La importancia de la Escuelita Zapatista
El Profesor Jorge Alonso Sánchez, prestigioso académico, activista y luchador en cuyo nombre existe la cátedra que lleva su nombre en la Universidad de Guadalajara, preparó el texto que compartimos para el reciente lanzamiento de un libro sobre la Escuelita Zapatista. Queda en evidencia en sus palabras, el profundo respeto y admiración por las y los zapatistas y el compromiso de este mayor y maestro con la lucha y el camino de los de abajo.
“La editorial Grietas publicó uno de sus libros dobles (dos libros en uno, sin cuartas de forros sino con dos carátulas que se unen en forma invertida) con ensayos y testimonios sobre la escuelita zapatista. Esta edición salió en 2014 pero fue presentada por primera vez en el Centro Social Ruptura en Guadalajara el 27 de enero de 2015.”
De los autores de los ensayos estaban tres. Vilma Almendra, indígena Nasa-Misak, Emmanuel Rozental y Cecilia Medina quienes presentaron unas reflexiones sobre sus aprendizajes y experiencias a lo que siguió un rico intercambio con aportes de otrxs autores. Así Sí. Pueblos en Camino
LA IMPORTANCIA DE LA ESCUELITA ZAPATISTA
Una de las innovaciones de los zapatistas fue la convocatoria y realización de la escuelita zapatista tanto para mexicanos como para extranjeros para que pudieran ver cómo era posible vivir la autonomía al margen del Estado y del capital en la vida diaria. No se trababa de cursos ni de la tradicional escuela de cuadros, sino de una enseñanza en la vida diaria, a flor de piel en la que los zapatistas mostraban cómo resolvían sus problemas basándose en su autonomía. No se quería presentar un modelo o un manual de qué hacer en otros lados sino una inspiración para que cada quien supiera que con su propia imaginación creadora podría contribuir a construir autonomía en sus propios sitios. La editorial Grietas publicó uno de sus libros dobles (dos libros en uno, sin cuartas de forros sino con dos carátulas que se unen en forma invertida) con ensayos y testimonios sobre la escuelita zapatista. Esta edición salió en 2014 pero fue presentada por primera vez en el Centro Social Ruptura en Guadalajara el 27 de enero de 2015. El libro de ensayos contiene nueve capítulos en los que Rafael Sandoval destaca la epistemología zapatista y el método de caminar preguntando; Marcelo Sandoval plantea que la escuelita zapatista es la construcción de un horizonte político organizativo por la autonomía; Sergio Tischler muestra cómo la escuelita zapatista hace ver que no es lo mismo resistir para sobrevivir que resistir para transformar el mundo. Francisco Javier Gómez Carpinteiro aprovecha esa experiencia para profundizar en la revolución como historia; Emmanuel Rozental y Vilma Almendra reflexionan la libertad zapatista en la patria de tinieblas de la libertad del olvido; Gustavo Esteva destaca al zapatismo como esperanza; Raúl Zibechi reflexiona acerca de esta experiencia con una óptica latinoamericana, Jerome Baschet habla del contagio de la autonomía, y John Holloway también vuelve sobre la esperanza que ha removido la escuelita zapatista. En el libro de testimonios Rafael Sandoval expresa sus reflexiones de su participación virtual en la escuelita por medio de videoconferencias, y Fernanda Álvarez, Isaac Sánchez y Cecilia Medina narran cómo experimentaron en vivo y en directo esa escuelita en tierras zapatistas. El primer libro contiene 223 páginas y el segundo 145. El formato es el de un libro de bolsillo muy original. Cuando termina uno de leer alguno de ellos basta darle la vuelta para comenzar con el otro.
En la presentación del libro de los testimonios sus cuatro autores condensaron lo que escribieron y destacaron lo más impactante de la experiencia.
