El México que la solidaridad colectiva saca de los escombros y el Estado entierra

México ante el terremoto y el régimen.
Hacerle frente a los escombros desde abajo por la vida y la libertad. 

A México lo levantan de la destrucción, del dolor y del despojo, escombro a escombro, la solidaridad, el compromiso, la organización y la fuerza de su pueblo. A la fecha, se reportan 337 muertes como consecuencia de este fenómeno y sus réplicas. Como vemos en la Carta Abierta que nos comparten y compartimos para adherir firmas a la misma, así como en los reportes, testimonios, imágenes, vivencias, que observamos y nos comparten a diario, el pueblo mexicano, se enfrenta a dos terremotos: uno, el más reciente, causado por los sismos, y el otro, el terremoto de esa maquinaria ilegítima, abrasadora, destructiva, criminal y mucho más asesina y perversa que el sismo reciente, que es el Régimen mexicano. Un terremoto que venía enfrentando en lo cotidiano, desde las esferas más altas del capital transnacional y del Estado, convertidos a todas luces en estructuras criminales y de despojo y que ha demostrado durante esta emergencia, no sólo su inoperancia y su ineptitud, sino que es un estorbo y una amenaza en curso contra el bienestar y la supervivencia de las y de los mexicanos. Todo el horror que ha causado el sismo palidece ante el horror cotidiano, sistemático y permanente que se ocupa de causar de manera establecida el régimen mexicano. Horror e ineptitud que aplica a partir del sismo, dejándolo en evidencia y reiterando una verdad que la gente que reconstruye ahora mismo sus vidas, escombro a escombro, dolor a dolor, hombro con hombro, reconoce y hace realidad en actos maravillosos.

Solamente el pueblo organizado salva a México del terremoto y el terror, la devastación y la muerte que impone el régimen es una amenaza tan grave y aún mayor que la del sismo, por horroroso que este haya sido. El pueblo de México, se acostumbró a que le agrietaran la tierra y le destruyeran su vida desde el poder siempre. Ahora, ante el sismo, otro México se ha levantado y con sus propias manos, cuerpo a cuerpo entrelazados, por fin, se miran de nuevo a los ojos, se re-conocen, se ayudan, se organizan y, ojalá, sepan, como algunos ya lo gritan, “Estas tragedias han confirmado lo que la guerra, los despojos y las muertes, que el Estado no sólo no funciona, sino que es un obstáculo violento y permanente para la organización ante las múltiples tragedias que hoy se resumen en una palabra: México.” De ahí que compartamos abajo una carta para adherir (no sólo firmar). Para sumarnos, no sólo solidarizarnos…En Tiempo Real. Pueblos en Camino

Pero el gobierno, tal como lo hiciera ante su crimen en la noche de Iguala contra los normalistas, no sólo encubre, intenta aprovecharse del horror y del trabajo de la gente: “al Estado solo le interesa el control y la verdadera preocupación del gobierno de Enrique Peña Nieto es la de limpiar la imagen del Ejército mexicano para poder aprobar su Ley de Seguridad Interior y legalizar la militarización de la vida cotidiana y la de aprovecharse de esto para que olvidemos todo lo demás. Están afanosamente tratando de lavarle la sangre de las manos al ejército y hacernos olvidar que lo único que saben hacer es esconder la realidad, echando tierra y escombro sobre más vidas.” Porque México no es un “estado fallido”, sino un régimen exitoso y ejemplarizante del capitalismo que elimina lo que le sobra para capturar a sangre y muerte lo que necesita para acumular. No hay confusión posible, el sismo de septiembre ha puesto en evidencia el terremoto que arrasa con el pueblo y el territorio mexicanos:

El 31 de agosto de 2017 un artículo de La Izquierda Diario titulado México: larga historia de impunidad y desaparición forzada, empezaba con la siguiente afirmación: “Difícil pero cierto, México tiene más desapariciones forzadas que ningún otro país”. Más adelante se lee:

El mes de julio, trece organizaciones internacionales colocaron a nuestro país como el de mayor impunidad en materia de desaparición forzada, conclusión derivada de la intervención y observación en el caso de Ayotzinapa, de la reunión con familiares de las víctimas, con organizaciones defensoras de derechos humanos y por la experiencia al diálogo con funcionarios del gobierno mexicano, ante las recomendaciones emitidas.

