¿Quién se ha llevado la vaca? El hambre como política de exterminio
El libro El Hambre de Martín Caparrós establece la relación entre el hambre y la explotación minera, el agronegocio y las fórmulas del Fondo Monetario Internacional. De la Guajira a Mogadisio hay un proceso de exterminio que genera hambre hasta causar la muerte a millones para que el Capital siga acumulando. La periodista Paola Guevara, en torno del libro señala el HAMBRE.
– Si un genio le concediera un deseo, ¿qué pediría?
– Una vaca.
– Pero si pudiera pedir lo que fuera, cualquier cosa, ¿qué pediría?
– Dos vacas.
Esta charla con una pobrísima madre africana que acaba de perder a su bebé por desnutrición, es el punto de partida del libro ‘El Hambre’, de Martín Caparrós, que se sumerge en esta realidad que los gobiernos bautizan con eufemismos como “inseguridad alimentaria” pero que se llama hambre a secas, hambre, hambre, hambre. Que no se nos olvide esa palabra.
Caparrós intenta entender por qué hoy en día, en un planeta tan rico, 900 millones de personas mueren de hambre. Y va revelando, página tras página, que -al menos en África- la culpa está bien repartida entre las multinacionales que se llevan el uranio y dejan el desastre; entre los gobiernos de los países europeos y norteamericanos a los que no les ha bastado con saquear al Continente Negro sino que imponen a los países medidas económicas suicidas a través del Fondo Monetario Internacional.
Y luego se lavan la conciencia con abundante ayuda humanitaria que, en el caso de Somalia, hace años, abarató tanto el precio del grano local que quebró a los agricultores, quienes ya no tuvieron dinero ni para comprar semillas y cultivar de nuevo. Y el ciclo vicioso hace necesaria, de repente, dicha ayuda humanitaria.
‘El Hambre’ cuenta la historia de las madres africanas que, para seguir recibiendo el paquete de ayuda extranjera, mantienen a sus hijos desnutridos. Y no por crueles. Es que, si el hijo sale de la desnutrición, ¿qué ayuda va a recibir la familia entonces?
Y están las embarazadas, a quienes dice un médico blanco que deben amamantar a sus bebés, pero si estas mujeres comen para estar fuertes les estarían quitando la poca comida a sus otros hijos. Terrible paradoja, ¿alimento a mis hijos nacidos, o los hago pasar hambre para que no pase hambre el bebé que está en camino? Tragedia es: tener que elegir entre el hambre y el hambre.
Una de las constataciones más duras que hace Caparrós es que el hambre acorta el horizonte del deseo de los seres humanos. Es como si el hambre crónica, en lugar de un motor, fuera otra forma de cercenación del alma, de los sueños, de las ambiciones.
Que el hambre del cuerpo conduce al sometimiento mental, ese que hace desear una vaca, o incluso dos vacas, como la máxima realización de los deseos. Y a los políticos les conviene que así sea y siga siendo, para que la dependencia -lo sabemos todos, desde Mogadisio hasta La Guajira- se traduzca en votos.
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