros 2 millones de personas al año, sólo en Estados Unidos.15 Ahora se ha unido a la FDA norteamericana con el fin de solicitar “medidas urgentes” para reducir el uso de estas drogas en las granjas de Estados Unidos.
 
Los legisladores estadounidenses han tratado durante años de desincentivar el uso de antibióticos como promotores de crecimiento en ganado, pero los empresarios agrícolas se rehúsan a abandonar esta rentable práctica. Esto deja a los negociadores estadounidenses buscando desesperadamente márgenes de maniobra que les permitan a sus productos agrícolas mayor acceso a los mercados. Por ejemplo, el gobierno de Estados Unidos está poniendo en marcha un programa para certificar como “Nunca Alimentado con Beta Agonistas” la carne de exportación a países que prohíben la carne de animales alimentados con ractopamina o zilpaterol, como Rusia y China.
 
Si estas medidas de crear “nichos de mercado” para sortear las prohibiciones extranjeras, se usarán como medidas de repliegue en las negociaciones del TTIP con la UE, en el caso que Bruselas se ponga firme con sus propias prohibiciones, está por verse.
 
Yendo más allá de la vaca loca: Para apaciguar a Bruselas, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos se muestra más o menos dispuesto a suprimir la prohibición sobre la carne de vacuno y ternera proveniente de los países de la UE antes de las conversaciones sobre el TTIP.16 Una medida de este tipo fue una condición impuesta por la UE a Estados Unidos para seguir adelante con las conversaciones comerciales. Básicamente, las autoridades de Estados Unidos permitirán la importación de carne bovina desde los estados de la UE si ellos documentan que las medidas para prevenir la encefalopatía bovina espongiforme o enfermedad de la vaca loca son equivalentes a aquéllas de Estados Unidos. En noviembre de 2013, la norma aún no se publicaba, pero ello era inminente.
 
Estos ejemplos nos recuerdan que, a veces, se debe observar lo que ocurre fuera de los moldes normales para comprender la dirección que toman las negociaciones del TLC y que a pesar de las promesas y propaganda , realmente no hay “vacas sagradas” en estas conversaciones.
 
Efecto boomerang incorporado
 
Los taiwaneses se han resistido a abrir sus mercados al cerdo alimentado con ractopamina. ¿Harán lo mismo los europeos? (Foto: Dennis Engbarth/IPS)
 
Dado que Europa y EUA son los poderes políticos dominantes y los mercados más importantes para los exportadores de alimentos de todo el mundo, cualquier decisión que ellos tomen a puertas cerradas sobre estándares de sanidad alimentaria afectará a los demás.
 
Las negociaciones comerciales bilaterales claves que probablemente tendrían que alinearse con cualquier nueva norma relacionada con la sanidad de los alimentos que se origine en el TTIP, incluyen las actuales o próximas conversaciones de la UE con India, con los miembros de ASEAN del sudeste asiático y China. Por el lado de Estados Unidos, las partes del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Cooperación Económica (TPP) incluyendo México, Corea, Japón, Australia y Canadá, probablemente deberían aceptar algún nivel de armonización con lo que acuerden la UE y Estados Unidos.
A nivel mundial, la Organización Internacional de Sanidad Animal (OIE) y el Codex Alimentario , los dos cuerpos que establecen las normas de sanidad alimentaria que los 196 miembros de la Organización Mundial del Comercio deben respetar, ya son dominadas por la Unión Europea y Estados Unidos. Sin duda, cualquier desarrollo importante dentro del TIPP se convertirá en estándares de la OIE y del CODEX.
 
Nada gana la gente común
 
A la pregunta , “¿Qué beneficios traerá este acuerdo?” , es difícil indicar cuál es la respuesta en el campo de la sanidad alimentaria. El TTIP no va a mejorar la sanidad de los alimentos para la gente común. Sólo desestabilizará las protecciones al respecto, haciendo las cosas más fáciles para la industria pero más inciertas para los consumidores. Aunque ambas partes están fuertemente alineadas con los intereses empresariales, toda la evidencia muestra que el sistema de sanidad alimentaria de la UE es mejor que el de Estados Unidos. Y es Washington quien está haciendo las mayores demandas para cambiar ese sistema de modo que sirva mejor a los intereses de sus corporaciones.17 Ninguno de estos cambios será para proteger la salud pública. Y si se adoptan mediante el TTIP, muy probablemente se impondrán sobre terceros países a través de otros TLC bilaterales como también a través de los organismos que fijan normas globales.
 