Oficialmente la Secretaría de Gobernación reconoce la existencia de casi 31 mil desapariciones, hasta el mes de marzo, que en cifras del gobierno figuran también como “extravíos” o “ausencias”. El Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas, señala que de éstas, más de 6 mil son niños y adolescentes. Sin embargo, la realidad no oficial es evidentemente mayor.

Las más diversas fuentes de información están abarrotadas de evidencias, datos, relatos absolutamente aterradores no sólo por su crueldad y cotidianidad, sino por el carácter masivo y sistemático de la guerra que se ha desatado en México contra el pueblo mexicano. Una guerra que se profundizó de manera dramática a partir del sexenio de Felipe Calderón y continúa igual o peor a partir del de Enrique Peña Nieto. Un artículo de Animal Político del 27 de septiembre de 2017, se refiere, por ejemplo, al informe de la organización internacional Open Society Justice Initiative Atrocidades innegables (Ver informe completo aquíhttps://www.opensocietyfoundations.org/sites/default/files/undeniable-atrocities-esp-20160602.pdf): Confrontando crímenes de lesa humanidad en México, como su nombre lo indica, aborda la comisión de crímenes de lesa humanidad en el país tanto por funcionarios de los distintos niveles de gobierno como por organizaciones criminales. El informe confronta el argumento insostenible y recurrente del Estado y de los gobiernos de México cuando aseveran que se trata de “casos aislados”. Al respecto, el citado artículo pregunta:

Reconocer que en México se han cometido crímenes de lesa humanidad implica asumir que los casos de tortura, desaparición forzada y ejecuciones extrajudiciales (asesinato por servidores públicos en ejercicio indebido de sus funciones o por motivo de estos), que se han cometido en el contexto de la política vigente de seguridad no son casos aislados. Por el contrario, se trata de una acumulación no accidental de actos que se repiten con metodologías similares y por autoridades similares con recursos públicos.

Además de presentar patrones similares en su ejecución, gozan del respaldo de instituciones al negar los hechos, modificar las escenas de los crímenes, así como por la omisión en la investigación de los delitos.

¿Quién en su sano juicio puede decir que más de 4,000 denuncias por tortura ante la Procuraduría General de la República entre 2007 y 2014 son aislados? 79 recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos por casos de tortura en el mismo periodo donde en 44 señala a la Secretaría de Defensa Nacional como responsable, 16 a la Secretaría de Marina, 14 a la Secretaría de Seguridad Pública y 6 a PGR no pueden ser aislados.

¿Quién puede decir que más de 70 mil asesinatos y que 60 recomendaciones que involucran a 161 víctimas de ejecuciones extrajudiciales son casos aislados? ¿Quién puede decir que 28 mil desapariciones y 11 recomendaciones que implican a 54 víctimas son casos aislados?

La definición más simple de aislado es que es único, es excepcional, que se presenta o se produce separado en el tiempo y el espacio. El informe prueba que los casos documentados por las organizaciones, mecanismos internacionales de derechos humanos y la propia CNDH no pueden ser considerados como casos asilados, sino como actos que forman parte de un ataque sistemático y generalizado en contra de la población civil…

Mientras tanto, el feminicidio es una verdadera “epidemia nacional”, como lo asevera, a partir de la evidencia aterradora Nidia Bautista. Sin pretender presentar datos actualizados, basta con citar los que esta autora resaltaba en su texto que, además, tituló acertadamente, “El otro Ayotzinapa…” haciendo referencia al asesinato de 5 personas y a la desaparición por parte del Estado mexicano de 43 normalistas:

Aunque las estadísticas oficiales y los de grupos de derechos humanos varían, informes documentan un aumento de feminicidio que se remonta por lo menos veinticinco años. A escala nacional, el feminicidio ha aumentado un 55 por ciento entre 1990 y 2011. De acuerdo con un informe elaborado por ONU-Mujeres en el año 2012, los casos de feminicidio en el país han visto un aumento constante desde el año 2007. Y, más recientemente, El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), una coalición de 43 grupos que documentan la violencia, identificó que sólo el 24 por ciento de los 3.892 feminicidios identificados por el grupo en 2012 y 2013 fueron investigados por las autoridades y donde sólo el 1,6 por ciento de los cuales dio lugar a condenas.