De los autores de los ensayos estaban tres que también compartieron con el público lo que les había enseñado esa escuelita. Vilma Almendra (indígena Nasa de Colombia, integrante del espacio Pueblos en Camino) pese a su juventud mostró una sabiduría de gran calado. Destacó que para los pueblos indios el territorio no tiene fronteras sino que es donde habita el pensamiento. Emmanuel Rozental (médico colombiano participante en movimientos indígenas por lo que ha sido exilado de Colombia en varias ocasiones, comprometido con los cambios sociales a partir de procesos arraigados a territorios) hizo críticas fraternas a errores de los zapatistas, precisamente para mostrar su cercanía y admiración, porque llamó la atención de que no son perfectos, tienen problemas, pero han mostrado la capacidad de reconocerlos y tratar de corregirlos. La ventaja de los zapatistas es que están tejidos a la madre tierra. Recordó que para los indígenas, sin tierra no hay vida, no hay salud, no hay dignidad. Narró su experiencia directa en una familia zapatista en la que vivió su escuelita. Alabó que lo que estaba produciendo la escuelita zapatista era en la penumbra, lo cual era importante pues así no se veía lo que se iba tejiendo.
Jorge Alonso Sánchez
Pasaría ahora a plantear algunas cuestiones generales acerca de la esta escuelita. Lo único que se necesitaban los asistentes era disposición para mirar y aprender. El lugar de enseñanza-aprendizaje fue la comunidad. No había un maestro o una maestra, sino que existía un colectivo que fue enseñando, que mostró su vida. Los zapatistas recomendaron que no esperaran encontrarse con el modelo tradicional de escuela. Al estar con la comunidad cada alumno convivió con la familia que lo acogió, con la que fue a las labores del campo, cocinó y comió lo que la familia le ofreció. Se enfatizó que el pueblo zapatista era un pueblo que tenía la particularidad no sólo de haber desafiado al poderoso, ni tampoco sólo el haberse mantenido en rebeldía y resistencia por 20 años, también, y sobre todo, por haber logrado construir la definición indígena zapatista de libertad: gobernar y gobernarse de acuerdo a sus modos, en su geografía y en ese calendario. No se encontraron los alumnos con un modelo a seguir, ni con un manual de construcción de libertad. Experimentaron lo que es en este tiempo el zapatismo, pero no habría que olvidar que vendrían nuevas generaciones que construirían sus propios caminos, porque un concepto de libertad no hereda esclavitud hacia sí mismo. Para los zapatistas la libertad es ejercer el derecho de construirse uno mismo un destino, sin nadie que los mande ni les diga qué sí y qué no. Se recalcó que eso se construía con rebeldía y dignidad, sabiendo que existían otros mundos y otros modos, y que, así como ellos se iban construyendo, cada quien iba construyendo su identidad; es decir, su dignidad. Los alumnos fueron distribuidos en las comunidades.
Se invitó no para conseguir reclutas sino para compartir su vida. Los zapatistas propusieron que los alumnos cuando regresaran del curso dijeran que “al muro del Mandón” le hacía falta una grieta. Se explicó que debido a que había pueblos con amenaza constante de paramilitares, ahí no se mandaría a alumnos. Quisieron que los asistentes pudieran darse cuenta del esfuerzo organizativo que implicaba ofrecer ese tipo de escuela. Enfatizaron el continuo y persistente luchar por la vida, por la libertad de parte de los zapatistas. Llamaron la atención de que la luz nace y crece desde abajo, no es producto de un líder, jefe, caudillo, sabio sino del común de la gente.
Los zapatistas han reflexionado que antes de la conquista los pueblos originarios tenían sus costumbres, formas de vida; pero eso se perdió con la colonización porque les fueron impuestos otros modos de vivir, y fueron sometidos a una vida muy cruel. No obstante, han luchado y logrado muchas cosas. Durante mucho tiempo han resistido y se han defendido. Durante la Revolución se liberaron de los finqueros, e hicieron sus gobiernos locales, pero éstos fueron un medio de control por parte del sistema. Con la emergencia del zapatismo se dan cuenta de ese modo de vida de los pueblos, y conquistan la LIBERTAD que ahora tienen y a la que nombran AUTONOMÍA. Hablan de la libertad dentro de la autonomía.