Más allá de la sanidad alimentaria, el TTIP, plantea muchos otras amenazas al interés público. Se están organizando campañas masivas para impedir las conversaciones y es necesario apoyarlas activamente.
 
Fuente y Autor: GRAIN 
 
Para mayor información:
 
Karen Hansen-Kuhn y Steve Suppan, «Promises and perils of the TTIP: Negotiating a transatlantic agricultural market», Heinrich Böll Foundation, octubre 2013.
 
Trans Atlantic Consumer Dialogue, «Resolution on the approach to food and nutrition related issues in the Transatlantic Trade and Investment Partnership», octubre 2013.
 
Amigos de la Tierra Europa e Instituto de Política Agrícola y Comercial, «EU-US trade deal: A bumper crop for ‘big food’?», octubre 2013.
 
GRAIN, «Sanidad alimentaria para quién – El bienestar de las corporaciones contra la salud de la gente», Mayo 2011.
 
Seguimiento de temas y negociaciones en bilaterals.org
 
1 «Principal EU-US trade disputes», Informativo de Biblioteca, Biblioteca del Parlamento Europeo, 22 de abril, 2013.
 
2 Ver la página web del Grupo de Trabajo de Alto Nivel UE-EUA sobre Empleo y Desarrollo.
 
3 El tratado se llamará “Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión” o TTIP.
 
4 Por ejemplo, la UE pregunta “¿Estará obligada la UE a introducir cambios en su legislación sobre los organismos modificados genéticamente (OMG)?” y responde “No, no lo estará” como para tranquilizar a los europeos. El hecho es que la UE puede muy bien cambiar su legislación como resultado del tratado, pero no será una cuestión “a la fuerza”
 
5 Para una revisión más a fondo de los temas, véase GRAIN , «Sanidad alimentaria para quién – El bienestar de las corporaciones contra la salud de la gente», 2011.
 
6 Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades, Food safety facts.
 
7 Autoridad Europea para la Seguridad de los Alimentos y Centro para la Prevención y Control de las Enfermedadesl, «EU summary report on trends and sources of zoonoses, zoonotic agents and food-borne outbreaks in 2011», Enero 2013.
 
8 Además de nuestra propia búsqueda, una investigación interna encargada por Greenpeace fue de gran ayuda para diseñar este cuadro.
 
9 Cuando la Comisión Europea propuso la legislación al Consejo, no pudo conseguir un apoyo de mayoría calificada. Véase «Member States resist lactic acid cleaning for carcasses», EU Food Law, 12 de octubre, 2012.
 
10 EurActiv, «In move towards trade talks, EU to lift ban on some US meats», 5 de febrero, 2013.
 
11 Carta de la Asociación Americana de la Soya a la oficina del Representante Comercial de EUA, 10 de mayo, 2013.
 
12 Lauriel Cleveland, «USDA approves voluntary GM-free label», CNN, 25 de enero, 2013.
 
13 Ver Greens/EFA, «GMO-free labelling of food products: a way to increase GMO-free supplies for animal feed?», documentación de conferencia, Parlamento Europeo, Bruselas, 6 de marzo, 2013.
 
14 Benoist Apparu, «Commerce : l’ouverture surprise des Américains sur les services financiers», Les Echos, 18 de noviembre, 2013.
 
15 Carolyn Lochhead, «Report links antibiotics at farms to human deaths», San Francisco Gate, 20 September 2013. La situación en la UE no es mucho mejor: la CDC europea estima que 25.000 personas mueren en la UE cada año debido a la resistencia a los antibióticos.
 
16 «U.S. Lifts ‘Mad Cow’ Restrictions On EU Beef, But Other Hurdles Remain», Inside US Trade, 8 de noviembre, 2013.
 
17 Desde abril de 2013, la base de datos de la UE sobre barreras comerciales sanitarias y fitosanitarias, tiene solo 4 ingresos para Estados Unidos mientras que el informe sobre barreras comerciales sanitarias y fitosanitarias del Representante Comercial de EUA, tiene 10 páginas de quejas con la UE.
 
 

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