Además, de los aproximadamente 4.000 mujeres desaparecidas en todo el país en el período 2011-2012, sobre todo en Chihuahua y en el Estado de México, la mayoría se presumen asesinadas o víctimas de la trata sexual.”

La “guerra contra el narcotráfico”, lanzada por Felipe Calderón, había provocado por lo menos 150.000 muertos y unos 28.000 desaparecidos solamente durante su sexenio de terror. Como bien lo ha reconocido la periodista Alejandra Guillén (1) en la introducción a una reciente investigación, este aparato criminal es en realidad una estrategia contrainsurgente. Contrainsurgente, sin duda, pero también una estrategia articulada a una mayor, más compleja y perversa, cuyo sentido es, simple y llanamente, un modelo de acumulación capitalista a sangre y fuego, cuyo elemento esencial, aunque definitivamente no el único, es el terror y la muerte. Sin corrupción, despojo, autoritarismo, mafiosidad. Sin una estructura patriarcal, patrimonial, mafiosa que pernee todos los ámbitos de la sociedad, desde los medios mentirosos o el periodismo amenazado y asesinado, sin una cultura dominante y prevalente desplegada para sacar ventaja aprovechando cualquier discurso y toda evidencia -aún este y estas- para fines de poder y acumulación, esa relación social criminal sería inexplicable.

Fue el Estado” era el grito que se escuchaba por las calles de México y el mundo a partir del crimen de Ayotzinapa. Mientras las víctimas y el pueblo reconstruyen a pesar y en contra del estado sus vidas y así elaboran su duelo, hacemos eco a lo que Jorge Fabricio Hernández (Ficho) dice titulando su columna “Cuando duele México”, pero el dolor que nos evoca y convoca a la distancia es sobre todo admiración ahora, por la capacidad y fuerza solidaria de su pueblo ante la ruina y el llamado a sumarnos no sólo con ellas y ellos desde allí sino en todas partes, a organizarnos para levantarnos del terremoto con quienes lo han estado implementando y aprovechando en México y reconocer de una vez por todas el horror que nos imponen para retomar nuestros territorios para la vida y para la libertad. No alcanza con exigirle al estado mexicano, como lo hace esta carta -que en realidad anuncia una verdad abrasadora- mientras exista el estado, México será arrasado. Pero también está claro lo que nos dicen quienes nos comparten la carta anexa para convocar firmas: “La realidad es que los esfuerzos de ayuda no sólo han servido de apoyo para los afectados por los terremotos, sino para todos, ha sido un despliegue impresionante de solidaridad en un país que tan sólo hace unas semanas se sentía desesperanzado, paralizado por el miedo y enfermo de violencia; y el Estado está tratando de desbaratar toda esperanza y solidaridad.” Firmar, en este caso, es mucho más que firmar, es sumarse a reconstruir desde los escombros y a levantarnos con México, más allá y mucho más acá del régimen por la libertad. En Tiempo Real. Pueblos en Camino

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El México que la solidaridad colectiva saca de los escombros y el Estado entierra.

Septiembre llegó como un mes plagado de tragedias que agudizaron la crisis humana en México. Primero el temblor del 7 de septiembre que afectó principalmente a Chiapas y a Oaxaca, a sus pueblos, pueblos pobres que de por sí resisten al olvido. Luego vino un 15 de septiembre triste, impregnado de luto por los feminicidios que se hicieron brutalmente visibles con el asesinato de Mara Castilla, los días posteriores fueron días de movilizaciones, marchas, miedo y desesperanza.

Y el 19 de septiembre de 2017, 32 años después vuelve a cimbrarse la tierra mexicana, caen edificios y casas, hay atrapados, heridos y muertos sobre todo en la Ciudad de México y en los estados de Puebla y Morelos. Hemos visto las mismas imágenes de solidaridad ante la tragedia de 1985, sólo que esta vez esta catástrofe cae encima de otra, la generada por más de diez años de guerra, muerte, militarización, impunidad y descomposición social. Como si con la ferocidad de la naturaleza se hubiera roto una inercia y la rabia y el impulso de decir “no” a todo eso se fijara en un objetivo, salvar a los atrapados, solidarizarse con los afectados, hacer juntos que las cosas salgan adelante.