Dicen que la libertad no va a venir de otro lado, menos de los gobiernos corruptos. Consideran que la libertad de los de arriba es mentirosa. Para distinguir el gobierno que ellos mismos se dan autónomamente y los gobiernos oficiales los zapatistas han recurrido al viejo término popular para referirse a los gobiernos que siempre oprimen: los malos gobiernos. Los zapatistas enfatizan que los malos gobiernos hablan de una libertad engañosa. Cuando el pueblo decide algo, lo reprimen, lo encarcelan. El gobierno oficial no quiere la libertad del pueblo. La que tienen los zapatistas esa sí es la libertad porque ahí sí vale su opción. Los zapatistas al gobernarse autónomamente experimentan la libertad de proponer, analizar, estudiar, discutir y decidir. Eso lo hacen en la libertad del gobierno autónomo. Plantean que la libertad existe cuando el pueblo puede discutir y decidir su propia experiencia. Dentro de la libertad gobiernan de manera colectiva. Insisten en que existe una libertad conquistada, y es común, de manera organizada. Viven una libertad, organizándose entre hombres y mujeres. Hay esa libertad de gobernarse ellos mismos donde todos deciden la forma de vivir y nadie va a ir a decirles lo que tienen que hacer. Se trata de un gobierno colectivo que piensa qué debe hacer por el pueblo, pero eso lo define y lo decide con la intervención directa del mismo pueblo. La libertad es el derecho de decir qué está bien o qué está mal. la libertad que tienen implica su participación en las asambleas y la participación con los pueblos. Esa libertad conquistada implica que el pueblo se gobierne como decida. Otro aspecto de la libertad entre los zapatistas fue aprender a saber lo que es la coordinación. Hay diferencia entre encontrar la libertad y hacer la libertad. Insisten en que mientras no se entienda la libertad, ésta no se puede conquistar.
Escuelita Zapatista. Agosto de 2014
Recalcan que la libertad tiene rostro de mujer. La libertad la han adquirido las zapatistas por medio de la igualdad. Han visto necesario que en las casas los compañeros participen junto a las compañeras, y que las compañeras que están en el gobierno autónomo no se sientan presionadas por las cosas de la casa. Las mujeres zapatistas sienten que han conquistado la libertad, y que es un logro grande. Dicen que la organización del EZLN las hizo despertar, abrir los ojos. Es algo que no se había dado durante los 520 años de la conquista. A pesar de las luchas, antes no fueron tomadas en cuenta las mujeres. Les da tristeza de cómo es posible que habiendo mujeres intelectuales no tengan la libertad que sí tienen las zapatistas. Las zapatistas han dado un paso grande, con apoyo de los compañeros. Gracias a la organización del EZLN las mujeres tienen esta participación. Antes, las ahora zapatistas, no tenían libertad para participar. El mal sistema metió la idea de que las mujeres no valen y no pueden participar. La organización zapatista hizo saber a las mujeres que valen y tienen el derecho de participar en cada trabajo. Debieron organizarse entre hombres y mujeres para hacer entender que las mujeres sí pueden hacer trabajo en diferentes áreas. Las mujeres han luchado por su libertad, ser libres para participar, gobernar y resolver sus problemas. Plantean que se sienten libres para participar como mujeres. En la Revolución participaron mujeres, pero no fue reconocido que la mujer tenía libertad y podía gobernar. Los hombres zapatistas han entendido que las mujeres tienen esa libertad de organizarse. Pero muchas de las mujeres de México no tienen esta libertad, aunque tengan estudios. Si van a solicitar trabajo, no se los dan, y si tienen trabajo son manipuladas por el mal gobierno porque no tienen la libertad de decidir. Las zapatistas tienen la libertad de opinar y decidir en una asamblea. Las escuchan. Si proponen, se discute lo que plantean. Tienen libertad de discutir, analizar y organizar un trabajo colectivo que sirva para el pueblo. Mientras el mal sistema manipula y hace leyes sin consulta los trabajadores. Hay otras organizaciones en donde las mujeres no tienen la libertad de participar. Las mujeres zapatistas pueden hacerlo apoyadas por los compañeros, y juntamente hombres y mujeres pueden lograr lo que quieren. Las mujeres experimentan que tienen esa libertad porque sí están gobernando, y al gobernar quieren que haya igualdad, que haya mujeres en todos los niveles de gobierno. Han visto que organizadas es posible experimentar la libertad y hacer el trabajo. Lo que platican lo hacen. Comparten esa forma de gobernar.