La energía, la emoción colectiva logró rescatar vidas y hacer crecer la capacidad colectiva de enfrentar la tragedia. Se mostró una sociedad fuerte, solidaria y quedó evidenciada la incompetencia de las instituciones oficiales: no hay plan alguno. Los días pasan y el apoyo no cesa, pero el cansancio comienza a hacerse presente y también la desesperación de quienes han perdido todo. El Estado aprovechará esto para ensombrecer todos los logros, con su afán de control y su compulsiva necesidad de encubrir su incompetencia que queda confirmada terriblemente en la falta de información oficial clara sobre la situación de las personas desaparecidas en el desastre o en hechos como el uso de militares para limitar las acciones de rescate y solidaridad en varios puntos de la Ciudad de México, o como lo ha hecho obligando a que todo el apoyo solidario tenga que llevar la etiqueta de gobiernos estatales.

La administración de Enrique Peña Nieto, a través del Ejército y la Marina, se está convirtiendo en un obstáculo en las medidas de rescate y solidaridad. Tienen cercadas a las familias afectadas para que no escuchen a personas defensoras de derechos humanos o hablen con medios de comunicación, tienen el control de las actividades de rescate y deciden cuándo suspender y levantar la herramienta, aunque no les ha funcionado del todo, porque la solidaridad desobedece y continua buscando hasta la última persona y documentando hasta la última grieta.

México lleva algunos años sumergido en el vacío, en el hueco que dejan las miles de desapariciones, ejecuciones, feminicidios, torturas y otras graves violaciones a los derechos humanos desencadenadas por un sistema político de impunidad y corrupción. Hoy, ante el desastre, no olvidemos que ese Estado no está preocupado por salvar vidas, sino por ocultar la potencia de la solidaridad que desde abajo se vuelca para revertir la tragedia y rescatar personas, cuerpo a cuerpo, mano con mano. Solo está interesado en administrar la tragedia, en hacer de ella una mercancía electoral y una jugosa bolsa de fondos de desastre que desviar.

Ante rescatistas experimentados y voluntarios bien organizados, a la Presidencia de la República no le basta con insultar esos esfuerzos con montajes mediáticos vergonzantes y sensacionalistas y con cadenas nacionales que nada muestran de lo que sucede en nuestras calles. Hay que estar atentos, porque al Estado solo le interesa el control y la verdadera preocupación del gobierno de Enrique Peña Nieto es la de limpiar la imagen del Ejército mexicano para poder aprobar su Ley de Seguridad Interior y legalizar la militarización de la vida cotidiana y la de aprovecharse de esto para que olvidemos todo lo demás. Están afanosamente tratando de lavarle la sangre de las manos al ejército y hacernos olvidar que lo único que saben hacer es esconder la realidad, echando tierra y escombro sobre más vidas.

La gravedad que supone esto es atroz. Cómo es posible que el mismo día del mega-simulacro conmemorativo del sismo del 85 y a tan solo dos horas de este, llegaran militares con fusiles pero sin herramienta de rescate y que desde las cuentas oficiales se solicitara a la sociedad contribuir con equipo que se tiene en diversas instancias oficiales. Al Estado no le importan las vidas, ni los daños, le importa el control y la apariencia, esconder la realidad. No lo olvidemos.

No podemos ver cómo pasa esto sin decir nada, no podemos aceptarlo. El mundo está viendo, algo debe suceder para hacer evidente este absurdo, para frenarlo y evitar que la tragedia fortalezca la militarización del país y la simulación del gobierno de Enrique Peña Nieto. El gobierno no puede obstaculizar el apoyo social a los afectados, ni decidir suspender labores de rescate antes de encontrar hasta la última persona, esto debe tener consecuencias. La rebeldía se está volviendo indispensable y empieza a ocurrir recurrentemente en la zonas afectadas para poder salvar vidas, para poder repartir la ayuda solidaria, para poder superar la tragedia que el Estado entorpece, obstaculiza y trata de utilizar como estrategia publicitaria.

Estas tragedias han confirmado lo que la guerra, los despojos y las muertes, que el Estado no sólo no funciona, sino que es un obstáculo violento y permanente para la organización ante las múltiples tragedias que hoy se resumen en una palabra: México.

Los que firmamos esta carta exigimos que el gobierno de México deje de jugar y lucrar con la tragedia y utilizarla para militarizar aún más el país.

(Siguen Firmas Abajo)

Enviar firmas a xilolo@hotmail.com o a https://www.facebook.com/PueblosEnCamino/

FIRMAS

 

Internacionales

 

ORGANIZACIONES INDIVIDUOS
1.     Les trois passants, Toulouse, Francia

2.     CGT-Estado Español

3.     CEDOZ, Estado español.

4.     Comitato Chiapas “Maribel”- Bergamo – Italia

5.     Union syndicale Solidaires, Francia

6.     Rabastikiosk, Toulouse, Francia

7.     Adherentes a la Sexta Barcelona

8.     Associació Solidaria Cafè Rebeldía-Infoespai, Barcelona – Catalunya

9.     Associazione Ya Basta! Milano – Italia

10.  La Asociacion Interpueblos, de Cantabria – Estado Español

11.  El comite de solidaridad con los Pueblos, de Cantabria – Estado Español

12.  ASSI (Acción Social Sindical Internacionalista), Estado español.

13.  20ZLN – Italia

14.  Mut Vitz 13, Marseille, Francia

15.  Tierra y Libertad para Wallmapu, Francia

16.  Solidarité pour le Mexique – Strasbourg, Francia

17.  Plataforma Internacionalista por la Resistencia y la Autogestión Tejiendo Autonomías (PIRATA) – Italia, Suiza, Holanda.