Las mujeres zapatistas lograron esa libertad, pero no ha sido fácil obtenerla y convertirla en derecho. Si fue muy difícil conquistar esa libertad, la están cumpliendo en los hechos, por eso dan a conocer lo que están haciendo. Han pasado por muchos sufrimientos, pero consiguieron esa libertad que tienen ahora. Y quieren esa libertad para todas. Saben que las mujeres sufren mal trato en el país, pero quieren que obtengan la libertad que tienen ahora las zapatistas. Desean que en México entre todos se logre la libertad. La libertad que hacen y ejercen los zapatistas, una verdadera libertad, la quieren mostrar al pueblo de México. Como esa experiencia no quieren que se quede sólo entre los zapatistas, por eso están haciendo esta escuela, pues se proponen que esa experiencia la conozca el pueblo de México, que al ver el gobierno autónomo de los zapatistas la gente se anime a organizarse para resolver sus problemas.
Maestras Zapatistas en la Escuelita
Lo fundamental de la democracia zapatista es que las autoridades autónomas son nombradas en asambleas. En el nivel local existen varias formas. Puede tratarse del nombramiento por parte del pueblo, o se integran ternas y quien obtenga más votos queda como comisariado, el segundo como agente y el tercero como consejo de vigilancia. Se cuida de que quien quede como comisionado sea conocido y haya demostrado ser honesto y responsable. En cuanto a la edad, el pueblo analiza si tiene capacidad para hacer el trabajo encomendado. Para llegar a ser autoridad hay que comenzar con responsabilidades pequeñas. Para el nivel de los municipios autónomos, cada pueblo designa a sus candidatos que son integrados en una lista para que se pase a la elección. Del consejo municipal también se eligen a quienes se mandan a la Junta del Buen Gobierno. Cada municipio tiene su plan de cómo elegir a sus autoridades. Las autoridades que salen electas no tuvieron un curso para ver cómo actuar. No hay una receta para gobernar, el pueblo dice cómo deben trabajar. Se eligen los responsables de las diversas áreas. El trabajo colectivo también es decisión del pueblo. No se aceptan autopropuestas porque podrían abandonar el cargo, mientras que los elegidos tienen responsabilidad con el pueblo. La democracia no tiene fecha ni horario, surge en cada momento, está en la vida diaria, y es un hábito de las comunidades. En las JBG hay dos modos: el voto secreto o el voto directo. Las autoridades de las JBG salen de los diferentes municipios de la zona; si ésta tiene un determinado número de municipios se determina cuanto debe sacar cada uno. Lo principal es que el pueblo nombre a sus autoridades. Cada instancia de gobierno toma sus acuerdos con base en la democracia. Las autoridades convocan a asambleas cuando hay problemas, y el pueblo decide qué y cómo hacer. La democracia se va construyendo, trabajando. Se insiste en que si alguien no cumple, el pueblo lo quita.