18.  Mut-Vitz 34, Montpellier – Francia

19.  L’Adhesiva Barcelona

20.  Grupo CafeZ, Lieja, Bélgica.

21.  Casa Nicaragua, Lieja, Bélgica.

22.  Espoir Chiapas, Francia

23.  Colectivo “Espiral de solidaridad-Semilla de resistencia”, Grecia

24.  Asamblea Libertaria Autoorganizada “Paliacate Zapatista” Grecia.

25.  Retiemble – Madrid

26.  CSPCL (Comité de Solidaridad con los Pueblos de Chiapas en Lucha – Paris) – Francia

27.  Pueblos en Camino – Abya Yala

28.  Colectivo Radio Libre Comunitaria de Santa Teresita – Argentina

1.     Manuel Castells – Calatlunya

2.     Kristinn Hrafnsson – Islandia

3.     Yvon LeBot – Francia

4.     Nora Cortiñas (Madres de la Plaza de Mayo) – Argentina

5.     Mirta Baravalle (Madres de Plaza de Mayo) Línea Fundadora -Argentina

6.     Raúl Zibechi – Uruguay

7.     Verónica Gago – Argentina

8.     John Gibler – Estados Unidos

9.     Manuel Rozental – Colombia

10.  Vilma Almendra -Colombia

11.  Serdar M. Değirmencioğlu – Turquía

12.  Beatriz Amor , Vicepresidente Apdh La Costa y Lavalle – Argentina

13.  Christine Castelain Meunier, EHESS Paris, Francia

14.  Raquel S L Guzzo. PUC-Campinas/Brasil.

15.  Mark Burton Manchester UK – Inglaterra

16.  Dr Anita Schrader McMillan – University of Oxford – Inglaterra

17.  Carolyn Kagan – Manchester Metropolitan University- Inglaterra

18.  Amparo Ibañez, Paris, Francia

19.  Hélène Boursier. Toulouse. Francia

20.  Teresa Acquitter – Francia

21.  Giuseppina Confalonieri – Italia

22.  Daniel Mato CONICET. Argentina

23.  Fatima Guevara de Les Petits Papiers, radio Canal Sud, Toulouse.

24.  Myriam Vargas de Luna Québec, Canadâ

25.  Xochitl Perez y Alexis Lavabre, Toulouse, Francia.

26.  Olga Luisa Salanueva – Directora Maestría en Sociología Jurídica UNLP, Argentina

27.  Dra. Marisa A. Miranda – Sub-Directora del Instituto de Cultura Jurídica / UNLP. Argentina

28.  Maria De Las Nieves Cenicacelaya -Prof Titular Derecho Constitucional UNLP – UNNOBA, Argentina

29.  Manuela G. González. Argentina

30.  Profesor Mauro Leturia. Argentina

31.  Paula Noelia Sosa -Coordinadora Centro de Acceso a la Justicia. Ensenada, Argentina

32.  Mauro Cristeche – Investigador del CONICET y del ICJ, UNLP, Argentina

33.  Profesor Julio Mario Sarmiento – Facultad de Trabajo Social-UNLP, Argentina

34.  Prof. Cecilia Actis, FCJS UNLP Argentina

35.  Inés Berisso, Argentina

36.  Susana Mariel Cisneros, Argentina

37.  María Laura Pagani, Prof. Adjunta Ordinaria, Sociología de las Organizaciones, UNLP, Argentina

38.  Manuela G. González, Argentina

39.  Dra. Maria Cristina Linchetta, Directora Maestría en Ciencia Política, UNLP – Argentina

40.  Alberto Sladogna Ceimann, Argentina

41.  Leonor M. Cantera, Barcelona-España

42.  Nelly Ayala Rodríguez, Colombia

43.  Richard Darlington, Ithaca, NY – EE.UU

44.   Betsy Darlington, Ithaca, NY -EE.UU

45.  M. Brinton Lykes, Ph.D. Boston College, Estados Unidos

46.  Bradley D. Olson, PhD, Chicago, IL, Estados Unidos

47.  Germán Rozas Ossadón, Universidad de Chile, Chile

48.  Adrianne Aron, EEUU

49.  Dra. Regina Armas, Oakland, California, EE.UU.

50.  Regina Day Langhout Santa Cruz, California – EE.UU

51.  Dra. Concepción Sánchez Quintanar

52.  Stella Sacipa Bogotá, Colombia

53.  Maria Fernanda Alonso Reynoso, Santiago de Chile – Chile

54.  Davydd J. Greenwood, Ithaca, NY – EE.UU

55.  Pilar Fernández-Cañadas Greenwood, Ithaca, NY – EE.UU

56.  Emili Chalaux Ferrer Barcelona – Catalunya

57.  Irene Moulas Girona, Barcelona – Catalunya

58.  Marta Codina Barcelona – Catalunya

59.  Mary Watkins Santa Barbara, CA – EE.UU

60.  Jaime Alfaro I. Chile

61.  Maxime Haubert Paris, Francia

62.  Nora Elena Zaldo – Provincia de Cordoba – República Argentina

63.  Caroline Vermes MA, Oakwood Psychology Services, Stockport – EE.UU

64.  Tomás Astelarra – Argentina

65. Iván Castaneira – México/Colombia

66. Malely Linares-Sánchez – Colombia

 

 

 

 

 

 

Nacionales

 

ORGANIZACIONES INDIVIDUOS
1.     Nodo de Derechos Humanos (Puebla,México)