En cada asamblea surgen muchas ideas, y no todas pueden realizarse. Lo mejor es el consenso; pero si no lo hay, se vota y la propuesta ganadora se adopta, y quienes impulsaban la perdedora aceptan. Los zapatistas saben que la idea que no ganó no es porque no sirva, y si la primeramente adoptada no funciona, pueden de nuevo examinar qué solución se tiene que adoptar. Hay procesos, y cambios. Se van probando todas las propuestas en todos los niveles de gobierno. La democracia se hace desde lo más pequeño. Todo el tiempo se puede opinar y se toman decisiones. Así los zapatistas viven esta otra democracia, la autónoma y no la oficial. Muchas veces las asambleas son prolongadas, porque es necesario para llegar a acuerdos. El pueblo manda y el gobierno obedece. Todo es consultado con los pueblos, que deciden cómo es la salud, la educación, la economía.
Los zapatistas plantean que las leyes del mal gobierno no funcionan en las regiones zapatistas, y que en su gobierno autónomo van consiguiendo logros en los tres niveles de gobierno. Al organizarse los zapatistas aprendieron que era necesaria la participación y la organización entre hombres y mujeres, que la autonomía nacía de ellos mismos. Esto no lo aprendieron de un libro, sino de su experiencia. Los zapatistas exponen cómo viven su democracia porque aspiran a que esto pueda hacerse en todo México.
Las mujeres zapatistas reflexionan que en el pueblo indígena partidista las mujeres están calladas. Se hace creer que las toman en cuenta, pero no es verdad. Según eso les entregan apoyos de oportunidades especialmente a las mujeres, pero hay una condición, la mujer obligatoriamente tiene que acatar reglas, que si no las cumplen pierden dicho apoyo. A la mayoría de las mujeres el sistema las manipula. En otros tiempos la mujer tenía que pasar por el patrón antes de estar con su pareja. Ahora la mujer es botín de guerra en el capitalismo que todo lo mercantiliza por lo que usa a la mujer en beneficio de los negocios, como objeto para comprar y vender. Las zapatistas dicen que tienen sufrimiento al ver como son tratadas las mujeres en el sistema capitalista donde son consideradas una mercancía, pues para vender utilizan a la mujer, y las que se prestan a eso lo hacen por dinero. El sistema manipula a la mujer como un objeto y las zapatistas luchan para que eso no siga sucediendo.
En las luchas mexicanas de 1810 y 1910 participaron mujeres, pero no fueron reconocidas. En el presente, aun en organizaciones independientes, se escatima la participación de la mujer. Eso del empoderamiento de la mujer es algo manipulado por el sistema, pues no tienen la libertad. Las gobernantas del sistema están supeditadas. Pero hay millones de mujeres con muy diversas capacidades que pueden conquistar su libertad en el mundo.
Antes del levantamiento zapatista de 1994 las mujeres participaban en el EZLN como milicianas e insurgentes. La presencia de ellas en el zapatismo se hizo sentir con la ley revolucionaria de las mujeres. En 2013 surgió la propuesta de ampliar dicha ley de diez a 33 puntos. Dicha ley les reconoce el derecho a ser respetadas en su familia y en su comunidad; tienen el mismo derecho que los hombres. Son muchos los derechos reconocidos y los que a diario se esfuerzan por hacer realidad. Saben que pueden expresar sus sentimientos y que merecen un trato especial; las casadas tienen derecho a los métodos de planificación familiar de mutuo acuerdo con sus esposos. Tienen derecho de participar en las reuniones y tomar decisiones junto con los hombres; a capacitarse, a ser escuchadas en las asambleas y a tener cargos en todos los campos; a prepararse en todos los niveles. La prohibición de drogas se ha hecho porque ellas son quienes más sufren las consecuencias de eso; lo mismo pasa en relación a la prohibición del alcohol. Las mujeres y sus hijos tienen igual derecho que los hombres a la alimentación, el vestuario, el gasto y el manejo de recursos económicos de la familia; al descanso; a defenderse verbalmente cuando sean atacadas por cualquiera, a que los agresores sean castigados de acuerdo a los reglamentos de la organización. Su capacidad y trabajo tiene el mismo valor que el de los hombres. La mujer tiene el derecho a exigir que se cambien las malas costumbres que afectan su salud, en esta forma serán castigados quienes se burlen o abusen de ellas. A los hombres y mujeres que se hayan casado les queda prohibido el abandono sin fundamento y el unirse con otra persona cuando no haya de por medio el divorcio. Está prohibido que el hombre tenga dos mujeres; está prohibido que algún miembro de la comunidad tenga relaciones amorosas fuera de la norma de la comunidad; ninguna mujer recibirá maltrato, insulto o golpe por parte de su esposo por no tener hijos varones; ellas tienen derecho a tener, heredar y a trabajar la tierra; a recibir crédito, a impulsar y dirigir proyectos productivos; cuando haya separación en los matrimonios se debe repartir en partes iguales la tierra y todos los bienes familiares entre el marido, la esposa y entre los hijos. Tiene derecho a la diversión y a salir y conocer otros lugares; a ser apoyada por el marido cuando va a hacer trabajo para la organización; a organizarse en lo cultural; a que se reconozca la manera de ser diferente. Las viudas, madres solteras y madres solas tienen derecho a ser respetadas y apoyadas por la colectividad. Las mujeres tienen derecho a ampliar su conocimiento y a estar informadas de todo lo que se hace en la comunidad; a exigir que se erradique la prostitución en en la misma; a recibir asesoría técnica, a ser respetada por sus esposos, a que las dejen participar en diversas actividades y salir de la comunidad para hacer su trabajo con las demás mujeres; a ser respetadas en sus usos y costumbres. Hay avances, pero falta mucho por hacer en cuanto a la igualdad de la mujer, porque hay quienes todavía no han entendido los derechos de éstas.
En los hechos, las zapatistas han ido avanzando pues se encuentran ya en los tres niveles de gobierno; reflexionan que son libres para participar en las asambleas en estos niveles. Tienen la experiencia de que les ha costado hacer comprender a los hombres que las mujeres pueden participar, estudiar y ocupar un cargo. Hay mujeres que son agentas, coordinadoras en educación, en salud, en radios comunitarias. En los municipios autónomos y en las JBG hay participación de mujeres; esto no ha sido fácil, porque había quienes no sabían leer, pero se apoyan en alguien más y van aprendiendo. Han entendido que al gobernar se aprende. El autogobierno ha sido una escuela. En los tres niveles se oye la opinión de las mujeres y éstas se han ido comprometiendo. En el zapatismo las mujeres gobiernan junto con los hombres. Resaltan que no gobiernan aparte, sino que se trata de un trabajo colectivo. Van impulsando la autonomía juntos hombres y mujeres. Las zapatistas tienen el valor de gobernar, y quieren que quienes las escuchan vean que ellas tienen ese valor. Están gobernando porque piensan, están trabajando y participando y es lo que se hace en los pueblos.
Los zapatistas han dicho que sin la participación de las mujeres no sería lucha del pueblo, ellas tienen que pelear por su derecho junto con los compañeros. Sus compañeros las apoyan y las animan. Se enfatiza que cualquier mujer puede expresar en las asambleas sus puntos de vista, tienen el derecho de prepararse para gobernar. Las mujeres que están en los cargos son bases de apoyo y no insurgentas. Mientras trabaja en el gobierno autónomo, el varón va apoyando a los niños, lava la ropa, etcétera. Se va acostumbrando al varón a que emprenda trabajos del hogar. Las mujeres reflexionan cómo van a seguir, no dicen que deban estar arriba de los hombres, sino que plantean la igualdad de ambos sexos. Que no nada más el hombre sea el que esté pensando. Para que las mujeres pudieran participar en el gobierno zapatista primero se tuvo que hacer trabajo dentro de la familia. Cuando ellas asumen cargos pueden darse conflictos porque su compañero no quiere quedarse solo. Hay problemas, pero se resuelven. Las mujeres deben cumplir en el cargo asignado. Si alguna no puede y quiere dejarlo debe presentar sus razones y el pueblo decide si la cambia. En esos casos su cargo no puede ser ocupado por un varón, sino por otra compañera. Las mujeres en el zapatismo han ido adquiriendo deberes y obligaciones iguales que los varones.