2.     Etcétera Espacio Experimental (Puebla, México)

3.     Grupo de trabajo No estamos todxs – Chiapas

4.     PRADE A. C. – Puebla

5.     Comisión Takachiualis de Defensa de los Derechos Humanos – Puebla

6.     Red Contra la Represión y por la Solidaridad

7.     Unión de Vecinos y Damnificiados 19 de Septiembre (UVyD) – CDMX

8.     Unidad Obrero Socialista (UNIOS) -CDMX

9.     Universidad de la Tierra en Puebla. (UnitierraPuebla).

10.  Colectivo de historiador@s Utopía – Puebla

1.     Gilberto López y Rivas – CDMX

2.     Jean Robert Cuernavaca, Morelos

3.     Sylvia Marcos Cuernavaca Morelos

4.     Alejando Varas – CDMX

5.     Francisco Barrios, el Mastuerzo

6.     Guillermo Briseño CDMX

7.     Paulina Fernández Christlieb

8.     Javier Sicilia – Morelos

9.     Ma. Eugenia Sánchez Díaz de Rivera – Puebla

10.  Eduardo Almeida Acosta -Puebla

11.  Sonia Gojman de Millan PhD – International Federation of Psychoanalytic Societies IFPS

12.  Raquel Gutiérrez Aguilar

13.  Fernando Matamoros Ponce

14.  John Holloway

15.  José Luis San Miguel Espejel – Puebla, México

16.  Rossana Reguillo Cruz Guadalajara

17.  M.C. Sergio Madrigal Xalapa, Ver.

18.  Judith Chaffee, FEBUAP Puebla

19.  Silvia Coca Córdova, San Pedro Cholula, Puebla.

20.  Mercedes Núñez Cuétara Puebla

21.  Esperanza del Carmen González Valentín Región Ayuuk, Mogoñe Viejo, Guichicovi, Oaxaca

22.  María del Pilar Salazar Barrales Puebla

23.  Sergio Cházaro Flores Puebla.

24.  Estefanía Aarreguin Puebla

25.  Claudia Magallanes Blanco UIA Puebla

26.  Rosalba Zambrano Velasco Puebla

27.  Marisol Delgado Thomas Puebla

28.  Edwin G. Mayoral Sánchez Colima

29.  Iliana Galilea Cariño Zepeda Puebla

30.  Oscar Soto Badillo Puebla

31.  Jorge Eduardo Basaldúa Puebla

32.  Gabriela Di Lauro Benivogli Cholula, Puebla

33.  Mónica Orozco Torres CDMX

34.  Noé Castillo Alarcón Puebla

35.  Pablo Reyna Estevez CDMX

36.  Anahí Espíndola Pérez Puebla

37.  Andrea de la Hidalga Puebla

38.  Álvaro Quiroz Magaña CDMX

39.  Claudia Rodríguez Hernández Puebla

40.  Antonio Fuentes Díaz- ICSyH, BUAP

41.  Jorge Rodríguez Hernández Puebla, Pué.

42.  María de Lourdes Pérez Oseguera, Puebla

43.  Angeles Pérez . Cuernavaca Morelos.

44.   Nadia Eslinda Castillo Romero, Puebla

45.  Karla Monserratt Villaseñor Palma – Puebla

46.  Cecilia Zeledón – Puebla

47.  José Gabriel Montes Sosa. San Andrés Cholula, Puebla

48.  Carmen María Priante Puebla

49.  Nallely Josefina Cáceres Torres Durango

50.  Julio Glockner – Puebla

51.  Mónica Ramirez Garcia, Puebla, Pue.

52.  Francisco Valverde Puebla

53.  Ana Laura Sevilla Hernandez, San Pedro Cholula

54.  Lourdes Torres Villegas Puebla

55.  Eloína Peláez Valdez, Puebla

 

 

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Cuando duele México

De lejos, las desgracias pesan más o por lo menos, de otra manera: no es la inmediatez de los gritos ni el mareo oscilante que convierte a los minutos en siglos; es la lejanía dolorosa, la imposibilidad de abrazar y el eco de los llantos. El agua del azar dictó que en el aniversario del granterremoto del ’85 la Ciudad de México amaneciera con un simulacro que quizá resultó más que premonitorio, precautorio y quizá preparó los reflejos ante la nueva tragedia. De hecho, quizá los sismos de la semana pasada fueron aviso de lo porvenir y metáfora de las desgracias a sumarse hoy mismo: allí donde ayer se alcanzó la imperdonable cifra (más que número, vida) de la víctima número cien mil en la enloquecida pesadilla de la narcoviolencia, hoy se van sumando los edificios caídos, los muertos con sus nombres y apellidos, las calles del cascajo, los círculos concéntricos de un horror que parece haberse tallado en piedra hace siglos.
El azote impredecible de los terremotos, la ferocidad real de los huracanes, la punzada de la tragedia no se percibe de veras hasta que hinca su dolor en la piel y contrasta con la inexplicable sincronía de las fechas que coinciden, pero es precisamente por la memoria viva de los muertos que quienes sobrevivieron en solidaridad imbatible los sismos de 1985 recuerdan hoy intacta una renovada versión del valor, de la cooperación instantánea más allá de los uniformes y de los cascos, de las ansias ordenadas o más o menos ordenadas por no estorbar y al mismo tiempo ayudar, por eludir tanta falsa noticia que intenta inflar la tragedia o insuflarle sentidos que nada tienen que ver lo que realmente duele: los heridos y los muertos, los que aún están enterrados en escombros y la angustia intraducible de los niños y los ancianos.