Las mujeres están ejerciendo su autonomía junto con los hombres. Llevan poco tiempo pues son 19 años, pero han logrado mucho y esperan avanzar más. Quieren que las escuchen que es importante organizarse para poder tener esa libertad. Se dieron cuenta de que la lucha sólo de hombres era incompleta, y si había lucha sólo de mujeres también era incompleta. Entendieron que todos deben tener el mismo derecho. Antes tenían otra forma de ver la vida, pero ahora entienden y comparten el trabajo dentro de la misma lucha. Hace falta la mujer, y los hombres ya van comprendiendo en la vida misma, en la lucha y en el hogar todo eso, aunque hay hombres a los que les hace falta entender, pero se va avanzando. Hombres y mujeres juntos van proyectando su forma de gobernar en la autonomía. Los promotores de educación inculcan la igualdad entre niños y niñas y éstos hacen lo mismo. Los promotores de salud inculcan que la planificación familiar depende de cada familia.
Las comunidades zapatistas privilegian la dignidad. Hay cosas tradicionales que conservan, pero otras no, como el papel supeditado de la mujer. Si al principio querían con las armas tomar el poder, pronto se dieron cuenta de que el pueblo puede construir todo lo que necesita. Se han encargado de la salud, de la educación y de su agroeconomía. La democracia que han ejercido es que deciden cómo quieren su vida. Si siguen un camino pacífico no es porque tengan miedo sino porque quieren la vida. Los zapatistas no han respondido a las provocaciones del mal gobierno. Su experiencia es para hacer ver que otro modo es posible.
En la escuelita reiteraron que la libertad equivale a su autonomía. Al gobernarse autónomamente y resistir pacíficamente experimentan la libertad de analizar, estudiar, discutir, y decidir. Reconocen que en su camino hay yerros, pero tienen la libertad de corregirlos por medio de la discusión colectiva. La libertad “se hace” al ser dueños de sus formas organizativas y de discutir continuamente en colectividad. En el zapatismo las mujeres se han sentido libres para participar como tales. La libertad se vive en los hechos, y es un anhelo que esa libertad sea para todos. Aspiran a que como ellos la han logrado, así muchos colectivos la consigan en todo México. Algo que constaron muchos de los alumnos que acudieron a la escuelita zapatista fue que en la vida cotidiana de los zapatistas existía un ambiente de libertad para todos, incluidos los niños. Para el zapatismo la libertad es al mismo tiempo realidad y proyecto, experiencia y anhelo. Para los zapatistas la libertad es ese entramado complejo de democracia, justicia y paz. Pero también saben que se trata de otra libertad y otra democracia.
Sería muy provechoso leer este libro doble, porque se compartirán reflexiones y se pondrán en contacto con experiencias directas de alumnos de esta inspiradora escuelita.
Jorge Alonso Sánchez
Enero 27 de 2015
Profesor-Investigador Emérito del CIIESAS/México. 2013 Investigador CIESAS-CICINAH, 1979
Doctorado en Antropología 1983
Maestría en Antropología en 1975
Licenciatura en Filosofía y Letras en 1966
Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Profesor de la Universidad Nacional Autónoma
de México, Universidad Autónoma
Metropolitana, El Colegio de Michoacán, El Colegio de Jalisco y Universidad de Guadalajara.