Dice Juan Villoro que los mexicanos llevamos un sismógrafo bajo la piel y además, con la lucidez acostumbrada, que los sismos son los verdaderos jueces de la honestidad o desfachatez de los ingenieros y arquitectos. En tragedias como la de hoy se miden los abusos y mentiras de quienes han apuntalado estructuras que se derrumban a la primera sacudida, pero también la oleada de millones de mexicanos que alzan la mejor cara de México, la honesta transpiración sin horarios que echa la mano sin fijarse en apellido o color de piel, el alivio incansable para quien llora o tiene sed, la serena mirada vidriosa que contagia a todos para seguir adelante y crecerse mucho más allá de los discursos y corbatas.

Cuando duele México por desastres sus heridas y su llanto hacen ecos diferentes en todo el mundo, en los lugares apartados donde jamás han sentido en vivo el oleaje de un terremoto o la sacudida de un huracán, la prolongación insólita de la lluvia durante semanas o la sequía que pinta a sus desiertos con la calavera de la desolación. Cuando duele México por tanta mala tinta roja que se vuelve titular en todos los idiomas por el morbo criminal de los capos, por la corrupción increíble de los políticos, por la desidia abusiva de los empresarios exageradamente opulentos en medio de tanta miseria, pero cuando duele México por tragedias y cuando todo ese dolor llega de lejos quiero que se sepa que no hay sombra que no parezca hablar en colores, que todo sabor incluso amargo sabe a Jamaica y cilantro, aguamiel y melancolía; cuando duele México quiero que se sepa que en Madrid hay tanta gente que llora y piensa en las calles e imagina el mapa de todo el país no por GPS sino por afectos, por los amigos y familiares que son buscados también en las colonias que poco a poco han poblado con tan inmenso ejemplo los barrios de Chicago, la manzana de Manhattan, la inmensa mancha urbana de Los Ángeles… cuando duele México duele la prosa de muchos de los mejores escritores que ha dado la literatura de este planeta y tanta música maravillosa se filtra en los árboles lejanos y sopla como viento en los paisajes de la madrugada en La Mancha…. Y quiero que sepan que cuando duele México duele el aire que la evoca en todo el mundo que ha respirado inspiración en paisajes de todos los verdes y litorales de todos los azules y caras que sonríen incluso cuando duermen y párpados somnolientos y el ladrido de los perros callejeros que intentan anunciar lo que quizá no alcanza a advertir la alarma sísmica y los miles de desheredados, sin nombre y sin cuenta bancaria que ven volar los techos de lámina en los vendavales y los cimientos de sus sueños en esta tragedia que en realidad afecta a todos y duele a todos.

Cuando duele México como dolemos hoy por cada piedra y cada persona, lo único que se alza en callada esperanza es la seguridad de que la mejor savia de millones de mexicanos levanta siempre la definición más clara de la entereza, la promesa más creíble de que todo esto se volverá memoria viva, así pasen otros treinta y dos años del pasado terremoto que parece clonarse hoy y en cada supuesto naufragio donde México entero vive incluso con sus muertos, vive con todos sus siglos encima con todos sus mejores rostros dando de frente la cara y tendiendo la mano que cruza cualquier mapa… pero de lejos, hay un silencio en los horarios más alejados y un inquieto desvelo en cada sombra que se parece mucho al reflejo que permite los abrazos, al jalón con el que se salva a un damnificado entre escombros y al luto de gritos callados con el que nos despedimos de las víctimas. De lejos, hay maneras de llevar a México en el corazón y quizá sea inversamente proporcional a la posibilidad de ahora mismo todo México perciba la preocupación desvelada, la tristeza infinita y la esperanza apretada de millones de personas que lloran, callan, evocan o preguntan, desean e incluso rezan para aliviar todo lo que se siente cuando duele México.

Jorge F. Hernández
El País
Internacional
Columna 22 de Septiembre de 2017
https://elpais.com/internacional/2017/09/20/actualidad/1505870003_159609.html

 

  1. Guillen, Alejandra (2016). Guardianes del Territorio. Seguridad y justicia comunitaria en Cherán, Nurío y Ostula. Colección Barricadas. Grietas Editores. Guadalajara, México.

Un comentario en «El México que la solidaridad colectiva saca de los escombros y el Estado entierra»

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